.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Las maldades de mi mujer (3)".

 

 Al cabo de una semana, volvimos a coincidir con nuestro amigo en la playa. Traía a cuestas una carpa de 3x3 que podía tapar completamente para mantener las miradas indiscretas a raya y así estar más cómodos. Colocamos la carpa lo más cerca de las dunas posibles alejados de las demás personas. Mi mujer había traído lubricante para hacer más fácil la doble penetración y mi anal con Paco.

 Para decidir por dónde empezamos, Paco nos propuso un reto. Teníamos que convencer a una persona de nuestro sexo a que se uniera solo como mirón o mirona. Ambos estuvimos de acuerdo y nos lanzamos a la búsqueda del mirón o mirona. Ganó mi mujer, que se presentó con un bellezón de tía de unos 25 años. Tetas firmes, culto de infarto y coñito depilado al cero.

 Así que mi mujer empezó a comerme el culo y a lubricármelo. He de confesar que, durante la semana de espera, me he entrenado y me he llegado a meter un consolador de mi mujer de 22 cm y un poco menos grueso que la polla de Paco. Una vez lubricado mi culo, empieza a lubricar la polla de Paco.

 Sara, que así se llama la mirona, se está tocando y comenta que si no me cabe a mí, ella está dispuesta a ocupar mi lugar. Mi mujer le recuerda que solo ha venido a mirar, pero que si quiere luego cuándo terminemos ya hablaremos.

 Para hacerme más llevadero el tema, mi mujer se coloca debajo, yo estoy a cuatro patas y empieza a hacerme una felación a la vez que le ordena a Paco que empiece con su clavada. Debo de reconocer que estaba súper excitado, mi mujer comiéndome el nabo, Sara cada vez más cachonda y Paco con su pollón en mi ojete a punto de desvirgarlo, o eso creían ellos.

 El primer empujón de Paco hace que me retuerza de dolor, pero a la vez de gusto. Noto como entra casi todo el glande, pero se topa contra mi esfínter, que opone resistencia. Se la saca de nuevo y con un par de dedos me lubrica el interior y ahora con un poco de esfuerzo entra todo el grande. Intenta darle ritmo a la follada, pero el dolor hace que yo le pida parar. Le comento a mi mujer que ya me ha metido un buen trozo, pero ella no está satisfecha. Argumenta que cuando le toque a ella querré meterle todo dentro. Le digo que dudo que ni ese pollón entre en un culo, y Sara dice que a ella seguro que le entra.

 Se pone encima de Paco y con un poco de lubricante y dos empujones, el culo de Sara se traga la polla entera. Mi mujer se vuelve hacia mí y me dice: ¡lo ves quejica cómo entra!

 Mientras se folla el culo de Sara, yo aprovecho para lubricarme aún más el culete. Sara se corre como una loca, pero Paco aún no, por lo que mi mujer vuelve a ponerme a cuatro patas y empieza a mamar de nuevo mi polla y coge la de Paco y con su ayuda me la mete de nuevo en el culo, que ya está más dilatado y lubricado, por lo que logra tragar más de la mitad.

 Noto cómo Paco empuja con fuerza, pero mi culo no cede, por lo que le pido a mi mujer que dé por bueno el reto. Ella contesta que cambiemos de postura, a ver si es posible que entre más. Sara propone que me tumbe boca abajo y levante las piernas ofreciendo el ojete a Paco, que se pone con las piernas muy abiertas y me la mete en esa postura. Parece que así hay menos resistencia, y Paco, que lo nota, empieza un mete y saca en el que poco a poco va metiendo más carne dentro de mi culo.

 Ya casi está dentro cuando noto que me voy a correr, y le pido un último esfuerzo para introducirla entera. Coge fuerzas y me la mete hasta los huevos. Esto hace que yo no aguante más y, viendo mi mujer que me voy a correr, le pide a Sara que reciba toda mi leche en su boca. Como niña buena, ella obedece y se traga toda mi lechada, que no es poca cosa.

 Mientras, Paco sigue con su metesaca, cada vez más duro, lo que me produce un pequeño desgarro y empiezo a sangrar, aunque no lo suficiente para pedirle que pare. Por el contrario, como estoy muy cachondo, quiero que se corra dentro de mi culo. Así lo hace, y noto cómo se escurre la leche hacia fuera. No es muy agradable la sensación de suciedad que siento, así que decido ir a darme un baño para limpiarme.

 Cuando vuelvo, veo acercarse a un grupo de 5 o 6 vendedores como Paco, todos con muy buena pinta. Paco me dice que ahí están los participantes de la sorpresa que mi mujer me tiene preparada. Yo me quedo a cuadros, y le digo que para una doble penetracion no hacen falta 8 tíos. Mi mujer se ríe y me dice: ¿recuerdas que una de tus fantasías es verme follar con más de un tío? Pues aquí tienes tu fantasía a punto de ser realizada.

 Esto me coge de sorpresa y, entre un poco de miedo y mucho de excitación, no soy capaz de oponerme. Así que para seguir la dinámica le propongo a mi mujer un juego: tiene que mamar todas las pollas con los ojos tapados y luego volver a mamarlas sin la venda para identificar las pollas.

 Ella apuesta a que por lo menos identificará la mía, la de Paco y 4 más. Si gana ella, puede pedirme lo que quiera, pero si pierde, el que pone condiciones soy yo. Aceptamos el reto y empieza con la primera mamada. Primer amigo y con una inmensa polla también. Se lleva un par de minutos con cada una de ellas hasta terminar con las ocho.

 Sin quitarse la venda, dice que la quinta es la de Paco y la octava la mía. Acierta, pero Le quedan 4. Se dirige al que la tiene más chica pero muy gorda, la mama un rato y dice que es la tercera, otro acierto. Al final no falla con ninguno, así que me toca pagar prenda.

 Su petición es que me salga y la deje a solas con los 7 negritos. Le digo que no, que yo eso no me lo pierdo. Ella me dice que lo grabará todo en vídeo y que luego si soy bueno podré verlo. En fin, que acabo cogiendo una toalla y me pongo a 200 metros.

 Al cabo de una hora veo que Paco me llama y, cuando entro, veo a mi mujer completamente extasiada y toda llena de semen, cara, boca, pecho, culo... Lo único que me preocupa es que sea sin virgen del culo, que eso quería yo desvirgarlo.

 Está tan cansada que se va a dar un baño y luego me enseña el vídeo. Imaginad el paseo desde las dunas hasta el agua, unos 150 metros, con tu mujer de la mano y con la cara llena de semen y todo el cuerpo embadurnado en semen. La cara de los playeros era un poema. Continuará... Email.
 

 

 

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