.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Abriendo la pareja en vacaciones".


 (Mis anteriores relatos: Tomando el café, Experimentando en pareja, Los juegos no siempre acaban como esperas, Cuando la noche te da una sorpresa, Perdiendo el control en un local liberal, Mi novia se pierde en un club liberal).
 

 Cuando caminaba, por la playa, cargada con la bolsa de las toallas, portándola de una manera tan liviana y despreocupada, me encantaba ver cómo su vestido playero se le pegaba como una segunda piel recortando una figura preciosa, haciendo cada pliegue más interesante como si de una figura de porcelana de Lladró se tratase, cada detalle de su movimiento me seducía. Ella no caminaba, acariciaba la arena con los pies y bailaba con la brisa.

 Somos una pareja que ya hemos tenido nuestros tonteos con el ambiente liberal, hemos visitado locales, sin haber llegado a mucho con otras parejas aunque nos encanta tontear y calentarnos con nuestros juegos morbosos.

 Era primavera y como muchos viernes de mayo el Sol apretaba. Yo había decidido cogerme el día con intención de ir a la playa y regalarle una noche de hotel despreocupados de todo. Habíamos dejado a nuestro hijo a cargo de sus tíos y con la instrucción clara de no llamar salvo que fuera estrictamente necesario. Ese fin de semana nos habíamos propuesto que íbamos a ser una pareja de jóvenes sin más preocupaciones que estar pendientes de cualquier deseo el uno del otro.

 Habíamos decidido ir a Ampuriabrava, pues era un sitio tranquilo y con sus canales tenía un toque romántico, además había encontrado una oferta de Aparta-Hotel-Spa que tenía muy buena pinta. Tenía una terracita que daba a un embarcadero de los canales, lleno de barcos de lujo y aunque al otro lado del canal había una urbanización de casas, si teníamos la necesidad de tener más intimidad podíamos extender una pérgola motorizada que nos daría privacidad. La terraza tenía además una barbacoa con plancha de gas butano que nos permitiría cocinar, ideal para montar nuestras cenas románticas.

 Una vez llegamos y vimos el apartamentito, no paramos mucho más y nos dispusimos ir a la playa, hacía buen tiempo y a pesar de que no podríamos bañarnos, hacía muy buena temperatura para tomar el sol, así que googleamos cual era la mejor playa naturista de la zona y nos dispusimos a ponernos en camino.

 Cuando llegamos ella cogió la bolsa de las toallas, y yo la sombrilla y la nevera con cervezas. Carmen tenía un vestido playero negro con flores que me volvía loco, me encantaba detenerme a verla caminar con ese vestido, con su despreocupación de niña adolescente y su amplia sonrisa. Puede parecer presuntuoso decirlo así, pero a sus cuarenta y pocos tiene un cuerpo precioso, unos pechos con una copa D, un culito redondo moldeado en el gym y una figura envidiable por cualquier actriz, siempre acapara todas las miradas, ella lo sabe y disfruta provocando y captando la atención. Se podría decir que disfruta calentando a hombres, mujeres y parejas.

 Nos situamos al fondo de la playa entre unas rocas que dejaban mucha privacidad, aunque la playa estaba desierta al ser un viernes no festivo de mayo, lo que nos permitía estar más cómodos. Al poner la sombrilla y las toallas y ya situados, yo me desnudé esperando a que Carmen hiciese lo mismo, Carmen me miró y me dijo.

 - "¿Qué crees? ¿Llevaré o no llevaré ropa interior? la playa es nudista...", Mientras me miraba con una cara de niña inocente.

 - "Hummm no sé... yo creo que no llevarás... al final si vamos a tomar el sol en bolas no te hacía falta cargar con ella. ¿Gano algo si acierto?", dije yo.

 - "Puede... ¿Qué te gustaría ganar?", me preguntó.

 - "¿Has metido alguno de esos conjuntos de lencería que me gustan en la maleta?".

 - "Me he traído varios de hecho, ya sabes que soy muy indecisa".

 - "Bien, entonces, si acierto, cuando estemos por el apartamento llevarás el conjunto que yo elija hasta que yo te diga".

 - "Vale, eso está bien, pero si no aciertas... ¿Qué gano yo?".

 - "¿Qué quieres ganar?", respondí.

 - "Si aparece alguien interesante por la playa lo calentaré un poco exhibiéndome y tú no podrás negarte".

 Era un juego morboso, así que no dude mucho y acepté, me temo que ya había entrado en el juego, como siempre. Me miró a los ojos de manera altiva y deslizando los tirantes del vestido por sus hombros dejó caer el vestido al suelo, mostrando sus braguitas negras tipo tanga con algún encaje, y un sujetador a juego. Había perdido...

 - "Te he ganado, y no dudes que me cobraré el premio", dijo de manera amenazante.

 Yo me levanté, di un grito y la empecé a perseguir por la playa para tirarla al agua, aunque me acabé abalanzando sobre ella para besarla al tiempo que la acababa de desnudar para estar en igualdad de condiciones. Estábamos solos en la playa y daba igual, así que continué besando todo su cuerpo comenzando por su cuello, mientras mis manos acariciaban el interior de sus muslos sin llegar a su sexo. En ese momento me dijo:

 - "¡Para! Creo que tenemos compañía", y nos detuvimos levantándonos mientras sacudíamos la arena de nuestros cuerpos y entre risas y muecas volvimos a nuestro minicampamento para sentarnos en la toalla y tomar una cerveza.

 Entre las dunas había aparecido un hombre de pelo y barba canosa, de una edad indefinida entre cuarenta y cincuenta años, llevaba una bolsa de la que sobresalía un snorkel y caminaba hacia la orilla. Extendió su toalla a unos treinta metros de nosotros y comenzó a desnudarse. Mediría 1'80 y mostraba un cuerpo fibrado con la musculatura algo marcada, no tenía apenas vello y se veía una persona cuidada y deportista, con alguna arruga en la cara y bastante bronceado cuando acabó de desnudarse se puso un traje de neopreno, cogió su equipo de snorkel y se sumergió en el mar.

 Yo me giré hacia Carmen y le dije:

 - "Mira, ahí tienes tu objetivo", mientras volvía a acariciar el interior de sus muslos y besarla.

 - "No sé... demasiado fácil... bueno, ya veré si lo caliento un poco cuando salga del agua", añadió haciéndose la diva. En ese momento toqué su sexo y noté algo de humedad.

 Seguimos charlando de otras cosas, de sí iríamos al spa, de qué prepararemos para la cena, del vino para acompañarla y cosas más banales.

 Un rato después el hombre salió del agua, se quitó el traje de buceo y se quedó de pie secándose al sol mientras nos miraba de reojo, como quien no quiere que se den cuenta de que está mirando, poco a poco era más obvio que nos miraba y le daba igual de que nos percatásemos, de hecho empezó a acariciar discretamente su pene que comenzó a crecer mostrando un buen tamaño.

 En ese momento, Carmen, que se había fijado en lo que estaba pasando, se puso de pie para agacharse frente a la nevera y coger una lata de cerveza quedando de espaldas al hombre que nos observaba, mostrándose entera a nuestro admirador, que ya dejó de ser tan discreto acariciando su pene para mirar con descaro y masturbarse. Carmen se dió la vuelta, vio a aquel individuo y volvió a la toalla tumbándose con las piernas abiertas frente a él, yo me acerqué a ella y comencé a besarla y acariciar muy suavemente el interior de sus muslos para llegar a su vulva, pasando mi dedo muy delicadamente entre los labios de su sexo, el cual se notaba bastante húmedo.

 El individuo poco a poco se fue acercando hasta que estuvo a un par de metros. Carmen al principio se asustó un poco, pero me miró con una cara lasciva, no como pidiendo permiso, sino como buscando que me sometiese a lo que iba a pasar. Ella hizo un gesto al extraño indicando que se acercase, el extraño lo entendió perfectamente y se puso de rodillas al lado de la toalla de Carmen a la altura de su pecho, para comenzar a tocarlos, Carmen a su vez estiró la mano para comenzar a masturbar al extraño que estaba con una erección de caballo, mientras me besaba con pasión y lascivia.

 El extraño no pudo más con la situación y acabó corriéndose sobre los pechos de Carmen. En ese momento, yo cambié de postura y me coloqué entre las piernas de mi novia para lamer su sexo, hasta que acabé notando como sus piernas se apretaban más fuerte contra mi cabeza acabando ella en un fuerte orgasmo, cuando acabó el último espasmo no pude reprimirme y la penetré comenzando un vaivén frenético hasta que me corrí.

 Todo fue muy rápido, casi se tarda más en contarlo que en vivirlo, e igual de rápido que sucedió, el extraño se alejó volviendo a su toalla como si nada hubiera pasado. Carmen se relajó un poco y se dió un baño para limpiarse, a pesar de que el agua no estaba tan caliente como en verano. Cuando salió del agua me acerqué a la orilla, cogí su mano y le propuse dar un paseo por la playa, y me respondió con amor y dulzura:

 - "Claro que sí amor", mientras me regaló su sonrisa más bonita.

 - "¿Cómo te ha dado por ahí? Se nos ha ido un poco la cabeza", le comenté en un tono relajado mientras caminaba por la orilla.

 - "Bueno, ha sido divertido e inesperado, ya sabes que me gusta más hacer que planificar, dejar que las cosas surjan, tengo ganas de una escapada llena de morbo y sexo, pero sin forzar nada. Esta situación es un ejemplo, simplemente ha surgido, estábamos calientes los dos y ha pasado. ¿Tú lo has disfrutado?", me preguntó

 - "Bueno, no negaré que ha sido muy morboso, me encanta verte caliente, con ese punto de lascivia que desprende fuego de tus ojos. Me calienta mucho que seas más echada para delante que yo y que seas tú la que me escandalice a mí". Me interrumpió y me propuso:

 - "Vamos a hacer una cosa a ver qué te parece... en este viaje vamos a actuar de una manera totalmente libre, sin tabúes dejando que pase cualquier cosa, con total libertad, aunque si uno de los dos se siente mal simplemente paramos el juego sin preguntas ni porqués. Piénsalo y en la cena lo hablamos".

 Continuamos hablando del tema un poco más sin añadir nada nuevo y llegamos de nuevo a nuestra sombrilla. El extraño seguía en su toalla tomando el sol y cuando aparecimos se giró de nuevo, nosotros nos volvimos a sentar en la toalla y abrimos un par de cervezas. El extraño se acercó a nuestra sombrilla y comenzó a hablar un perfecto castellano aunque con acento francés.

 - "Buenos días, discúlpenme por no haberme presentado antes. Mi nombre es Pierre, espero no haberles importunado antes, aunque creo que lo hemos pasado muy bien los tres", dijo mientras extendía la mano para presentarse.

 - "Hola Pierre, mi nombre es Jose y esta es mi novia Carmen. No te preocupes, no nos has importunado, simplemente ha sido una situación que se ha dado de una manera muy natural y morbosa. Hemos venido a pasar unos días por la zona para desconectar, aprovechando que aún en estas fechas no hay casi gente", añadí después de que nos estrechásemos la mano.

 - "Y a ti ¿qué te ha traído por aquí, Pierre?", preguntó Carmen en un tono jocoso.

 - Bueno, mi bella esposa y yo estamos de vacaciones, soy propietario de una pequeña empresa constructora de embarcaciones de recreo y venimos desde Montpellier en barquito viendo los pueblos de la costa. Mi padre era español y he venido desde niño de vacaciones a la zona", contestó Pierre

 - "Anda mira, estás casado...", dijo Carmen en un tono de broma con un pequeño toque recriminatorio.

 - "No tiene de qué preocuparse, mi esposa y yo desde hace muchos años hemos llevado una vida de pareja liberal. De hecho hacemos todos los años un viaje a un pueblo en Francia que se llama Cap d'Agde con un grupo de amigos. El pueblo está lleno de gente liberal, locales liberales, complejos de apartahoteles liberales, es digno de ver al menos una vez en la vida, aunque las parejas que prueban, siempre repiten. Imaginen un pueblo sin tabues y donde la gente solo quiere pasarlo bien sin problemas. De hecho, a veces hay fiestas improvisadas en los complejos swingers y sin darnos cuenta mi esposa se pierde entre la multitud y aparece al rato o me pierdo yo... se llega a juntar mucha gente", comentaba Pierre con vehemencia.

 - "La verdad que suena muy interesante, ¿no crees Jose?".

 - "Mucho, siempre hemos tenido la curiosidad de asistir a alguna fiesta de ese tipo y dejarnos llevar sin pensar en nada más que disfrutar", contesté, a lo que Pierre apuntó:

 - "Creo que lo podrían pasar muy bien. Si no les parece mal voy a dejarles mi número de teléfono, pasaremos un par de noches aquí, por si quieren quedar a cenar o tomar algo y así también les presento a mi esposa".

 - "Me parece genial. Estaría muy bien, así también charlamos con más gente".

 Busqué el móvil y apunté su número de teléfono, le hice una perdida para que tuviese el mío y después Pierre se despidió se puso a recoger sus cosas y tal como apareció, desapareció entre las dunas de la playa.

 Poco después de que Pierre se fuera nos percatamos de la hora que era y nos dispusimos a recoger, ya que aún había que preparar la intendencia del viaje, comprar la cena y la comida del día siguiente y acomodarnos en el apartahotel. Después de haber comprado todo y habernos acomodado en el apartahotel fuimos a echar una siestecita para descansar del viaje y de toda la acción que habíamos vivido por la mañana.

 Yo fui el primero en despertarme de la siesta, habíamos estado durmiendo hasta las siete de la tarde, me di una ducha para espabilarme y cuando salí de la ducha miré el móvil y Pierre me había escrito un Whatsapp:

 - "Buenas tardes pareja, ¿os animáis a cenar en nuestro barquito? Mínimo os prometemos un buen vino francés y una mejor conversación".

 Debajo del mensaje aparecía una foto de él y la que debía de ser su esposa brindando en lo que parecía la cubierta de su barquito, que parecía más que barquito un yate bastante chulo.

 Al salir del baño me encontré con mi novia que ya se había despertado y mirándome con una sonrisa muy provocativa me dijo:

 - "Míralo él, que limpito se está poniendo, ¿qué pasa? ¿tienes plan para esta noche?", sonreí y le dije:

 - "Más bien tenemos", mientras le enseñaba el mensaje que me había mandado Pierre y sin pensarlo dos veces me dijo:

 - "Escribe que sí, sitio y hora".

 Yo me puse algo nervioso pero le hice caso.

 Al poco de escribir Pierre me dijo en el puerto dónde estaban amarrados, el muelle dónde estaban atracados, me pasó la clave para entrar al puerto deportivo y me comentó que sobre las nueve y media de la noche estaba bien. En ese momento Carmen estaba probándose los conjuntos y haciéndome un pase de modelos preguntándome continuamente "¿Y este me queda bien?", "¿mejor el rojo?"... y después de mil pruebas más eligió un conjunto de lencería color champagne con un tacto muy fino y un vestido negro de flecos que parece una versión moderna de los vestidos tipo charlestone que dejaba asomar el liguero del conjunto, unos bonitos zapatos de tacón de aguja complementando todo con unos pendientes de aro dorados y un colgante con un brillantito al cuello. Qué decir... estaba espectacular... Por mi lado me puse un pantalón chino beige algo apretado que me marcaba bastante bien, unos zapatos y una camisa azul ceñida. Íbamos bastante guapos los dos. Metí la dirección que me había dado en el GPS y conduje hasta el Puerto deportivo.

 Llegábamos algo tarde. Una vez aparqué por allí nos dirigimos a la puerta del puerto y tecleé la clave que me había pasado Pierre. Estábamos nerviosos y muy excitados, era como correr una gran aventura. Cuando pasamos por la puerta mi novia me dio un beso y me dijo:

 - "Te amo, me encanta vivir aventuras juntos".

 Continuamos caminando buscando el "barquito" de Pierre y al fin lo encontramos, Pierre estaba asomado en la cubierta y nos dijo en voz alta:

 - "¡¡Guapooooos!! Ya creí que no veníais".

 Parecía que estaban bastante animados. Se acercó para ayudarnos a embarcar en su barquito, y mientras su esposa se acercó hacia nosotros. Una vez embarcamos Pierre nos la presentó:

 - "Esta es mi amada esposa Margot, es francesa, pero habla castellano perfectamente".

 Margot se acercó a mi novia y le dió un pico en los labios y le dijo:

 - "Debes ser Carmen, mi marido dice que tienes unas manos estupendas, no sé porqué será...", dijo guiñando un ojo, después se volvió a mí, dándome otro pico en los labios y me dijo:

 - "Y tú debes de ser Jose, tus manos habrá que probarlas...", mientras me miraba a los ojos sonriendo y acariciando mi mano por el reverso.

 Margot era una mujer que debía rondar entre los 40 y los 45 años, pero muy bien llevados, se notaba que hacía deporte y se cuidaba bastante, llevaba un vestido corto rojo burdeos con brillantitos muy escotado por delante y escotado hasta el culo por detrás que se sostenía en el cuello con un nudo, dejaba adivinar unas medias con liguero de color negro, se podía adivinar que no llevaba sujetador. Una vez presentados, Pierre nos puso una copa de vino en la mano a cada uno y alzó la suya diciendo:

 - "Brindo por las nuevas amistades ¡Salud!".

 Alzamos todos la copa y brindamos respondiendo todos:

 - "¡Salud!".

 Carmen y yo estábamos muy tensos, era una situación muy de película y bastante anómala, de estas cosas que no contarías, simplemente porque nadie te iba a creer, pero llegados a este punto lo mejor era cenar, divertirnos y disfrutar.

 Había empezado a caer la noche y Margot, que debía de tener frío, como dejaban adivinar sus pezones marcados en su vestido, propuso cenar en el interior del barquito. Al entrar nos mostraron el interior, nos enseñaron un saloncito como para 6 personas bastante elegante con una cocina muy coqueta y pequeña, no había que olvidar que era un barco, y al fondo en lo que sería la parte delantera, la proa, estaba la habitación, que tenía una cama enorme, un espejo en el techo y una pantalla de televisión, era mucho más espaciosa de lo que parecía por fuera, en el piso de arriba estaba el puente de mando y una especie de terracita bastante amplia. Me sorprendió bastante, por fuera parecía mucho más pequeño.

 Nos invitaron a sentarnos en el salón. Tanto Carmen como yo nos habíamos acabado el vino y Pierre no tardó en volver a llenarnos la copa. Poco a poco nos fuimos soltando. Tanto Pierre como Margot eran muy desinhibidos, nos contaron que se conocieron muy de jóvenes en España, mientras Pierre visitaba a la familia y ella estaba haciendo turismo con sus padres, cuando estudiaba filología hispánica, motivo por el cual hablaba tan bien el castellano.

 Llevaban prácticamente toda la vida juntos y estaban muy enamorados. Cuando ya llevaban muchos años juntos cayeron en la rutina y aunque se amaban mucho necesitaban nuevas experiencias, empezaron haciendo alguna cosa algo morbosa, exhibirse en alguna playa nudista, hacer juegos de roles, les satisfacía mucho, pero cada vez necesitaban más experiencias más morbosas, era un cambio gradual. Hasta que en una playa nudista cerca de Montpellier conocieron a una pareja liberal con quien tuvieron una primera experiencia muy morbosa y satisfactoria. Según nos iban contando sus experiencias iban cayendo copas de vino.

 Desde luego, tantos años de pareja swinger dan para muchas experiencias. Pierre nos contaba anécdotas de las orgías improvisadas que se montaban en Cap d'Adge y que le gustaba vestir de cuero, que él tenía un punto muy cañero. Hasta que Carmen muy desinhibida exclamó:

 - "Ostras, nosotras con lencería fina y vestidos sexis y tú sin enseñarnos tu traje de castigador. Muy mal...", y tanto Margot como Carmen empezaron a corear:

 - "¡Que se lo ponga! ¡Que se lo ponga! ¡Que se lo ponga!".

 - "Creo que lo tendré por ahí, dejarme buscar...", decía entre dientes mientras caminaba a la habitación.

 Mientras Pierre desaparecía hacia la habitación, yo aproveché para comentar con la timidez bastante aparcada.

 - "Aquí todo el mundo ha aprovechado, Pierre se ha corrido en las tetas de Carmen, Carmen le ha hecho una paja a Pierre, pero a mí de momento nadie me ha tocado ni enseñado nada... ni lencería, ni nada...", dije en tono jocoso.

 - "Ooooohhh, pobrecito", decía Carmen haciéndome burla.

 En ese momento, Margot se puso en pie y quitándose el vestido le dijo a Carmen:

 - "Creo que estaría más cómodo si nos quitásemos el vestido".

 Margot se quedó de pie mirándome a mí y a Carmen, mostrándonos sus pechos, liguero, medias y un tanga de encaje bastante bonito que dejaba adivinar un pubis depilado salvo por una fina línea de pelo... Carmen dijo:

 - "Bueno, creo que ha sido una gran idea".

 Carmen se levantó también y deslizó los tirantes de su vestido dejándolo caer al suelo quedándose solo con su conjunto de color champagne y sus tacones de aguja volviéndose a sentar a mi lado, en ese momento Margot se acercó y haciéndose hueco entre los dos se sentó y comenzó a besar a Carmen y con una de sus manos comenzó a acariciar mi entrepierna. Yo no podía ocultar la erección que tenía, me desabroché el pantalón y dejé libre acceso a Margot entregandome a la situación, Margot con la otra mano acariciaba a Carmen que abría más las piernas para dejarle hacer, comenzando a alternar húmedos besos conmigo.

 Me levanté para acabar de desnudarme y me puse de rodillas en el suelo frente a Margot para besar el interior de sus muslos y gradualmente llegar a su coño, para dejar trabajar mejor a mi lengua tiré de su tanga para quitárselo. Carmen me miró y también se lo quitó. En ese momento apareció Pierre vestido con unos pantalones de cuero que tenían una abertura que dejaba que se escapase su pene y sin camiseta, y dijo:

 - "Vaya, habéis empezado la fiesta sin mí".

 Mientras, se acercó a Carmen, quien empezó a manosear su pene para acabar por introducirlo en su boca comenzando a hacerle una mamada.

 Margot por su parte empujó mi cabeza para que siguiese estimulando su clítoris con mi lengua. Me encantaba sentir su sabor, sus piernas empezaron a temblar marcando el preludio de un orgasmo que le arrancó un gemido bastante sonoro. Yo me levanté y miré a Carmen que seguía dándole placer oral a Pierre, decidí moverme un poco y colocarme entre sus piernas para darle placer a ella, su sexo estaba realmente húmedo, y me encantaba notar su humedad en mi lengua, ella colocó su cadera adelante para facilitarme la tarea mientras tenía la polla de Pierre en la boca. Margot desabrochó el sujetador de Carmen lamió sus pechos, comenzé a acariciar de nuevo el interior de los muslos de Margot mientras continuaba lamiendo a mi novia.

 Pierre sacó su pene de la boca de mi novia y la cogió de la mano indicando que se levantase de esa especie de sofá que tenía el saloncito del barco, para que Margot se tumbase boca arriba en ese momento Pierre susurró al oído a Carmen que quería que Margot y ella empezasen un sesenta y nueve. Carmen se situó encima y no tardó en tener la lengua de Margot dedicándose a darle placer, Pierre no perdió el tiempo y empezó a penetrar a Carmen a la vez, y yo que tenía una erección brutal comencé a restregar la punta de mi pene a la entrada del coño de Margot para acabar penetrándola al principio muy despacio y algo más deprisa.

 Carmen alzó la mirada buscando mis ojos, no puedo describir muy bien lo que vi en esa mirada, puesto que iba más allá del morbo, solo sé que al ver lo que expresaban sus ojos me ví obligado a aflojar el ritmo para evitar correrme, justo en ese momento, Carmen, que nunca había lamido el sexo de otra mujer empezó a hacerlo y noté como Margot se contrajo, a la vez que lanzó un gemidito.

 Pierre empezó a bombear más fuerte y entonces Carmen levantó la cabeza, me miró y temblando de placer acabó corriéndose en ese momento, saqué mi polla del coño de Margot, me agaché para besarla y le susurré al oído: "Te amo".

 Volví a mi posición anterior y empecé a bombear fuertemente mientras Pierre también lo hacía follandose a mi novia, lo estaba haciendo en un plan cañero y esto me hizo sentir raro, pero me centré en disfrutar de la situación, Pierre que no pudo más y sacando el pene del coño de Carmen penetró la boca de Margot para acabar llenándola de semen.

 Noté como el coño de Margot empezaba a tener contracciones, hasta que gimiendo estalló en un orgasmo tremendo, y esto hizo que yo la siguiese no pudiendo aguantar y me corrí.

 Yo me senté, Carmen preguntó por el baño y Pierre puso a Margot encima de la mesa comenzando a limpiarle el coño con la lengua. A pesar de haberme corrido seguía muy excitado, cuando vino Carmen se sentó a mi lado para contemplar el cunilingus, a la vez que me acariciaba y besaba. Margot no tardó en tener otro orgasmo y al acabar comentó:

 - "Es que Pierre hace unos cunilingus estupendos".

 - "¿Ahh sí? ¿Me comerías el coño delante de mi novio?", dijo preguntando a Pierre, y mirándome a mí de manera socarrona.

 Pierre asintió con la cabeza y gesticuló indicando que ocupase el lugar de Margot, así que se tumbó en la mesa levantó las rodillas y abrió sus piernas dejando libre acceso a la lengua de Pierre que empezó a recorrer gustosamente lamiendo y succionando el coño de Carmen.

 Yo volvía a estar a tope otra vez. Margot se sentó a mi lado y me acariciaba el pene mientras Carmen me miraba con cara de placer, me ponía cachondísimo verla disfrutar, volvía a tener una buena erección. Con esa situación fue inevitable volver a comenzar a masturbarme Margot me besaba a la vez y mi excitación volvía a estar por las nubes, no podía más, así que aparte a Pierre y comencé a penetrar a mi novia sobre la mesa mientras Pierre se centraba en lamer lo que podía de su sexo. Carmen volvió a correrse, en ese momento yo estaba culminando mi excitación y no tardé mucho más en acabar.

 Después de descansar todos y recomponernos un poco, nos vestimos y continuamos cenando. Pierre y Margot nos comentaron durante la cena los sitios swingers a los que solían ir cuando estaban en España, aunque también nos hablaron mucho de Cap d'Agde y de fiestas privadas con invitación a las que solían ir, estas fiestas habitualmente había que ir invitado por alguna pareja. Nos comentaron que si a la próxima fiesta privada nos interesaría ser invitados teniéndolos a ellos como anfitriones. Nos pareció bastante interesante y les dijimos que por supuesto que queríamos ir.

 Nos comentaron que en verano solían ir una semana a Cap d'Agde ellos y un grupo de parejas amigas, que ya nos avisarían para ir.

 Fue una velada muy intensa, no solo por lo sexual, sino por todo, el ambiente, la conversación, nos lo pasamos realmente bien.

 Quedamos en repetir y vernos más veces.

 

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