.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Iniciándonos en el BDSM (1)".

 

 Hola a todos, somos una pareja que durante dos años hemos ido explorando este morboso mundo liberal. Hemos probado toda clase de experiencias: empezamos con un trío, después vinieron intercambios con otras parejas, orgías, ¡hasta nos atrevimos con un gang bang! Lo bueno o lo malo que tiene el sexo liberal es que siempre entran ganas de probar algo más... algo distinto, algo cada vez más fuerte o morboso.

 De alguna aventura que habíamos tenido en un club, en una fiesta bondage, a Lluna la habían inmovilizado con cuerdas y atado en una cruz, hecho que le
despertó el deseo y las ganas de sentirse sumisa. Esa fantasía nos fue marcando el camino y nos ayudó a darnos el valor que supone sobrepasar la línea del BDSM... Siempre me ha gustado complacer los deseos de Lluna, me gusta verla entregada a otros hombres, es morboso despertar su instinto sexual... sabiendo siempre que es un juego y una doble vida, y esperando que al regresar a nuestra cama, siempre existe ese deseo de hacerla mía otra vez.

 Así que me decidí a colgar unas fotos en MorboCornudos con una pequeña frase que daba el pistoletazo de salida de nuestra aventura BDSM.

 Tardamos poco a recibir el correo de un amo, persona extremadamente educada, que nos invitaba a compartir sus experiencias. Era una persona muy estricta, y tenía a su cargo una sumisa a la que cuidaba. Enseguida sentimos los dos que había algo que nos hipnotizaba, nos llamaba la atención, nos sentimos atrapados por el morbo del amo. Nos explicó las reglas del BDSM, que tenía sus pros y sus contras, del placer que conseguiríamos si aceptábamos su proposición... Accedimos a su propuesta... y llegaron las primeras órdenes, que aceptamos con excitación. A partir de la entrega de la sumisa Lluna, solo podríamos follar cuando él lo aprobara.

 A partir de ese momento yo solo la podría montar con condón, dejándose para él el placer de montarla a pelo... Me mandó que le hiciera varias fotos y se las enviara por correo, y una tarde me ordenó que a las 6 quería conectarse con ella sola por cam. La verdad es que todas esas órdenes iban subiendo nuestro lívido, nos excitaba, y aunque andábamos calientes todo el día, a medida que se acercaba la hora, empezamos a tener nervios. Faltaban diez minutos para la hora acordada, encendí el ordenador, conecté la cam, abracé a Lluna, la besé, fue un beso largo, con una mezcla de sentimiento, pasión y morbo. Sabía que durante una hora iba a dejar de ser mía para entregarse al amo, sentí celos... celos morbosos... Me despedí de ella con un beso en la boca, dulce y salado. La dejé sola en casa...

 Durante esa hora estuve dando vueltas por las calles calurosas de mi ciudad, sabiendo que estaba ella en las manos de su amo. Me imaginé mil situaciones, mis celos morbosos me hacían sentirme inquieto y excitado, esperando su llamada para poder regresar a casa. Por fin llamó, esa hora fue interminable, corrí de vuelta por las calles hasta llegar a casa, abrí la puerta, necesitaba que fuera mía otra vez. La besé, ahora el beso era extremadamente dulce, nos fundimos, le pedí que me explicara todo lo que había ocurrido...

 Lluna me fue contando todo lo que él le había ordenado, conociéndola a ella, que odia ponerse delante de la cam, me podía hacer a la idea del magnetismo que ya despertaba en ella su nuevo amo. Le ordenó que se desvistiera, que le mostrara su cuerpo desnudo, que le enseñara sus pechos, le hizo abrise bien de piernas para poder ver su sexo, la hizo arrodillarse y ponerla a cuatro patas para poder disfrutar del culo de Lluna.

 Después le ordenó que se tumbara en el sofá con las piernas bien abiertas y le mandó que se tocara, al principio los nervios hacían acto de presencia, pero
el amo enseguida consiguió que ella se masturbara. A partir de ese momento hizo que saliera de ella esa fiera sexual que Lluna lleva dentro, llegando hasta
el primer orgasmo que consiguió con su amo.

 Oyendo sus palabras no pude aguantar más, necesitaba hacer que Lluna fuera mía otra vez... y allí en el mismo comedor donde minutos antes se había entregado a él le saqué el vestido, la abracé, la besé desde la nuca hasta allí donde termina su espalda y poniéndola en la misma posición que él le había ordenado, le pasé la mano por su húmedo sexo y noté la excitación que Lluna tenía entre las piernas, estábamos en nuestra posición preferida... y quería penetrarla, que sintiera mi sexo caliente, que sintiera mis ganas.

 Pero en el momento que la iba a hacer mía, me acordé de que ya no la podía follar a pelo, me tenía que poner esa maldita gomita... Lo hice, eso todavía me
excitaba más, la agarré fuerte del pelo y apreté mi cuerpo muy fuerte contra sus muslos, Lluna no paraba de gemir... y yo empecé a imaginar que el amo la
había estado poseyendo virtualmente por la cam... Mi mente se retorcía y calentaba mi sexo a punto de estallar... Al final nos corrimos juntos. ¡Qué placer!

 Seguimos abrazados en la alfombra, se había parado el tiempo, los dos desnudos uno encima del otro, disfrutando de todos los sentidos que la naturaleza nos ha dado... El sentido del tacto... tocando la piel de ella, el del gusto... besándole la boca, el olfato... oliendo cada rincón de su piel, el de la vista... mirando su hermoso cuerpo, y el del oído... escuchando como todavía respiraba acelerada después de tener ese magnifico orgasmo.

 Y de pronto sonó el teléfono, era un mensaje del amo, quería tener un encuentro con Lluna, quería estar con ella a solas, tenía unas horas libres en la ciudad y las aprovecharía para conocerla. Sería el siguiente Viernes, la quería con un vestido corto y las bragas se las tendría que entregar.

 Y llegó el Viernes, salió de casa con ese vestido corto que hace que todos los hombres se giren a su paso, quedaron en el parking de la estación, Lluna llegó
primera, esperó la llegada de su amo. Al llegar él, ella se subió en el coche. Por las calles del centro de la ciudad, Lluna se sacó el tanga y se lo entregó
como él le había ordenado. La llevó a tomar una copa en el casino.

 Allí, en la terraza, él le empezó a explicar lo que era el BDSM para él, lo que esperaba de ella si aceptaba ser su sumisa, que él la cuidaría como tal, y
que si conseguía ser una buena alumna, obtendría el placer que también otorga el BDSM. Le impuso las primeras órdenes: siempre le tendría de hablar de Usted, no podría cruzar nunca las piernas, etc, etc. Después de una larga y amena charla y de terminarse las cervezas, regresaron a la estación, ya se había hecho de noche, y el amo aparcó el coche en el rincón más tranquilo del parking.

 Dentro del coche el amo le empezó a desabrochar el vestido, le ordenó que se sacara el sostén, dejando sus pechos al aire, cosa que el amo aprovechó para
tocarlos y chupárselos. Lo mismo con el resto, acarició sus muslos hasta llegar a su sexo, lo inspeccionó y le introdujo un dedo haciendo que a ella se le
escapara un leve gemido de placer. Le dijo que a él le gustaban los coños rasurados y que a partir de ese momento, siempre, en todos sus encuentros, así quería que lo llevara.

 Le pellizcó los pezones con dulzura y perversión, le acarició el clítoris y su vulva y le besó los labios y le lamió la cara... Mientras le hacía eso, a ella
le ordenó que me llamara y me explicara todo lo que le estaba haciendo. La voz de Lluna se entrecortaba de placer, se le escapaba algún gemido, tenía la respiración alterada, sin duda estaba excitadísima. Eso hizo que otra vez sintiera esos celos morbosos que tanto me gustan y me enloquecen.

 Me comunicó que había aceptado ser su sumisa, que ya era suya, que ya no me pertenecía sexualmente, que estaba dispuesta a hacer lo que él le pidiera... Acabábamos de entrar en el mundo BDSM. Email.

 

 

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