Buenas
tardes, antes de nada comentarles que Ana y yo nos conocimos con 18
años, estuvimos bastantes años de novios y ya llevamos 10 años
felizmente casados y tenemos dos hijos. Somos un matrimonio normal, de
38 años ambos, responsables y muy bien avenidos, nos llevamos
estupendamente, trabajamos y llevamos a delante a nuestra familia en
una ciudad pequeña de provincias española.
Ana
es una mujer muy bella y con buenas curvas, mide 1:70 y tiene una 100
de pecho, unas fantásticas tetas con unos grandes pezones que hacen mis
delicias como marido y las de mis amigos cuando salimos ya que a veces
se anima a usar generosos escotes, y ni que decir cuando la ven en
bikini. Ella es consciente de que posee dos poderosas armas de
atracción y, aunque no lo reconozca (se hace la dura), le gusta que
sentir las miradas sobre sus estupendas tetas.
Tiene
un culo normal, no demasiado respingón, pero muy apetitoso, nada fofo
teniendo en cuenta que ya está próxima a la cuarentena, y un coño
peludito que me vuelve loco.
En
cuanto al sexo ella es bastante tradicional, un par de polvos semanales
y con suerte tres, eso sí, se implica mucho y el sexo es muy
satisfactorio.
Ocurre
que ya desde novios, pasados 3 o 4 años de relación, y tras descubrir
algunas páginas de sexo amateur en Internet, a mi empezó a picarme la
curiosidad, primero por exhibir el cuerpo de mi entonces novia, me
excitaba mucho la idea de que otros contemplaran el cuerpo desnudo de
mi chica y posteriormente esa inquietud fue evolucionando hacia un
deseo de verla follada por otros. Lo mantuve mucho tiempo en secreto
porque me sentía un bicho raro y me avergonzaba de mi mismo, pero poco
a poco comprobé que es algo muy común entre muchísimos hombres pero que
nadie admite en público, poco a poco me fui armando de valor y poco
antes de casarnos le confesé mis fantasías. Para asombro mío (ella es
muy tradicional) se lo tomó bastante bien y durante unos meses
atravesamos un periodo de excitación tremendo, follando como locos y
hablando de nuestras fantasías de manera sincera y respetuosa.
Por
aquel entonces, con el transcurrir del tiempo, una vez casados ya, ella
me fue reconociendo que le excitaba la idea de acostarse con otro
hombre y conmigo a la vez, tener dos pollas para ella sola, incluso
tres, y yo por supuesto le comentaba repetidamente que verla bien
follada por otro era mi mayor fantasía, la complicidad era estupenda
pero lamentablemente nunca llegamos a materializar nuestras fantasías
ya que en frío la cosa cambiaba mucho y siempre chocábamos con el
inconveniente de con quien podíamos hacer eso, ella no es partidaria de
citas a ciegas por Internet y al vivir en una ciudad pequeña nos
conocemos todos y hacer algo así aquí supone un elevado riesgo social,
no se si me explico.
Pasó
el tiempo, tuvimos hijos y este asunto fue pasando a un segundo o
tercer plano, yo de vez en cuando intentaba resucitar este asunto pero
ella, tajantemente, me cortaba y solo en ocasiones muy especiales, con
copas y muy excitada, volvía a seguirme el juego durante los polvotes,
pero luego nada. Progresivamente el tema quedó abandonado. Entré así en
el período de desesperación del aspirante a que se follen a mi mujer
(no me gusta el término cornudo), aunque nunca tiré la toalla.
Pero
uno nunca sabe lo que le depara el destino, hace unos meses que estamos
más relajados, tenemos una estabilidad y los niños ya son más grandes y
Ana y yo estamos más descansados y tenemos algo más de libertad, parece
que se han dado las condiciones para un resurgimiento de la pasión y
las fantasías. El hecho es que el tema de invitar a otro hombre para
pegarle una buena follada volvió a ser recurrente en nuestros
calentones aunque yo no quería hacerme demasiadas ilusiones,
conformándome con la excitación de ver a mi mujercita pidiendo más
pollas mientras yo la follaba, que no es poco.
Así
hemos estado bastante tiempo hasta que la casualidad quiso servirnos la
oportunidad en bandeja cuando yo no lo esperaba.
El
verano pasado, después de varios años, tuvimos la oportunidad de
escaparnos los dos solos una semana de vacaciones a la playa, los niños
se quedaron con mis suegros y alquilamos un pequeño apartamento en la
costa, a pie de playa.
Los
días previos estábamos super excitados pensando en esta segunda luna de
miel que nos brindaba el destino, ella compró varios bikinis algo más
sexys de lo habitual, con braguita tipo tanga algunos y partes de
arriba muy pequeñas, que dejaban sus grandes tetas casi al descubierto,
algo que me excitó muchísimo.
Así
las cosas emprendimos el camino a nuestro destino de vacaciones, al
llegar todo perfecto, una urbanización a pie de playa y un apartamento
coqueto situado en un bajo con un porche con césped que da al jardín
interior de la urbanización, lleno de vegetación. Los porches de cada
apartamento se encuentran anexos separados solo por un pequeño seto por
lo que la intimidad en el mismo queda muy reducida (algo que
erróneamente a priori me pareció negativo).
Nada
más instalarnos nos preparamos para ir a la playa, Ana se colocó un
pequeño bikini tanga de los nuevos, me pidió el visto bueno antes de
salir del apartamento y estaba impresionante, tanto que
, bueno, estuve
a punto de follarla allí mismo pero preferí aguantar la excitación a
ver que deparaba el día de playa.
Nada
mas llegar a la playa Ana hizo algo que casi nunca había hecho, al
menos tan rápido, despojarse de la parte de arriba y sacar a relucir
sus estupendos pechos al sol, ante mi sorpresa me comentó con una
picarona sonrisa en la cara: bueno, aquí no parece conocernos nadie y
tengo que aprovechar, además a ti te pone verme las tetas al aire y, de
paso que me las vea todo el que quiera ¿no? Dios mío, tuve que
disimular un poco la erección tras ver su actitud por corte de que se
me notara demasiado.
Durante
esa tarde pude comprobar que ella venía con una actitud muy cambiada,
no dudó en pasear sus tetas y su culo apenas cubierto con el pequeño
tanga camino del agua, sin mi, yo de reojo comprobaba como los hombres
que había por allí la miraban y me hacía el loco, ¡como estaba
disfrutando!
Me
fijé especialmente en dos muchachos de unos ventipocos años, guapetes y
con buen cuerpo, que estaban situados muy cerca nuestra, sin más
compañía, y a los que pillé en varias ocasiones pegándole un buen
repaso visual a Ana, no podía creerlo, dos jovencitos poniéndose las
botas, viendo a mi mujer prácticamente desnuda brocearse, yendo y
viniendo del agua, con su cuerpo mojado y los pezones endurecidos por
el frescor.
Al
final de la tarde nos volvimos al apartamento, estábamos cansados con
el viaje y demás y no nos apetecía salir fuera a cenar así que,
decidimos comprar algo y cenar en el porche esa noche. Con esas me fui
yo a comprar a un super cercano y Ana se quedó duchándose en el
apartamento.
Tardé
unos 45 minutos en volver con la compra, cuando llegué al apartamento
de nuevo y tras soltar las cosas en la cocina, al ver que Ana no estaba
salí al porche y me encontré la siguiente situación, ella estaba con un
pantaloncito corto de algodón pegado tipo malla, de los que se usan en
la playa y una camiseta de tirantes muy escotada blanca sin sujetador
debajo (se le transparentan las grandes tetas y los pezones) charlando
con los vecinos del porche adyacente, solo separado del nuestro por un
pequeño seto de menos de un metro de alto, conversaban animadamente
pero yo desde el salón no veía quienes eran hasta que crucé la puerta
del porche y pude comprobar que eran los dos chicos de la playa, me
quedé super cortado al principio, Ana al notar mi presencia me saludó y
nos presento mira estos son nuestros vecinos, Raúl y Marcos, están
pasando unos días en el apartamento de los padres de Raúl, ups, les
estreché la mano intentando disimular mi corte y mi excitación
repentina, en sus miradas pude notar sus pensamientos, parecen que me
decían tío, hoy nos estamos poniendo las botas viéndole todo a tu
mujer, es una sensación muy extraña, pero decidí no desaprovechar la
coyuntura y poner de mi parte en este nuevo juego que por azar se había
empezado a desarrollar y reaccioné rápido, os invito a una cerveza,
esperad aquí, les dije, y corrí a la cocina a por unas cervezas
dejando a Ana en su compañía.
En
ese momento me recreé un poco mientras sacaba las cervezas, pensando en
lo que estaba sucediendo, Ana estaba hablando con dos chicos jóvenes,
vestida poco decentemente y sabiendo que unas horas antes ellos la han
visto en pelota prácticamente en la playa, esa idea me empalmó como
nunca, una empalmada que ya no iba a poder contener fácilmente
Salí
finalmente con las cervezas, ellos se habían pasado a nuestro porche y
estuvimos los cuatro hablando un poco sobre temas triviales, lo bien
que está la urbanización, la playa tan estupenda, nos indicaron varios
sitios para comer y para tomar copas por la zona, ya que la conocían
bien. Eran estudiantes aún, ambos de 22 años, terminando sus carreras,
amigos de la universidad, una vez acabados los exámenes decidieron
pegarse unos días de relax en el apartamento de los padres de Raúl.
Resultaron,
pues, muy majos, nos recordaban a nosotros mismos con su edad, Ana les
dijo que si querían picar algo pero rechazaron la invitación, habían
pensado salir por ahí y se les hacía tarde. Por lo que acabadas las
cervezas se despidieron, dejándonos a solas a Ana y a mi.
Ni
cenamos, Ana notó mi erección y empezó a tocarme por encima del
pantalón, ¿qué grande la tienes no? ¿y qué dura? ¿A que se debe? me
dijo entre risas picaronas, nos metimos en el salón y allí mismo Ana y
yo, calientes hasta decir basta, follamos de manera muy salvaje
mientras comentábamos lo que había sucedido en este primer día de
vacaciones. Ana me confesó que ella también les había observado, que
les parecía que eran muy monos y a juzgar por su aspecto y por la forma
de hablar, buena gente. Estaba realmente excitada, apunto de llegar al
orgasmo me dijo que se había puesto muy cachonda en la playa y que
cuando salió al porche a tender las toallas y los bikinis y los vio al
lado, se mojó instantáneamente con una sensación fortísima entre la
excitación y la vergüenza. Nos corrimos a la vez de manera bestial, Ana
tiene hecha una ligadura de trompas por lo que follamos a pelo y le
encanta que me corra dentro de su coño, la corrida que recibió esa
noche fue de campeonato como me recordó cuando se levantó a la mañana
siguiente y seguía empapada a pesar de haberse limpiado antes de
acostarse
Al
día siguiente yo no quería hacerme ilusiones, después de los sucedido
pensé que me podía dar con un canto en los dientes y que Ana, tras
conocer a los estudiantes y saber que son vecinos y que, por tanto, nos
íbamos a encontrar a menudo, iba a actuar de manera más discreta y
recatada, ese pensamiento me hizo poner los pies en el suelo y
resignarme, ya me había llevado muchos palos y no quería hacerme
ilusiones, total, poniéndome en el papel de ella, una mujer de casi 40
años casada y decente, lo normal era que se cortara un poco. Durante el
desayuno no hablamos del tema, Ana se preparó para la playa, aunque
esta vez no la quise ni ver ya que pensaba que iba a usar un bikini más
convencional y no quería presionarla ni que notara desilusión en mi
rostro, no lo merece, y emprendimos el camino hacia la playa.
Cuando
llegamos a la playa no estaban Raúl y Marcos, Ana se quitó el pareo que
llevaba por encima y comprobé que estrenaba hoy otro modelito igual de
sugerente que el de la tarde anterior (joder, pensé yo, no pinta tan
mal) y al cabo de pocos minutos se desprendió de la parte superior para
mi asombro aunque esta vez no lo puso demasiado lejos por lo que pensé
que si llegaban nuestros amigos se lo pondría rápidamente.
Yo
me puse a leer mi novela y de vez en cuando miraba de reojo a Ana,
super relajada, tomando el sol con sus tetones al aire y su tanga, me
estaba poniendo otra vez muy caliente la verdad. En estas estábamos
cuando llegaron los chavales, nos saludaron y Ana, que estaba tumbada
boca abajo en ese momento, se incorporó y se lanzó a darles dos besos
de saludo a ambos, joder, mi mujer estaba ahí, de pie, en tanga
saludando a dos veinteañeros con las tetas al aire, incluso pude
comprobar como al acercarse a besarlos los rozaba con ellas, joder, me
esperaba otro día de empalmada total, no se si iba a aguantar el dolor
de huevos que me iba a ocasionar esto.
Los
estudiantes amiguetes y vecinos se colocaron al lado nuestra, con total
descaro, y en un derroche de simpatía nos ofrecieron unas cervecitas
que traían para asar el rato mientras nos comentaban la salida nocturna
de la noche anterior, que había poco ambiente por ser lunes pero que se
tomaron unas copillas en una terraza de moda y se recogieron pronto.
Ana les preguntó de forma pícara Entonces ¿no pillasteis nada no?,
jeje y ellos se hicieron las víctimas en plan guasa, que nadie se
fijaba en ellos, que no había mucho donde pescar, y tonterías así, yo
comprobaba cada vez más que a Ana les resultaban muy simpáticos y que
cada vez se sentía más a gusto con esa situación. Yo participaba de las
conversaciones pero en un segundo plano, le dejaba la iniciativa a
ellos tres y me recreaba en las escenas que me deparaban ver a mi mujer
en tanga divirtiéndose con estos chicos de 22 años
Ufff, no puedo
describir lo que sentía, una excitación tan fuerte, un cosquilleo en el
estómago tremendo.
Así
discurría el rato y se me ocurrió dejarles un poco a solas, me fui a
dar un baño y desde el agua me dediqué a contemplar de lejos la escena
de los tres amiguetes (Ana, Raúl y Marcos), cosa que me ponía más bruto
aún.
Ana
y yo nos despedimos y nos subimos al apartamento a comer, los muchachos
nos dijeron que pasarían el día entero en la playa, que habían echado
unos bocatas y que si nos apetecía después a la tarde tenían unas
cartas para echar una partida si volvíamos a la playa (los muy cabrones
estaban encantados con nuestra presencia, bueno, creo que con la de Ana
más, sin duda). Después de comer Ana me dijo de bajar de nuevo a la
playa y yo (tras haber estado un rato tramándolo) le dije que
necesitaba descansar un poco, que bajara ella y yo me iba a echar una
siestecita y luego me bajaba un poco más tarde. Sorprendentemente Ana,
que es muy de siestas, accedió a mi propuesta sin reparos, se enfundó
el tanga de nuevo pero esta vez sin parte de arriba, me dijo para que
la voy a llevar si no la uso y se puso la camiseta blanca de tirantes
con sus pechos transparentados y marcados y de esa guisa me dio un beso
¿te gusta como voy? Pues no tardes no vaya a ser que
sonrió con una
cara de mala increíble, me dio un beso muy intenso en la boca y partió
hacia la playa, dejándome tendido sobre la cama, con la polla más dura
que nunca.
Ni
que decir tiene que he de confesaros que no pude dormir, pensar que mi
mujer estaba en la playa, en topless, acompañada de dos jóvenes
atractivos y simpáticos, no me dejaba tranquilo, tuve que empezar a
tocarme, allí estaba yo, haciéndome una paja a solas con esa sensación
de cosquilleo en el estómago, con los ojos como platos y deseando más
que nunca que se follaran a mi esposa.
Al
cabo de una hora sonó el tono del whatsapp en mi móvil, lo abrí y era
un mensaje de Ana, cariño, no tardes, necesito que alguien me ponga
cremita ;-) me puso la muy caliente, yo, que estaba pajeándome
despacio conteniéndome para no correrme le contesté. dile a tus amigos
que te pongan ellos, sabes que yo encantado ;-) y me contestó ella:
eres muy mal maridito (y el simbolito del beso). Buuuffff, sí que
estaba decidida a jugar mi mujercita, al cabo de unos minutos me puso
como no vienes me han tenido que ayudar con la cremita, tienen muy
buenas manos ;-), en ese momento no pude contenerme y me corrí de
manera bestial. Allí estaba yo, tumbado en la cama, con el torso lleno
de semen como un pajillero mientras mi mujer andaba de parra con dos
jóvenes en la playa.
Me
limpié y me decidí a bajar a la playa, allí estaban, Ana sentada en una
sillita de playa con sus tetas al sol leyendo una revista y ellos al
lado en sus toallas, cuando me uní al grupo pude comprobar que Raúl y
Marcos se miraban entre ellos de manera cómplice y que Ana tenía el
cuerpo brillante, incluidas las tetas, con una buena dosis de aceite
bronceador sobre su brillante piel.
Pasamos
la tarde relajados, ellos fueron bastante majos conmigo, charlamos y
jugamos una partidita de cartas (Ana en tetas hasta última hora incluso
jugando a las cartas) hasta bien entrada la tarde, que nos retiramos
juntos a nuestros respectivos apartamentos, antes de despedirnos nos
comentaron si nos apetecía tomar unas copas esa noche en plan tranquilo
en su apartamento, me adelanté a Ana en la respuesta y dije que sí.
Nada más cerrarse la puerta del mío Ana me preguntó que si estaba
disfrutando, yo le contesté que más que nunca y le conté que esa tarde
me había pajeado de la excitación, ella se empezó a burlar de mi
mientras me explicaba como le habían hecho un masajito mientras le
aplicaban el bronceador. Me dijo ¿en serio te apetece que vayamos a
casa de estos dos a tomar algo? ¿No prefieres que salgamos solos? A mi
no me importa pero, parece que van a saco a por mi ¿no crees?
me da un
poco de corte, yo le respondí que no se preocupara, que yo estaba
encantado y que no tenía que hacer nada que no quisiera, que podíamos
tomar una copa y ya está. Ella aceptó.
Conteniendo
la excitación de Ana (yo después de la paja de esa tarde necesitaba
recobrar fuerzas para lo que viniera después) me duché primero y salí a
por algo de picar y la dejé en el baño arreglándose, cuando regresé
seguía dentro del baño, preparé la cena y Ana salió arreglada, con un
vestido de verano de gasa de tirantes cortito, negro y super escotado,
con la espalda al aire también, estaba espectacular, demasiado para ir
a tomar una copa a casa de los estudiantes vecinos. Le dije lo
guapísima que estaba.
Tras
la cena fuimos al apartamento de Raúl, allí estaban esperándonos, en
bermudas y camisetas, plan informal, lo normal para tomar una copilla
en casa, yo creo que cuando vieron entrar a Ana se quedaron perplejos,
estaba espectacular.
Empezamos
a beber y a conversar de distintos temas, En el salón había solo un
sofá y un sillón, Ana se sentó en el sofá en el centro, yo estaba a un
lado y Marcos al otro. Raúl estaba en el sillón. La cosa se fue
animando y llevábamos ya tres copas cada uno, empezamos a hablar de
temas más calientes entre risas, ellos, muy respetuosos, me dijeron que
tenía mucha suerte del pedazo de mujer que tenía, atractiva y
simpática, yo les solté entonces no os quejaréis, os estáis hinchando
de verla bien vista mamones, ellos se empezaron a reír y empezaron a
echar piropos a Ana, que estaba buenísima y que habían tenido mucha
suerte con los vecinos esta vez, todo entre risas, ya envalentonados
estuvieron comentado que ambos habían comentado siempre el gustazo que
sería follar con una MILF (iniciales en inglés de madre a la que me
follaría, es decir, la típica madurita potente).
Entonces
ví el momento adecuado y me lancé: Raul ¿por qué no te sientas tú aquí
en el sofá y me dejas el sillón?, Ana no reaccionó, no dijo nada y
Raúl rápidamente dijo que por supuesto y no tardó en cambiarme el
sitio, la situación se calentaba ya sin remedio, Ana posó sus manos una
en el mulo de Marcos y la otra en el de Raúl en una clara señal de
complicidad y empezó a moverlas suavemente, su rostro estaba colorado,
síntoma de una gran excitación, ellos no tardaron en empezar
tímidamente a tocar las piernas de Ana, yo desde el sillón contemplaba
la escena y veía como empezaban a abultarse la entrepierna de ambos,
Ana empezó a rozar con las manos sus paquetes, de forma simultánea, no
decía nada, solo frotaba y empezaron a besarla, por turnos, uno le
comía la boca mientras el otro le besaba el cuello, de repente Marcos
le bajó los tirantes del vestido y dejó a Ana en sujetador, para
entonces Ana ya se las había apañado para secar la polla de Raúl,
enorme por cierto, mucho mayor que la mía, y la estaba pajeando
suavemente mientras se besaban, yo estaba de nuevo empalmadísimo, no me
podía creer lo que veía.
Marcos
ya tenía la polla erecta fuera también, otro gran ejemplar, algo menos
larga que la de Raúl pero más gorda, Ana le ayudaba a quitarse la
camiseta y mientras Raúl le quitaba el sujetador, sus tetas se
desbordaron por encima del sujetador antes de retirarse y quedaron
libres para que Raúl empezara a lamerlas con ahínco, mordiéndole los
pezones, Ana con respiración entrecortada gemía ligeramente. Yo me
acerqué y le bajé las braguitas, dejando al descubierto su coñito
peludo tras quitarle lo que le quedaba de vestido, ella me miró y me
dijo ya tienes lo que llevas tanto tiempo deseando
su coñito estaba
super mojado.
Regresé
a mi sillón y me dispuse a pajearme mientras contemplaba lo que iba a
suceder a partir de ese momento
Ana, completamente desnuda y entregada
a sus dos amigos, empezó a chupar la polla de Marcos mientras con la
mano derecha pajeaba a Raúl, ellos a su vez la magreaban por todas
partes, la escena era de auténtica película porno.
Me
llamaba la atención como Ana había abandonado por completo sus tabús e
incluso sus escrúpulos y andaba comiéndose dos pollas alternándolas,
completamente al natural, sin preservativo, sin poner reparos, mientras
chupaba una polla se restregaba la otra por las tetas. Pero más
perplejo me quedé cuando marcos la forzó a ponerse a cuatro patas sobre
el sofá, con Raúl sentado a su cabeza y ella, no dejando de chupar la
polla de Raúl, permitió que Marcos, desde atrás le empezara a
mordisquear las nalgas acercándose cada vez más a la raja del culete
sin poner reparo alguno en el momento en que el muchacho llegara con su
boca a su coño chupándolo y lamiéndolo desde atrás, desde el coño
arriba y abajo, chupándole también el agujerito del culo (una práctica
que a mi raras veces me ha consentido). Yo a esas alturas ya tenía que
hacer verdaderos esfuerzos para no correrme.
Raúl
disfrutaba sentado de la comida de polla que le hacía Ana a cuatro
patas mientras le agarraba las tetas colgantes jugando con ellas,
tirando de sus pezones, agitándolas mientras ella emitía gemidos fruto
de la excitación sin límite y del placer que Marcos le propiciaba
lamiendo su coño y su culo que ella le entregaba sin rechistar.
Marcos
me miró entonces y me hizo un gesto como pidiendo permiso para
penetrarla tal cual, a pelo, yo le di mi consentimiento con un gesto y
Marcos empezó a rozar suavemente su coño y su culo con su polla hasta
que no pudo aguantar más y le penetró el coño, recuerdo perfectamente
que en ese mismo momento a Ana hasta se le erizó la piel, se arqueó un
poco ofreciendo más su vagina y empezó a besar la boca de Raúl mientras
pajeaba con fuerza su enorme polla contra sus tetas colgantes
Ahí
estaba mi mujer, entre dos pollas enormes, como yo siempre la deseé
Marcos
la empezó a follar cada vez más fuerte, ella comía polla de Raúl y a
cada embestida fuerte de Marcos a veces se le escapaba la polla de la
boca y la pajeaba, así estuvieron un buen rato.
Luego
Raúl pidió el cambio y se intercambió con Marcos, yo de vez en cuando
me acercaba a ella y le rozaba mi polla por la espalda y se la acercaba
a la boca, pero ella no dejaba la de su amiguito Marcos, solo una vez
me pegó un lametón y me dijo, la tuya después, cuando estos me hayan
follado bien
Decidieron
irse al dormitorio principal, el de los padres de Raúl, que tiene una
amplia cama de matrimonio, Ana se tumbó bocarriba en la cama, Marcos la
cogió de los tobillos y le abrió las piernas subiéndolas a la vez antes
de penetrar su mojadísimo coño peludito de nuevo, Raúl mientras se
colocaba de rodillas junto a sus tetas, que Ana sujetaba con fuerzas,
ofreciendo sus pezones hinchados, y se pajeaba sobre ellas, rozando
cada centímetro de las mismas con su capullo mientras ponía un dedo en
la boca de Ana que ella chupaba sensualmente mientras rebotaba de las
envestidas de Marcos.
Yo
me salí de la habitación y me fui al salón, me daba morbo dejarla a
solas con ellos, me serví otra copa que me tomé tranquilamente
escuchando los gemidos que procedían del dormitorio,
Escuché
hablar a los chicos, empezaron a decirle que ella era su putita esta
noche, que desde que la vieron en la playa en tetas y tanga deseaban
follársela y que vaya tetas que tenía.
A
mi me entraron ganas de irme, me daba un morbo terrible, antes de
partir me asomé tímidamente a la habitación, Ana estaba cabalgando a
Raúl, pude verla desde atrás, su culo en pompa con ese pollón ensartado
en su coño, Raúl comiéndole las tetas mientras ella le decía ¿te
gustan mis tetas, comételas son tuyas, Marcos contemplaba ahora la
escena pajeándose y acercándole su polla a la boca de Ana de vez en
cuando, ella estaba entregadísima.
Salí
del apartamento de Raúl y me fui al mío, me tumbé desnudo sobre mi
cama, la noche era bochornosa y no corría aire, yo estaba super
acalorado, sudaba fruto de la excitación. Desde mi cama solo se oía un
ruido lejano de cama, el típico traqueteo y algunos gemidos muy
lejanos, lo suficiente para que yo, recopilando todo lo que había visto
e imaginando lo que estaría pasando, con un morbo tremendo, me pajeara
llegando muy pronto a un orgasmo tremendo, como nunca había sentido, la
leche me salió a chorros como un pajillero que llevara meses sin
cascársela. Sin quererlo me quedé dormido
Sentí
la puerta, debían de ser las 7 u 8 porque la claridad entraba por la
ventana de mi cuarto, entró Ana, yo me hice el dormido, ella se echó a
mi lado, venía desnuda.
Me
dijo tócame cogiendo mi mano la llevó a su pecho, estaba pegajoso, me
incorporé, le di un beso en la boca y toqué su coñito, estaba super
abierto y empapado sin duda de semen, que le resbalaba hasta el culito,
la habían regado entera. Me dijo que la habían follado bastante rato,
que ella se corrió cabalgando a Raúl y que este no aguantó y se corrió
dentro de ella. Marcos le folló las tetas y acabó pegándose un corridón
sobre ellas, dejándoselas empapadas. Que no la dejaron ir a limpiarse y
que ella, exhausta se quedó dormida entre los dos muchachos desnudos,
repleta de semen hasta que la claridad la despertó y se vino sin
despertarlos.
Me
pidió que la follara ahora mismo, antes de ducharse, no me pude
resistir, mientras la penetraba sentí el olor de su piel, olía a polla
y a coño por todo su cuerpo, estrujé sus tetas pegajosas mientras me
follaba ese coño empapado, oyendo el chapoteo de los fluidos, un coño
super abierto. Entonces me dijo que me corriera en su culito, un
orificio que había reservado para su marido y que era el único que le
faltaba por rellenar esa noche, no costó nada meterla, ella gemía
lléname, te quiero mucho, fóllame y lléname, no pude aguantar, me
corrí bien dentro de su culito, que quedó repleto de semen que se
desbordaba hacia afuera. Quedó rendida y se durmió.
La
estuve contemplando un rato, ahí tumbada, dormida, pringada y follada,
estaba bellísima, como nunca.
En
ese momento me sentí muy orgulloso de Ana, y super enamorado, más que
nunca si cabe, madre mía, como la quiero, es mi mujer, mi vida. La besé
en la frente y la dejé descansar. Las vacaciones continuaron
pero eso ya es otro capítulo.
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