Llevaba tiempo intentando convencer
a mi mujer para que me hiciese cornudo,
era mi mayor fantasía y aunque en la cama me decía que sí, una vez
que acabábamos se enfriaba y decía que no podía hacerlo.
Alguna vez me había hablado de un chico que le gustaba, Andrés, un
técnico
informático que acudía a la oficina donde ella trabaja cuando se
averiaba
algún equipo.
Un día me llamó a casa por la mañana y me dijo: "cariño, recoge a los
niños y
se los llevas a tu madre, luego me esperas en casa que llegaré a
media
tarde". Yo le pregunté que era lo que pasaba y me contestó que era
una
sorpresa, que iba a llegar a casa con un amigo. Mi excitación era
tremenda,
no aguanté la espera y me tuve que pajear dos veces.
Sobre las siete de la tarde oí como se abría la puerta de la calle y
a mi
mujer llamarme, salí y allí estaba ella con un chico algo más joven
que
nosotros, me lo presentó, era Andrés, le hizo pasar al salón y que se
sentase, después me llevó a nuestra habitación, me tiró encima de la
cama y
se subió encima de mí comenzando a morrearme. Me dí cuenta de que
había
bebido alcohol y sé que cuando bebe es cuando más se desinhibe y más
caliente
se pone.
De hecho fue lo primero que me dijo: " cariño estoy muy caliente,
Andrés me
ha besado y me ha metido mano en el coche, ¿quieres que me lo folle?,
¿quieres que te haga cornudo cariñito? vamos dí que sí?, y por
supuesto dije
que sí, lo estaba deseando. Me dijo que ella ya le había contado a
Andrés
que yo quería ser cornudo.
Se levantó de la cama y me dijo que se iba a cambiar de ropa, que
mientras
yo le pusiera una copa a nuestro invitado.
Salí y se la ofrecí, el chico estaba un poco cortado y la verdad, yo
tambien.
Al poco, salió ella, llevaba un conjunto de tanga y sujetador de
color negro
y encima una camisola blanca por la que se transparentaba toda la
lencería,
se había puesto tambien unos zapatos de tacón, estaba impresionante.
Sin mediar palabra se fue directa hacia Andrés, al pasar por mi lado
me rozó
con su mano mi paquete, estoy seguro de que lo que me quería decir
era
"prepárate", se subió a horcajadas encima del chico y comenzó a
morrearlo,
con la lengua, con lascivia, mientras le desabrochó los botones
superiores
de la camisa y comenzó a masajearle el pecho. Él al principio se
mostró
cortado y me miraba de reojo pero pronto comenzó a agarrar el culo de
mi
mujer y ha apretarlo fuertemente. Yo ya estaba superempalmado viendo
el
espectáculo.
Ella se fue bajando hasta quedar de rodillas en el suelo, entre las
piernas
de él, comenzó a desabrocharle el pantalón, cuando lo consiguió
estiró de
los slip y asomó una gran polla, dura, muy dura. Ella no dudó en
comenzar a
pasarle la lengua por el glande, luego se la metió en la boca y
comenzó a
mamársela.
El chico debía de llevar una calentura descomunal ya que
al poco
estaba diciendo que se corría. Mi mujer no paró y Andrés comenzó a
convulsionarse, corriéndose en la boca de mi mujer, ella no se apartó
hasta
que él no se había relajado. Se levantó, se dirigió hacía mí y sin
decirme
nada comenzó a morrearme, su boca sabía a semen y ella comenzó a
decirme: ¿te gusta eh cornudo? disfruta cabrón, prueba la leche de un buen
macho", mientras me había sacado la polla del pantalón y me
masturbaba. La
verdad, me corrí enseguida. Después hizo que le limpiase la mano con
mi
lengua mientras me seguía diciendo cabronazo.
Despues me dijo que les preparase unas copas y se las llevase al
dormitorio
que se iban allí, yo tardé más de la cuenta para dejarles un poco de
tiempo
y para asimilar todo lo que había pasado, estaba feliz, por fin lo
había
conseguido.
Cuando llegué al dormitorio estaban follando, ella estaba a cuatro
patas y
él por detrás se la estaba metiendo hasta el fondo, ella giró la
cabeza y me
vio en la puerta, mientras gemía comenzó a decirme "pasa cabrón, mira
como
follan a tu mujer, este sí que es un buen macho y no tú que te corres
enseguida, mira como me follan cornudo". Otra vez me había puesto
cardiaco,
la polla me iba a reventar.
Estuvieron un buen rato follando y ella de tanto en tanto me
insultaba y me
decía que no me fuera a correr, que luego la tenía que follar yo. Cambiaron
de postura varias veces. Cuando él estaba encima de ella en la
postura del
misionero, Andrés comenzó a decir que se corría y ella con él. Cuando
él se
retiró ella me dijo: "ven cabrón, límpiame, chúpame el coño,
trágatelo
todo,
cornudo", puse mi cabeza entre sus piernas y comencé a lamerle el
coño, por
donde empezaban a salir borbotones de leche. Me corrí sin tocarme.
Andrés se vistió, besó a mi mujer y se fue. Ella me dijo que había
disfrutado mucho, que si eso era lo que yo quería, lo tendría a
menudo.
Espero que se repita.
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