En
primer lugar, queremos agradecer la acogida de nuestra primera parte de
la historia, nos encanta hablar con vosotros por email y que nos
comentéis, y estamos valorando muy positivamente el hecho de aportar
fotos nuestras también, aunque tenemos más respeto por este tema.
Tras la cabalgada que me metió mi mujer mientras me decía que era sólo
mía, se vino abajo y se echó a llorar. Un sentimiento de
arrepentimiento se apoderó de ella, esa noche fue incapaz de seguir
hablando del tema. Yo no la presioné, ya que entendía que era una
sensación que entraba dentro de las opciones, pero conozco bien a Carla
y también sabía que no se arrepentía porque era consciente de que era
mi deseo que aquello hubiese ocurrido.
Al día siguiente desayunamos en la enorme terraza de nuestro apartamento.
Ella llevaba un pequeñísimo tanga y una camiseta de tirantes que
dejaban al aire sus grandes tetas por los laterales.
Ya
estaba totalmente calmada y le saqué el tema, ella me dijo que
olvidásemos la historia y que no quería que yo me sintiera mal, a lo
que le contesté que yo era plenamente feliz con ella y que veía incluso
necesario que ocurriese eso porque avivaba nuestra relación, y era
consciente de que ella sólo me amaba a mí, eso no va a cambiar nunca
jamás me dijo, a lo que repliqué que entonces no debía de parar el
morbo cuando nos apeteciera hacer algo así y que me moría de ganas de
que me contara qué había pasado en las 4 horas que estuvo sin mí. Y me
dispuse a escuchar con ansia y máxima excitación lo que ella me iba a
decir...
Pues bien, te contaré, después de lo que paso en el agua yo estaba muy
caliente, me apetecía muchísimo follarme a Marcos pero también tenía un
sentimiento muy grande de confusión. Aunque le dije que sí, la realidad
es que le pedí que me dejase fluir y que nos tomásemos una cerveza
tranquilamente en la toalla.
El
calor era asfixiante a esas horas, los 2 estábamos desnudos, sentados
uno enfrente del otro y hablando del tema, entre sus piernas
flexionadas tenía ese pedazo de polla que cada poco centraba mi
atención y que, aunque no estaba empalmada estaba lo suficientemente
dura como para que no dejase de imaginar cómo sería meterla en mi boca.
Yo me senté con las piernas abiertas, estaba mojada del baño y mi melena
tapaba una de mis tetas, eso sí, esta vez no puse nada tapándome el
coño y dejé que pudiese vérmelo entero, lo tenía abierto e imagino que
él pudo darse cuenta que estaba húmedo. En esos momentos mi excitación
era máxima. No quería que fuese un impulso el que me llevase a la furgo,
pero con cada cerveza estaba más decidida.
Después de una hora o algo más allí, cada vez con más alcohol en el cuerpo
y con la conversación subida de tono, él me dijo que fuéramos a la
parte de atrás, que era amplia y que si allí, solos, no surgía nada que
nos volvíamos a la toalla, pero que sabía que yo estaba deseando que
nos tocásemos. En la conversación insistió mucho en la discreción y en
que él tenía mucho que perder si alguien sabía algo, porque un
escándalo en el pueblo arruinaría su vida.
Esas palabras y el saber que Marcos es un tío con una gran reputación y
muy serio me hicieron decidirme. Le dije que guardase las mochilas
debajo de las toallas y que nos íbamos un rato a la furgo y volvíamos.
Yo cogí una toalla y poniéndomela a modo de vestido cogí mi móvil y me
dispuse a ir al aparcamiento, que estaba tras una arboleda a unos 100
metros de donde estábamos.
El
corazón me iba a 200, miré atrás y venía él, con una lata de cerveza en
la mano y la toalla, las llaves y el móvil en la otra. Su polla se
balanceaba de un lado a otro, su capullo a medio salir y una seguridad
en el andar que me hizo sentirme entre puta y sumisa, sensación que me
encanta...
Pues llegamos, abrió la puerta trasera y me invitó a subir. Era un
habitáculo amplio, los asientos de atrás estaban recogidos y, aunque
estaba debajo de unos árboles que daban sombra, el calor era
asfixiante... Detrás de mi subió él, que cerró la puerta y accionó el
mando para que se cerrasen todas las puertas.
En
ese momento posé el móvil y la toalla y cuando me giré Marcos me dio un
morreo que transformó el temblor de piernas en pura excitación. Yo
estaba tirada y él se echó a mi lado sin dejar de besarme. Nuestras
lenguas parecían pelear y cada vez entraban con más profundidad,
parecía que me follase la boca con la lengua.
Comenzó entonces a cogerme el culo, me tocaba con absoluto deseo, y
deslizaba la mano entre mis nalgas. Sabes que me encanta que me toques
el ojete mientras me follas y él parecía saberlo también. Yo cogida a
su culo cada vez estaba más cachonda, cuando pareció haber disfrutado
lo suficiente de mi trasero se dispuso a comerme las tetas, me hacía
daño porque me mordía demasiado fuerte a veces, las comía con ansia y
tras unos segundos bajó a mi coño, que en ese momento estaba
tremendamente lubricado. Me lo estuvo comiendo más de 10 minutos,
bajaba la lengua cada poco hasta que me tocaba el ojete, yo cada vez
más perra, le pedí que parase y entonces tomé el mando.
Se puso bocarriba y empecé a besarle, para pasar con mi lengua por su
cuello, sus pezones, rodear su ombligo y por fin, meterme el pollón de
Marcos en la boca. Estaba durísima y no me entraba entera, se la mamé
con vicio... Cuando apenas llevaría 5 minutos comiéndosela, me dijo que
parase que se iba a correr. Me la saqué de la boca y le dije que nadie
se lo impedía. Seguí comiéndosela, chupando con fuerza y la volví a
sacar y le dije que me follase la boca hasta correrse... pero cuando
estaba a punto la saqué y volvimos a besarnos.
Pasados un par de minutos me puso a cuatro patas y me empezó a follar.
Notaba su gran polla entrar entera con fuerza, no podía evitar gritar
aún a riesgo de que alguien nos escuchase, Marcos bombeaba una y otra
vez a gran velocidad y yo me corrí. Él siguió, estuvo un buen rato
follándome, me abría las nalgas, yo creo que le ponía verme el culo
hasta que justo coincidiendo con la segunda vez que me corría me dijo
que estaba a punto de correrse. Le dije que no parase, y casi sin
acabar la frase sentí como una tremenda corrida penetraba en mí.
No podía estar más excitada, Marcos me acababa de meter una tremenda
follada y se había corrido en mi interior. Cuando creí que todo estaba
terminado, él siguió follándome, no daba crédito, acababa de correrse
dentro y sin sacar su polla de mi coño lleno de corrida siguió dándome,
notaba su leche salir de mi coño a la vez que penetraba... Tras cinco
minutos más follando y con mi coño ya un poco dolorido, paró, nos
quedamos echados cinco minutos en la furgo, con una gran sudada y en
silencio, no sabíamos qué decir....
Continuará
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