Terminaron
las vacaciones y Lola y yo volvimos a casa, al trabajo, los niños y la
rutina. En el camino de regreso hablamos, por supuesto, de todo lo
vivido. Habían sido unas experiencias fantásticas y cada vez que las
recordábamos no podíamos dejar de excitarnos.
La despedida con Javi y Bea fue breve y extraña. Con un a ver si nos
vemos y hablamos por WhatsApp terminó todo. Lola dio un par de besos
a Bea y otros dos a Javi tocando sus hombros levemente con sus dedos.
Unos besos de lo más casto. En ese momento no podía sacar de mi cabeza
la imagen de hacía solo un par de días de Lola comiéndole la polla a
Javi. Yo choqué la mano con Javi y nos dimos un breve abrazo. Bea
llevaba unos pantalones rojos muy cortos y apretados que marcaban su
raja de manera evidente. Arriba una camiseta de Superman también
cortita y ceñida que dejaba ver un bonito y terso ombligo además de
unos pezones que se marcaban perfectamente. Le di dos besos, puse una
mano sobre su hombro y la otra en su espalda a la altura del pecho.
Cuando me retiré no pude resistir el pasar mi mano por la parte
exterior de su pecho de forma suave pero rotunda. Ella lo advirtió y me
miró con extrañeza, sorprendida. Yo me quedé serio, tragué saliva y con
toda la intención clavé mi mirada en sus pechos. Creo que se ruborizó.
En una de mis últimas charlas con Javi antes de marcharnos no dudé en
decirle lo buena que estaba Bea y cuánto me gustaban sus tetas. Después
de haberse follado a mi mujer y haberle hecho tragar su leche no creo
que se molestara. Javi me comentó que ni se le pasaba por la cabeza el
plantearle a su novia un trío o cualquier fantasía parecida. Yo lo
entendía, eran jóvenes y ella tenía todavía muchas cosas que aprender
sobre el amor y las relaciones de pareja. Con su edad tampoco le habría
planteado yo algo parecido a Lola, me habría mandado a la mierda.
Pasaron las semanas y yo mantenía breves charlas por WhatsApp con Javi,
intercambiando fotos y vídeos porno o de humor. Yo le enseñaba los
mensajes a Lola y nos reíamos. Ella también hablaba con él de vez en
cuando pero apenas con Bea, ni yo tampoco.
Una mañana, Lola me mandó un mensaje a la oficina.
"Cuando llegues a casa te tengo que contar una cosa que me ha pasado".
- "¿Qué te ha pasado, cariño?".
- "He tenido ciber sexo, ¡jajaja!".
- "¡!!!???".
- "¿Con quién te crees que he hablado?".
- "¿¿??".
- "Me ha llamado Javi. Este mediodía. Antes de recoger los niños del cole.
Me ha contado que ha cortado con Bea".
- "¡Venga ya!".
- "El muy idiota se lo contó todo una noche que estaba algo borracho.
Quería proponerle a Bea un trío".
- "¿En serio? ¿Con otra tía?".
- "Que va, con un amigo suyo. Al final a todos os gusta ser unos cornudos,
¡jijiji!".
- "Te dejo, que tengo curro, hablamos en casa. Muak, muak".
- "TQ".
Yo estaba deseando llegar a casa para que me contara todo lo que había
pasado. Por desgracia llegué tarde ese día. Los niños ya dormían.
Cenamos Lola y yo y nos fuimos a la cama. En silencio, me miró con
picardía. ¿Bueno. qué? Cuéntame. Pues nada cariño, me dijo. Me llama y
empieza a hablarme y a preguntarme como estaba y eso y al momento me
cuenta todo. Que había cortado con Bea porque le había propuesto un
trío con un amigo y ella lo había mandado a la mierda. Me ha dicho que
le ha dado un poco igual porque desde el verano nada había vuelto a ser
lo mismo. A partir de ahí empezó a contarme que cada vez que se
masturbaba lo hacía pensando en mí, que no podía olvidar como lo miraba
mientras le comía la polla y como chillaba cuando me follaba. Me ha
dicho que no ha podido olvidar el olor de mi piel y el sabor de mi
coño. Así, tal cual me lo ha soltado.
Me quedé de piedra ¿Y tú qué le has dicho? le dije. Bueno, yo le he dicho
que está confuso, que trate de hablar con ella y arreglarlo si le
merece la pena. Y dice que lo tiene claro, que no quiere estar con
ella. Lo que más me apetece, me dijo, es poder comerte el coño otra
vez, volverte a follar y morderte los pezones. Quiero oírte gemir de
nuevo y sentir tu sudor en mi piel. Me quedé expectante y le dije a
Lola: ¿Y? Lola cogió su móvil y empezó a enseñarme fotos de ella
desnuda, masturbándose. Había cogido hasta el vibrador rosa que guarda
en la mesita. Fotos chupándolo, metiéndoselo a cuatro patas, abriéndose
el coño con los dedos, pellizcándose los pezones y por último un vídeo
de un par de minutos dándose caña con el vibrador a tope de potencia
hasta que se corre ¿Qué te parece? Me dice, no me pude aguantar, me
puso cachonda el cabrón. Yo sonrío y le digo: está sobreactuado y me
empiezo a reír a lo que ella me contesta: Pues a él le ha gustado, y me
pone un vídeo en el móvil de Javi desnudo en una cama haciéndose una
señora paja hasta que termina corriéndose sobre su propio torso. Una
corrida impresionante que le llega al cuello. Después, me enseñó toda
la conversación. De lo más caliente y guarra. No me extraña que se
pusiera tan cachonda, hasta yo me empalmé leyendo la conversación y
viendo las fotos y el vídeo.
Tras un instante, se me ocurrió una idea. Encendí mi portátil y le dije a
Lola: ¿Por qué no llamas a Javi y le dices que estás sola en casa? Que
si le apetece una charla por Skype. Yo me mantendré al margen, como si
no estuviera. Quiero verte en vivo haciéndole un servicio a Javi. Como
las zorras que hay en los pornochats. Lola no dudó. Cogió el móvil y
marcó. Puso el altavoz para que yo pudiera oír lo que hablaban.
- "Hola, ¿qué haces?".
- "Aquí en casa. Me iba a la cama".
- "¿Ya?".
- "Sí, ¿por?".
- "¿Tienes Skype?".
- "Pues sí ¿me vas a alegrar la noche?".
- "Conéctate en 10 minutos a ver si te puedo animar".
- "10 minutos no, ahora mismo".
- "Dame tiempo que me prepare. Estaba acostada viendo tu vídeo y me has
puesto cachonda otra vez. Mi marido llegará muy tarde hoy y tengo ganas
de jugar un rato".
- "Venga, pues no tardes, que te espero".
Me voy a preparar, dijo Lola, y se fue al baño. Volvió pintada como un
putón y con el pelo recogido. Del cajón del armario sacó un conjunto de
lencería en azul eléctrico con liguero y medias de rejilla. ¡Un
momento! Salió del cuarto y cogió unos tacones azules de tacón alto del
zapatero. Se lo puso todo, sacó de la mesita sus dos vibradores, el
rosa que ya utilizó por la mañana y uno realista negro y grande con sus
dos huevos y su capullo rosado. Fue el primero que tuvo. Lo llama Billy
porque dice que es su niño. Arregló la cama, me miró y me ordenó:
¡Venga, enchufa eso!
Yo me senté en un butacón junto a la cama. Podía ver la pantalla del pc y
a Lola perfectamente. Realicé la llamada y conectó.
Javi apareció en camiseta y bóxer y cuando vio a Lola, lo primero que dijo
fue: ¡Madre mía!
- "¿Te gusta? Me lo he puesto para ti, cariño".
- "Sigues igual de buena, daría lo que fuera por estar ahí ahora mismo".
- "Ojalá cariño, pero no puede ser. Nos tendremos que apañar".
Javi no dudó en sacarse la polla por el lado del bóxer y empezar a
tocársela.
- "¿La echas de menos, cariño?".
- "Sí, mira como me pones cada vez que te la veo".
Lola se apartó el tanga, abrió sus piernas y con los dedos tiró de sus
labios dejando ver su rosado coño que ya empezaba a empaparse. Entonces
comenzó a masturbarse y a gemir. Dejó asomar sus pechos por el
sujetador. Quedaban apretados y mirando al cielo. Mordía sus pezones y
se los escupía. Jugaba con su lengua y su saliva. No dejaba de mirar a
la cámara y de preguntar a Javi si le gustaba a lo que él decía que sí
y que no parara. Cogió el consolador negro, se recostó y empezó a
acariciarse con el. Al poco empezó a chuparlo y escupirlo. Lola me
miraba a mi de vez en cuando y me decía: ¿Te gusta Javi? ¿Te gusta lo
puta que me pongo para ti? Yo asentía con la cabeza y me masturbaba sin
dejar de mirarla. Javi por su parte también le contestaba. Métetelo, le
dijo él. Lola cogió su Billy por la base, por los huevos y se lo metió
poco a poco pero sin parar hasta que los huevos de goma chocaron en su
culo. Le puse el otro consolador, el rosa, a su lado. Ella lo vio y lo
cogió. Con una mano se metía y sacaba el negro con fuerza y con el rosa
se rozaba el clítoris con el vibrador al máximo. Así Lola alcanzó el
primer orgasmo de la noche. Mientras se corría se daba la vuelta para
tapar su cabeza con la almohada, los niños estaban dormidos. Así,
vuelta y a cuatro patas se metió de nuevo el consolador con su culo
apuntando la pantalla. Esta vez era con los dedos con lo que se
estimulaba el clítoris. Se corrió de nuevo. Se tumbó en la cama
extasiada y mirando a cámara saboreaba el flujo de sus dedos. Javi ya
se había corrido pero seguía meneándosela. No quería que aquello
terminara.
Tengo que verte Lola, necesito verte Lola. A ver cuando puedo bajar a
verte. El fin de semana que me digas. Te necesito. Necesito follarte.
Quiero dejarte exhausta, follarte como nunca te han follado. Eso fue lo
que Javi le dijo una vez que estaba ya más calmado. Lola le contestó
que a ella le gustaba jugar y probar cosas pero que estaba enamorada de
su marido y que no iba a encontrarse con él a solas. Una cosa era el
cibersexo y otra distinta era preparar una infidelidad en toda regla.
Además cariño, le dijo, creo que estás confundido y ahora mismo no
sabes lo que quieres. Aclara tus ideas y a lo mejor de aquí a unos
meses somos nosotros los que subimos a verte. Y no dudes que si subo es
para comerme esa polla que tienes ahí que hace que mi coño palpite cada
vez que la ve y para que me folles como la última vez que lo hiciste ¿O
crees que no echo de menos tus embestidas y tu leche caliente en mi
boca? Anda, vamos hoy a dejarlo aquí que es tarde y mi marido está al
llegar. Si quieres mañana hablamos más tranquilos. Venga un besito.
Javi se despidió con un hasta mañana mi vida.
Lola y yo nos miramos, se nos cortó un poco el rollo y ella dijo. El
yogurín se está enamorando a lo que yo le contesté: no cariño, lo que
le pasa es que a este no se lo ha follado nadie como tú lo has hecho.
Por eso está como está. Yo si tuviera su edad estaría igual que él.
Seguro que ahora mismo se está haciendo otra paja pensando lo que ha
visto hace un momento. Bueno, ¿Y tú que?¿no te has corrido?, preguntó.
Yo, no. He dejado de meneármela para poder follarte ahora. Quiero darte
toda mi leche y no desperdiciar ni una gota. Todavía no sé si quiero
correrme en tu cara, en tu culo, en la boca o en tus tetas. Ya lo
pensaré mientras te follo. Si quieres cariño puedes correrte en mi
boca, ya me la iré yo pasando por la cara y las tetas si te apetece
verme.
Eso fue lo último que dijo antes de que metiera mi lengua en su boca
caliente y enterrase mi polla dura e hinchada en su húmedo coño. El pc
cayó de la cama a la alfombra pero yo seguía embistiendo. Lola gemía y
yo mordía sus pezones. Empezó a sudar un poco, la di la vuelta y boca
abajo se agarró sus tobillos con las manos por detrás. Llevaba los
tacones todavía puestos. Su coño se abrió aún más y volví a
enchufársela. Ella chillaba con la cabeza en la almohada y yo estaba a
punto de correrme peor antes cogí el consolador rosa, lo lubriqué con
mi saliva y se lo metí poco a poco por el culo. Se le aflojaron las
piernas y empezaron a temblarles. Yo la follaba con fuerza y empezó a
correrse mientras seguía temblando. De repente comprobé que ¡se estaba
meando encima de gusto! Hijo de puta, como me follas, que cosas me
haces. Se la saqué, le di la vuelta y la puse bocarriba de nuevo.
Estaba como algo avergonzada. Le quité un zapato, se la metí en la boca
y comenzó a chupármela. Yo le acariciaba el coño húmedo con mis manos.
Cuando me fui a correr se la saqué y eché toda mi corrida en su zapato
de tacón de aguja. ¿Qué haces? me dijo. Bébetelo. Por meona, estas
castigada a beberlo todo. Ella tomó el zapato, lo miró y tragó toda la
leche que había dentro. Puso mala cara pero se recompuso al momento. Me
enseño su boca totalmente vacía, me cogió por la nuca y tiro de mí.
Entonces fue ella la que me metió su lengua hasta mi campanilla
haciendome saborear los restos de mi semen que quedaban en su boca.
Lo que hablamos días más tarde lo reservaré para otro momento.
Continuará... Email.
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