La
primera novia que tuve se llamaba Ana, teníamos los dos la misma edad:
18 años. Yo dejé los estudios siendo muy joven, así que trabajaba en
una empresa de pinturas desde por la mañana hasta por la tarde. Cuando
salía del trabajo, me iba con Ana a mi casa y allí hacíamos las cosas
que suelen hacer las parejas jóvenes... Mis padres no llegaban a casa
hasta por la noche, así que teníamos toda la tarde para nosotros.
Le
di a Ana una copia de las llaves para que cuando yo llegara a casa,
ella ya estuviera allí y no tuviera que esperarme en ningún sitio...
Pero un día, mis padres en vez de llegar por la noche llegaron a casa
por la tarde, y.... pillaron a Ana follando con un tío.
Yo
cuando estaba abriendo la puerta escuché gritos, mi madre y mi padre
gritaban... Y al entrar me explicaron lo sucedido: al llegar ellos,
escucharon unos gemidos y el sonido de la cama de mi dormitorio
crujiendo. La puerta del dormitorio estaba abierta y los pillaron. El
tío se vistió a la velocidad de la luz y salió corriendo, Ana y mis
padres se miraron mutuamente con cara de asombro, ella no sabía qué
decir... Después empezaron a insultarla, a decirle que era una puta,
una guarra, una zorra...
A
mí me echaron la bronca por darle una copia de las llaves a ella, pero
por la noche, al verme tan afectado, me estuvieron tranquilizando y
dándome consejos acerca de las chicas. Sentían mucha pena por mí.
Habían descubierto que su hijo era un cornudo.
Dos
años después o así tuve mi segunda relación formal con una chica
llamada Mónica. Todo iba fenomenal, nos amábamos, teníamos muchas cosas
en común e incluso empezamos a hablar de casarnos. Cuando llevábamos un
año y medio saliendo, un amigo me dijo que no me fiara de ella, que me
estaba poniendo los cuernos. Le dije que eso era imposible, me enfadé
mucho con él y dejé de hablarle.
El
cuñado de este amigo trabajaba en un hotel de las afueras de la ciudad
y le dijo que Mónica y un tío reservaban de vez en cuando una
habitación. Yo no me lo creía, pero un día recibí un mensaje de texto
de mi amigo y me dijo que fuera inmediatamente al hotel para comprobar
que ella me engañaba. Fui hasta allí y esperé un rato en la puerta del
hotel, hasta que vi a Mónica salir de allí. ¡No me lo podía creer! ¡Eso
no podía estar pasando! ¡Mi amigo tenía razón! ¡De nuevo una chica me
traicionaba! ¡De nuevo yo era un cornudo!
Mónica
me pidió por favor que la escuchara, insistía en que ella me amaba, y
por la noche quedamos en un sitio para hablar tranquilamente de lo
sucedido. Me suplicó que la perdonara, que estaba muy enamorada de mí y
quería estar toda su vida conmigo. Cuando yo le preguntaba que por qué
entonces me puso los cuernos, no me daba un motivo convincente, solo
decía cosas como "no sé cómo lo he podido hacer, parece que me hubieran
hipnotizado, ese tío tal vez me echó algún tipo de droga en la
bebida...".
Ella
me pidió de rodillas que quería seguir siendo mi novia, que por favor la
perdonara. Yo la perdoné, me había mentido sobre los motivos por los
que me puso los cuernos pero era sincera en su amor hacia mí. Me
quería. Sí, ella me amaba... pero me puso los cuernos y sus
explicaciones eran estúpidas.
Pasó
algún tiempo y todo iba bien, pero una noche, después de llevarla a su
casa, sonó su móvil, que se le había olvidado en mi coche. Descolgué y
una voz de hombre dijo "¿Mónica? ¿Eres tú?". Le pregunté que quién era,
él me preguntó que quién era yo, le dije que el novio de Mónica... y
colgó.
Minutos
después ella me llamó desde el teléfono fijo de su casa para
preguntarme si se había olvidado el móvil en el coche y que era
importante que se lo llevara porque quería enviarle unos mensajes a una
amiga y llamarla por teléfono. Me quedé callado durante unos segundos,
no sabía qué decir ni qué hacer, estaba nervioso y muy confundido,
porque un desconocido había llamado a su móvil preguntando por ella, y
la posibilidad de que me estuviera poniendo los cuernos otra vez me
descompuso.
-"Ha
llamado un tío a tu móvil", acerté a decirle.
Ella
quedó en silencio.
-"Te
estoy diciendo que ha llamado un tío a tu móvil y luego ha colgado
cuando le he preguntado que quién era".
-"Bueno,
se habrá confundido de número...", dijo.
-"No,
no se ha confundido porque ha preguntado por ti. Ha preguntado por
Mónica, o sea, por ti".
-"Ah...
pues no sé... Bueno, ¿me lo puedes traer? Es que lo necesito. Si no
tienes ganas de coger el coche y venir, le digo a mi padre que me lleve
a tu casa y me lo bajas al portal, ¿vale?".
Tras
pensarlo, le dije que no tenía ganas de ir a su casa, que estaba muy
cansado, que mejor la trajera su padre y yo bajaría al portal con el
móvil en quince minutos, y me dijo que vale.
Me
quedé sentado en la cama de mi habitación, nervioso, preocupado... Y
entonces se me ocurrió echar un vistazo al registro de llamadas y
mensajes del móvil. El número de ese tío no lo tenía registrado en la
agenda, no aparecía ningún nombre, pero descubrí muchas llamadas
entrantes y salientes. Me temblaban las manos...
Después
miré los mensajes. Solo había uno. Era un mensaje de Mónica hacia ese
tío que decía textualmente:
"Vale...
vale... jijiji... la próxima vez dejo que me la metas sin condón. Pero
primero tengo que empezar a tomar pastillas anticonceptivas, así que
vas a tener que esperar un poco. Vas a hacer algo que nunca ha hecho mi
novio: ¡follarme sin condón! jijijijiji... Bueno, con la polla tan
pequeña que tiene el pobre, en realidad creo que no me podría dejar
embarazada aunque me follara sin condón... jajajaja!!!!!".
Por
poco me desmayo al leer eso. Sentía que la cabeza me iba a explotar,
sentía que mi cuerpo se desvanecía. Tuve que tumbarme en la cama, para
no caerme al suelo.
Mi
madre golpeó la puerta de mi habitación, me avisaba de que Mónica había
llamado al portero automático y que estaba esperando abajo para que le
diera el móvil. No le contesté, no me levanté de la cama. Después
volvió a llamarme, entró en la habitación, le di el móvil y le dije que
si llamaba otra vez, que le dijera que subiera ella por el móvil y se
lo diera.
-"¿Pero
qué te pasa? ¿Qué os pasa? ¿Estáis enfadados?", me preguntó mi madre.
Miré
hacia el suelo sin contestarle. Ella pareció entender que algo no iba
bien... Cogió el móvil, cerró la puerta de mi habitación y se lo dio a
Mónica.
Al
día siguiente Mónica me estaba esperando en el portal de mi casa cuando
regresé del trabajo...
-"¿Qué
te pasó anoche, Simón? ¿Estás enfadado conmigo por algo?".
Me
quedé mirando al suelo. No sabía cómo actuar, no sabía qué decir. Ella
me estaba poniendo los cuernos sin ninguna duda... ¡y tenía la cara
dura de preguntarme qué me pasaba! ¡Ella ya debía saber qué es lo que
me ocurría! ¿Pretendía tomarme el pelo o qué?
-"Pero
Simón... Simón... A ver, dime, ¿he hecho algo? ¿ha ocurrido algo?
¿tienes algún problema?".
-"Sí,
tengo un problema: ¡¡¡Soy un puto cornudo!!!".
CONTINUARÁ...
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