(Nuestros
anteriores relatos:
Tres
más uno, cuatro,
María
en la peluquería,
Segunda
vez con Roberto,
María
vuelve a hacer de las suyas,
Mi
mujer participó en una orgía)
De pronto, he recibido un whatsapp de un amigo, Javier, con el que
habíamos tenido relaciones varias veces pero al que le perdimos la
pista con la pandemia.
Hablamos un rato y quedé en avisarle cuando fuéramos a ir a nuestro
club habitual, eso sí, advirtiéndole que iríamos con nuestro amigo fijo
Manolo.
Por fin un día quedamos con Manolo y le avisé sobre la hora en que
estaríamos allí. Cuando llegamos, estaba en la parte de chicos solos y
lo invitamos a acompañarnos.
Manolo y Javier se compenetraron muy bien, los dos eran bi activos y
aquello prometía.
Mientras tomábamos las copas, ambos empezaron a meter mano a María, que
iba como siempre despampanante. Se había puesto al llegar (no era para
andar por la calle) un tanga y un sujetador con los pezones al aire que
junto con unos tacones de vértigo dejaban poco a la imaginación, cosa
que tenía a tope a los chicos solos, separados de nosotros por una
cortina.
Yo me mantenía mientras al margen y disfrutaba del morbo.
Después, decidimos entrar los cuatro en la zona de solo parejas y, una
vez dentro, observamos que un trío compuesto por una chica de algo más
de 40 años, bastante atractiva, un chico que parecía su marido y otro
chico, todos ellos vestidos, se dirigían al cuarto oscuro, lugar al que
nos encaminamos los cuatro poniéndonos cerca de ellos. Yo intenté
buscar a la chica con mis manos mientras los otros chicos notaba que
las iban acariciando a las dos chicas.
Aquello era un barullo de manos a las que se unieron las que salieron
de detrás de la reja. Simultáneamente, mi mano derecha acariciaba el
trasero de la otra chica mientras ella acariciaba mis pezones
poniéndome a 1000. La cosa prometía, pero María se agobió un poco y
decidió salir.
Una vez fuera, entramos en un reservado y nuestros amigos se pusieron
uno delante y otro detrás de María, en un perfecto sándwich, y,
mientras uno la besaba, el otro le iba mordisqueando desde el lóbulo de
la oreja hasta el cuello. Enseguida las manos de uno de ellos
acariciaban su coño mientras las del otro amasaban sus nalgas y
acariciaban su raja, a la vez que María con una mano acariciaba mis
testículos y, con la otra, había desabrochado la bragueta de uno de
nuestros amigos.
Cuando extrajo su pene erecto y muy hinchado, se volvió hacia el otro y
repitió la operación. Entonces dijo: "Juan, te toca tu parte", y yo me
puse ante ellos lamiendo alternativamente sus penes mientras María
acariciaba su clítoris. El verme con hombres la excita muchísimo y, al
ser dos a la vez, no digamos.
Uno de nuestros amigos me hizo que me diera la vuelta y, tras bajarme
María los pantalones, me apoyé en la pared y nuestro amigo comenzó a
restregar su pene por mi trasero, mientras María hacía una buena mamada
al otro, a la vez que continuaba tocándose hasta llegar a un brutal
orgasmo.
El otro trío había salido del cuarto oscuro y se metió en un reservado.
Allí la chica se puso a horcajadas sobre el chico más joven, se echó
hacia delante comenzando a morrearlo y el que parecía su marido la
penetró analmente, iniciándose una feroz doble penetración que
contemplamos nosotros cuatro mientras los tres hombres metíamos mano a
María.
El calentamiento iba en aumento y ya veía a nuestros dos amigos con
ganas de ir a mayores, con lo que, tras hacerle a cada uno María y yo
una mamada a dos bocas mientras nos besábamos, me aparté y me puse a
mirar desde la puerta.
Se repitió nuevamente el sándwich, pero esta vez de forma brutal.
Nuestros amigos intercambiaron sus lugares con respecto al anterior, y
el que estaba delante se agachó y comenzó a lamer el coño de ella
mientras el que estaba detrás acariciaba sus pechos y retorcía sus
pezones. María estaba gimiendo de nuevo. Al poco, el que comía su coño
se puso detrás a mordisquear y lamer su trasero y el otro comenzó a
acariciar su clítoris con la lengua, ella gemía cada vez más
fuertemente hasta que volvió a correrse, ya iban dos orgasmos.
Uno de nuestros amigos se tumbó en la colchoneta y le dijo a María que
se pusiera a cuatro patas y se la comiera. Este amigo tiene un aguante
brutal. El otro la penetró por el coño. Su culo está siempre reservado
para mí y comenzó a follarla hasta que, a punto del orgasmo, la sacó y
le dijo a María que se pusiera a horcajadas sobre el que estaba tumbado
y se metiera el pene. Una vez hecho, le penetró la boca hasta que se
corrió sobre su cara y pechos mientras el otro chico continuaba la
penetración.
Mientras el que acababa de correrse iba a limpiarse un poco, el otro le
hizo señas a María de que se pusiera a cuatro patas y la penetró así
hasta que ella alcanzó su tercer orgasmo, y él, ya a punto de correrse,
la sacó y eyaculó sobre su trasero. En este momento le pedí que pasara
su polla mojada de semen por el culo de María para usarlo como
lubricante y procedí a penetrarla hasta que me corrí con un auténtico
aullido de placer.
Después nos fuimos a cambiarnos para marcharnos, prometiendo volver a
quedar los cuatro pronto.
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