.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "El primer encuentro".

 

 (Se recomienda haber leído previamente Iniciándonos en el BDSM (1) e Iniciándonos en el BDSM 2).

 Laura llevaba celosa muchos días, estaba compartiendo el poco tiempo que tenía con su Amo, con una desconocida y su pareja. Su cabeza daba vueltas sin parar... A veces se sentía nada y otras veces se sentía todo, no había un punto medio... Eso la desquiciaba, no poder controlar sus sentimientos le hacía vulnerable... Laura pensaba en el contrato que firmó, y al hacerlo admitió... ¿Sería capaz? ¿Podría Laura estar a la altura? ¿Podría Laura ver a su Amo montando a otra hembra? Cada día intentaba subir ese escalón que tanto le costaba, el que su Amo le propuso y que ella de tan buen grado aceptó; en aquel momento supo que podría hacerlo, ¡pero le dolía tanto el alma al hacerlo! Ella sufría por cada segundo que le robaban de disfrutar de su Amo, y se encendía, se encelaba, lloraba, gozaba y gritaba... Cuántos sentimientos juntos... Sí... esos celos morbosos...

 Y llegó el día... Repasaba mentalmente todo lo que me dijo y ordenó mi Amo, la espera me hacía sufrir. Sabía como iba a ser, pero con mi Amo... todo es
impredecible. ¿Y si no sabía hacerlo cómo Él ordenó? ¿Como Él esperaba que su sumisa Laura hiciera?

Respiré hondo y hasta el fondo cuando llamaron a la puerta... ¡Mierda, se me olvidó todo! No... antes de abrir... repasé.

 Ella estaba enfrente de mí, la puta de la que tanto celaba... Me encantó cogerla de la mano y guiarla, eso me hacía ser más, ¡qué egoísmo por mi parte! Desnuda y cegada, tan solo vestida con sus zapatos y ligas blancas, algo llevaba en la boca, el tanga que entregó al Amo hace días, ese tanga tenía dueña, y Laura al verlo cogió lo que le pertenecía, qué celos pasó aquel día que Lluna se ofreció a mi Sr_De_E...

 Ella iba de blanco, la perra Laura de negro, ese color nos diferenciaría... Lluna temblaba como una perrita recién nacida, entonces todos mis nervios y mi
recelo se transformaron en un remanso de paz, noté como se tranquilizó y su respiración se volvió acompasada, era una delicia de mujer... Por un momento me olvidé de mi Amo y del marido cornudo de Lluna, sólo la veía a ella... La guié al salón y la hice arrodillar, yo lo hice de igual forma, medí la distancia y
me puse delante de ella, mis manos acariciaban su hermosa cabellera rizada y rojiza, preciosos rizos... no pude dejar de pensar en cómo la llevaría a la
cama...

 "Tranquila Lluna, estás en buenas manos", le dije, y deslicé su antifaz para que sus ojos vieran y conocieran a la perra Laura. Ella sonrió, qué bonita
estampa, me sentí bien, tranquila y sonreí también.

 Pasaban tantas cosas por mi mente y por mi cuerpo, la respiración de Lluna se tranquilizó pero la mía empezaba a salir de mí... "Seguro que están oyendo los latidos de mi corazón, de mi sexo, de la raja, de mi cuerpo entero", pensé. Con voz serena dentro de esos nervios que me comían por dentro, expliqué a Lluna todo lo que debía de saber una sumisa, ella atendía a mis palabras, sonriendo sin querer hacerlo y devorándome con su mirada lasciva. Tenía ganas de mí y yo de ella.

 Una vez tranquilizada Lluna, me acerqué a Sol y le desnudé despacio, mis manos temblaban y mi cuerpo también, se me escapaban miradas hacía Mi Amo, necesitaba saberme observada por Él... La perra Laura avanzaba un paso más, y El Amo Sr_De_E era testigo de mi camino, Él era la mano que me guiaba ese día sin dármela pero que tanto sentí, me tranquilizaba y calmaba haciéndome saber que estaba allí...

 Llegó el momento... Cogí la cinta que iba a dejar bien claro a Sol que él no era nadie, su virilidad se quedó en el mismo momento que entró en su coche sin
su mujer... Ella ya no le pertenecía, y a pesar de tener a dos hembras delante suya... él... él no era nadie... Simplemente sería un mero espectador, el
asistente del Amo. Até sus testículos y así lo entendió él.

 Volví a arrodillarme delante de la novicia Lluna... cada vez me gustaba más... Mi cuerpo respondía cada vez más al calor que desprendía esa hembra que tanto me encelaba...

 Por fin el Amo ordenó que ella disfrutara de la perra Laura, y yo... yo me dejé hacer... Su cuerpo desnudo y sus manos reconociéndome me hicieron enloquecer, sus labios en los míos, sus manos buscando la humedad que desprendía la perra por dentro... Nos encelamos las dos y disfrutamos cada una de lo que se nos estaba regalando, sabiendo que nos observaban... No sé lo que sentía Lluna, yo creí morir cuando pedí a mi Amo poder correrme. Tardó en dar ese permiso pero lo dio... y dejé de respirar para ofrecerle a mi Dueño y Señor lo que por derecho le correspondía, mi orgasmo... el orgasmo de su perra... Y vi en su cara la satisfacción de recibir el de su perra Laura, pero también vi la satisfacción de recibir el orgasmo que nos ofrecía la perra Lluna... ¡Delicioso!

 Mi Amo mientras sus perras se calmaban escogía la ropa interior que desde entonces llevaría la perra Lluna, ya lo había hecho con Laura, y Laura sin querer mirar y mirando sonreía recordando como fue aquel día...jamás se había probado tantas bragas en un día... Sol iba poniendo los juguetes de Lluna a la vista del Amo... La perra Laura ya tenía expuestos los suyos tal y como le ordenaron. Empezaba el juego de verdad... Una sumisa entregada en cuerpo y alma, y una novicia a la que el Amo iba a moldear...

 Seguíamos de rodillas cuando el Amo fue pinzándonos lentamente, negras para mi y marrones para Lluna, yo disfrutaba con cada pinza en mis pechos, Lluna no podía evitar ese gemido que se le escapa a una la primera vez... Negro y blanco.... Blanco y negro. El dolor verdadero viene cuando te quitan las pinzas y mi hermana lo sintió, era espectacular verla tan entregada, me traia tantos recuerdos de mis principios...

 Las perras tenían sed y les dieron de beber como les correspondía, a cuatro patas y absorbiendo con su lengua el líquido que a ambas les ofrecieron el Amo y su asistente... Después de que termináramos con nuestra bebida el Amo me ordenó que azotara a Lluna, ufffff... refunfuñé, Él sabía perfectamente que me costaría hacerlo, pero yo sabía que tenía que obedecer. Empecé con miedo y suave, pero a cada azote me mojaba más y me animé, me sentía bien, era como descargar mi rabia contenida sobre la "perrita" nueva... Supongo que mi Amo sabía lo que hacía, me hacía participe de sus sentimientos y eso me gustó.

Después se llevó a Lluna a la mesa, la separó las piernas y se las ató a las patas, su cuerpo se tumbó en la fría madera, seguro que eso la excitó, sentir
como las tetas se aplastan contra ella es muy excitante... Lluna quedó inmovil de cintura para abajo, con el culo en pompa y bien expuesta, como a mi Amo le gusta ver a una hembra.

 Yo seguía arrodillada en el suelo, esperando a que el Amo requiriera mis servicios, de nuevo me entraban esos celos morbosos como bien los llama Sol, quería sentir las manos de mi Amo, con la cabeza baja y la mirada escondida me enrabietaba y gruñía. El asistente en silencio, observaba atento y sin perderse ni un solo detalle... Entonces empezaron de nuevo las pinzas para Lluna, pero esta vez en los labios vaginales, a cada pinza... un gemido, dolor y excitación. La raja de Lluna quedó bien expuesta, abierta para que el Amo jugase a su antojo con ella. Mi Amo me pidió que escogiera uno de los juguetes de Lluna, y escogí un huevo vibrador, con el que Él fue jugando pasándolo por todo el sexo de su nueva putita... ¡Qué envidia dios! Como hubiera deseado ser yo la que se retorcía de placer.

 Sin avisarle le introdujo el huevo por el culo y Lluna gritó, yo sufrí por ella e intentaba recordarle mentalmente las palabras de seguridad. Casi en un
susurro y con la voz entrecortada Lluna dijo la palabra "cuidado". El Amo automáticamente se lo sacó lentamente, le quitó las pinzas y con esa manos seguras, suaves y firmes que tiene nuestro Amo la calmó. La perra Laura seguía arrodillada delante de ellos, a veces miraba, otras veces no... Celos... celos morbosos. Sólo oía el ruido que provocaban los dedos del Amo entrando y saliendo por la raja mojada de Lluna, sus gemidos de placer me provocaban mojarme yo, y entonces ella pidió de nuevo permiso para correrse y el Amo se lo concedió. Verdaderamente se lo había ganado la perra Lluna...

 El salón empezaba a oler a sexo. El Amo desató a Lluna de la mesa, ahora probaría la cuerda pero de otra forma; cogió una cuerda más larga y nos dió una punta a mi, su perra Laura, y otra a Sol, su asistente. Lluna se colocó la cuerda entre sus piernas, el Amo se aseguró de que ésta entrara bien en su raja, que la sintiera bien metida a cada paso que ella avanzaba hacia adelante. Sol y yo sujetábamos bien tensa la cuerda como el Amo nos ordenó, Lluna disfrutó de los primeros pasos y se le notaba en la cara el placer, hasta que sus pasos se hicieron más lentos y empezaba a sentir la tortura de ese placer, el clítoris rojo por el roce. El Amo terminó con ese juego, la perra Lluna ya había sufrido bastante.

 Yo disfrutaba viendo a mi Amo disfrutar de su nueva adquisición, su placer es el mío, pero aunque estaba relajada y excitada, seguía sintiéndome encelada.
Quería sentir el dolor y el placer que el Amo sabe dar, quería ser torturada como Lluna, quería ser montada por mi Amo, aunque sabía que eso probablemente no iba a suceder. Él seguramente notó en su sumisa esos pensamientos, sabía que para Laura no era fácil y tan sólo quería que su perrita disfrutara como lo hacía Él. A mí me tranquilizaban sus miradas y sus palabras dulces cuando me preguntaba si estaba bien, penetraban en mi alma esos ojos en los que Laura se siente reflejada...

 Se acercó a mi y con un solo gesto supe lo que tenía que hacer, hice arrodillar de nuevo a Lluna y ponerla a cuatro patas, la cogí del pelo y la guié a la
habitación. En el camino pensé que todo estaba yendo bien, con cada pensamiento agarraba más fuerte el cabello de Lluna y la hacía avanzar, le pregunté si estaba bien, ella con un hilo de voz asintió y también se preocupó por mí. Me gustaba Lluna, pero jo... cómo me encelaba la puta Lluna, por eso pienso que me
gusta más...

 Las perras esperaban a su Amo y al asistente, Lluna a cuatro patas y Laura de pie, llegó el momento de dar placer al asistente y nos ordenó que así lo
hiciéramos. Sol se quedó de pie mientras las perritas se le acercaban a cuatro patas y empezaban a jugar con sus lenguas, lamiendo esa polla que estaba tan dura de puro placer, realmente disfruté haciéndolo, sabiéndome observada por mi Amo, sintiendo el calor que desprendía Lluna y la excitación de Sol, jugamos un poco más pero ninguno se llegó a correr. Entonces nos mandó subir a la cama, y dejó al asistente disfrutar de la rajita de su sumisa Laura, mientras Lluna saboreaba la polla del Amo y a su vez yo comía ese coñito que mi Amo me estaba regalando... Uffffff... la habitación se cargaba de sexo, ese olor inconfundible a deseo, placer y perversión...

 La lengua de Sol hacía maravillas en mi sexo mojado, entraba y salía y sin querer mi lengua hacía lo mismo en esa rajita tan jugosa de Lluna... El Amo miraba y gozaba follando la boca de su nueva putita. Y yo me encelaba y miraba gimiendo y retorciéndome del placer que me estaban dando... Casi al mismo tiempo las dos pedimos permiso para poder corrernos pero el Amo nos hizo sufrir y nos negó el hacerlo, no sé Lluna pero yo cuando no me deja refunfuño, me enrabieto y me pongo más cachonda, cosa que me enfada más por si soy incapaz de aguantar, un círculo vicioso y cerrado... deseo, morbo, excitación y negación del orgasmo.

 Por fin llegó el momento en el que el Amo nos permitió corrernos, Lluna gemía y empujaba sus caderas ofreciéndome más su sexo empapado y yo sin apenas darme cuenta llenaba la boca de Sol ofreciéndome y empezando el silencio que precede a mi orgasmo, miré a mi Amo, clavó los ojos en mi y asintió con una sonrisa, entonces Laura dejó de respirar para darle a su Amo lo que le pertenecía... Las dos perras descansaban sudorosas sobre la cama cuando el Amo empezó a jugar con la cera de las velas, repartía gota a gota por los cuerpos de las dos hembras que tenía a su merced, yo disfrutaba sintiendo cada golpe de calor por los pechos, por nuestro monte de Venus, Lluna a mi lado gimiendo y descubriendo ese maravilloso sentimiento. Nuestro Amo nos dijo que nos quitáramos la cera derramada la una a la otra sin utilizar las manos, sólo podíamos utilizar nuestros cuerpos y mezclándonos nos quitamos hasta la última gota de cera. Me gustaba sentir el cuerpo de Lluna casi dentro del mío, oírla gemir de placer por disfrutarlo, sí... me gustaba ofrecerme a una mujer... me gustaba mi hermana Lluna...

 El Amo ordenó a la perra Lluna que se pusiera a cuatro patas, un latigazo de rabia recorrió mis entrañas... iba a montarla. ¿Podría soportarlo la perra Laura? Una increíble tristeza invadió mi alma, ¿por qué no podía ser yo a la que montase y los demás mirasen? Cerré lo ojos y tragué esas lágrimas que notaba como invadían mis ojos, cuando los abrí vi mi reflejo en los Suyos, sonrió y de nuevo asintió, yo ya sabía lo que debía de hacer... El asistente del Amo miraba expectante como montaba y cabalgaba a su mujer, tanto él como yo volvimos a sentir aquellos malditos celos... celos morbosos.

 Lluna disfrutaba siendo embestida con fuerza por su nuevo Amo, su cara lo decía todo, se le notaba perra, puta y entregada... Yo esperaba ese momento debajo de su cuerpo, cuando el Amo se corriera yo debía de limpiarla bien, lamer todo lo que el Amo llevaba dentro y que por los movimientos cada vez más rápidos sabía que pronto iba a suceder. Lluna gemía y gemía hasta que pidió permiso para correrse y ese permiso le fue concedido, agotada bajó la cabeza y esperó la explosión dentro de su sexo, el Amo se corrió y su sumisa Laura bebió su leche derramada en el coño de Lluna, no quería dejar escapar ni una sola gota de esa leche, de la marca de mi Amo que llevo dentro, esa que nadie ve y los dos sabemos...

 El Amo y su asistente Sol, miraban tan linda estampa, dos hembras cargadas de excitación pura, de sexo en cada poro de su piel... La perra Laura no terminó hasta que la raja de Lluna quedó limpia, mmmmmm.... su Amo no la había montado pero la había alimentado y calmado su sed... El Amo fue generoso y permitió a su asistente disfrutar de su mujer, mientras su sumisa limpiaba su polla calmada por el esfuerzo que acaba de hacer... Todos terminamos tumbados en la cama, y mirándonos los unos a los otros sonreímos... Lo habíamos pasado muy bien. Todos ese día nos demostramos algo a nosotros mismos, aprendimos de lo que éramos capaces de hacer...

 Laura_De_E (A Los Pies de Su Amo)

 Gracias Amo por aquel día, fue un bonito regalo, difícil de abrir al principio, pero maravilloso cuando se disfruta después. Cada día la perra es más puta... Gracias a Usted Mi Amo. Email.

 

 

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