Esa
misma tarde...
- Hola mi niño, ¡vaya susto el timbre! -le escribí-
- Hola mamá, ya ves, creía que era tu marido o hijo, he llegado a casa con
el corazón en la mano -respondió al rato-
- Bueno, ¿qué que me cuentas? ¿qué opinas, nene? -pregunté-
- Ufff... llevaba días pensándolo, soñándolo, ha estado... ufff, estoy
confundido -respondió-
- Confundida estaba yo también esta mañana, pero mira, me lancé y no me
arrepiento, me da igual la edad... -escribí-
- Yo lo tengo que asumir aún, me gustas muchísimo, estás cañón, pero debo
pensar, ¿lo entiendes? -contestó-
- De acuerdo, cuando te apetezca, me escribes, y ya me dirás de las
clases. Chao -contesté la verdad cabreada-
Puto niñato, ¡será gilipollas!, pensaba constantemente.
A los dos días sin saber nada del niñato, no paraba de darle vueltas a la
cabeza, me decidí a escribirle.
- Hola -escribí-
Pasadas casi dos horas...
- Hola, perdona, estaba en el gimnasio.
- ¿Qué tal? ¿qué te cuentas? -pregunté-
- Bien, ¿y tú? Quiero verte hoy -dijo-
- ¿Cómo que hoy? Si mi marido llega en 15 minutos... Imposible -contesté-
- Pues tú misma, yo estaré a las 22.30 h en la plaza de mi casa un rato
solo, si quieres venir, bien, si no tú misma -escribió-
- Ok, 22,15 h, mejor en tu portal -respondí-
No sabía cómo hacer, pero necesitaba ir a verle.
A las 21,45, nerviosa en casa con mi marido al lado, me levanté, fui al
baño, llevaba puesta una minifaldita de volante de verano, un top
minúsculo sin sostén y me puse unas cuñas de esparto con tacón.
Le dije a mi marido que salía a tirar la basura a la plaza y a mirar quién
había, que no tardaba mucho. Le dejé tumbado en el sofá. Bajé y me
dirigí para allí.
- Niñato, ya estoy llegando aquí -le escribí-
Lo vio y no me contestó. Yo llegué y no estaba allí. Esperé un ratín. A
eso de los 5 minutos le volví a escribir.
- ¿Dónde estás? Joder... -escribí-
- En 5 minutos bajo, hemos quedado a las 22.15 h -respondió-
- Joder, vengaaaa... -contesté-
- Has dicho 22,15 h, ok. Yo también tengo cosas que hacer, ya bajo ves a
mi portal, y espérame en las escaleras que bajan a los trasteros
-respondió-
Yo entré en el portal y bajé al rellano de la escalera, donde él dijo. La
luz del portal se encendió y sentí a alguien esperar el ascensor, me
medio escondí, el ascensor llegó, oí a Karam saludar al vecino que
cogio el ascensor.
- ¡Mamá! -dijo-
- Sí, abajo -respondí-
Él bajó. Nada más encontrarse conmigo, me agarró y me puso contra la
pared. Me agarró la cabeza y me comió la boca. Ufff... yo ya estaba
entregada a él por completo.
Le subí la camiseta y le desabroché el pantalón, él me subió el top
sacándome las tetas y empezó a sobarlas y a lamerme. Agarré su polla y
empecé a meneársela mientras nos comíamos la boca en esa escalera,
escondidos.
La luz volvió a encenderse y nos quedamos parados en silencio, otra vez el
ascensor. Noté su mano quitándome la minifalda.
- No hagas ningún ruido -me dijo en voz baja-
Cogió los hilos de mi tanga y me lo bajó hasta los tobillos, me separó las
piernas y por fin sentí su lengua en mi coño. Yo me abrí más en
silencio ofreciéndole mi coño bien abierto, él me lamió, de pronto se
apagó la luz de nuevo, a oscuras noté que se levantó.
- Mamá, chúpamela un poco -me pidió-
Me puse en cuclillas y empecé a mamar.
- Siii ahhh, chupa mamá -me decía-
No se porqué pero me ponía mucho que me llamara mamá. Le comí la polla y
los huevos.
- Ven, levanta y gírate -dijo-
Cara a la pared me agarró por detrás, y su polla directa a mi coño.
- Uummmm, aaah, ummmmm...
Me corrí nada más sentirla dentro.
- ¿Te gusta, mamá? -preguntó-
- Siiiii... aaaaaaaa... -susurré-
- No llevo condón, mamá, no tenía ninguno en casa, mamá -dijo-
- No te corras dentro, por favor te lo pido -dije-
- Paro mamá, la saco -susurró a mi oido-
- Nooo, no pares, fóllame y no te corras dentro, niñato -contesté
gimiéndole-
Noté cómo aceleró su follada .
- Sácala, no te corras dentro, sácala, sácala -le pedí-
Él aceleró más aún, sin hacer caso.
- ¿Te gusta, mamá? Di, ¿te gusta? -preguntaba follándome duro-
- Si, niñato, sí... Sácala, por favor, no te corras dentro -le volví a
pedir-
- Vale mamá, me correré en tu boca mejor, agáchate -dijo sacándome la
polla-
Me arrodillo y empezó a follar mi boca agarrándome del cabello.
- Ummm mamá, toma yaaa aahhh ¡bebe mamá, aaaaahh! -dijo-
Empecé a notar su semen en mi boca.
- Así mamá, bebe, traga, aaaahhh... -decía con su pollón eyaculando en mi
garganta-
Acabó y se apartó vistiéndose rápidamente.
- Mamá, me llevo tu tanga de recuerdo -dijo cogiéndolo del suelo-
Sin despedirse ni decir más, se marchó corriendo por las escaleras.
Me puse la minifalda y me coloqué el top, y salí del portal sin que nadie
me viera, y fui a casa directamente. Eran cerca de las 23,30 h.
Entré y mi marido se había quedado dormido en el sofá. Sin hacer ruido, en
el baño me lavé y me metí en la cama sin despertar a mi marido.
Por la mañana, ya en sábado, me preguntó mi marido que donde había estado,
y que había tardado en venir, que no se enteró. Yo le comenté que no
tarde casi nada en subir, que me había encontrado a una amiga y estuve
hablando con ella en la plaza, y que cuando subí estaba dormido en el
sofá, y que le llamé pero no se enteró. Se quedó convencido.
El domingo por la noche, estando en la cama con mi marido dormido al lado,
a eso de las 12 de la noche, escribía Karam.
- Hola niñato, ¿qué haces, cariñito? Te fuiste el viernes corriendo y sin
un beso siquiera -escribí-
- Hola mamá, tenía prisa, ahora aquí en la cama hablando con unos amigos
-respondió-
- ¿Con quién, con tu morita? -dije celosa-
- Pues no, ¿y si fuera así? -respondió-
- Pues me enfadaría, niñato -contesté-
- ¡¿Y me enfado yo por que duermas con tu marido?! -dijo-
Medio discutimos por WhatsApp...
Continuará.
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