.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Feliz noche de Reyes, cornudo".

 

 Por fin llega el día de Reyes. La ilusión recorre las calles y aquí en España todo el mundo es feliz comiendo roscón y estando en familia. A pesar de las dificultades de la pandemia, he podido disfrutar de muchos ratos con mi novia y la noche del 5 al 6 de enero me ha hecho el mejor regalo posible.

 Antes de empezar, somos una pareja joven. Yo tengo 20 y ella 21, y es una chica preciosa: rubia, 1'65, gordita y muy muy tetona, que atrae todas las miradas.

 Estábamos en la cama, besándonos apasionadamente, y de repente empezó:

 - ¿Recuerdas cuando fui a la boda de mis primos?

 Ella fue a esa boda allá por julio, antes de nuestro aniversario, y a parte de que sé que se emborrachó sin control, no me contó mucho más.

 - Sí...¿Qué pasa, cielo?

 - Pues esto no pensaba contártelo nunca pero ... (me empezó a sobar el paquete) me entraron dos camareros, uno era un pipiolo de 18 años y el otro tenía unos 30.

 - Pero ibas con tus padres y todo, ¿no se cortaron?

 - Me quedé sola con ellos y había bebido... (ella siguió frotando mi paquete) y me acabé yendo con ellos a uno de los baños, cielo.

 - Pero... ¿hicisteis algo?

 Y tras preguntar eso, cambió el chip y puso esa cara de dominante que tanto me desarma y excita.

 - ¿Tú qué crees, cornudo? Era inevitable... No paraban de manosearme y yo estaba a mil. Aunque hubieras estado delante, no les hubiera parado. Esos dos hombres para mí... Uf, me mojo solo de recordarlo.

 Mi polla ya estaba a mil, pero la miraba incrédulo. Siempre fantaseaba con esto pero nunca había sido real.

 - ¿Esto no es cierto, no?

 Ella se empezó a reír de forma cruel, y empezó su discurso.

 - Mientras estaba con ellos pensé que no te lo creerías, que sería solo una fantasía más de todas estas que te regalo, pero este regalo de reyes es totalmente real.

 Mi novia, a la que tanto quiero, sacó el móvil y me enseñó un vídeo. Un vídeo en el que está de rodillas, desnuda, chupando dos pollas a la vez mientras uno de los tíos graba y el otro la abofetea. Por un momento quise pensar que era de antes de conocernos, pero mi querida novia enseñó en el vídeo el fondo de pantalla de su móvil y ahí estaba una foto nuestra.

 - No puede ser...(mi polla estaba a mil)

 - Sí, cielo (ella me besaba mientras hablaba)... Tienes unos cuernos que no cabes por la puerta, pero parece que te gusta... (me sacó la polla y empezó a pajearme). Después de chupársela se querían poner condón, pero no les dejé. Seguro que has visto que esos dos pollones eran mucho más grandes que tu... (Se ríe) cosita, y quería disfrutarlos en condiciones. Me follaron en todas las poses, les entregué mi culo, cosa que a ti no te he permitido y se corrieron dentro de mí después de que se lo suplicara. Eres un puto cornudo y esos dos camareros que ni sé sus nombres me llenaron de leche...

 Yo estaba a punto de correrme, no podía creerme lo que estaba pasando y ella estaba pajeándome sin parar. Intenté buscar algún tipo de consuelo.

 - Bueno, si se corrieron dentro al menos no te tragaste su corrida...

 Ella se volvió a reír e hizo un cruel comentario que me hizo estallar de placer en sus manos.

 - Los hombres de verdad aguantan más de un asalto. Ellos no paraban de correrse y pude disfrutar de su corrida en mi coño, en mi culo, en mis tetas, en mi cara... Y sí, en mi boca, tragándome toda la leche que me sirvieron los camareros. ¿No recuerdas el tanga de lencería que me regalaste? Jiji... Me lo rompió y se lo quedó, lo siento, tendrás que comprarme otro.

 Yo me había corrido llenando sus manos de diosa de mi corrida y ella las acercó a mi boca.

 -Ya sabes qué hacer, cornudito.

 Lamí mi propia leche, obediente, mientras pensaba en cómo ella había tragado la de dos camareros, y después me obligó a comerle el coño en silencio. Era su rato de disfrutar y me esmeré hasta que se corrió en mi boca, tiene el clítoris súper sensible y me encanta darle placer.

 Finalmente, subí de nuevo a la almohada y la besé, la abracé y le di las gracias por lo que había hecho. Ella me escupió, me hizo el gesto de los cuernos con los dedos y me dijo:

 - Feliz noche de reyes, cornudo.

 

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