.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Cuernos mexicanos (2)".

 

 Las cosas se han venido en cascada, Cesar y yo, creo que hemos madurado rapidísimo en estas últimas semanas; posiblemente por el estilo de vida que hemos escogido llevar. Somos más tranquilos, nos aburrió el hecho de hacer la agenda juntos, creo que descubrimos que el erotismo estaba más en la acción fina de los hechos y no en imaginarlos a futuro.

Últimamente, cuando vamos a cenar y tomamos una copa, le confieso mis planes para el siguiente día; le digo con quién y a qué horas, y se excita, comienza a “repelar” que por qué no se lo digo en privado; me chupo mis labios y le voy diciendo cómo lo haré. Él se pone a mil, voltea para todos lados y discretamente comienza a acariciarse la pija, yo lo regaño:

- Déjese eso puerco, no se esté manoseando.

Soltamos la risa, se me ponen los pezones duritos, paraditos; él lo nota y me bromea:

- Ya te excitaste amor.

Me encanta, me excita tener una pareja que me atiende, bromea conmigo y me deja vivir mi sexualidad. Me siento llena de vida, de sensualidad y sobre todo, de feminidad.

Cuando estoy en mi oficina, él me llama. Está más preocupado que mi galán porque todo salga bien, me pregunta: “¿Todo bien?, ¿aún sigue en pie tu cita?”; lo goza, se le nota en sus palabras la excitación. Me pide, me exige, lo que tengo que hacer, me sugiere los lugares a dónde vaya.

En 2 ocasiones lo he llevado a los hoteles en dónde cojí y le fascina que le cuente cómo y en dónde me puse. Esto de poner los cuernos y que tu pareja los acepte nos tiene a los dos muy unidos; creo que somos el uno para el otro. Ya no tengo que fingir cuando vamos a las tiendas. Antes, estaba escogiendo una prenda pensando si a mi amante le gustaría, ahora, le pregunto a mi novio si cree que a mi amante le gustará.

Llevamos una vida muy unida, todo el mundo se ha dado cuenta; hasta mi cuñado, con quién tengo rato que no cojo, cree que estamos bien acoplados porque “el cornudo” todo me cree y no tiene idea lo puta que soy; no sabe que gracias a que su hermano lo sabe estamos así de bien.

El viernes pasado que fuimos a la graduación (30 de agosto) lo que más le gusto era el olor a semen que llevaba, por lo que el siguiente lunes me pidió que no saliera a tiempo a comer sino que le dijera a mi jefe que me diera lechita de comer y él me esperaría afuera de la oficina.

Cuando todos salieron a comer, entré a la oficina de mi jefe, él hizo su sillón hacia atrás mientras me veía como me subía la falda y le mostraba que no llevaba bragas, mi jefe sacó su pija y me dijo: “Móntala cabrona, ¿quieres lechita?, pues sácala”. Yo me monté y lo cabalgué, el besaba mis senos mientras yo desesperada lo cabalgaba fuertemente. Me volteó para cabalgarlo dándole la espalda, dice que le encanta sujetarme de las caderas y verme su perfecta redondez mientras lo cabalgo. Terminamos, fue excitante pensar que a solo unos metros estaba mi novio esperándome. Arregle mi vestido y mi pelo y me despedí de mi jefe con un beso, límpiate tu conchita, me dijo.

- Si, ahora lo hago antes de salir, -le dije; pero no lo hice, ya que mi novio quería sentir la humedad de mi concha recién usada.

Al salir del edificio, ahí estaba mi novio en su carro, nos sonreímos en cuanto se cruzaron nuestras miradas, sabíamos de nuestra complicidad. Subí al carro.

- ¿Cómo te fue?

Me levanté la falda y le mostré que no llevaba bragas. El acarició mi conchita y me dijo

- Esta llenita de leche, eres un amor linda; me encanta verte tan feliz tan llena de verga.

En eso estábamos cuando vimos que mi jefe estaba saliendo del edificio, mi novio me dijo voy a saludarlo. Yo sólo me sonreí, él movió el carro hasta dónde estaba mi jefe llegando al suyo.

- Hola Licenciado, ¿Cómo está?

- Bien Cesar ¿y tú?

- Bien, salieron un poco más tarde que el resto, ¿mucho trabajo?

. Si (estaba tenso, nervioso), Victoria y yo revisábamos una propuesta

- Debe de ser muy buena para dedicarle el tiempo de la comida

- Si muy buena (volteó a verme con una sonrisa), ¿verdad Victoria que valió la pena?

- (Yo), si licenciado, realmente valió la pena (le correspondí su sonrisa y le mandé un beso furtivo)

- Bueno, nos vemos licenciado, le encargo mucho a Victoria, cuídemela

- Claro, no tengas cuidado, está en buenas manos

- (Estrechándose las manos), ya lo se licenciado, ya lo se

Cuando mi novio arrancó el carro nos reímos mucho de la situación; el licenciado tenso porque se acababa de coger a su secretaria, el novio de su secretaria saludándolo muy amigablemente y la secretaria en el carro del cornudo novio, sonriéndole al jefe y mandándole besos.

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El día de ayer pasó una cosa muy rara y erótica. Asistí a una graduación invitada por mi novio, allá en el salón había más de uno que ha pasado por mis brazos (¿debería decir piernas?).

Fui vestida con una vestido negro de seda, con falda volada, a la rodilla, pero estrecho en mi tórax; una tanguita negra, sin sujetador ya que el vestido es abierto de la espalda (y en verdad quería que se mostraran mis dos pezones bien paraditos), zapatillas negras (sin medias ya que hace mucho calor) y pelo suelto.

En más de una ocasión mi cuñadito tocaba mis muslos sin importarle que mi novio (o su novia) lo pescara "in fraganti". Me bromeaba de lo bien que se me veían los pezones, me decía que deseaba besarlos y chuparlos y yo reía de sus ocurrencias. Solo yo oía sus bromas porque la música estaba muy alta, mi novio preguntaba qué era lo que me decía y yo solo le decía que bromas sobre la gente y la música. En una escapada que me di al tocador, encontré un viejo (y sabroso) conocido quien me abrazó muy efusivamente dándome un beso en la mejilla, no dejaba de abrazarme y decirme al oído que me había estado observando desde hacía rato, me dijo:

- ¿Qué pasa no me darás un beso por el reencuentro y los viejos tiempos?

Hice el intento de besarlo en la mejilla y me puso sus labios los cuales no rechacé. Nos dimos un largo y sabroso beso mientras sus amigos festejaban ruidosamente el hecho. Sin dejar de abrazarme me invitó a pasar a un rinconcito que se hacía en la escalera y cuya privacidad sería asegurada por sus compañeros. Entramos y de inmediato comenzó a besarme y acariciarme encima del vestido, lo subió y apretaba mis nalgas fuertemente; bajó los tirantes del vestido y mis senos estaban al descubierto, todo el vestido se hacía “bola” en mi cintura, mientras el besaba mis senos y con sus manos me acariciaba el clítoris. Sus amigos no dejaban de hacer ¡Uhhh¡, ¡bien¡ ¡duro¡ y le dije parece que tus amigos ya se excitaron,

- ¿Te animas a bajarles la calentura?

- No creo que seas de los hombres que compartas a una mujer, ¿o si?

- Una ricura como tu debe de ser probada por todos mis amigos, cómo quieres que no te comparta.

- ¿Y quién nos va a vigilar?

- Dejamos a dos.

Y llamó a dos de ellos y entre los otros tres me dieron batería; uno se hincó y comenzó a chuparme el coño, mientras los otros me besaban y me chupaban las tetas; luego el de abajo se acostó y me pidió que lo cabalgara, me senté en él y mi amigo puso su pija en mi boca, el que estaba abajo no duró nada y terminó en gritos y convulsiones; mi amigo le dijo: Quítate buey. Y luego le pidió al otro que me diera su pija por la boca mientras el me cojía por detrás (de a “perrito”). Me comí esa pija y el muchachito terminó abundantemente en mi boca, mientras mi amigo lo hacía en mi interior; cuando se subieron sus pantalones los otros que estaban de guardia quisieron cojerme y les dije que no, que era una vergüenza que entre tres cabrones no pudieran hacerle tener un orgasmo a una mujer. Medio compuse mi vestido y el pelo y me dirigí al baño de prisa mientras el grupo de muchachos me gritaban cosas; en mi interior sabía que lo hacían porque es duro que una mujer le diga a un hombre que no la satisface.

Llegué al baño y los restos de la batalla eran evidentes. Limpié los restos de semen en mi cara y el pelo y limpié mi conchita, no sabía cuanto tiempo pasé ahí y tenía que inventar un buen pretexto para el grupo de personas con los que compartía la mesa, ya que por el cornudo de mi novio no me preocupaba.

Cuando llegué, mi novio se acercó a mi oído y me dijo:

- ¿Estuviste platicando con Oscar?

De momento me sorprendí de que supiera en dónde estaba, pero de manera casi natural respondí

- Si, platicamos muchas cosas.

- Lo vi cerca de las escaleras cuando fui al baño y me imaginé que si tú ibas para allá también los verías. A propósito, una de las tantas cosas de las que platicaron aún la tienes en el cuello cerca de tu oído izquierdo.

Me sorprendió su sobriedad y limpiándome disimuladamente le dije:

Gracias, según me había quitado todo.

- ¿Y cómo la pasaste, quedaste a gusto?

Aún no salía de mi asombro.

No, no me supo satisfacer. (para que decirle que fueron tres y no uno, como dicen en mi pueblo. “hay que ser cerdo, pero no tan trompudo”.

Cuando dejamos de hablar, mi cuñadito me dijo:

- ¿En dónde estabas, por qué tardaste tanto?

- Pues, como me estuviste calentando y no me cumpliste lo de “siempre ser mi bombero que me apagaría mi fuego”, fui a buscar con quién apagármelo.

- Pues si quieres, me llevo a esta chica y regreso al rato para poder atenderte

- No gracias, cumple con tu novia, a mi no me faltará quien me atienda y ya vez que tu hermanito no me cela

- Si ya vi que este pinche cormudo confía demasiado en ti aunque cualquiera pudo haber sospechado en dónde estabas.

- ¿Tu sospechaste?

- No, estaba seguro que andarías por ahí cogiendo con uno

- ¿Cogiendo con uno?, que poco me conoces

- No entiendo

- Me cogí a tres y ni entre todos pudieron satisfacerme, así que amenazo con seguir de cacería

- Vale

El resto de la noche la pasé bailando y dejando que mi novio me acariciara los senos y mi culo sobre el vestido. En esas andábamos cuando mi novio me pidió que me quitara la tanga para que no trajera nada debajo, yo le dije que la ”tanguita” era lo único que traía puesto pero el insistió por lo que volví al baño a quitármela.

Al pasar de nuevo por el lugar en dónde estaba Oscar y sus 4 amigos ya solamente estaba él y otro más; rápidamente me abordó y me dijo ¿qué pasó, por qué te fuiste tan deprisa? ¿te regaña el cornudo de tu novio?

- No, solo que me encabrona ser el depósito de las calenturas de los hombres, eran tres y no sirvieron para nada

- Es que nos tenías muy excitados

- Siempre los precoces tienen pretextos y conste que no lo digo por su edad

- Mira, aquí me acompaña Pedro, el tiene una verga fenomenal, déjalo que reivindique el orgullo del grupo

Pedro sólo sonrió, pero sin bajar la vista cuando lo vi directamente a los ojos, eso me gustó, me dio la impresión de dominio. Sonriendo lo tomé de la mano y le dije mientras lo llevaba al rincón: Vente Pedrito, veamos de qué estás hecho

Pedro llegó directamente a lo que íbamos, me cargó y me sentó en una mesita que estaba ahí y me bajó la tanga mientras no dejaba e besarme; bajó los tirantes de mi vestido y en forma coordinada me ensartó su enorme pija y me acariciaba mis senos. Ahhhh¡¡¡ Pedrito, solo le decía, ¡¡síguele¡¡ no vayas a terminar como los putos de tus amigos. Pero él seguía dándome con fuerza, entraba y salía, bajaba su ritmo y entraba despacito, sentía muy sabroso como su pija me abría y se adentraba hasta golpearme por dentro para luego sacarla. No dejaba de besarme y de acariciar mis senos. Vi cómo Oscar y otro de sus amigos estaban embobado viendo el éxito que Pedro estaba teniendo; hice un gesto con un dedo para que Oscar se nos uniera y le pedí a Pedro que ahora me cogiera parada pero por detrás mientras Oscar se sentaba y yo le chupaba la pija.

Pedro ya tenía los pantalones hasta los tobillos, yo sin tanga con el vestido “hecho bola” en la cintura y Oscar sentado con el pantalón en los muslos y su tranca apuntando al cielo. Yo tomé esa tranca y mientras Pedro taladraba mi conchita sujetándose de mis caderas, yo la chupaba sin quitar mis ojos de los de él, la acariciaba, le acariciaba su cabecita con mis dientes y lamía el glande, me la tragaba hasta la base y regresaba a la cabeza que mamaba y mordía levemente. Pedro me decía, eres la más guarra de las guarras, ¿verdad pedro? Si, pero la más sabrosa, mira nada más esta cadera.

Pedro no aguantó más y gritó sabrosamente mientras con fuerza me arrojaba su leche en mi interior; eso bastó para que yo tuviera un gran orgasmo pero tuve que dejar de mamar la pija para poder grita y Oscar, a su vez, disparó su leche en mi cara; yo en agradecimiento le limpie la pija a Oscar y le dije a Pedro que también se sentara en la mesa para limpiarla. Las dejé limpiecitas y relajaditas; acomodé mi vestido y me prestaron sus pañuelos para limpiarme la cara. Pedro dejó la mesa para subirse los pantalones y recogió mi tanga del suelo. Yo le dije:

- Te la regalo, de cualquier forma mi novio me había pedido que me la quitara

- Así que es medio fogoso el muchacho

- Y además un gran cornudo, bueno Pedrito, adios, y quiero que sepas que si reivindicaste al grupo; sabes mover esa verga, se ve que no solo la sabes usar para mear.

Le di un gran beso y otro para Oscar. Me dirigí al baño, arreglé mi pelo y mi vestido y salí con aires de triunfo hacia mi mesa, pasando junto a Oscar y sus amigos quienes me silbaron, me mandaban besos tronadores y me decían palabras sobre mi belleza; les sonreí, me paré y viendo fijamente el único de esos 5 con el que no había hecho el amor, le dije: Al rato que regrese al baño, si aún estás aquí podremos visitar “el rinconcito”, sin esperar su respuesta mi di la media, caminé hacia mi mesa y voltee a verlo con mi más coqueta sonrisa y los demás le chocaban las manos, lo abrazaban y gritaban en señal de triunfo. Al llegar a mi mesa, no fue mi novio el que me increpó sino mi cuñado:

- ¿Y ahora, volviste a coger con tres?

- No, solo con dos, ¿celoso?

- Me vale madre, no sé como te aguanta el cornudo de mi hermano

No le contesté, sólo atiné a voltear hacia el lado de mi novio quien me dijo:

-¿Y la tanguita?

- Ya me la quité.

El pasó su mano para verificar sobre el vestido si ya no traía nada.

- ¿La traes en la bolsa?

- No, se la regalé a Pedro, un amigo de Oscar (ya mi estado de excitación continua no me hacía pensar en nada)

- ¿Cogiste con él?

- Sí, ¿te gusta mi manera de quitarme la tanga?

- Eres terrible amor ¿y te gustó?

- Si, ahora si quedé bien.

El me abrazó y me dio un beso en los labios y continuamos divirtiéndonos; desafortunadamente, cuando regresé al baño ya no estaba el otro muchacho. Cuando mi novio y yo nos fuimos en su carro le saqué la pija y comencé a meneársela mientras le decía todo, si, todo lo que había hecho y lo que me habían hecho. El no salía de su asombro cuando le confesé que había cogido con tres al mismo tiempo y después con dos; él me decía que sólo lo hacía para excitarlo. Yo le dije que no, que era mi condición de mujer sensual la que me hacía ser así y animarme a romper con los tabúes, además le confesé que tenía otra cita pendiente pero que cuando fui a cumplirla él ya se había retirado de la fiesta; eso bastó para que estacionará el carro y me sujetó fuertemente la cabeza dirigiéndola hacia su pija, la mamé y chupe mientras él me gritaba “eres una puta”, “me encanta que seas tan puta”, “me fascina que otros te gocen puta descarada”, él me metía fuertemente sus dedos en mi conchita y yo me balanceaba como una serpiente sobre el asiento. Mi novio descargó su leche en mi boca y yo me la tragué toda, comencé a limpiársela con mi lenguita y viéndolo a los ojos le dije:

- Así limpié dos ricas vergas hoy en la noche, así les limpié sus restos de leche; esta es la tercera verga que limpio hoy ¿qué te parece?

- Que eres la puta más puta de todo México y por eso te amo, júrame que nunca dejarás de excitarme así con tus puterías

- Es un trato, yo no dejaré de ser tan puta y tu no te enojarás, así vamos a ser muy felices

- Te amo linda

- Y yo a ti mi cornudo

- Me encanta que me digas así

- Siempre lo haré mi amor, mi cornudo

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No se que me pasó, pero he perdido la concentración y el interés en escribir lo que me falta de "La semana santa". Una de las razones es porque Cesar ya aceptó su condición de cornudo y el hecho de estar escribiendo cosas en dónde lo coronaba sin que se enterara ya no me motiva; me motiva más relatarte lo que he estado haciendo últimamente con su consentimiento.

Me encanta que gracias a tí pude llevar de la mano a Cesar hasta la aceptación de su calidad de cornudo, gracias a tus consejos, el goza con su cogedora novia, tu gozas con mis relatos y yo gozo al tener tantos penes para mi. Últimamente, he cogido casi cada tercer día, César y yo hemos llegado al cinismo de hacer una agenda y él me besa mis pies y mi conchita mientras yo le voy diciendo con quién iré a dar una vuelta (él entiende que a un hotel, pero no lo digo tan abierto) y él me escoge la ropa. Por cierto me escoge ropa muy sexy; zapatillas, blusas, pantalones muy ajustados, tangas, etc.

El me ha pedido que lo deje ver cómo me hacen el amor pero me da nervio, claro que gocé en el yate cuando me tenían ensartadita mientras él se hacía el dormido y más me excité cuando acarició mis dedos y me lanzó un beso mientras me estaban cogiendo en cuatro patitas. No sé si funcionará sin copas, bailes y otros motivadores, actualmente sólamente cojo con mis amantes y ya, no existe más motivación que el sexo y no sé si podré concentrarme.

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Hola :

Hoy vengo con una minifalda roja muy ajustada (y muy corta por cierto), unas zapatillas de tacón rojas y una blusa de manga larga rosa mexicano, pelo suelto. Y me he vestido con una lencería que te encantaría verme (una tanguita blanca con bordados al frente y bra cortito y blanco). Te prometo que esta noche pensaré que estás viéndome desde el sillón que tiene el cuarto del hotel, te arrojaré las prendas a la cara y te haré ponerte mi tanguita y mi mini falda roja, quiero que descargues tu lechita en ella mientras Ricardo me coje tan rico como sabe hacerlo, le diré que me llene de leche la conchita para que puedas chuparme el coñito, ¿se te antoja mi amor?.

En verdad gocé mucho cuando te imaginé viéndome coger aquí en mi oficina, creo que intentaré cumplir esa fantasía (que alguien me vea hacer el amor, sobre todo mi novio). Mi compañero, al verme tan prendida, debió de haber pensado que es muy bueno para hacerme el amor, pero no se imaginaba que mi fantasía de tenerte enfrente y que me vieras gemir de placer me encendía como loca; jadeaba y decía "más, más, más"; y te gritaba "te gusta", y el tonto de mi compañero creía que la pregunta era para él y me decía - Si, linda, me gusta. Yo solo sonreía porque a quién realmente le preguntaba era a tí, mi cornudo .

Si me mandas una dirección te haré llegar mis tanguitas llenas de los jugos que me ha provocado otro, ¿qué opinas?

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Hola:

Siento no haber podio enviarte nada nuevo, pero es que he estado muy liada con el trabajo, aunque ayer, al terminar el turno, hice el amor en un privado con uno de los contadores y pensé en lo bien que la pasarías viéndome hacer el amor, mientras mi compañero me cabalgaba te imaginaba en el sillón, vestido con tus braguitas rojas (las de la nueva foto) acariciándote tu pija (la cual está como para chupártela cabrón)

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Hola:

Te envío el último relato de lo que pasó en la última Semana Santa, todo paso a paso. Por lo pronto se excita mucho cuando le voy platicando de algunas cosas, he comenzado con los magreos y leves encuentros, pronto llegaré a decirle lo mucho que le he puesto (le pongo y le pondré) los cuernos. He estado buscando, una foto que se vea natural, sin poses, ligeramente desarreglada pero que me vea sexi, y en cuanto la encuentre te la enviaré.

PD.- Por cierto, le regalé a mi novio, unas bragas blancas con encajes y le he pedido que se las ponga cuando venga por mi al trabajo, vamos a ver como reacciona, luego te digo)

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SEMANA SANTA

Sabes que por acá, al igual que en la mayoría de los países de mayoría católica, el festejo de la semana santa cambia el ritmo de toda la gente, ya que se están preparando para divertirse en esos días de asueto. Conmigo y mi familia no fue la excepción. Tenemos una casa a orillas del mar y es nuestro lugar tradicional para ir a pasar esos días. La familia de mi novio también tiene su casa en dichas playas y en esos días coincidimos allá y las reuniones se suceden en un ir y venir de casa en casa y de paseo en paseo.

Esta semana santa pasada solamente me darían de descanso del miércoles por la tarde al domingo, mientras que mi familia, mi novio y su familia estarían de vacaciones desde el viernes anterior. Los planes se iban haciendo entre mi novio y yo pero todo se “atoraba” en que él tendría más días de descanso que yo y pretendía pasarlos con sus amigos (cerveza, motos, lanchas, jet sky, etc.) para que cuando yo llegase a la playa nos reuniéramos para pasarla juntos.

El problema radicaba en quién podría acompañarme en las noches desde la noche del viernes hasta el miércoles por la tarde, para que mis padres se pudieran ir sin “pendiente” a la casa de la playa. Yo sugerí que le dijesen a mi primo Raúl o alguna de mis primas; mis primas no quisieron porque les “daba miedo” y yo argumentando la incomodidad de llevarme mis cosas no quise irme a ninguna casa; la única opción fue la compañía de mi primo Raúl quien ya se imaginaba que él y yo, tendríamos grandes noches de sexo en nuestra mutua compañía.

Mi plan era muy sencillo, esos días serían de gran goce sexual, incluiría a mi jefe, a Alejandro (compañero de oficina) y a mi cuñado Ricardo, quien por suerte también tendría que trabajar los mismos días que yo. La primera noche (viernes) que quedamos solos, mi primo se instaló a ver televisión en el estudio y me pidió que le sirviese una copa de vino tinto; yo me vestí con una bata blanca transparente y ropa interior blanca; bikini y bra diminutos. Cuando llegué a darle su copa, se me quedó viendo y me dijo:

- ¿Qué has pensado hacer primita?, porque tu mamá me pidió que te cuide mucho

- Quiero que me des libertad total. Por favor, tu no me preguntes nada, te darás cuenta de muchas cosas pero por favor, tu no habrás visto nada.

- ¿Entonces tu querido “noviecito” es un soberano cornudo

- Sí

- ¿Lo conozco?

- No “los” conoces

- Vaya con el cornudo, ¿son más de uno?

- Además de ti, 3

- ¡Qué bárbara! (moviendo la cabeza en negación). Ni hablar, pues nada más dime a que horas llegarás y en dónde estarás y ya sabes que no hay problema.

Me subí a su cintura, montándolo y besándolo tiernamente en los labios le dije:

- ¿A poco no te gusta que tu primita se divierta antes de casarse?

- Claro amor. Sujetándome fuerte de mis caderas y dándome fuertes besos en el cuello y mi pecho

- ¿A poco no te encanta cómo cogemos?

- Me encanta linda

Me separé lentamente dejándolo con las manos extendidas y comencé una rica danza para despojarme de mi bata; la lancé a un lado; me acerqué, le tomé sus brazos y se los coloqué en los descansa brazos del sofá, “No los muevas, a jugar que estabas encadenado”. Empecé a desabrochar los botones de su camisa para dejar su pecho prieto y velludo a mi merced; le besé sus tetillas y se retorcía de gusto. Subía y le besaba su cuello, sus labios y volvía a bajar a besarle sus tetillas.

Desabroché su cinto y bajé sus pantalones, comencé a jugar con su pene por encima del calzón, lo sentía duro, lo mordía, le besaba sus piernas velludas y su entrepierna. Me paré para quitarme muy lentamente y sensual mi bra, dejé al aire mis senos, y se los puse en la boca, cuando sentía que estaba chupando con gusto se los retiraba y volvía a ponerle solo el pezón en sus labios, los chupaba de lo más goloso, se deshacía jugueteando los pezones con su lengua, mientras que yo le sujetaba la cabeza y gritaba de placer. Me incorporé y comencé a bajarme lentamente mis bragas; mientras hacía esto me comenzó a decir: ¡Qué puta eres¡, ¿Por qué le pones el cuerno a tu novio cabrona?

- ¿Y qué?, (besándolo en el cuello) ¿no te gusta ser tú el que le pone su corona?

- Me encanta mamita, me gusta verlos juntos y pensar que “ese culito yo me lo estoy comiendo”.

- Pues cómetelo – le dije.

Me subí al sillón y le puse mi concha en la boca. El muy goloso me metía la lengua hasta el fondo, me mordía mis labios, jalaba mis pelos. Chasqueaba su lengua en mis jugos. Era fascinante. Me hacía gritar de placer, me dí la vuelta y en una pose por demás “circense” hicimos u fenomenal 69. Quiso usar sus manos y le grité:

- Estás amarrado, no se te olvide.

Volvió a dejar sus manos en el descansa brazos y solamente usaba su lengua con una habilidad asombrosa. De súbito me levanté y procedí a quitarle sus zapatos, el pantalón y su calzón. Sólo le dejé la camisa la cual, de cuando en cuando usaba él para limpiarse mis jugos, no sin recibir mi continuo grito: - ¡estás amarrado¡.

Ahora, el espectáculo que se me ofrecía era asombroso, él tiene una pija de un muy buen tamaño, me hinqué y la besaba con ternura; le paseaba la lengua por su cabeza. Gózala, me decía, es tuya mamita. Yo la metía en la boca y mientras la mamaba lo veía a los ojos. – me encanta cómo me miras puta cabrona; si supiera el cornudo de tu novio cómo me miran esos ojitos mientras me maman la pija.

Yo no dejaba de mirarlo ni de mamar, de pronto, le solté la pija y lo monté bruscamente, de un solo golpe me entró esa tranca, él y yo gritamos al unísono; que placer tan inmenso, me había dolido hasta el alma pero comencé a moverme circularmente para sentirla pegarme en las paredes de mi cueva. Fue tan rico, que no aguantó y me abrazó fuertemente tirándome al suelo y cabalgando brutalmente; no dejaba de gritarme ¡puta¡, prima, eres una putaaaaaaa¡, yo lo volteé y lo cabalgué fuertemente, sentía la cabeza de su pija rozándome las paredes; empujaba fuerte, hasta el fondo, dándole vuelta a mis caderas; terminé en un grito jalándole los pelos a Raúl.

Caí a su lado y él me abrazó tiernamente

- ¿Te llevo mañana al trabajo o vas hasta el lunes?

- Si, mañana voy medio día, ¿vamos a bañarnos?

- Claro, te ayudo a levantarte

Desnudos nos fuimos a bañar y dormimos juntos, desnudos; a pesar de que en la madrugada sentí que se le paraba su pija, no quise hacerlo porque apenas había comenzado la aventura y ese sábado le tocaba a mi jefe.

 

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