Hola
cornudos, corneadores y golfas. He visto vuestra web y me ha encantado. A mí me encanta intercambiar experiencias swinger de cuernos
con otras mujeres, creo que así aprendo y puedo hacer que otras
aprendan y sepan donde se meten.
Os contaré
mi primera (que no última) experiencia de cuernos consentidos: Yo tengo
39 años, soy funcionaria, soy de los mas normalita en cuanto a
costumbres, y llevo tres años metida en este rollo de los cuernos.
Empecé en
esto por petición de mi marido, como nos pasa a todas, o a casi
todas. A mí, la primera vez que mi marido me lo propuso, me pareció una locura, y tras muchos meses acepté hacerlo
y contactamos por internet
con un chico de Córdoba tres años menor que yo, (somos de Madrid).
Las
primeras veces chateé un poco, después utilicé la webcam, y ahí es
cuando la verdad a mí la historia empezó a ponerme más cachonda incluso
que a mi marido.
Tras mucho
chatear, quedamos un viernes noche de mayo de 2002 en un hotel de
Córdoba (en un pueblecito) que es de casitas blancas, tipo pueblo andaluz.
Cogimos dos
habitaciones, una arriba y otra abajo. Mirad, desde que quedamos en
firme, ya hablando con él por teléfono, para el
viernes, (era un lunes), se me metió un gusano por todo el cuerpo que
no
podía. No sé, me daba hasta miedo de si en el último minuto me
arrepentía.
Esa noche
se lo dije a mi marido y me tranquilizó. Fuí el martes miércoles y
jueves de craneo, comprando ropa interior nueva (la mía estaba un poco
usadita), depilándome (como nunca), yendo a la peluquería, me hice una
limpieza de cutis. Y en cada cosa que hacía iba acelerada, porque
estaba pensando en el por qué estaba haciendo aquello. Al mismo tiempo a
mi marido lo notaba raro, nervioso.
Dejamos a
los niños con mis padres y nos fuimos al salir del trabajo para Córdoba, bueno el hotel esta en un pueblecito.
Tardamos en llegar unas 4 horas.
Yo me
vestí, por expresa petición de mi marido, con unos pantalones vaqueros
ajustadísimos, una camiseta más ajustada aun con tirantes y tacones.
Llevaba unas pintas... que se me iban quedando mirando en los dos sitios
donde paramos a tomar algo.
Llegamos
sobre las ocho, y ahí estaba asustada del todo, y con ideas que me
daban terror: ¿No le gustaría?, ¿no habría venido?. ¿Cómo estaba
pensando en
esas cosas una ama de casa, si lo que debería es no acostarme mas que
con mi marido?. ¿A la hora de la verdad nos echaríamos para atrás?. ¿Si
me soltaba la melena, mi marido pasaría luego de mi?. ¿Me estaba
portando como una puta, o aquello era normal?. ¿Qué pasaría con mi marido
una vez que me viera como una puta?... etc... Eran ideas contradictorias
pero que me iban poniendo muy muy nerviosa.
Bueno, el hotel era una chulada y la recepción era con un bar tipo
terraza, uno interior tipo club privado (con sillones, billar, etc..) y
un pequeño mostrador. Bueno, pues todo eso ya lo vimos acompañados.
Al llegar y
parar el coche, y bajar para ir a la recepción, Jorge (así se llamaba o
nos dijo que se llamaba) estaba ahí esperándonos. Nos miramos y me
preguntó: ¿Alicia?, ¡madre mía!. Qué subidón me pegó (y a mi marido,
luego me lo confesó).
Bueno, pues
nos presentamos formálmente, y nos acompañó a la
recepción. Mientras mi marido entregaba el DNI y firmaba los papeles,
él me
hablaba sin parar, y yo estaba tan cortada y tan acelerada que no
recuerdo
nada de lo que me dijo, no sé ni lo que le íba contestando.
Cogimos
la llave y nos dijo: "Bueno, Luis (mi marido), ¿podríamos Alicia y yo ir
tomándonos algo mientras tú vas a la habitación y dejas las maletas?, y
así nos vamos conociendo...".
Ups... yo ya no sabía donde meterme, y balbuceé
un "vale". Mi marido se fue con el coche al parking, yo me fuí a la
terraza-bar. Mientras me hablaba y al ver que yo estaba tan cortada, de
golpe, me cogió de la mano y me dijo: eh, Alicia, todo va a salir muy
bien, llegaremos hasta donde tú quieras y cuando tú quieras, y eso me
tranquilizó por un lado, y por otro me comenzó a poner muy caliente.
Mi marido tardó un buen rato (media hora más o menos) en venir, y yo les
dije que iba a la habitación a ducharme y arreglarme un poco, cuando
Jorge saltó y dijo: "sí, yo también voy a ir a arreglarme y nos vamos a
cenar por ahí", y ya para rematar la faena mi marido suelta un "bueno yo
me voy a tomar una cocacola y en diez minutos voy para allá".
Nos
levantamos Jorge y yo y comenzamos a ir a las habitaciones (estaban
una arriba de otra, bueno él me hablaba, y la verdad era mas feo de
como me lo imaginaba pero resultaba encantador), al llegar a la escalera, muy estrecha, se me quedó mirando y me dijo:
"bueno Alicia, ahora nos
vemos", y me besó.
Yo me quedé paralizada, y lo cogí de la cintura y
luego ya rendida del cuello con los dos brazos. Él me agarró más y
me besó con más ímpetu la boca, el cuello, la cara, acariciando
mi espalda, bueno, pues ni ahí me puse a mil del todo (eso creía yo,
pero era el nerviosismo limite que hacía que no percibiese nada de
forma normal), por el miedo que tenía, el corazón me iba a cien. ¿Qué
hacía yo con un tío que acababa de conocer, morreándolo mientras mi
marido estaba tomándose una cocacola e iba a llegar de un momento a
otro?.
Bueno, pues me
despedí, él subió a su habitación y me dijo: "en
diez minutos bajo". Yo entré, mira y al quitarme el vaquero para ir a la
ducha me di cuenta del flujo que había estado soltando: ¡estaban las
braguitas empapadas como en mi vida!, y eso que yo no soy de mojar
mucho.
Comencé a ducharme, en eso llega mi marido, me preguntó que qué tal y le
dije:
"mira no se ni lo que estoy haciendo y estoy tan excitada que no controlo, soy
como un volcán, me doy miedo". Él me dijo que estaba muy excitado.
Al rato entró también Jorge, y estuvo hablando con mi marido de que yo le había
gustado.
Cuando acabé de arreglarme, tardé un minuto por lo menos (larguísimo)
en
salir a
la habitación, me daba corte como me iban a mirar los dos... no sé, que
reacción iban a tener (mi marido y él ya habían quedado por internet que el tiempo
que pasáramos allí mi marido en ningún momento actuaría de tal, y que nosotros
debíamos pasar de él).
Me vestí muy bien por fuera y por dentro.
Salí y los dos me dijeron lo guapa que estaba y nos fuimos al
pueblecito. Nada
mas salir ya hubo cambio de roles, pues en el coche yo me senté delante
con
Jorge y Luis atrás.
Cenamos, y al terminar, con la copa, cuando
Jorge
hablaba me
tocaba a veces la mano (caricias con la mano vuelta o con el dedo o me
tocaba la
rodilla), en fin que me estaba excitando, pero ahí ya estaba más
tranquila, yo
ya podía controlar.
Bueno, cuando mi marido se levantó para pagar en la
barra,
y al volver la cara, me encontré la de Jorge quien me besó, y al
hacerlo me
dio
un mordisquito en el labio inferior y me sonrió, lo que hizo que yo no
apartase
mi cara, y entonces aprovechó y me dio otro, y hasta cinco más o menos,
muy
pequeñitos. Lo hizo hasta que yo le respondí con movimiento de mis
labios
besándolo a él.
Entonces me dijo:
"Vamos saliendo". Le dijimos a mi
marido que
le
esperábamos fuera (mi marido no nos vió, luego me lo dijo, pero yo no
lo
sabía). Yo iba delante de Jorge y al salir me cogió, me volvió a besar y me
dijo:
"Eh, Alicia, ¿qué hacemos ahora?", me enganchó por el cinturón, y me atrajo
para él.
En
eso salía mi marido y nos cortamos un poco, hasta que mi marido dijo
una
frase
que siempre recordaré por lo cachonda que me puso (y eso que es una
idiotez):
"Ufff, como está subiendo la temperatura!, ¿queréis tomar una copa o
volvemos
para
el hotel?", a lo que no se porqué yo me quedé muda y Jorge dijo: "No sé,
nos
la
tomamos en el hotel, pero esperad, que voy al aseo", y se volvió a meter
en
el
restaurante.
Ahí se produjo algo absurdo.
Mi marido me fue a besar y yo
le
dije:
"Eh, ¿y si nos ve Jorge?", a lo que añadí: "Joder, ¡estamos volviéndonos
locos!", y él
se rió, y me dijo: "Tienes razón, disfruta, te lo mereces"... y bueno
todo eso
que
dicen los cornudos vocacionales.
Le pregunté
que cómo se encontraba y me
dijo
que
más caliente que nunca, feliz de verme disfrutar y de sentirse tan
cornudo. Yo le dije cómo me sentía: Tan excitada que creía que me iba a derretir
por
la vagina, que toda yo iba a
caer por ella (literalmente me sentía así, no había sentido aquello
nunca).
En el coche, a la vuelta, Jorge me tocaba la mano sin cortarse, y yo tonteaba
también tocándosela a él.
Llegamos y mi marido dijo que si no se quedaba a tomar la copa. En la
terraza
Jorge
me besó mas, y al rato, tras dos gin tonics nos fuimos para la
habitación.
Al
llegar a la misma, en la escalera-pasillo, él iba detrás de mí (era muy
galante)
y cuando se acercó por detrás para besarme, noté su pollón en mi culo.
Estaba
superexcitado, y el sentir su pene ahí y tan grande ¡hizo que me
corriera! .
Sin
hacer nada más, di tal gemido que él me volvió y me empezó a besar, a
abrazar, me
subió la camiseta, me besó las tetas..., todo muy lento y muy bonito.
En
fin, y
entramos.... Ahí me comporté como la amante de Jorge, le hice una
mamada, me
folló en tres posturas a lo largo de toda la noche, en fin... fue tremendo,
nos
quedábamos entre polvo y polvo mirándonos, bebiendo, en fin una locura.
Me sentía como nunca, tan querida, tan acariciada (me besó con besitos
por
todo
el cuerpo), tan halagada... pero yo en el bolsillo llevaba tan solo dos
condones,
¡la verdad era la primera vez que pegaba dos polvos seguidos!.
Cuando
comenzó
por la tercera vez y tras hablar y mirarnos un buen rato, a comerme el
coño,
me
dijo : "Dame otro condón, a mi se me han olvidado"... y ups, le dije: "No
tengo, ¿qué hacemos?". "Pero... ¿en tu
habitación tu marido tiene más?, y le dije : "Sí..., joder pues llámalo o
baja
tú".
Bajé yo, con el albornoz del hotel.
Abrí la puerta y él estaba despierto. Me dijo: "¡Dime!", y le
dije
a lo
que bajaba. Se levantó de la cama y vi que estaba empalmado como un
toro, se
acercó y me abrazó y me dijo que olía a hombre y a puta, que oía el
ruido
que hacíamos con la cama
cuando lo hacíamos, y nuestras risas, y que se había pegado cuatro
pajas.
Me dio la caja de condones, y me dijo:
"Mañana llámame cuando te despiertes y
te
subo la ropa o lo que quieras". Le dije: "Vale", lo besé, pero de forma
rápida,
y
me fuí para arriba.
Al día siguiente, Luis nos subió el desayuno y la ropa que le pedí.
Era increíble, me veía de lo más natural mientras Jorge le abría a mi
marido con
una
toalla
por la cintura como única ropa, mientas yo
estaba
en
la cama. Y yo me sentía como una reina, una diosa que tiene a todo el
mundo
a
sus pies.
Él me dijo:
"Hola" y me guiñó el ojo. Noté que los dos estaban empalmados.
Mi marido se iba a ir, y Jorge le dijo que se quedara a desayunar.
Diosss, fue
la
leche, porque dice : "Hombre, si no molesto...", y Jorge va y dice : "Que va".
Salí de la cama en pelotas con Jorge allí y mi marido, fue la leche,
pero
más
cuando al acercarme a la mesita y al borde de la cama para coger algo
de
ropa,
Jorge me dio una palmada en el culo inmensa, me agarra por la cintura
(ellos
estaban sentados) y me dice : "Ven aquí choriza", y me sienta encima de él.
Yo
ya
no me resistí, así de esa guisa desayuné.
Jorge me daba besitos en el cuello, mientras hablaban de no se que,
porque
yo
estaba otra vez tan excitada que no podía mas. Dije que iba a ducharme
y
Jorge
volvió a darme otra palmada que me puso a cien.
Me duché,
salí, me
vestí, y bajé
a mi habitación a pintarme. Jorge me dijo que se iba a duchar y mi
marido
bajó
conmigo.
Fue muy intenso, mi marido me dijo: "Te quiero, te quiero",
y me
abrazó. Yo le dije que le quería mucho, pero... que no tenía tiempo.
Bajó Jorge y nos dijo que
él tenía que ir a hacer unas cosas a Córdoba,
que
luego volvería. Mi marido y yo estuvimos paseando por la zona, una
maravilla.
El íba pidiéndome que le contara con pelos y señales todo lo que había
hecho
y
yo se lo conté de forma exhaustiva (típico de cornudos consentidos).
Comimos, dormí la siesta, y ahí mi Luis me quiso follar.
Y yo seguí los consejos que me
habían dado las tres chicas con las que chateé o
me escribí para que me dieran sus experiencias sobre esto: "No le dejes,
putéalo, hasta que pase todo y vuelvas a tu casa, así se sentirá mas
cornudo y
se te entregará cada vez mas, dile que no". Es como una norma en los
cuernos,
no se... como una costumbre, y le dije que no, que (tal y como me
habían
aconsejado) lo dejara masturbarse mientras me veía. ¡Pues no hizo ni
falta decírselo, comenzó a masturbarse mirándome!.
Jorge llegó a las ocho y media, y ya nos fuimos los dos solos a
Córdoba, a
un
pub de ambiente liberal. Mi marido se quedó solo, previo aconsejarme
como
vestirme. Lo pasé muy bien, me reí un montón, era como ir con un
noviete a
los
quince años.
Volvimos al hotel, pasé por la habitación de mi marido (estaba
despierto y
empalmado) y me despedí de él para subir con Jorge y follamos solo
dos
veces, ¡pero qué dos folladas!.
Al día siguiente al despertarnos, Jorge me dijo:
"Oye, llamamos a tu
marido y
que
con la excusa de que nos suba algo que nos vea un poco... no se a casi
todos los cornudos les gusta ver algo". Yo le dije que no y al final le dije:
"Pero
solo
si surge eh, y nadie está incómodo, y además paso de un trío".
Total, lo llamamos, le pedimos el desayuno y ropa para mí,
él subió,
pero ya
no salí de la cama yo, y Jorge tras abrir se volvió a meter en la cama, y
mi
marido
dejó allí el desayuno y la ropa y le dijimos ¿te quedas?. Él dijo,
bueno, a
lo que le dije: "Pues trae aquí (a la cama) la bandeja". Mi marido
la dejó allí, y
se sentó en el extremo de la misma.
Yo estaba desnuda, Jorge
también, mi marido no.
Para comer y tomarme el café me tuve que incorporar un poco y se me
veían
las
tetas y hasta el ombligo. Mientras desayunábamos, Jorge empezó a besarme
las
orejas de vez en cuando, me tocaba el muslo, me daba un pellizco... en fin,
estábamos poniendo a prueba a Luis de lo que podía aguantar.
Casi al final del desayuno,
Jorge tenía su mano derecha debajo de las
sábanas metiéndome mano y teníamos los tres unas caras de estar mas calientes
que....
Luis dijo:
"Voy a retirar la bandeja", y la dejó encima de la mesa, y
tras
hacerlo
se volvió a sentar en la cama. Y ahí, yo ya había bajado un poco los
pies
mas debajo y subido las rodillas y era evidente que me estaban metiendo
mano.
Como mi marido no se movió, y me
miraba, y hablaba con Jorge, dejé de disimular y no pude reprimir las
caras
de
estar muy caliente y gozando y gemidos, y cuando Luis iba a decir algo,
Jorge metió su
cabeza tras la sabana y comenzó a comerme el coño.
Me quedé mirando a
mi
marido,
quien me acarició un pie (cubierto por la sábana) un segundo con la
mano,
sin saber que hacer, mirándome
con una carita... y yo lo miré a él, mientras el otro me comía el coño, con
una
cara
que solo decía: TE QUIERO VIDA MIA, TE QUIERO. Luis me dijo: "Voy a ir
limpiando ésto" (y me lanzó un beso al aire, con un cariño...). Jorge fue subiendo y
empezó
a
follarme directamente.
Luis estaba en el aseo, o en la cocina americana, de vez en cuando
entraba y
cogía algo o hacía como si lo cogiese y se volvía a meter dentro del
aseo,
hasta que una de las veces, le dije: "Cariño, dame la mano mientras
éste
me
folla, te quiero al lado de mí, apoyándome... (en fin, todo lo que
acabamos
diciendo todas las golfillas-corneadoras).
Luis vino hacia mí, y
mientras
Jorge me
follaba me dio la mano, y se la besé, se arrodilló al borde la cama, y
comenzó a
masturbarse. Le estuve mirando casi todo el tiempo y él a mí. De vez
en
cuando, pasando del tío que me estaba follando y dando placer le decía
a mi
marido con un susurro: "¡TE AMO, TE AMO, GRACIAS MI AMOR!", y él me
decía: "¡DISFRUTA
AMOR MÍO, REINA MÍA".
Nos corrimos los tres casi a la vez. Fue
muy intenso y,
tras
hacerlo, a nadie le dio el más mínimo corte. Jorge se tumbó al lado y se
encendió
un cigarro, y mi marido se levantó, me dio un beso, y me dijo: "Bueno,
voy
haciendo las maletas abajo".
Me despedí de Jorge, luego bajamos y se despidió de mi marido, nos
metimos
en el
coche y... vaya tela como nos ha cambiado nuestra vida sexual para siempre.
Supongo que habrá mujeres (mi madre y muchas de mis amigas) que nos
llamaría guarras o putas. Me da igual, a mi me gusta, me excita y no le
hago
daño a nadie, mi marido es feliz con eso (no es un cornudo engañado,
sino
alguien que comparte mi sexualidad y disfruta a través de ella y para
mí y
por
mí) y ahora gracias a esa vida somos más activos sexualmente y estamos
más
unidos.
Un besote a todos.
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