Tras
un día muy intenso de lujuria, Paco propuso un juego muy excitante. Mi
mujer haría una petición y Paco y yo jugaríamos a piedra, papel o
tijeras, y el ganador decidiría quién hace lo que mi mujer pidió.
La primera petición de mi mujer consistió en pasear por la playa durante 2
minutos con la polla tiesa. Gané yo y mandamos a Paco a dar el paseo.
Como recompensa, mi mujer le dio unos cuantos meneos al pollón para que
ganara consistencia.
Vimos como cada vez que pasaba por al lado de una chica, esta miraba con
descaro el atributo de Paco. Incluso vimos como una pareja tomaba fotos
de él. Paco, sabedor de lo que tiene entre las piernas, andaba muy
despacio en incluso se ponía adrede en la visual de las chicas.
Segunda petición: el que gane decide si los otros dos le comen la polla al
perdedor o al contrario. Ufff con la malvada de mi mujer. Por una
parte, si gano cumpliré una fantasía que es que me coman la polla dos
bocas, pero nunca había pensado en un hombre como segunda boca. Si
pierdo, a tragar carne mechada.
Piedra, papel o tijeras... Gana Paco. Los sudores y mi polla empalmada
delatan mi grado de excitación, aunque Paco también está ya a punto.
Decida lo que decida va a ser una situación muy comprometida.
Antes de su decisión, propongo que el tercer reto sea mi mujer la que
tenga que cumplir con una petición nuestra, si ella acepta yo no pondré
ningún problema a hacer lo que decida Paco. Para ver quien gana la
apuesta, Paco propone que si su polla entra entera en el coño de mi
mujer, gana ella, y si no, gano yo. Ella no quiere aún ser follada por
Paco, pero le hago ver que solo vamos a usar la polla de Paco como si
fuera una regla, nada de folleteo, solo medir. Al final accede, pero
con la condición de que Paco sólo empuje lo necesario para meter la
regla.
Ahora toca decidir lo que hay que pagar. Yo que sé que a mi mujer el anal
no le va, pido que si gano yo me deje follarle el culo. Ella dice que
vale, pero si gana ella es Paco quien me folla a mí el culo. ¿No he
dicho antes que mi mujer es una malvada? Es tal el grado de deseo que
tengo de follarle el culo a mi mujer que, sin pensar en las
consecuencias, digo que de acuerdo. La decisión de Paco es que se la
mamemos los dos. Ufff... ¡en unos minutos puedo estar mamándole la
polla a un tío y luego siendo follado por él! Miedo me da de cómo va a
dejar mi ano.
Para no dilatar más la espera, mi mujer empieza a lamer los huevos y a
succionarlos, lo que hace que el pollón de Paco alcance su máxima
potencia. Le digo que pruebe a meterse en su boca todo lo que pueda, y
sólo consigue con gran esfuerzo tragarse el glande y un par de
centímetros más. Como ve que me hago el remolón, acerca la polla de
Paco a mi cara y me besa con pasión, poniendo el aparato en medio de
las dos lenguas.
Yo, con un poco de reparo y cierto asco, solo le doy un tímido lametón,
pero mi mujer me acerca el capullo y me dice que ahora me toca a mí
meterme lo máximo que pueda en la boca. Abro la boca y ensalivo a
fondo, el cabezón llena casi toda mi boca y creo que sólo voy a poder
un poco más. Poco a poco mi boca se va acostumbrado al tacto y sabor de
ese trozo de carne y empiezo a lamer y chupar como si fuera un experto.
De hecho, soy un experto, ya que como tío que soy, sé lo que nos gusta
que nos hagan cuando nos la maman.
Insiste mi mujer en hasta dónde soy capaz de tragar, y con gran esfuerzo y
una pequeña arcada, consigo meterme un poco más de media polla,
calculamos unos 16 cm más o menos. Paco comenta que exceptuando su
pareja, nadie ha sido capaz de meterse más de media polla en la boca.
Esto hace que me envalentone y le digo a mi mujer que lubrique bien la
polla de Paco, que me la voy a meter entera. Ella dice que si eso es
así me tiene preparada una sorpresa. Como no me fio de ella, le pido
que se la cuente a Paco para que luego no se haga la olvidadiza.
Mientras mi mujer ensaliva a conciencia el pollón, yo me dedico a lamerle
los huevos. Tenemos que hacer un alto, ya que está llegando mucha gente
a la playa y corremos el riesgo de ser descubiertos. Cuando salgo de
nuestro parapeto, veo que hay varias parejas al lado nuestra bastante
cerca, por lo que por sus risitas y miradas deducimos que se están
enterando de todo. Miradas cómplices que nos hacen entender que
no les importa lo que hacemos y que no nos van a importunar.
Así que manos a la obra, o mejor dicho, lenguas a la polla. En unos
minutos volvemos a estar de nuevo mi mujer ensalivando y yo ayudando a
ello. Me dice que tengo tres intentos y si no directamente Paco me
tiene que follar el culo. Si lo consigo, sorpresa consensuada.
Allá voy, puntita dentro sin mucho esfuerzo, glande conseguido ya con un
poco de molestias, dos, tres, cuatro, seis, ocho centímetros más y
arcada y primer intento fallido, pero habiendo conseguido meterme un
par de centímetros más que la primera vez.
Mientras descanso, ya que creía que la mandíbula se me desencajaba, sigo
lamiendo junto con mi mujer, y Paco nos dice que aún no está listo para
la corrida. Segundo intento de garganta profunda, superado sin
dificultad los 16 primeros cm, pero aún quedan 12 más.
Mi
mujer súper excitada no para de animarme y tocarse. Con mucha guasa,
empieza a hacerme un beso negro para según ella ir dilatando y
lubricando mi culo. La lengua de mi mujer metiéndola en mi culo hace
que me den ganas de dejarme ganar para ni que decir tiene que me
encantan que me haga el beso negro, aunque a ella no le hace gracia
hacérmelo, así que me lo tomo como un regalo.
Consigo aguantar una arcada y meterme otros cuatro o cinco cm más, 21 cm
de pollón en mi garganta y... ufff... otra arcada y para fuera. Ya sólo
me queda un intento y Paco sugiere que me tumbe boca abajo y apoye mi
cuello en una mochila para que quede mi cabeza colgando, que así es
como su pareja consigue tragársela entera, lo malo es que quedo a su
merced.
Me
coloco como dice y le pido que no empuje, que se deje hacer. Del tirón
en esa postura consigo meterme más de la mitad y siento como aún tengo
holgura para unos pocos centímetros más, pero creo que no voy a poder
con toda.
Me gusta sentir mi boca llena y me hace darme cuenta de lo que es comerse
una polla, y agradezco a mi mujer lo experta que es. Ella me dice que
aún quedan unos 10 cm por tragar y que es mi último intento. Cojo aire
y trago 4 o 5 cm, ya casi la tengo entera, pero mi mujer aún no da el
reto cómo conseguido.
Paco
me advierte que le queda poco aguante y que como descargue su leche en
lo profundo de mi garganta, lo voy a pasar mal. Eso me hace coger aire
y hasta el fondo, 28 cm en mi boca. Además consigo tocar con mis labios
los huevos de Paco y ya no se me hace insoportable el mantener ese
trozo de carne en mi boca, por lo que empiezo a sacar y meter la polla
a un ritmo frenético, hasta que siento la leche caliente en lo más
profundo de mi garganta que me obliga tragarme hasta la última gota.
Mi mujer me pide que describa qué sabor tiene, y es como amargo, pero a la
vez con una pizca de dulzor, un poco cremoso y caliente. Exhausto, le
pido a Paco que me diga cuál es la sorpresa, pero antes hay que ver si
el pollon de Paco entra entero en el coñito de mi mujer, que dicho sea
de paso, está muy lubricado y dispuesto.
Ella prefiere montarse encima para poder controlar y de paso mirar a la
cara de Paco, que aún no ha perdido vigor su polla. Nada más poner el
capullo en la entrada de su coñito, veo que mi mujer hace un gesto de
dolor, por lo que doy por hecho que no va a entrar completamente. Iluso
de mí, de nuevo la malvada de mi mujer me la ha jugado y, con una
sonrisa picarona, pega un fuerte culazo y se mete de un empujón toda la
carne.
Para
quedar constancia de que le cabe toda se pone a cuatro patas y me pide
que coloque mi cara entre sus piernas para ver mejor cómo entra. Lo
hago y le pido a nuestro amigo que la meta poco a poco. Así lo hace, y
le recuerdo a mi mujer que no habíamos hablado de ser follada, pero al
ver la cara de placer de ella, no puedo negarme a que reciba a cuatro
patas.
Mientras yo le voy comiendo el coñito y Paco follandola, siento como le
llega el orgasmo a los dos. Paco decide correrse en la cara y tetas de
mi mujer. Esta corrida es menos intensa que la que yo he recibido en mi
boca, pero aún así llena la boca y las tetas de mi mujer, que con la
calentura me dice que la sorpresa es que va a intentar una doble
penetración. Ufffff... pero eso sería otro día. Volveré a escribir la
experiencia.
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