.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "A mi mujer siempre le ha gustado ponerme los cuernos (6)".

 

  Elena suele hacer mucho deporte. Le encanta eso de ir a correr y de vez en cuando se apunta a esas carreras populares, que para mí son un palizón de verdadero lomo. Si no puede ir a correr, se marcha a hacer largos caminos o irse a la piscina. Vamos, que verdaderamente no para.

 Para la preparación de una de esas carreras, que tenía la pinta de ser bastante dura, la verdad, le presenté a un amigo que tenía que también era de los de todo deporte. Era un chico raro… al decir raro me refiero a esos de los que aparte del deporte, poco se puede hablar.

 Le llamaremos Antonio. Era casado, vivía en un barrio cercano al nuestro, y por alguna conversación ya sabía que yo era de los que me consideraba liberal. Al decirle que mi intención era presentarle a mi mujer, para que pudiera ayudarla en su preparación deportiva, me dijo que estaba encantado.

 Les presenté y Elena me comentó que le parecía muy majo, que era agradable y que no estaba nada mal. Al decirme aquello, pensé que podría caer también.

 En cuanto habían quedado un par de veces para hacer deporte, ella me decía que estaba muy bien, que no podía haber evitado mirarle el culito, y que tenía un buen físico. La cosa marchaba por buen camino.

 Como después de hacer deporte se quedaban a tomar algo, como en forma de despedida, habían comentado en que les apetecía quedar un día para hacer algo diferente, pasar el día juntos, sin la presión de tener que regresar para el trabajo o para estar con la familia. Elena me lo comentaba, como preparando el terreno, y yo le decía que me parecía muy bien. Pero yo no me podía quedar ahí, así que le pregunté directamente si pensaba acostarse con él. Ella me decía que no lo planeaba así, pero me reconocía que le gustaba, y que le excitaba la idea de que pudiera atacarla, puesto que estaba muy bien.

 Un día entre semana habían quedado en verse. Quedaron temprano y se citaron en un lugar lejano a las dos viviendas (como si quisieran ocultar su cita a todo el que pudiera reconocerlos). Yo estaba de viaje, así que no podía molestarlos. En el coche se pusieron a hablar sobre donde podían ir. Después, sin tener aún claro el sitio donde querían ir, se fueron a tomar un café a un pueblo tranquilo y alejado de la provincia. Estando allí, después de tomar el café, se pusieron a andar por las cercanías. Al ver un camino, ella le preguntó si sabía donde acababa ese trayecto, a lo que él le dijo que podían investigar. Así lo hicieron.

 Durante el sendero, se sentaron en un mirador. Antonio pensó que podría ser un buen sitio para empezar su ataque, y que sería una faena no aprovechar esa oportunidad. En el fondo Elena también lo estaba deseando. Pero no sucedió nada. Hablaron y continuaron caminando.

 Al sentarse en otro mirador, Antonio empezó a acariciarle el brazo. Elena se quedó mirando al horizonte, como sintiéndose bien. En un momento dado, él le empieza a dar pequeños picos cerca de la boca, y al rato empiezan a besarse apasionadamente. Se acarician, pero como él no la toca, hace que esta se excite muchísimo. Continúan andando y de vez en cuando se besan. Se marchan a comer y se dan algún beso, como si fueran una pareja de enamorados. Termina el día y se despiden.

 Al cabo de unas semanas, después de haberse visto para hacer deportes, donde en alguna ocasión se dan un morreo, estos quedan en verse en algún sitio tranquilo, pues los dos están deseando hacer algo más. Elena me reconoce que cuando esta con él se encuentra muy excitada, y que le apetece follar con él en vez de conmigo.

 Se citan un día para irse a un hotel o algo parecido. Quedan en ir a un pueblo cercano, donde nadie les pueda reconocer. Elena se pasa por casa, pues necesita ir al baño, y me reconoce que se encuentra muy excitada. Se arregla bien, se ducha y se afeita su chochín, se pone ropa interior muy sexi. Se marcha muy contenta, como si fuera una niña.

 Llegan a un hostal, pero les dicen que aún no esta lista la habitación. Se dan una vuelta unos 20 minutos por el pueblo. Van de la mano, como si fueran una pareja. Regresan y se meten en la habitación. Se besan y se acarician por encima. Como les interrumpen para entregarles una llave, Antonio le dice que le apetece darse una ducha, y ella le dice que también. Se ducha él, y cuando sale Elena se encuentra encima de la cama, con una camiseta y unas braguitas. Se levanta y se mete en la ducha. Cuando sale, ella esta solo con una toalla y él igual. Se tumban y se empiezan a besar. Ella le toca la polla, mientras él la empieza a besar por el cuello, por la oreja… baja hasta los pechos. Ella se retuerce, le gusta, esta gozando. Baja más y empieza a besarla por su ombligo, y cuando piensa que bajará más, empieza de nuevo a subir. Al rato, le empieza a chupar su chochín. Ella cierra los ojos y empieza a gemir. Se retuerce. Cuando no puede más, le hace un gesto y le pide que le meta la polla. Se la mete y empieza a moverse como un loco, hasta que se corre. Ella se ha corrido varias veces. Terminan y se quedan tumbados, agarrados.

 Como al rato se empiezan de nuevo a besar y tocar, se empiezan a excitar. Ella se pone encima de él, y se vuelve a meter la polla. Cabalga como una loca, cierra los ojos y gime. Antonio le toca bien las tetas. Al rato, de un golpe él la tumba en la cama… ella se abre bien de piernas, y hace que así se la meta de nuevo. Él se mueve muy deprisa, y ella no puede hacer otra cosa que gemir y gemir. Se corren, haciendo que la lefa le salga por todo el chochín. Se vuelven a duchar y regresan a casa.

 Durante los días siguientes quedan para ir a correr, y al despedirse se dan un beso. En alguna ocasión se marchan los dos en un coche, y se van a un sitio tranquilo. Allí se besan y se meten mano, pero no llegan a más.

 A las semanas, quedan un día para hacer la locura de la anterior vez. Se citan en un punto, y salen en el coche de Antonio. Esta vez ha reservado en una casa-rural. Llegaron un estuvieron un rato viéndolo todo. La chica que les atendió se les quedó mirando como diciendo lo bien que se lo tenían que pasar. Cuando se quedaron solos, Elena se quedo con una camiseta y el tanga. Antonio se desnudo y empezó a besarla. Ella le tocaba la polla, que la tenía bien tiesa, mientras él le tocaba por las tetas, el culo y el chochín, llegándola a meter un poco los dedos. Ella estaba muy excitada.

 Elena se tumbó en la cama, abriendo bien las piernas, y Antonio le metió la polla. Esta vez lo hacía muy deprisa, y paraba de golpe, lo que hacía que ella se excitara muchísimo. Mientras se la metía, le chupaba las tetas. Así hasta que se corrieron los dos.

 Al poco se empezaron a besar apasionadamente, y Elena, como si tuviera un pronto, se lanzó hacía su polla y empezó a tocarla con pasión… ella se puso en la posición del perrito, mostrándole bien su culito, y este se la metió desde atrás. Así un rato, hasta que él le hizo que se tumbara en la cama, abriéndola bien y metiéndosela de nuevo. Ella se corrió de gusto al notar que la inundaba de leche.

 Después de despedirse, Elena me reconoció que había disfrutado, pero que no quería volver a quedar con él, puesto que aparte de follar con él no tenía de qué hablar, así que no le apetecía. No volvería a quedar con Antonio.

 En el mismo año, después de varios meses de la historia con Antonio, nos fuimos a una verbena, en unas fiestas. Elena estaba estupenda, con una camisa de esas trasparentes, y un sujetador negro muy bonito. Pero como siempre, con pantalones, esta vez vaqueros. Ella empezó a beber cervezas, y le dio por bailar como nunca la había visto.

 Estábamos con algunos amigos. Cuando pasó un buen rato, al mirar donde estaba ella, la vi que estaba hablando con un chico. No estaba mal, y pensé que se lo estaría pasando de maravilla, pues se veía que no dejaba de hablar y reír.

 Cuando ya era bastante tarde, intenté localizarla por la masa de gente que había. Desde una distancia donde no me podían ver, pude verles bailar muy juntos. No se cortaban un pelo, y eso que había gente que nos podía conocer. Reconozco que esa situación me excitaba muchísimo.

 Después de unas copas, decidí acercarme donde estaban ellos. Ella me miró con unos ojos muy brillantes, que lo decían todo. Le pregunté directamente si le gustaba, y me dijo que estaba muy bien, que le caía mejor y que si le dejaba se lo tiraba sin dudar. Le dije que me daba igual, pero que controlara la situación en ese lugar, pues le podía ver gente que nos conocía. Ni corta ni perezosa me dijo que le daba igual, que podían pensar lo que les diera la gana. Esa contestación hizo que me excitará todavía más. Simplemente le pude contestar que si pensaba hacer algo más que me avisará y que se fueran de allí cuando pudieran.

 Yo les comenté que me marchaba para casa, para dejarles el camino libre. El chaval, a quién llamaremos Daniel, me miró con cara de no creérselo. Hice que me marchaba del lugar de la fiesta, y me quedé en el coche esperando a ver si podía ver algo. Al rato les pude ver que salían los dos, hablando y dirigiéndose hacía donde estaban unos coches aparcados.

 Como se notaba que se habían puesto a besarse, me tuve que cambiar de sitio, para poderles ver mejor. Daniel la tenía contra un coche, mientras le besaba le estaba metiendo mano. Elena le tocaba por encima del pantalón, por encima de su polla. Ella tendría que estar muy bebida, pues en ese sitio les podía ver cualquiera. Podía ver como perfectamente el chico le estaba metiendo la mano por debajo de la camisa, como tocándole las tetas. Al rato, él le desabrocho el pantalón, metiéndole las manos por el chochín.

 La sorpresa fue ver como ella le abría también el pantalón y le sacaba la polla allí mismo. Se la empezó a tocar como una loca. Daniel le bajaba un poco el pantalón, dejando ver perfectamente el tanga de Elena. Le tocaba por el culo, por todas partes. Cuando pasó gente cerca, ella se vistió y él se metió la polla. Se besaron, y se marcharon del lugar.

 Me cuenta que se fueron a casa de ese chico. Al llegar, ella le pidió que le pusiera algo, y mientras se marchó a servir unos cubatas, ella me puso un mensaje diciendo que volvería tarde. Cuando le dio el cubata, solo le dio tiempo a beber un trago, pues después se pusieron a besar y se desnudaron de golpe.

 Ella se tumba en la cama, abierta de piernas y él empieza a chuparle el chochín, muy deprisa y a lo bestia. No lo tiene muy claro, por lo borracha que esta, pero me dice que todo va muy deprisa… que él es muy bestia, le mete los dedos, le cambia de postura, le chupa por todos los sitios. Aunque ella no esta muy acostumbrada, Daniel de golpe le mete la polla en la boca. Dice que disfruta muchísimo, que nunca la ha chupado así, que este le agarra con fuerza la cabeza y empieza a follarle la boca. Que se la mete y le cambia de postura. Ella se corre varias veces, y al  final él se corre dentro de ella.

 Al rato me cuenta que ella le empieza a tocar la polla, y sin saber el porqué, se la mete en la boca y le empieza a hacerle una buena mamada, mientras le toca los huevos. Daniel la cambia de postura y se la mete en la postura del misionero, pero al poco se pone encima y le empieza a chupar el chochín, en plan muy bestia. Hacen un 69. Es increíble lo que me cuenta Elena, puesto que nunca le ha gustado chuparla. Después lo hacen de varias posturas, pues él la pone a cuatro patas y se corren. Me dice que disfruta mucho cuando nota que él se corre dentro de ella.

 A las horas le dice que se tiene que marchar, y ya no vuelven a quedar nunca más, aunque sé que Elena se ha quedado con más ganas. Email.

 

 

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