Estábamos
en la puerta, listos para salir los dos, nos habíamos puesto de punta
en blanco, ella un vestido negro, ceñido y corto tipo bandage que
dejaba ver sus preciosas piernas y marcaba sus caderas, no tenía mucho
escote, pero marcaba sus preciosos y generosos pechos.
Sin entrar en mucho detalle, he de decir que somos una pareja sana, normal
y que se cuida, hacemos algo de deporte y nos gusta mantenernos
activos.
Unas horas antes de esto, a las nueve de la mañana, desde mi oficina me
disponía a escribir un whatsapp a mi preciosa novia, preguntándole:
- "Hola amor, ¿Cómo estás? ¿Ya te has despertado?". Tardó un poco en
responderme, así que supuse que aún no.
Como unos 20 minutos más tarde me respondió con una foto suya tomando el
café en el balcón en su pijama y con una sonrisa. Y un mensaje que
decía:
- "Hola cariñito, ya ando tomando el café, aunque es una pena que no estés
en casa para poder tener un poquito de sexo mañanero después del café".
Yo lo leí, pero andaba metido en una reunión y no pude contestar, notaba
que me vibraba el móvil y no podía leer los mensajes. Cuando un par de
horas después pude leerlos ponía lo siguiente:
- "Vaya, veo que no me haces mucho caso, tendré que apañármelas".
Yo me asusté un poco, ya que dadas nuestras últimas fantasías acerca de
tríos, infidelidad e intercambios, cabía que me esperase cualquier
cosa, aunque después de unos segundos me dí cuenta de que solo quería
picarme un poco, ya que nadie monta un trío en unos minutos. Así que
decidí seguirle el juego y respondí:
- "Bueno, la verdad que ahora que nos estamos metiendo en el ambiente
liberal y conociendo más el entorno... me encantaría que me propusieras
algún plan liberal para este finde. Tienes un cheque en blanco para
proponerme lo que sea".
Ahora fue ella la que dejó mi whatsapp en visto un buen rato, aparecía
"Escribiendo... "dejaba de escribir... volvía a aparecer
"Escribiendo..." y así varias veces. Hasta que apareció un mensaje que
decía:
- "Algo se me ha ocurrido, luego en casa hablamos".
Llegué a casa cansado, pero por lo menos al fin era viernes y al menos
tenía el horario reducido y podía comer en casa. Cuando llegué, nuestro
hijo no estaba, había hecho planes para pasar el finde en casa de un
amigo, permitiéndonos ser una pareja de novios. Me dispuse a hacer la
comida, ya que mi mujer tenía que estar al llegar.
Cuando llegó, entró en la cocina y me dió un beso preguntándome por mi día
y yo por el suyo, para poco después sentarnos en la mesa y comer,
teniendo una charla distendida y normal. Después de comer y con el
cansancio de la semana acumulados propusimos ir a echarnos una siesta a
la cama. Al acostarnos, le di un beso y decidí sacarle yo el tema de
nuestra conversación de WhatsApp, diciéndole:
- "Espero que tengas sueños calientes, ya me contarás qué plan morboso se
te ha ocurrido para este fin de semana".
- "Ya te contaré cuando descansemos...".
Estábamos muy cansados y caímos profundamente dormidos. Algo me despertó,
y era la mano de mi novia haciéndose hueco entre mis piernas buscando
jugar con mi pene, el cual tiene unos despertares bastante intensos.
Empezó con un delicado sube y baja, y yo me acabé de colocar boca
arriba, para permitírselo mejor.
En ese momento comenzó a comentarme la propuesta que se le había ocurrido,
sin parar de acariciarme muy delicada y lentamente:
- "Siempre me he preguntado cómo sería ir a un local liberal sin tener
pareja estable, ir con un follamigo, o incluso sola. Al final, cuando
vamos juntos, estoy pendiente de cómo te puedes sentir y no me centro
tanto en disfrutar de lo que está pasando". En ese momento le
interrumpí algo molesto.
- "Bueno, esto se saldría un poco de todo lo que hemos hablado siempre de
experimentar todo lo que queramos, pero juntos".
En ese momento me sentí molesto y un poco sin saber qué decir, pero ella
comenzó a lamer mi pene mientras me miraba con cara de niña buena. Esto
hizo que mi excitación subiera a otro nivel. Paró para seguir
contándome su propuesta.
- "Me gustaría ir sola o al menos que me sienta libre como para hacer lo
que sea que me apetezca y me dé la gana sin pensar en ti", añadió
usando un tono entre petición e imposición.
Estaba realmente excitado y, aunque su petición me molestaba, a la vez me
excitaba más. Hasta que a causa de la excitación, en un tono
comprensivo, le dije:
- "A ver, ¿qué me propones?".
Ella sonrió muy perversamente y me propuso de una manera incluso
autoritaria:
- "Quiero que me prepares para ir esta noche a un club liberal, quiero que
me rasures el coño, que me ayudes a elegir la ropa interior, el vestido
que voy a llevar puesto, prepararme para estar demoledora y me lleves a
la puerta del club liberal y me dejes allí mientras esperas fuera".
Yo la volví a interrumpir y le dije:
- "Creo que es pasarse un poco, si quieres hacemos otra cosa, más o menos
lo mismo, pero para que acepte tu propuesta podemos hacer un juego de
roles, lo primero que me habías comentado, podemos jugar al rol de que
somos dos follamigos yendo a un local liberal, quizá eso te permite
estar menos pendiente de mí y más de disfrutar".
- "No sé, dijiste que era un cheque en blanco... (protestaba mientras
enseñaba el WhatsApp) Bueno, me vale, pero como solo vas a ser mi
follamigo, una vez entremos podré hacer lo que quiera".
Yo la miré con reprobación, y en aquel momento ella volvió a lamer mi sexo
muy despacio y mirándome de nuevo, con su cara de niña perversa.
- "Vale, no me acaba de convencer, me hace sentir un poco inseguro, pero
me parece el término medio...".
En ese momento me interrumpió exclamando:
- "¡Venga a prepararse!", mientras se revolucionó y empezó a sacar ropa
para probarse, incluyendo uno de sus fabulosos conjuntos de tanga y
sujetador, exponiéndolos todos sobre la cama.
- "Cariño, quiero que escojas el que más te guste, quizá deje que seas el
primero que me lo quite esta noche", dijo mientras me guiñó un ojo.
Me gustan mucho los conjuntos que tiene, pero se me hacía muy raro
elegirlos pensando en que no se estaba preparando para ser una golfa
conmigo, sino para calentar a cualquiera menos a mí. A la vez me ponía
cachondísimo saber que iba a estar totalmente desinhibida y ese extraño
juego de sometimiento en el que sin darme cuenta estaba entrando, ella
ya se había metido completamente en el papel y yo sin saber cómo había
aceptado la situación como si fuese un autómata al que le van guiando.
Le había escogido un conjunto de tanga negro con un remate de símil de
cuero, muy sexy, y dado el vestido que también le había ayudado a
elegir hizo caso de mi recomendación de no llevar sujetador, ella se lo
puede permitir, ya que sus pechos son firmes.
Una vez elegida la ropa, me cogió de la mano, y fuimos al baño y me dijo:
- "Amor, ahora vas a dejarme el coñito sin un solo pelito", mientras me
ponía una cuchilla de rasurar y espuma en la mano.
Ella se quitó su vestido de andar por casa y cerró la tapa del inodoro
sentándose encima y abriéndose completamente de piernas, dejándome una
preciosa panorámica de su coño. No es que tuviese mucho vello, hace
tiempo que se había hecho la depilación láser, lo que pasa es que le
gusta tenerlo perfecto. Me dispuse a extender la espuma de afeitar por
su pubis y con mucha delicadeza pasaba la maquinilla de rasurar por
todas las zonas donde pudiesen quedar pelitos. Después me pidió que me
sentase en el inodoro para observar cómo se duchaba, incluso me pedía
que le restregase la espalda. La situación me estaba dando mucho morbo
y mi polla me pedía que me desnudase y me metiese en la ducha con ella,
y así lo hice. Me puse detrás de ella y comencé a besar su nuca y
restregarme contra ella, acaricié su sexo desde atrás abriéndolo
preparándome para penetrarla, ella dio un suspiro, pero repentinamente
paró en seco y me ordenó que parase, ordenándome:
- "No quiero que te corras ni me folles hasta que yo te lo diga, hoy mando
yo y tomo la iniciativa yo".
La actitud, la manera de decírmelo, me dejó desconcertado, y no sé porqué
pero esa actitud autoritaria me excitaba.
Salí de la ducha y ella comenzó a maquillarse. Supongo que como parte del
juego me pidió ayuda para vestirse.
Una vez listos nos dirigimos hacia la puerta dispuestos a salir. El
vestido bandage que llevaba marcaba toda su figura, era una
preciosidad. Yo por mi parte me había puesto unos dockers, una camisa
blanca ceñida y unos zapatos elegantes. Al salir mi novia me miró de
arriba a abajo y me dijo que quería que me vistiese más informal, ya
que hoy la estrella iba a ser ella. Así que me puse unos vaqueros y un
polo rápidamente y le pregunté con cierta molestia:
- "¿Así está bien?".
- "Perfecto".
Poco después allí estábamos, entrando en el local, ya lo conocíamos, a la
entrada tenía una pista de baile con acceso libre, en un lateral de la
pista de baile estaba el pasillo enrejado, donde se amontonaban un
montón de hombres esperando a ser invitados por alguna pareja al otro
lado de la reja ya que disponía de puerta que se podía abrir desde el
otro lado con un pulsador. Al otro lado de la pista estaba la barra, y
a un lado de la barra separado por una cortina estaba la entrada al
resto del local, pero ya reservado solo para parejas.
Al pasar la cortina se situaba una escalera para subir a una zona de camas
redondas, una habitación con una cama, una cruz de San Andrés y una
silla ginecológica con unos grilletes y un confesionario. En la planta
de abajo la primera estancia que se podía encontrar era la sala que
daba al pasillo enrejado por el cual podían acceder las personas
invitadas por las parejas. Otra sala que era un cuarto oscuro con
camas, un par de salas más con camillas y al fondo el fumadero.
Nada más entrar, pedimos una copa y nos fuimos a socializar al fumadero,
que es donde se entablan las mejores conversaciones en estos sitios.
Había un grupo de amigos riendo que gastaban bromas, se veía que tenían
muy buen rollo entre ellos.
Eran un grupo de siete personas formado por dos parejas, dos chicos amigos
de las parejas y una chica que era amiga de una de las parejas y era la
primera vez que venía. Cuando vieron que estábamos sentados un poco
apartados, nos dijeron muy amigablemente:
- "¡Sentaros aquí con nosotros, hombre! Qué no nos comemos a nadie... Que
no quiera, claro".
Nosotros hicimos caso y mi novia antes de dejarme saludar nos presentó a
los dos:
- "Hola, mi nombre es Carmen, y este es Jose, un amigo que nunca había
venido a un club y tenía curiosidad el pobre y le dije que si quería
podíamos venir juntos, habitualmente vengo sola", dijo Carmen
mintiendo.
En ese momento comprendí que Carmen como bien me había dicho se quería
desvincular de mí e iba en serio. La chica que había venido desparejada
acompañando a una de las parejas se dirigió hacía mí, y me dijo:
- "Para mí también es la primera vez que vengo a un sitio de este estilo,
vengo con intención solo de ver cómo es esto", dijo excusándose.
Iba a responder, pero Carmen volvió a interrumpir sin dejarme hablar:
- "Él también viene a curiosear, nunca había visto como era un sitio así
por dentro, pero también me comentaba en la entrada lo mismo. Aunque yo
vengo a pasarlo bien", dijo de una manera muy fanfarrona, aunque yo
añadí:
- "Bueno, nunca se sabe, quizá me deje llevar y me anime", mientras tocaba
una de sus piernas.
En ese momento hizo algo que me dejó helado, me quitó la mano de su pierna
y me dijo:
- "Jose, cariño, ya lo sabes, eres mi mejor amigo, contigo no haría nada,
no quiero que se rompa nuestra amistad".
No supe qué responder, y me quedé callado mientras el resto hablaba y
reía. Ella siguió tonteando con los chicos del grupo de amigos y yo no
entendía muy bien qué pasaba. Me quedé un poco absorto en mis
pensamientos hasta que Carmen me dió un toquecito cariñoso en la cabeza
diciendo:
- "¡Toc-toc! ¿Vamos a la pista de baile?".
Volvimos a cruzar toda la zona de parejas para salir a la zona común, que
era la zona de baile. Yo estaba aún en shock, aunque decidí que iba a
pasarmelo bien también sin pensar mucho. Aún así, un cosquilleo
agridulce con una sensación de excitación y miedo me recorría desde el
estómago hasta el pecho.
Empezamos a bailar muy desinhibidamente, a ella se le subía la falda y
mostraba como quien no quiere la cosa la ropa interior, se restregaba
contra mi paquete y me tenía a mil. Se acercó a mi oreja y me dijo que
le apetecía ir al baño, que estaba dentro de la zona de parejas. Yo me
quedé fuera apoyado en la barra esperándola y mirando hacía el
interior.
Cuando la vi salir del baño, la interceptaron dos de los chicos que
acompañaban al grupo de parejas, se pusieron a charlar y yo los veía
desde lejos. Carmen me miró y me señaló, pero continuaron hablando. En
ese momento decidí acercarme a ver qué pasaba, pero justo cuando fui a
entrar a la zona de parejas, me impidió el paso la relaciones públicas
del local, que me advirtió de que si no iba en pareja o en compañía de
una pareja, no podía entrar. Justo cuando iba a decirle que mi pareja
había ido al baño, Carmen se metió a una de las habitaciones con
camilla que había con los dos chicos.
Yo no sabía qué hacer, no podía hacer nada, estaba excitado y cabreado. En
ese momento, alguien llamó a la relaciones públicas, para que fuese a
la entrada, y el paso a la zona de parejas quedó sin vigilancia,
momento que aproveché para pasar dentro de la zona y buscar a Carmen.
Al llegar a la puerta, vi a Carmen sin vestido, solo con el tanga que le
había elegido hace unas horas, tumbada boca arriba, siendo su cuerpo
manoseado por todos lados por esos dos tíos, desde sus pechos hasta el
interior de los muslos, pasando sus manos por su coño solo separado por
la tela del tanga. Las dos manos de Carmen manoseaban el paquete de
ambos chicos, mirando a uno o a otro, se notaba su respiración
acelerada, su excitación, y he de admitir que visualizar esta escena
fue muy morboso, no sé que me pasó, pero la veía tan excitada que me
daba cosa interrumpir ese momento. Uno de los chicos iba a quitarle el
tanga y en ese momento Carmen dijo:
- "Quiero que sea el amigo con el que he venido quien me quite el tanga,
me gusta calentarlo un poco aunque no le deje que me toque un pelo, es
un juego que tengo con él".
Repentinamente, apareció la relaciones públicas que me echó de allí sin
que pudiese decir nada y echándome una bronca:
- "¿No te he dicho que no podías pasar?", decía mientras me conducía de
nuevo a la entrada. Y volví a quedarme a las puertas de la zona de
parejas.
Por suerte, muy poco después, apareció Carmen, con el vestido al fondo,
que sin salir de la zona exclusiva de parejas me miró y me hizo un
gesto dándome a entender que iba a la habitación de las rejas.
No dudé, y me fui al pasillo de las rejas, a mezclarme con el mogollón de
hombres que se agolpaban allí.
La vi entrar en la sala que estaba al otro lado de las rejas, seguida de
los dos chicos anteriores que se quedaron en un segundo plano apoyados
en una cama que había en la sala, y buscándome se acercó donde yo
estaba mientras varias manos se estiraban para aprovechar y poder tocar
cualquier parte de ella. Acercó la cara a la mía a través de la reja,
me dio un beso con lengua, húmedo, caliente y que supuraba morbo y me
dijo:
- "Amor, me lo estoy pasando genial, y no te puedes imaginar lo cachonda
que estoy", dijo mientras cogió mi mano y la llevaba a su sexo para que
notase la humedad a través de su tanga.
- "Aunque entiendo que puede ser un poco demasiado para ti... Si quieres
parar el juego, estás a tiempo, puedes volver a entrar conmigo,
follamos en algún sitio que nos vaya bien y nos vamos a casa".
Ahora era ella la que me tocaba la polla. Es difícil explicar con palabras
lo cachondo que estaba.
- "Si quieres que continúe, no digas nada y solo bájame el tanga y daré
por hecho que tendré mi noche de mujer soltera liberal".
No sé cuántos segundos duró el silencio que se produjo después, solo sé
que la excitación del momento me hacía estar como un zombie y no sé
porqué estaba a punto de correrme.
La cosa es que, como si de un autómata se tratase, le quité el tanga a
través de la reja. Ella me besó y se alejó de la reja, sentándose en
una cama que había enfrente. En ese momento, uno de los dos chicos se
puso de rodillas frente a ella y se dispuso a hacerle un buen
cunnilingus, ella arqueó la espalda hacía atrás apoyándose en los
codos, el otro chico comenzó a besarla mientras y a sacar su vestido
para después acariciar sus pechos, una de las manos de Carmen comenzó a
buscar en la bragueta de aquel chico para sacar su miembro erecto y
comenzar a masturbarle, para poco después introducir su miembro en la
boca y comenzar a darle una mamada de escándalo.
Yo veía toda la escena mientras ella era ajena a mi presencia. Había una
parte de mí que lo estaba pasando mal y otra parte de mí que estaba muy
excitada por la situación.
No tardaron en pasar a una postura más cómoda. Carmen se tumbó y el chico
de la mamada se puso al lado de rodillas en la cama a lamer sus pechos,
mientras el otro seguía lamiendo su sexo. Estaba oyendo cómo Carmen
empezaba a jadear, jadear como nunca la había visto. No tardó mucho en
tener un orgasmo, que denotó diciendo un tímido y ahogado "Me corro, me
corro me cooorrooo".
El chico que había estado haciéndole el cunnilingus se levantó y se
desnudó para enfundarse un preservativo, y segundos después colocó su
pene a la entrada de mi novia para empezar una penetración muy lenta. A
la vez, el otro chico seguía lamiendo sus pechos y besándola, hasta que
se irguió de rodillas a su lado y penetró su boca. La boca de Carmen
recorría aquella polla despacito y a veces solo la recorría con la
lengua.
Tras un rato en esa postura, decidieron cambiar los roles y postura. Los
chicos se intercambiaron y mientras Carmen se puso a cuatro patas
pidiendo que quería un poco de caña, el otro chico se enfundó otro
preservativo y se dispuso a penetrarla durante con un vaivén frenético.
Carmen gemía como pocas veces he visto mientras el chico que le
penetraba la boca anunció que no podía más, y anunció que se corría. A
pesar de que sacó su pene de la boca de Carmen, ella sacó la lengua
dando permiso para que acabase en su boca. El otro chico no aguantó
mucho más y se corrió dentro del preservativo mientras le daba caña.
En ese momento, cayó rendida en la cama y descansó cogiendo aire mientras
los dos chicos se quedaron igual de relajados hablando de tonterías
hasta que poco después reparó en mí.
Se vistió, fue al baño a limpiarse y se acercó hacia la reja buscando que
le diese su tanga, se despidió de los dos chicos y salió a buscarme. Al
reencontrarnos me besó y me dijo que se lo había pasado genial, que ya
se encargaría de compensarme.
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