Marta
apoyaba las manos en la pared con las piernas bien rectas y el culo
levantado por los altos tacones y ligeramente echado hacia atrás. Su
falda había sido remangada ya hasta la cintura y su vestido sin tirantes
estaba arrugado y recogido en su cintura. Sus piernas estaban cubiertas
por unas medias negras que acababan muy arriba de sus muslos. Nada más
cubría su cuerpo.
Los quince
hombres pasaban sus manos por todo su cuerpo, la rodeaban intentando
hacerse un sitio para llegar a acariciar el cuerpo la tocaban con
delicadeza por que ese había sido el trato. A ella le temblaban las
piernas cada vez que un dedo pasaba por su clítoris, podía sentir como
muchas manos al mismo tiempo acariciaban su piel desnuda, buscando en
cada contacto su excitación.
Días antes,
después del éxito de la última experiencia como cornudo de Jaime y de
los mucho que habían disfrutado los tres, Carlos había propuesto una
nueva aventura a Marta y su cornudo marido.
Cuando se
la contó en detalle los dos estuvieron completamente de acuerdo y
comenzaron a prepararlo todo.
Marta
elaboró un perfil de cómo quería que fueran los hombres con los que iba
a contactar. Básicamente pedía que fueran limpios, educados y con un
físico agradable, preferiblemente con una buena polla.
Colgaron el
anuncio con el perfil en una página de contactos con una foto de Marta
con una mascara tapándole la cara y una postura bien sexy donde se
podían apreciar todos sus encantos. En el texto explicaban que buscaban
cinco hombres para montar una gang bang con ella y pedían que los
aspirantes mandaran su foto a cara descubierta con una breve reseña de
ellos mismos, explicando gustos y características.
En una
semana recibieron más de doscientas propuestas. Ese mismo fin de semana
se dedicaron a la tarea de seleccionar a los candidatos.
Desecharon
primero aquellas en la que el tono del candidato denotaba falta de
educación o maneras groseras. Después seleccionaron la de los
candidatos con mejor aspecto y por último los que aparentemente estaban
mejor dotados.
Aún así no
fueron capaces de eliminar más candidatos cuando llegaron a los quince
últimos.
Jaime y
Carlos se pusieron enseguida a la tarea de ponerse en contacto con
ellos y los citaron en un club liberal donde tendrían que superar unas
pruebas de las que saldrían vencedores los cinco escogidos.
Escogieron
un lunes a la hora en que el club liberal acababa de abrir por que
pensaron que estarían más tranquilos.
Los tres
entraron medía hora después de que el club abriera sus puertas. Estaban
muy excitados por la experiencia que se avecinaba.
Marta se
había vestido con una falda negra de vuelo a medio muslo, medias
negras, zapatos de tacón alto y un top elástico sin tirantes. No
llevaba ropa interior. Carlos y Jaime iban vestidos de forma cómoda
pero elegante.
Cuando
entraron hablaron con la relaciones públicas del local y le explicaron
más o menos lo que pretendían hacer. Esta no opuso ninguna resistencia,
es más, estaba contenta por que dieciocho personas iban a arreglar la
caja de un día en el que habitualmente había poca afluencia de público.
Les dijo si les importaba que ella mirara a lo que no pusieron ningún
reparo.
En cuanto
entraron en la barra donde estaban todos se dieron cuenta que los
quince hombres que se encontraban allí eran los convocados, aunque a
pesar de ello echaron un vistazo a las fotos que llevaban de todos
ellos para identificarlos correctamente. Jaime y Carlos hicieron de
maestros de ceremonias y con las fotos en la mano fueron presentándole
a Marta cada candidato. Marta daba un par de besos en la mejilla a cada
uno e iba memorizando sus rostros para poder irlos puntuando. Cada uno
tenía un comentario agradable para ella, todos eran muy educados y se
habían vestido correctamente para la ocasión.
Marta
procuraba rozar ligeramente a cada hombre al que era presentada para
ver sus reacciones.
La
invitaron a una copa y ella charlaba un ratito con cada uno.
La
relaciones públicas, que observaba todo desde un discreto segundo plano
llamó en un aparte a Carlos, ya que se había dado cuenta de que era el
que había organizado el encuentro y le propuso cerrar el local durante
un par de horas para ellos solos. Carlos aceptó encantado y por un
momento los dos se quedaron mirándose a los ojos sin moverse. La
relaciones públicas, que se llamaba Carmen, sonrió con una coqueta
caída de ojos y fue hacía la puerta para cerrarla.
Carlos se
acercó al grupo que conversaba animadamente y les dijo:
- "Bueno
chicos, primera prueba. Todos a la pista de baile".
Todos se
fueron a la pista de baile y por turnos iban bailando suaves canciones
con Marta. Ninguno de los quince dejó de arrimarse a Marta todo lo que
pudo, de modo que ella pudo sentir cada una de las erecciones de los
quince hombres.
Muchos
comenzaron a besar delicadamente su cuello, lo que hizo subir la
temperatura de Marta, a cada palmada de Carlos se producía un cambio de
pareja y ella fue bailando con todos. Ninguno parecía tener prCarmen
por bailar, por que sabían que cuanto más tardara en llegar su turno
más caliente estaría la mujer.
Carmen
observaba atentamente al lado de Carlos, mientras Jaime miraba
complacido como su mujer se iba calentando más con cada pareja de
baile. El que estaba bailando en aquel momento con ella fue más
atrevido y comenzó a acariciarle las nalgas con delicadeza levantándole
lentamente la falda de modo que todos los demás podían ver su estupendo
culo.
La
siguiente pareja de baile fue aún más atrevido y la cogió desde atrás
mientras bailaba con ella y le besaba el cuello, levantó su falda
lentamente dejando a la vista el coño totalmente depilado de Marta
mientras seguían bailando. Ella levantó sus brazos sensualmente hasta
llevar las manos a la cabeza de él mientras le acariciaba el coño
delicadamente. Este movimiento hizo que sus grandes y bonitas tetas
saltaran del top quedando al descubierto.
Le tocaba
turno al único hombre que quedaba sin bailar con ella. La cogió con
firmeza y acarició su cuerpo de arriba abajo concentrándose en el ya
muy mojado coño de Marta.
Mientras
sucedía esto Carlos pudo ver de reojo como Carmen se acariciaba el sexo
por debajo de la corta falda que llevaba. Se volvió hacia ella y ante
su invitadora mirada metió la mano debajo de la falda pudiendo
comprobar que no llevaba bragas y que estaba tremendamente excitada.
Tuvo que
hacer un esfuerzo para seguir con su cometido de maestro de ceremonias.
Se acerco a
Marta y cogiéndola de las manos hizo que apoyara las palmas contra la
pared, le dijo se alejara sus pies de y que los separar abriendo las
piernas.
Su culo y
su sexo quedaron así expuestos. Jaime se encargó de levantar la falda
de su mujer por encima de su cadera y de colocarla de manera que
quedase bien sujeta y de bajar el top hasta su cintura, quedando así
sus pechos al aire.
A una señal
de Carlos cinco hombres se acercaron a acariciar a Marta, tenían que
superar la prueba de acariciarla procurándole placer de una manera
delicada.
Marta podía
sentir como diez manos acariciaban su piel, su sexo, sus tetas, su
culo. Algunos jugueteaban son su ano, otro introducían sus dedos en su
vagina o acariciaban su clítoris, otros lamían sus pezones.
A una señal
el grupo cambió y otros cinco hombres se acercaron y siguieron el mismo
procedimiento.
Cuando
acabó el tercer grupo Marta se había corrido varias veces y seguía muy
excitada.
Carmen
estaba sentada entre Carlos y Jaime que miraban atentamente la escena
pendientes de la menor señal de Marta. Hacia rato que estaba sobando
las braguetas de los dos hombres que presentaban una erección muy
grande.
Marta no
cambió de postura y miró a Carlos haciéndole una señal para que se
acercara. Le dijo algo al oído y Carlos se volvió hacía los quince
hombres.
- "Bueno
chicos, ahora todos a la vez".
Los quince
hombres se acercaron a Marta pasando sus manos por todo el cuerpo de
ella, Marta se corría como una loca sintiendo un sinfín de manos
acariciándole, buscando sus puntos de placer. Le temblaban las piernas
de resistir tanta corrida.
Carmen no
pudo más con su excitación y saco las pollas de Jaime y Carlos de sus
pantalones y empezó a masturbarlos lentamente mientras ellos dos por
turnos acariciaban su coño rasurado y abierto completamente entre
ellos.
Cuando
Marta ya no pudo más y les pidió a todos que pararan llevaba mucho rato
subida en un orgasmo continuo y descomunal.
Carmen se
había corrido también y descansaba sin soltar las pollas de Jaime
Carlos.
Cuando vio
acercarse a Marta se levantó discretamente para prepara bebidas para
todos, puesto que el calor había subido unos cuantos grados.
Mientras
todos descansaban un rato y todos se refrescaban, Marta les cantó las
puntuaciones que daba a cada uno y las contrastó con las opiniones de
Carlos y Jaime.
Pasaron a
la siguiente prueba. Dispusieron una silla del amor en medio de la
sala de forma que Marta podía estar con las piernas bien abiertas
descansando en los brazos de la silla diseñados para tal propósito.
Uno a uno
fueron pasando sus lenguas por Marta. Tenían tres minutos para
demostrar sus habilidades en su ano y su coño.
Carmen
volvió a sentarse entre Jaime y Carlos y esta vez les fue chupando las
pollas alternativamente mientras seguía masturbando al otro.
Marta tenía
un orgasmo detrás de otro mientras las quince lenguas pasaban por ella,
se agarraba a la silla de forma que se le quedaban los nudillos
blancos.
Todos los
aspirantes se estaban empleando a fondo y el jugo de sus corridas
resbalaba por sus nalgas sin cesar.
Jaime
penetraba desde atrás a Carmen sin perder detalle de lo que pasaba
mientras esta masturbaba a Carlos al mismo tiempo.
Cuando
llegó el turno del participante numero quince Marta ya había perdido la
cuenta de las veces que se había corrido. Tardo un rato en calmarse
para poderse levantar ayudada por dos caballerosos aspirantes.
Carmen ya
había recibido en la boca la corrida de Jaime que estaba excitadísimo
viendo como su mujer disfrutaba de la experiencia.
Llegó el
momento de la última prueba. Se dirigieron al pasillo francés y los
quince hombres, con una erección notable todos introdujeron su sexo
por los agujeros dispuestos a tal efecto.
Marta solo
llevaba ya las medias y los tacones. Caminó lentamente por el pasillo
acariciando las pollas que sobresalían de la pared. Delicadamente iba
masturbando a todos, procurando que todas llevaran un ritmo parecido de
excitación. Cuando llevaba un rato así comenzó a chupar una polla
detrás de otra.
Tragaba
hasta la garganta y volvía a lamer todo el tronco. Mordisqueaba con
cuidado los glandes haciendo que todos se excitaran al mismo ritmo.
Sospesaba y acariciaba los testículos notándolos llenos de esperma.
Mientras, agachada en cuclillas para poder realizar las quince
felaciones, se masturbaba lentamente, saboreando el placer.
Carmen
imitaba la maniobra de Marta en la polla de Carlos. Estaba muy caliente
y literalmente se follaba ella misma la boca.
Las pollas
cuidadosamente excitadas y acariciadas uniformemente y al unísono
empezaron a explotar en la boca de Marta una tras otra. Ella recibía
las abundantes cargas de esperma con placer. Tuvo en todo momento mucho
cuidado de no excitar más a una que a otra para poder medir bien el
aguante de cada uno.
Su cara y
sus tetas se iban tiñendo de blanco a cada corrida. El semen resbalaba
por sus labios y su cara hasta sus tetas mientras ella mostraba una
sonrisa golosa.
Carlos no
pudo aguantar más la excitación que le provocaba la escena y la caricia
de Carmen y se corrio abundantemente su boca. Esta no dejó escapar una
sola gota y tuvo un orgasmo mientras tragaba la leche de Carlos.
Marta
estaba bañada en leche, su cara, sus tetas y su abdomen estaban blancos
con las corridas de los quince aspirantes. Se acercó a Carlos y a Jaime
y les susurró algo al oído con una sonrisa maliciosa.
Carlos se
dirigió a los quince participantes:
- "Chicos,
todos habéis estado muy bien, así que Marta ha decidido daros un
premio.
Carmen
acompañó a Marta a una bañera redonda con muy poco fondo donde era
fácil que los quince hombres se dispusieran alrededor de Marta.
- "Bien,
podéis limpiar a Marta de vuestra leche con una lluvia dorada".
Los hombres
se quedaron un poco parados, como esperando a que les llegaran las gana
de orinar. Al cabo de unos segundos, uno de ellos empezó a orinar
encima de Marta, que recibió el cálido líquido amarillo con placer.
Como si fuera una señal todos empezaron a descargar sus vejigas encima
de Marta. Unos apuntaban a las tetas, otros directamente a su coño y
varios empezaron a descargar en su cara y en su boca. Ella abría la
boca como pidiendo más con los ojos cerrados, el liquido rebosaba desde
su boca a sus tetas y todo su cuerpo.
Cuando
acabaron los quince Marta besó las quince pollas de los hombres con los
que tanto había disfrutado y después les dio un beso en la boca a cada
uno despidiéndose antes de encaminarse a la ducha acompañada por
Carmen.
Esta la
ayudó a bañarse y limpiarse profundamente mientras Jaime y Carlos
despedían a los quince hombres agradeciéndoles sus buenas maneras y
diciéndoles que llamarían a los cinco seleccionados en el termino de
una semana.
Cuando
Marta acabó, Carmen preparó unas bebidas para los cuatro y se sentaron
tranquilamente a terminar de dilucidar quien habían sido los cinco
ganadores.
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