Buenas,
mi nombre es Manuel, tengo 44 años y soy empleado de banca, soy un
hombre de 1,88 y deportista, siempre he tenido y sigo teniendo éxito
con las mujeres, aunque soy fiel. Llevo 12 años felizmente casado con
mi mujer, con la que vivo en un pueblo muy cercano a Málaga.
Carla, mi esposa, tiene 41 años, mide 1,70, es morena, delgada y está muy
marcada ya que hace mucho deporte, es una apasionada del crossfit,
tiene un culo tremendo y una 95 de pecho que se operó cuando cumplió
los 30 años. La verdad que es una mujer que llama la atención. Todo el
mundo nos conoce en el pueblo, ella es farmacéutica en la única
farmacia que hay. Tenemos 2 hijos, de 3 y de 7 años, y a pesar de haber
dado a luz dos veces el cuerpo de mi mujer parece el de una chica de 28
años
Nuestra vida sexual es muy activa, nos gusta mucho ver porno juntos,
fantasear, usar consoladores... Nos gusta ir añadiendo cosas aunque
nunca hemos añadido gente, fantasía muy recurrente cuando estamos
follando y mi mujer chupa una enorme polla de plástico y se moja como
si estuviésemos en un verdadero trío, cosa que en infinidad de
ocasiones le he propuesto y a la que sólo en el momento en que estamos
follando no dice un rotundo no.
Compaginamos
nuestra vida laboral con el deporte y sobre todo con los niños, el
pequeño aún no hace nada pero al mayor le vamos a ver todos los sábados
jugar con el equipo de fútbol en el que está apuntado, y aquí empieza
la historia...
A raíz de estar nuestro hijo en el equipo hemos formado un grupo de
amistad con los otros padres y con el entrenador, con los que
quedamos después de los partidos a tomar algo y hemos salido a cenar un
par de veces sin los peques y a tomar unas copas. El entrenador en
cuestión es Marcos, que continuamente le digo a mi mujer que se la
folla con la mirada, tiene 28 años y, aunque no me gustan los chicos,
he de reconocer que está muy bien, juega en el equipo de fútbol del
pueblo y es monitor de actividades en el polideportivo local. Pues
bien, nosotros todos los años dejamos a los pequeños con los abuelos y
nos vamos una semana de vacaciones solos, y aquí llegó la que sería la
casualidad que cambiaría nuestra relación para siempre.
Este verano decidimos irnos al Algarve, cogimos un apartamento con jacuzzi
y a todo lujo para disfrutar esos siete días a solas. El primer día
descansamos y cenamos en el apartamento, pero el segundo nos animamos a
cenar por ahí y tomarnos un par de copas. Cenamos con vino, con lo que
eso conlleva, y luego nos fuimos a bailar a un pub en el que había
mucho ambiente. Para nuestro asombro, nos encontramos entre un grupo de
tíos a Marcos, el apuesto entrenador de nuestro hijo mayor, que se
encontraba de vacaciones con unos amigos y al que saludamos y con el
que tomamos una copa.
Entre lo que hablamos, y creo que fruto del alcohol, mi mujer le comentó
que mañana iríamos a una playa nudista que estaba a escasos 5
kilómetros de donde nos alojábamos. Se pueden imaginar los derroteros
de la conversación. Yo un poco apartado pude ver como se le empezaba a
marcar la polla a nuestro amigo debido a la erección que estaba
teniendo, seguramente imaginando a Carla en pelotas.
La noche se alargó y él estuvo unas 2 horas con nosotros hablando y
riéndonos. Cuando dieron las 4 nosotros nos fuimos para casa y él
siguió con sus amigos de fiesta. Esa noche echamos un polvazo, Carla
estaba más puta que nunca, y aunque no dije nada, sabía que era por lo
que se imaginaba con el guapo de Marcos.
Llegó el día siguiente y fuimos pronto a la playa. El paisaje era
espectacular, un lugar pequeño y recogido donde estábamos unas 40
personas, todos desnudos y disfrutando de la naturaleza. Nos encanta el
nudismo, la sensación de ver a mi mujer ir al agua, con sus tetas
perfectas, su culo grande y duro y su coño depilado y saber que otros
tíos la ven es lo que más morbo me produce en esta vida...
Lo mejor vino cuando después de dos horas en la playa nos sacamos unas
cervezas y unas patatas para tomarnos un aperitivo, y de repente, una
mezcla de nervios, morbo y excitación se apoderaron de nosotros. Era
Marcos, paseando por la playa solo. Lo vimos a unos 30 metros, yo se lo
dije a mi mujer y ella se reía entre nervios y vergüenza. Cuando se
acercaba a nosotros yo me decidí por llamarlo y saludarlo, él se hizo
el sorprendido y yo me levanté para chocarle la mano y hablar con él.
Carla, por su parte, lejos de ruborizarse o taparse, se levantó y le
dio dos besos, aplastando sus tetas contra su pecho, y acto seguido nos
sentamos.
Marcos, que sin duda había venido buscando este encuentro, se quedó de
pie, esperando quizás a que lo invitásemos a sentarse, pero su
excitación le traicionó y con su polla enfrente nuestra los 3 nos
percatamos de la media erección que tenía. En ese momento, yo, que no
quería que eso acabase nunca, le dije que se tomara una cerveza con
nosotros a la vez que rebuscaba en la nevera.
Estuvimos sentados 30 minutos hablando. La situación era extremadamente
excitante. Mi mujer, que se tapó el coño con tolla que arrugó entre las
piernas enfrente del entrenador de nuestro hijo, que desnudo, puedo
deciros que gana, tiene un cuerpo escultural y una polla muy grande,
sin un pelo, y que sentado escondía el capullo rosado y gordo que asomó
cuando mi mujer lo abrazó y le dio dos besos.
Pasado un rato Marcos se fue a su toalla, que estaba a unos 20 metros de
la nuestra. En ese momento hice una proposición a mi mujer que nunca
pensé que fuese a aceptar. Mi idea era irme aludiendo que tenía que
hacer unos temas de trabajo y dejarla sola dos o tres horas allí y,
contra todo pronóstico, aceptó. Mi única condición era que me contase
todo lo que sucediese en ese tiempo y que se dejase llevar, no le ponía
límites, es más, me despedí diciéndole que ojalá se follase al mister.
Eran las cuatro de la tarde, cogí mis cosas, le dí un beso a mi mujer y
pasé por donde estaba Marcos para comentarle que me iba y que ojalá nos
viésemos otro día, dejándole a 20 metros al pibón de mi mujer
desnuda...
Llegaron las ocho y veinte de la tarde y se abrió la puerta del
apartamento. Era mi mujer. Su cara era una mezcla entre nervios y
vergüenza. Yo, para tranquilizarla, le dije espero que te hayas
follado a Marcos y que me cuentes hasta el último detalle. Su reacción
fue decirme Fóllame y después te cuento lo que he hecho estas cuatro
horas. Acto seguido se quitó el pantaloncito que traía y se apoyó en
la barra americana del apartamento para que yo desde atrás la
embistiera con fuerza una y otra vez hasta que, entre sus gritos y ante
un coño totalmente empapado, me corrí dentro de ella como nunca antes
lo había hecho.
Ahora cuéntame, le dije, y lo que ahora escribo es el relato literal de
Carla:
"Pues al poco de irte me puse a tomar el sol y veía como Marcos me miraba
continuamente. Pasados quince o veinte minutos, fui al agua y él
aprovechó para unirse. Estuvimos un rato en el agua hablando, primero
en la zona en la que el agua nos cubría hasta casi el cuello y luego
decidí acercarme a la orilla con la intención de que su polla quedase
al descubierto. Él se vino y seguimos hablando de cosas sin
importancia, pero le miré intencionadamente dos veces la polla y le
dije con eso tendrás contentas a las chicas eh... lo que le produjo
una erección brutal, y lejos de ruborizarse me dijo que no le dijese
esas cosas que podía haber problemas, y seguimos hablando con su polla
totalmente empalmada, momento que aproveché para decirle que mejor nos
metíamos más porque iba a llamar la atención.
Una vez estábamos metidos más adentro se acercó más a mí, su polla tocaba
por encima de mi ombligo y mis pezones se pusieron duros como piedras,
yo no me aguanté y le cogí la polla y empecé a hacerle una paja. A los
3 minutos de estar masturbándole decidí que mejor ir a la toalla, no
quería que se corriese, y nos pusimos juntos donde antes habíamos
estado tú y yo. Ya en la toalla, le pedí disculpas y le dije que por
favor esto fuese una cosa entre él y yo, a lo que me respondió que se
moría de ganas por follarme y que no me preocupase porque él era una
persona muy discreta.
Marcos había ido en un furgón que tenían alquilado sus amigos y me propuso
ir a la parte de atrás y acabar lo que había empezado. Yo no estaba
segura pero mi excitación me hizo lanzarme y así fue, cariño, nos
fuimos a su furgón...".
En ese momento la excitación fue tan grande que Carla se subió encima de
mí y me comenzó a cabalgar diciéndome que era solo suya y que la
perdonara, a lo cual yo respondí cogiéndola por su cintura y metiéndole
la polla dura como nunca la había tenido... Lo que pasó en el furgón os
lo contaré en el siguiente capítulo.
Email.
|