Un
piso de estudiantes es un lugar ideal para el sexo. Hay tiempo de
sobras, se es joven, hay tías buenas en la universidad, gimnasios, etc,
se suele tener novia, el piso tiene camas, baños, etc.... Lo que
explico a continuación es tal como sucedió, así entré por la puerta
grande de los cornudos consentidos y algo menos de corneador.
Vivía con otro tío en un piso, y los dos teníamos novias. Estaban buenas,
y especialmente la mía, era una calentorra en potencia. Ya me
enteraría... Amigos, no tenéis ni idea cuan guarras pueden llegar a ser
vuestras mujercitas.
Sí
, sí... las que que te dicen "a mi estos rollos no me van", "yo no
haría esto". Su manera de calentarse es distinta, hay que ser más
sutil. Llegado el momento, caen como guarras que son (como todas).
Una noche, por fin de año, decidimos prepararlo todo (cena, luces,...)
para acabar follando juntos, cada uno con la suya, en la misma cama.
Ver como se la chupan a medio metro tuyo, como te llega el aliento de
otra tía, y el olor a aceite de coco mezclado con sudor, o roces
involuntarios (o no tan involutarios, hehehheh) es de un morbo y un
calentamiento bestial.
Estuvimos
un buen rato, y al final, de manera casual, nos corrimos los cuatro a
la vez, haciendo tal escandalera que el vecino de abajo al día
siguiente me lo reprochó (muerto de envidia) en el ascensor.
Lo siguiente que hicimos fue, mi novia y yo, follar en el asiento de atrás
del coche de mi amigo y su novia. Volvíamos de Sitges, de Carnaval, y
estábamos tan calientes que no pudimos aguantar hasta llegar a casa.
El
tío conduciendo sin parar de mirar por el retrovisor, estirando el
cuello. Su novia, de copiloto, masturbándose. Mi novia al principio no
quería pero acabó saltando y gimiendo como una guarra. Le pusimos bueno
el asiento del coche a mi amigo...
Por entonces yo quería más, así que lo siguiente fue hacer un trío con mi
novia y mi amigo de piso. Un sábado que estaba solo, nos lo llevamos a
cenar. Durante la cena mi novia, le daba al cava, y cuando hace eso se
desata. Le planteamos hacer un trío en medio de la cena y aún recuerdo
la cara de tonto que puso el tío. Para acabar de convencerlo mi novia
le tocaba el paquete por debajo de la mesa, yo cornudo consentido, me
fuí un momento al lavabo.
Luego
me enteré que la muy guarra le había desabrochado el pantalón y trabajo
tuvo para que no se enterara nadie. Del restaurante a casa en coche, mi
novia se sentó detrás y mi amigo de copiloto, le volvió a tocar el
paquete mientras me decía "tu mira por donde conduces, que de la
polla de este me encargo yo", mientras se la pelaba. Tuvo que parar
porque se iba a correr el cabronazo. En el ascensor igual, nos tocó la
polla a los dos mientras me morreaba.
Nos duchamos y acto seguido empezó a chupárnosla a los dos, follar y lo
demás, normalito, sin nada extraordinario. Buena corrida, yo primero.
Luego mi amigo, a los 10 minutos de mí, tiempo que me pasé mirando como
se follaba a mi novia, y la cara de guarra que ponía, mezcla de
vergüenza mal disimulada y gusto.
Le cogió gustillo a la cosa y cada viernes por la tarde venía a vernos.
Cuando llegaba tenía las bragas mojadas. Decía que se empezaba a
calentar a medida que se acercaba, en el tren, de imaginárselo. Se
frotaba con el bolso, ya que iba en falda corta.
Probamos una doble penetración. Ella no quería, pero la enculé con una
facilidad que me sorprendió. Mi amigo debajo chupándole las tetas. Nos
corrimos los dos a la vez, dentro de ella, por supuesto, y nos gustaba
ver como le salía luego todo el semen, sentada a pie de la cama.
Dormíamos un rato y pegábamos otro polvo los tres.
Pero lo que más le gustaba a la muy guarra, era tener las dos pollas a la
vez en su coño. Le cabían de sobra, uno debajo, y el otro por detrás,
como si fuera a encularla, pero por el coño también. Normalmente se la
metía yo por detrás, de esta forma podía ver antes como la polla de mi amigo
entraba en el coño de mi novia, así que se la metía a punto de
reventar, cosa que tampoco tardaba mucho en suceder por lo que me
excitaba el cuadro.
Al
principio nos corríamos a la vez, dentro, pero luego por temor a
embarazos, le cogió el gusto a que nos corriéramos en su boca. "No
quiero que os corráis fuera, mancha y además me gusta notar como sale".
Pues nada, primero uno y luego otro. Mantenía la leche en la boca y
luego la dejaba caer en mi polla, mientras me la tocaba de arriba
abajo.
Para hacerlo más interesante, al empezar nos la chupaba con los ojos
vendados, sentada en el sofá, cada vez con un modelito distinto
(lencería, disfraz de camarera, enfermera, ...) tenía que adivinar de
quien era la polla (la teníamos casi iguales, de 17 cm).
Hasta
que un día tocaron al timbre en esta fase. Abrí yo, mal disimulando mi
erección bajo el albornoz e hice ver que no me interesaba lo que
vendía. De hecho era un colega, le expliqué qué hacíamos, y tras dudar
un momento lo agarré y lo puse frente a mi novia, se la chupó y la muy
guarra se dió cuenta que había otro.
Se
quitó la venda y dijo "qué cerdos sois, bueno ya puestos mejor tres que
dos". Mientras mis dos amigos se la follaban por el coño, a mi me la
chupaba, tardé poco en llenarle la boca de corrida. ¡Estaba
calentísimo!. Así pude contemplar como mis dos amigos se la iban
tirando delante mío. Se corrieron casi a la vez a los diez minutos.
Mi
novia se sentó en la cama, con las piernas abiertas, a la vez que decía
"¿ os ha gustado niños?", mientras sonreía maliciosamente, se pasaba la
lengua por el labio y se tocaba la leche que le salía por el coño. ¡Qué
guarra...! y luego dicen que "esos rollos no les van".
Cuando venía de visita sabíamos que acabaríamos en la cama los tres.
Llegaba y se ponía en topless, o se metía en la ducha con mi amigo, o
le tocaba el paquete delante mío mientras me decía "a mí, lo único que
me interesa aquí es chupar pollas". Sabía que me gustaba la situación y
buscaba el calentarme a base de insinuarse, tocar y preguntar
guarrradas a mi amigo "¿qué, la tienes dura hoy?".
La novia de mi amigo se presentó un día en el piso, era domingo, yo
empollando y mi amigo haciendo la mili. La tía venía al piso para estar
un rato tranquila de su familia, escuchaba música y follaba con mi
amigo, siempre con la puerta abierta, porque les daba morbo.
Luego
la muy guarra, iba a la cocina, con una bata transparente que le
marcaba los pezones. Yo que ya me había hecho una monumental paja
mientras los oía, miraba de coincidir con ella en la cocina, para ver
la cara que ponía. No decía casi nunca nada, ni falta que hacía,
aquella cara con sonrisa maliciosa venía a decir "¿qué?, ¿te has hecho
una buena paja?", con lo que tenía que hacerme otra.
Pero aquel domingo la cosa era distinta, se duchó con la puerta abierta, y
se sentó en el comedor a ver la tele. Con su batín de infarto. Como no
le hacía caso (mira que soy idiota), fué ella quien me invitó a ponerle
crema hidratante en la espalda. Empecé por la espalda, continué por el
culo, y tocándole la parte de las tetas que la postura permitía.
Se
incorporó de golpe, cuando su calentura ya no le permitía estar más
tumbada y me propinó un morreo mientras sus manos me bajaban el
pantalón del chandal y el slip a la vez. El resto fue un polvo normal,
con mamada incluida en la cama de mi amigo.
Posteriormente,
tras volver y saber de su cornamenta (eso sí que son cuernos) hicimos
un trío los tres, pero por desgracia mi amigo no era tan buen cornudo
consentido como yo, por lo que la cosa acabó aquí.
Todo se acabó con el fin de los estudios. Curiosamente no hemos vuelto a
hacer tríos, quizá por no encontrar la persona adecuada, o la
situación. Ahora es mi mujer, follamos normalito, tirando a mal. Cuando
le insinúo de hacer algo dice que ni hablar, pero estoy seguro que si
llega la situación, saldrá la guarra que lleva dentro. Y en esas estoy,
a ver si me da el gusto de seguir siendo un cornudo consentidor.
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