.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Carlota, novia exhibicionista y puta".

 

 Hola a todos. Después de un divorcio, he estado tonteando con varias chicas, pero ninguna me llamaba la atención. Les contaba que era liberal, y que me encantaba que me pusieran los cuernos. Me preguntaban por mi matrimonio anterior, y todas las cosas que habían sucedido. Lo mismo sucedió con una venezolana que conocí, a la que llamaremos Carlota, que era una chica muy joven, con pocas tetas, buen culo y buen cuerpo, delgadita y estatura normal. Chupaba que era un placer, pero hacía sexo como si fuera una modosita.

 Hace unos días, me salió un viaje para visitar a un amigo. Carlota me dijo que me acompañaba, y no me digáis el por qué, pero le dije que si quería ir tenía que ir sin bragas y sin sujetador. No puso pegas, aunque a sus preguntas, le dije que me apetecía exhibirla por ahí, y puede que la cediera a alguien. Me reconoció que esa propuesta le había calentado.

 Llegó el día, y al llegar a mi coche Carlota, observé que venía con una camiseta y un pantalón. Le pregunté que si tenía ropa interior, y me dijo que no, pero que no tenía otra ropa para llevar. Nos acercamos a un gran supermercado chino de su localidad, y le compré una falda y una camiseta que tenía un gran escote. Se lo hice poner, y pude comprobar que enseñaba perfectamente sus pequeñas tetitas, y como es lógico le hice subir la falda para que mostrara todo. Durante el viaje me acercaba despacio a los camiones, y le hice abrir bien las piernas, y ella lo hacía.

 Al llegar al destino, ella estaba nerviosa. Como no coincidíamos con mi amigo, mediante llamadas, juntamos en un lugar de la carretera nuestros coches. Carlota hizo el amago de taparse, pero con una pequeña voz mía, volvió a la posición inicial. Ellos se miraron, y me encantó la cara de niña buena que puso Carlota, pero sin cambiar de posición. Mi amigo nos indicó que le siguiéramos, que nos podíamos acercar a un sitio que estaba abierto a pesar del covid.

 Carlota fue cuando me dijo que mi amigo estaba muy bien, y que estaba muy excitada por la situación. Le dije que se comportara como una autentica zorra, y que si mi amigo le pedía algo, tenía que hacerlo. Ella simplemente asintió.

 Nos bajamos de los coches, y nos saludamos. Mi amigo miró a Carlota de abajo arriba, quedándose mirando sus pequeños pechos, que estaban prácticamente al desnudo. Se la presenté y le dije que era mi pequeña zorrita, y que hacía lo que yo le ordenaba. Aunque estaba un poco cortado, mi amigo, la beso, y a la vez le tocó los pechitos y le subió la falda para mirarle el culo y el coñito. Ella se dejaba hacer, mirándome a los ojos con una pequeña sonrisa.

 Les dije que podíamos ir a tomar algo, por lo que Carlota se colocó todo bien, y nos adentramos al jardín del bar restaurante que estaba abierto. El restaurante tenía un gran jardín, con mesas por todos los sitios y un mostrador en un lateral. Había mucha gente, pues estaban celebrando una comunión. Nosotros nos sentamos en un lateral, colocando a Carlota un lado de la mesa, dirigiendo sus piernas hacía un grupo de había de chavales que estaban sentados bebiendo celebrando la comunión.

 Al llegar la camarera pedimos nuestras bebidas, y le indiqué a Carlota que quién le había ordenado que se pusiera con las piernas cerradas y sin mostrar nada, a lo que ella, bajando la mirada, se abrió las piernas y se subió la faldita, haciendo que se le viera perfectamente su coñito depilado.

 Mi amigo y yo hablábamos tomando nuestros cubatas, observando que Carlota tenía las piernas abiertas y la falda subida. Al rato, dos o tres jóvenes del grupo de chavales, ya estaban mirando y riéndose de la situación. Uno de ellos, se notaba que convencido por el resto, se atrevió a acercarse a nosotros para pedirnos fuego. Yo creo que ni sabía fumar, ja ja, pero era la excusa para poder acercarse y verla bien. Me pidió fuego a mí, pero le hice una seña para que se lo pidiera a Carlota. Y así lo hizo, poniéndose delante de ella. Mi amigo y yo seguimos hablando, como si no nos enteráramos y así dejarles el terreno libre. El chaval se puso a hablar con ella, notando que se había empalmado.

 Carlota, siguiendo las instrucciones de que se comportara como una autentica puta, le pasó el mechero, pero abrió todavía más las piernas y se dejó mirar bien a gusto al chaval, que no quitaba los ojos del coñito de su peticionario. El chico se encendió el cigarro, no sin complicaciones, y al ir a devolver el mechero a Carlota, esta le dijo que si le apetecía ir a fumar fuera, donde los coches. El chaval nos miró, y yo con un gesto le dije que podía hacer lo que quisiera. Entonces este le dijo que si, pero que estaba con unos amigos, y le preguntó si podían ir ellos también. Ella le indicó que claro, que no le importaba. El chico se marchó rápido a avisar a sus amigos, y ella me dio un beso en la boca y me dijo que se marchaba a divertirse. Le pregunté si estaba caliente, y me dijo que mucho, que aunque eran muy jóvenes, pensaba que le podían quitar el calentón.

 Pudimos ver como Carlota se levantaba y se marchaba hacía afuera del recinto, donde estaban los coches aparcados y era como un pinar. Aunque seguían entrando invitados de la comunión, también vimos como el grupo de tres chavales salían detrás de ella. Estaban nerviosos y se reían entre ellos. Nos miraron a nosotros, pero enseguida quitaron las miradas, como cortados.

 

 Según me contó, ella se fue hasta el final de los coches y se apoyo en el mío, esperando que llegaran los chavales. Estos llegaron, muy nerviosos, y se presentaron. Se quedaron más tranquilos cuando ella les dijo que uno de nosotros era su novio y que no le importaba que zorreara por ahí.

 Entre risas, le preguntaron que si sabía que no llevaba bragas, y ellas les dijo que lo podían comprobar. Se pusieron a besarla, tocarla, y bajarle la falda que llevaba. Ella se la chupó la primero, y me comentó que tenía la polla muy delgada y sin pelos, con los huevecillos pequeños. Mientras se la chupaba, los otros se ponían nerviosos y la tocaban mientras se pajeaban. A ella le hubiera gustado chupársela a los tres, pero el primer chaval no la dejaba sacarse su pollita de la boca. Le agarró por la cabeza, y metía y sacaba su polla como si la estuviera follando.

 

 Ella me comentó que le encantaba, sobre todo por las caras que ponían sus amigos. Le agarró por los huevecillos, y al apretárselos, este se corrió dentro de su boca. Se tragó lo que el chico le expulsó dentro, pero este al ver que aún tenía su polla manchada de algo de lefa, le hizo que se la chupara de nuevo, haciéndolo Carlota encantada.

 El chico que se corrió se fue hacía dentro del jardín, dejando a sus dos amigos con Carlota. Eran aún más jóvenes, pero eso no hizo que mi putita se entretuviera con ellos. Los chicos tenían sus pollitas fuera, pues se habían estado pajeando. Carlota ya tenía la falda subida totalmente por encima de su cadera, y la camiseta bajada por debajo de sus tetas. Uno de los chicos se puso a besarla, mientras le pellizcaba los pezones de sus pequeñas tetitas. El otro le subió una de las piernas, y entonces el más joven aprovechó para meterle la polla en su vagina. Al parecer tenía el pene más pequeño, y tenía algo de pelusilla, pero casi nada. Como el chico no se movía mucho, Carlota lo agarró por el culo y hacía presión para hacerle meter y sacar la polla más rápidamente. Ella al parecer no se dio cuenta que se la había metido sin preservativo, pero no pudo remediar hacer que se corriera dentro de ella. Me comentó que era un poema ver a ese jovencito abrir y cerrar la boca, jaja, como si no pudiera creerse que se estaba follando a una chica.

 El último chico también se la metió, haciendo que ella se inclinase hacía adelante. Pero estuvo poco tiempo, ella la notaba poco, y al final se dio la vuelta y se la metió en la boca. Me comentó que esa era la polla más pequeña, sin pelos, y con los huevos muy pequeñitos, pero que fue la que más le gustó. Se la chupó a conciencia, tocándole bien los huevos, y pasándole mucho la lengua por el capullo. Al parecer el chico gemía mucho, y eso hacía que Carlota se excitara todavía más. De vez el cuando el chico se agarraba el pequeño pene y se masturbaba, mientras le metía los huevos en la boca de ella. De un suspiro el chico se corrió, metiendo su pene todavía más en la boca de Carlota, pero que se tragó su lefa con todo encanto. Cuando el chico se colocó bien, simplemente se despidió de ella con un “hasta luego puta”, cosa que le encantó a Carlota, según me dijo después.

 Llegó Carlota hasta donde estábamos, y simplemente nos dijo que se lo había pasado bien, que eran muy críos, pero que le gustaban así, y que estaba llena de leche por todos los lados. Pagamos y nos fuimos a un pueblo cercano. Ante mi sorpresa, nuestro amigo nos hizo coger mi coche, y agarrando a Carlota del brazo, hizo que ella se subiera detrás junto a él. A mi me dijo que arrancara y que tomará tal dirección, y que no dijera nada más. Podía observar como él se encargó otra vez de desnudar a nuestra amiga, y de un gesto hizo que se la empezará a chupar. Ella lo hacía sin rechistar. Escuchaba perfectamente como le daba lametones.

 Me llamó mi amigo y me hizo mirar, viendo como le estaba metiendo los dedos por la vagina y su culito, mientras ella lo levantaba cada vez más. Al rato, de una voz, ella puso su culito encima de su polla, y les pude escuchar como él le decía que se la metiera por el culo. Se inclino un poco y se la metió sin decir nada. Así se corrió mi amigo.

 Llegamos a un pueblo, y vimos un bar con mesas fuera. Yo pensaba que Carlota estaría cansada y totalmente plena, pero fue mi sorpresa cuando me preguntó “¿sigo así vestida amo?”. Nunca me había llamado así, y me sorprendió, jaja. Le dije que sí, que me apetecía. Ella bajó del coche como le había vestido. Nos sentamos en una de las mesas del exterior del bar. Carlota se puso colocada con los pies hacía la ventana del establecimiento. Para mi sorpresa, ella misma se abrió de piernas, dejando su coñito de nuevo al aire.

 Cuando se acercó el camarero, ella no se tapó ni hizo ademán de hacerlo. La cara del camarero era todo un poema de nuevo. Al rato pude observar como en la ventana del bar se había sentado un chico negro. Hacía que miraba el móvil, pero creo que le estaba sacando alguna foto a Carlota. Cuando se lo comenté a ella, esta me dijo que ya lo estaba viendo, con una sonrisa en la cara. Ella se abría más todavía, dejándose mirar por el chico de color que se estaba poniendo morado.

 Nos quedamos así durante un buen rato. El chico negro se estaba poniendo nervioso, pues tenía una silla delante, y le podíamos ver como giraba su cara de un lado a otro para mirar el coñito de Carlota. Ella seguía riéndose, abriéndose cada vez más de piernas. Así hasta que nuestro amigo decidió despedirse y nos fuimos todos a nuestros coches. Si se llega a acercar el chico negro, se la hubiera entregado, pero no fue así.

 De regreso, Carlota se abrió bien de piernas, y me dejó que la tocase el coñito, en forma que la estaba masturbando. Le pregunté si le gustaba, y me dijo que le encantaba, pues las pollas de los chicos le gustaron más que la mía, pero que no le habían dejado como la dejaba yo normalmente. Llegamos a un área de servicio de la autopista, y le dije si quería tomar algo. Me dijo que sí, pero que se bajaba de la forma que estaba vestida. Yo le comenté que por mí encantado, que estaba vestida como una putita y eso me encantaba.

 Al entrar y tomar algo, las miradas de los camioneros era indescriptible. Yo estaba totalmente feliz. Carlota no dejaba de zorrear, girando sus piernas abiertas hacía quién la miraba. Yo me daba cuenta que ella no dejaba de jugar, haciendo que se salieran sus tetitas de su camiseta muy abierta, por los laterales. De vez en cuando se rascaba, y hacía que se salieran todavía más. Le dije que me marchaba al baño, y al regresar observé que ella estaba hablando con un camionero, de forma simpática. Cuando me acercaba, ella se levantó y me dijo que se marchaba ahora ella al baño, que no tuviera prisa, y que no me preocupara. Se fue junto al camionero con el que estaba hablando.

 Según me contó Carlota después, entraron en el baño de mujeres, y en uno de los baños, se la follaron a lo bestia, diciéndome que disfrutó de lo lindo. Que se la folló varias veces, corriéndose dentro de ella, y que se la metió por el culo. Le dio varias veces cachetes en el culo, y aunque le dolía, disfrutó de lo que más.

 Regresó y me dijo que nos marcháramos, que ya estaba llena y no podía más. En el coche no tuvo más remedio que limpiarse bien, pues decía que tiraba lefa por todos los sitios. Quedamos en que ese día era el comienzo, y que habría más. Pero eso es otra historia que iré contando poco a poco, si surge.

 

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