Me
llamo Victoria, pero todo el mundo me llama Vicky. Tengo veintitantos
años y soy una chica normalita, ni alta ni baja, con mis curvas, pero
sin ser exageradas. Mi novio se llama Jose. Más o menos tenemos la
misma edad, él está muy bien, alto, delgadito, y se cuida bastante.
Somos una pareja liberal. No tenemos tabúes. Nos lo contamos todo y eso
hace que no tengamos los malos rollos que tienen algunas parejas.
Llevábamos un tiempo de relación, pero durante los meses de pandemia
pasamos todo el tiempo juntos y tuvimos oportunidad de conocernos mucho
mejor y profundizar en nuestras intimidades.
Así,
descubrí que a él le iban tanto las mujeres como los hombres y que uno
de sus sueños sería verme en la cama con un par de tíos bien dotados,
recibiendo por todos los agujeros. "Me encantaría que a mi novia le
hicieran eso", me dijo una vez mientras veíamos un vídeo porno. Yo, por
mi parte, le confesé que me gustaría tener sexo con un africano o
afroamericano, con un buen aparato que me hiciera ver el cielo y las
estrellas.
Llegó el buen tiempo y como el verano es la época en que tenemos más
trabajo, decidimos irnos de vacaciones para el mes de junio. El plan
era el típico: playa, sol, comida y sexo. Una de las condiciones que le
puse a Jose fue que quería practicar el nudismo, así que buscamos un
lugar con esa posibilidad.
Alquilamos una pequeña casita por una aplicación. El trato con el casero
fue muy agradable y según su foto de perfil, estaba bastante bueno.
Llegamos a la casa el día acordado y el sitio era ideal. Nos recibió Rafa,
el dueño, más cerca de los cincuenta que de los cuarenta, metro
ochenta, unos 85 kilos, bastante rubito con una barbita de días como a
mí me encanta. Físicamente estaba mejor que en la foto de perfil que
habíamos visto. Me pareció muy macho y me calenté un poquito
disfrutando de la visión de su cuerpo, pues llevaba un pantalón de
deporte y una camiseta de atletismo que mostraba un pecho fuerte y
velludo.
A su lado, una señora, quizás un poco más joven que él, con una pinta de
choni terrible, que parecía recién salida del gym con sus mallas, un
top que cubría unos pechos tiesos y redondos, aunque más pequeños que
los míos, sus tatuajes en brazos, piernas y vientre que sin ser
escandalosos le daban cierto aire macarra. Lo que me llamó la atención
fue su cabellera de trencitas como las chicas africanas. ¡Tenía un
cuerpazo la tía, para su edad!
Nos comentaron que estaban un poco desesperados, pues su negocio de
alquiler de casas estaba al borde de la quiebra por la situación, y
alabaron nuestra valentía.
- "Os lo pasearéis bien", nos dijo Sara, que así se llamaba la chica y que
resultó tremendamente atenta.
Le expliqué mi intención de practicar nudismo y ella, acercándose a mi
oído y plantándome todas sus duras tetas en la espalda, me aconsejó en
plan confesión:
- "Tenéis que ir a esta cala. En esta época aún no hay nadie y podréis
despelotaros tranquilamente. Nosotros solemos ir allí y ni en pleno
verano hay más de dos o tres parejas".
- "Si queréis, podemos ir juntos", dijo Rafa, que no sé cómo se había
enterado de nuestra conversación.
No nos pareció mala idea, ya que siempre es bueno que los autóctonos te
descubran esos lugares que los turistas no llegan nunca a conocer.
Quedamos para media mañana del día siguiente en la puerta de casa y
ellos nos recogerían con su furgoneta.
Ese día ya era tarde, por lo que lo dedicamos a conocer la casa y preparar
el plan acordado con Sara para el día siguiente, quien por cierto no
dejó de mirar el paquete de mi novio durante todo el rato que estuvimos
hablando. Se lo comenté a Jose y él, riéndose, me dijo que no le
importaría montárselo con ella.
- "Qué tetorras más bien puestas tiene la madurita y menudo chocho debe
tener la tía, seguro que no llevaba bragas, porque se le marcaba todo
el potorro con esas mallas. Pero tú tampoco has perdido detalle del
tío. He visto como babeabas mirándolo", me soltó.
Aquella tarde follamos de forma un tanto salvaje. Yo me imaginaba que era
a Rafa a quien acariciaba mientras Jose me bombeaba con una fuerza
increíble. Estaba convencida de que, mientras lo hacía conmigo, él
estaba pensando en la zorra de la dueña y se lo dije.
- "No puedo negarlo, me he corrido a borbotones pensando en ella", me
confesó Jose.
Al día siguiente, me levanté temprano y rasuré mi conejito. Era la
sorpresa que le tenía preparada a mi novio, quien siempre me lo pedía y
yo no le hacía caso. Me puse un bikini de triangulitos bien pequeñitos
que apenas tapaban mis partes y salimos hacia la playa.
En la calle nos esperaban Rafa y Sara. Él llevaba sólo un short de baño
rosita dejando al descubierto su pecho y sus piernas velludas que tanto
me gustaban. Sara, espectacular, llevaba un minibikini de esos de
ganchillo, de un tono blanco crudo que resaltaba en su piel morena,
dejaba ver claramente buena parte de sus tetas, se intuían sus pezones
puntiagudos y se le marcaba el triangulito de vello púbico de su zona
íntima. Jose llevaba un bañador de esos por debajo de la rodilla,
antisexy, que desentonaba un poco. Tampoco le di mucha importancia
porque como
luego se lo iba a quitar...
Rafa conducía con mi novio delante y nosotras dos íbamos detrás.
- "Tienes una piel preciosa Vicky", me dijo la chica, acariciando
sensualmente mis piernas.
- "Tú también te cuidas bastante, Sara, se nota a lo lejos. Sois una
pareja cañón, los dos", le dije. Ella se puso a reír y aprovechó para
acariciar mi cara y mi torso.
Llegamos a la cala. Como habían dicho ellos no había nadie. Jose me
preguntó si lo iba a hacer, lo de despelotarme, y le contesté
afirmativamente.
Extendimos las toallas de forma que yo quedé al lado de Sara y empezamos a
desnudarnos. Rafa fue el primero que se sacó su bañador. No es que
tuviera una polla pequeña, pero sí más que la de mi novio. Me hice un
poco la remolona para que Jose se quedara en pelotas antes que yo.
Cuando se sacó el bañador, Sara, que lo estaba mirando, hizo un gesto
de sorpresa al ver la picha morcillona de Jose. Entonces, me saqué yo
el sujetador dejando mis tetas al aire, que ya he dicho que son
bastante más grandes que las de Sara, y después la braga del bikini. De
reojo vi cómo me miraba Rafa con lo que a mí me pareció cara de deseo.
Mi novio, un tanto sorprendido, comenzó a reírse.
- "Vicky, qué sorpresa", me dijo,
Y al ver la cara de no entender nada de la otra pareja, Jose les dijo:
- "Es la primera vez que se rasura el coño, algo que pone muy burro, y
hasta hoy no había conseguido que lo hiciera".
Mirando las pichas de los dos tíos, creo que los dos se habían excitado
con mi desnudo integral.
- "Vamos al agua, Jose, dijo Rafa", y allá que se fueron los dos.
Cuando los chicos se adentraron en el mar, Sara sonriendo me pidió que la
ayudara a quitarse el sujetador. Previamente, ella se había bajado la
braga del bikini y pude apreciar dos cositas: una, el perfecto rasurado
de pubis que llevaba, con un pequeño triángulo invertido de vello que
acababa sobre su mismo clítoris y la segunda, más sutil, una ligera
humedad en la rajita.
- "Tienes un cuerpo precioso Vicky. Te lo habrá dicho mucha gente",
insistió.
- "Tú tampoco estás mal, Sara. Te cuidas y no me extraña", dije yo
soplando.
- "Lo dices por Rafa. (Dijo sonriendo) He visto cómo te lo miras. Ahora
has podido verlo bien, ¿verdad? Una cosa nena, ¿Sois de esos naturistas
que no coméis carne ninguno de los dos?".
- "Nooo. Hoy es la primera vez que practicamos el nudismo y también que me
rasuro el chichi", dije yo riendo.
- "Jajaja. Ya me extrañaba que fueses vegetariana con el pedazo de
salchicha que gasta tu chico".
Me ruboricé un poco, pero pensé que había que ser valiente y le contesté.
- "La de Rafa es más pequeña, pero tampoco le haría yo ascos".
- "En confianza, Vicky, él tampoco te haría ascos a ti, te lo aseguro. Le
gustaste desde el primer momento, pero él no es muy lanzado y si
quieres comerte algo con él tendrás que lanzarte tú".
- "Pues en confianza, Sara. Jose me pegó anoche el polvo del siglo, pero
reconoció que mientras me lo hacía pensaba que te follaba a ti".
- "Guau, nena. Esto se está poniendo muy caliente. Me encanta que los tíos
me deseen y me encanta haber conocido una pareja tan abierta como veo
que sois vosotros. ¿Has tenido relaciones con otro hombre mientras
estabas con Jose?".
- "No. Es una de sus fantasías, pero no. A Jose le encanta el sexo. Le
gusta leer relatos eróticos de otras parejas y luego ponerlos en
práctica conmigo. En una ocasión tuvimos sexo delante de dos amigos de
él, pero lo más que hice con ellos fue chuparles la polla. No quise que
me penetraran. ¿Y Tú?. Tengo la impresión de que vosotros sois muy
liberales y que Rafa no es el único macho que te has cepillado".
- "Tienes razón. Yo soy muy de comer y con la zanahoria de Rafa me quedo
con hambre".
- "¡Sara! ¿tienes relaciones sexuales con otros tíos?".
- "Tengo un amigo que me da buena carne en barra".
- "¿Me estás diciendo que le pones los cuernos a Rafa?".
- "¡Ay chica! cómo me tiras de la lengua. Claro. Rafa además de cornudo es
mi mamporrero. Ayuda a que mi amante me folle bien".
- "¡Increíble! ¿y ¿quién es el afortunado?".
- "Nuestro jardinero. Se llama Mamadou. Es africano y cuando lo veas, te
aseguro que te meas de gusto".
No me lo podía creer. Estaba adentrándome en una conversación sobre
nuestra vida sexual con una mujer que acababa de conocer, que le había
confesado que mi chico quería follársela y yo a su marido, quien
resulta que era un cornudo y consentía las relaciones de su mujer con
otros tíos. Para rematarlo, la chica se encamaba con un africano. Mi
fantasía sexual. Notaba mi cuca mojada y tenía ganas de saber más de
cómo fue que le puso los cuernos a Rafa.
Sara inició su historia:
- "Ya te he comentado que Rafa es buen amante, lo come muy bien y tiene
unos dedos que hacen que me mee de gusto. Otra cosa es cuando me
penetra. Lo gozo y me deja satisfecha, pero yo necesitaba alguien que
me diera caña. Alguien que me tratara como a una cualquiera. A mi edad,
mi chocho pide guerra y mi culito también. Solía follar con mi monitor
de fitness que tiene un cuerpazo increíble y una polla a tono, pero iba
muy a la suya y muchas veces tenía que acabar en la ducha del gimnasio
jugando con mis amigos", me dijo levantando sus dedos índice y corazón.
"También con el repartidor del super donde suelo comprar, un macarrilla
con un pito que no te lo acabas pero que tiene poco aguante, con lo
que..." y volvió a enseñarme sus dedos.
"Un día se presentó en casa Mamadou. Uno de esos inmigrantes sin papeles
ni oficio ni beneficio. Venía harapiento, buscando algo de comer y
pidiendo algo de dinero. Sus formas eran exquisitas. Muy educado. Nos
dio mucha lástima verle en esa situación y Rafa le dijo que si sabía
algo de jardinería porque nuestro jardinero nos acababa de dejar
colgados. Él dijo que no, pero que podía aprender. Hablaba como podía,
el pobre, pero nos hicimos entender. Le dejamos una habitación de la
planta baja para dormir mientras no pudiera costearse una pensión y le
integramos en nuestra familia. Rafa le arregló los papeles y le
aseguró. Comía en casa, se duchaba en casa y le compramos ropa.
Una mañana, fui a recoger la ropa sucia y Mamadou no quería dármela.
Pensaba que ocultaba algo en ellas, droga u otra cosa ilegal. Le dije
que o me daba la ropa o ya podía coger la puerta y marcharse. Al final,
me la entregó y salí de la habitación con cara de enfado, mientras él
se quedaba cabizbajo. Entre el hatillo de ropa había uno de mis tangas
y sus calzoncillos sucios que estaban tiesos ¿Sabes lo que quiero
decir, ¿no? El chico se había cascado un pajote y había lefado
bárbaramente. No pude evitar oler sus calzones e incluso, imagínate
como me puse de cachonda, lamí toda la zona donde el chico había
derramado su semen. Tenía ganas de hacerme un dedazo allí mismo. Volví
a la habitación con cara de más enfadada, pero con las bragas
empapadas".
- "¿Qué es esto?", le dije enseñándole mi tanga.
- "Son sus bragas, señora. Déjeme que le explique", (me suplicó). "Señora,
anoche no me podía dormir y escuché como usted y el señor Rafa tenían
sexo. Sus gemidos y sus gritos pidiendo que le diera más fuerte me
pusieron muy burro y pensaba en que era yo el que la estaba dando
polla. Hace mucho tiempo que no se la he metido a ninguna mujer ni
hombre y estaba muy excitado. Quería estar con la señora, darle mi rabo
entero, poseerla y hacerla mía y se me ocurrió coger un tanga del cesto
de la ropa sucia para hacerme una paja olisqueando sus bragas y
pensando en
lo buena que está la señora y lo que me gustaría poseerla".
- "Y esté es el resultado", le dije yo enseñándole sus manchados
calzoncillos.
La verdad es que no me había fijado en el paquetón del chaval porque
siempre lleva pantalones anchos, pero al ver la forma de sus
calzoncillos aún me mojé más.
- "No se lo diga a nadie, señora", me volvió a suplicar. "No volverá a
pasar".
No le dije nada a Rafa, pero como podrás imaginar acabé con los dos dedos
dentro de mi chichi y lamiendo los restos de la lefada del negrito en
sus calzoncillos.
Pasaron unos días. Yo le veía trabajando todos los días. Le ponía más
ganas que nunca, sudaba y yo no podía parar de mirarle el paquete y
soñar con aquel maravilloso perfume de su ropa interior y pensando que
el chaval se masturbaba pensando en mí. Un día que hacía bastante
calor, estaba cuidando la piscina. Pensé que era mi día. Me puse un
bikini rojo, súper sexy. Fui a la piscina y le dije que se diera un
baño que hacía calor. No tengo bañador señora. Lo subí a mi habitación,
saqué un bañador tipo speedo de Rafa y se lo di. Cuando salió de la
habitación me quedé loca. Menudo pollón marcaba el chaval.
- "Mamadou", le dije, "¿te has puesto palote?".
- "No señora, así es como la tengo normalmente. Cuando se me empina es más
grande".
- "Tienes una deuda conmigo, Mamadou. Me robaste el tanga y te masturbaste
pensando en mí. Ahora quiero que te saques esa herramienta tuya tan
brutal y me folles".
Y diciéndole eso, me bajé la braga del bikini, me senté despatarrada y le
pedí que me la metiera. No podía perder tiempo con preámbulos.
Necesitaba la polla dentro con urgencia. Pero él tenía otra idea. Se
agachó y empezó a lamer mi coñito que como te puedes imaginar estaba
empapado. No tardé ni cinco minutos en correrme en su boca. El tío
mueve la lengua como nunca me lo habían hecho.
- "Mamadou, clávame la polla hasta el fondo, cabrón, ya...".
Y Mamadou no me defraudó. Se sacó la bestia del speedo, se la meneó un
poco, me levantó de la cama, me alzó con sus fuertes brazos, escupió
sobre el cipote y me la ensartó sin más miramientos.
- "La señora tiene el coño muy estrechito, Mamadou le va a hacer un poco
de daño".
- "Tú follame, que esta vagina hace maravillas".
Hacía mucho tiempo que no había disfrutado de hembra alguna, se notaba, y
no tardó en llenarme el coño de leche calentita, pero seguía bombeando
como un animal.
- "Mamadou, eres un empotrador nato. ¿Cómo he podido perderme esto todo
este tiempo?. Me estás matando de gusto".
No tardé en correrme otra vez, hacía tiempo que no tenía un orgasmo tan
brutal.
- "¿Le da placer, señora? Creo que cuando Mamadou la folle no va a tener
que masturbarse después como hace cuando se la tira el chico del
súper".
El muy cerdo de Mamadou me espiaba. Pero el cabrón seguía trabajándome el
chichi y justo cuando se derramaba por segunda vez dentro de mis
entrañas, entró Rafa en la habitación.
- "¡Sara! (me gritó) ¡Estás follando con el chico y no me has dicho
nada!".
Mamadou sacó su picha de mi vagina y Rafa, sin pensarlo, se acercó a mi
coño, comiéndose toda la leche que el chaval me había soltado. Después,
empezó a comerse la tranca del africano, y cuando se la puso bien dura,
con sus propias manos la insertó en mi cueva y de nuevo Mamadou empezó
su mete y saca hasta hacer que volviera a correrme y a su vez él
también volvió a derramar su semen en mi conejito. Rafa, mientras
tanto, se había estado pajeando hasta correrse en mi cara.
- "Cariño, te acabo de convertir en cornudo, ¿lo sabes?".
- "No me importa, Sara", (me contestó) Si a Mamadou no le importa, quiero
seguir viendo como folláis y disfrutar con vosotros".
- "Si al señor Rafa no le importa, yo, con gusto, me follaré a la señora
Sara y también al señor Rafa, si él quiere", contestó Mamadou.
- "¡Dios Sara! Me quedo sin palabras. Qué pasada, me he calentado
bárbaramente".
- "La verdad, Vicky, es que follar con Mamadou es de lo mejor que me ha
pasado. Es el macho que necesita cualquier hembra caliente, como yo, y
déjame que te diga, tú también deberías probarlo. Disfrutas como una
perra cuando te da por cualquier agujero y eso que la primera vez que
me dio por el culo me reventó. Aquel día me arrepentí de dejarme
sodomizar, porque acostumbrada a la pichita de Rafa, me destrozó el
ano, lloré y me oriné, y no de gusto precisamente".
- "Te envidio, Sara, mi sueño erótico por excelencia es follar con un
africano de polla descomunal y tú ya lo has hecho realidad. No he
tenido nunca sexo anal, Sara. Jose me lo pide muchas veces, pero no me
he atrevido".
- "Me caéis bien, Vicky. Sois una pareja abierta a la que no les importa
hablar de sexo sin tapujos. No sé qué pensará tu chico, pero voy a
hacer que conozcas a Mamadou y después... que sea lo que Dios quiera,
incluso si quieres que te dé por el culo".
En ese momento aparecieron Rafa y Jose. Mi chico me pidió ir con él al
agua.
- "Te encantará bañarte en pelotas", me dijo Jose.
Me metí con él en el mar. El agua estaba muy fría, y mis pezones se
endurecieron poniéndose de punta, pero yo estaba muy caliente. Besé a
Jose y le metí la lengua en la boca. Jose se sorprendió.
- "¡Estás cachonda, Vicky!, te pone estar en pelotas en la playa por lo
que veo".
Y disimuladamente pasó sus dedos por mi vulva, notando toda mi humedad.
- "¡Tienes la almeja empapada, cari!".
- "No lo sabes bien. Sara es una zorra, Rafa es un cornudo y follan con un
africano los dos. Y lo mejor: Me ha propuesto tener sexo con el
negrito, o con todos. No lo sé, Jose, estoy nerviosa y excitada".
- "Joder, nena, ¿qué me estás contando? La madurita está súper buena.
Tiene un coño que pide polla a gritos y el tío me ha estado mirando la
polla todo el rato, y como el que no quiere la cosa, también me la ha
tocado. Yo también estoy muy cachondo".
Mientras me decía esto, Jose intentó penetrarme.
- "¡Para! (Le dije, cuando ya me había metido todo el capullo) Nos van a
ver y cuando salga van a notar mi coño bien abierto".
- "Ya me gustaría. A ver si el chico se anima y te la clava, que lo estás
deseando".
- "Y tú tienes ganas de hincársela bien dentro a la zorra de la madurita.
Como si lo viera".
- "¿Follarías con ellos?", me preguntó mi chico.
- "No sé, tío, ganas tengo, pero también un poco de miedo".
Esperamos en el agua hasta que se le bajó el empalme a Jose y salimos los
dos besándonos. La sorpresa fue cuando llegamos a la arena. Había un
chico jovencito, muy negrito, alto y delgado, pero con unos brazos y
pectorales súper marcados. Estaba de pie junto a la cabecera de mi
toalla, más o menos. Sara nos lo presentó.
- "Parejita, qué buen rollo tenéis. Qué envidia me habéis dado cuando
estabais en el agua. Quiero presentaros: este es Mamadou".
- "Encantado, señor y señora", nos dijo sin poder apartar la vista de mis
tetas.
- "Señorita", le dije yo sonriendo sin poder evitar el posar mis ojos en
el enorme bulto que marcaba el chico en la entrepierna de su speedo.
Parecía que se le iba a salir el pollón del bañador de un momento a
otro. "Sara me ha hablado de ti", le dije
Miré a Jose y vi que los ojos se le iban a salir de las órbitas: al igual
que yo, estaba alucinando con el enorme bulto del africano. Rafa
también miraba, pero en su caso miraba mis tetas con cara de deseo.
- "Soy Jose. Me alegro de conocerte", dijo mi chico.
- "Para ser blanquito, estás bien dotado", rió Mamadou, echándole un
vistazo al pene de mi novio.
El moreno no perdía el tiempo. Sara le había llamado y el chico había
venido en su bicicleta al instante con el anzuelo de poder follar con
una chica joven de grandes tetas.
- "Querido Mamadou, ¿te vas a quitar el bañador?", le preguntó Sara.
- "Sí, Sara, ahora me desnudo".
- "Si no os importa a ninguno, deja que sea Vicky quien te lo quite", dijo
Sara,
- "¿Te importa que lo despelote, Jose?", le pregunté.
- "No cariño. Si no lo haces tú creo que lo haremos cualquiera de
nosotros", me respondió él echando mano a su picha empalmada.
En ese momento, arrancó una de las mejores sesiones de sexo de mi vida.
Me puse de rodillas frente a aquel Dios de ébano. Acerqué disimuladamente
mi nariz y mi boca hacia el enorme falo que escondía aquel chaval. Olía
fuerte, a coño. Seguro que la noche anterior había estado trabajándose
a la madurita, o al maduro, o a los dos.
Notaba mis mejillas calientes, seguro que estaban sonrosadas, pues me daba
un poco de corte, pero estaba tan caliente, tan mojada, y tenía el coño
medio abierto por el pollazo en el agua de mi chico, que no lo dudé ni
un momento.
Con una mano a cada lado de sus caderas agarré el elástico de aquel
bañador. Bajaba lentamente el slip que llevaba el chaval y sin
esperarlo, su enorme miembro viril salió disparado hacia mi cara,
dándome con todo el prepucio en los labios. El chaval también estaba
caliente: su polla estaba dura como el acero y con gotitas de líquido
preseminal saliendo de su capullo que cayeron en mis labios. No me lo
pensé. Abrí la boca y me introduje lo que pude de aquella tranca en la
boca y empecé a salivarla y chuparla como sé que le gusta a muchos
tíos.
- "Vicky, cari, te vas a atragantar con tanta polla", me gritó mi chico.
- "Bienvenido al club de los cornudos, Jose. Te aseguro que Mamadou le va
a dar polla tu chica hasta reventarla", dijo Rafa mientras con su mano
derecha masturbaba el pene de Jose que estaba empalmadísimo sin que mi
chico dijera nada.
Sara se acercó hasta el pene de Jose y fue el mismo Rafa el que se lo
metió a su mujer en la boca. Pude ver el suspiro de gozo que hizo mi
novio cuando la guarrilla de la madura comenzó a meterse la polla en la
boca.
- "Rafa, cómele en coño a Vicky y lubrícala bien, que lo va a necesitar",
dijo Sara en un momento que dejó de comerle la polla a Jose.
Mamadou y Jose estaban de pie con el mástil enhiesto, con Sara y yo misma
tragándonos sus grandes miembros. Entre mis piernas, moviendo la lengua
como un poseso, Rafa. Qué comida de chocho me estaba haciendo aquel
chico. Tenía razón Sara cuando alababa sus habilidades en el
cunnilingus.
- "Rafa, me corro, no puedo aguantar más", y gritando de placer con la
polla de Mamadou en la boca, me corrí por primera vez.
Y no fui la única.
- "Sara, Sara, me viene, me viene", gritó Jose, y acabó derramándose en la
boca de la madurita. Ella, abrió la boca para enseñarnos la corrida que
le había soltado mi novio, pero la sorpresa fue ver que Rafa, que había
dejado mi conejo recién corrido, abriendo la boca y comiéndose toda la
leche de mi chico.
La pareja de novatos parecíamos dos eyaculadores precoces. No habíamos
aguantada nada en el primer asalto.
- "¿Te ha gustado, cornudo?", le dijo Sara a Rafa, mientras le meneaba la
polla. "Está buena la leche del chaval".
Mamadou me había sacado la polla de la boca, me había levantado a peso,
escupido sobre la enorme cabeza de su polla y estaba restregándome el
capullo por la pipa mojada. Con mucho cuidado fue ensartándome, primero
el enorme glande y después todo el gigantesco cipote que calzaba el
chaval. Tal como había dicho Sara, me meé de gusto.
Mamadou, excitado y sin dejar de ensartarme en semejante falo, me depósito
en una de las toallas de la arena y levantándome las piernas, empezó a
bombearme con una fuerza descomunal. Pensaba que de un pollazo me la
sacaba por la boca. Qué bestia el negrito.
Rafa se acercó hasta donde me follaba el moreno y me metió la picha en la
boca. Si no hubiera probado la de Mamadou, hasta me hubiera parecido
una buena polla. Pero el tío también tenía su morbo, pensé, y me
dediqué a darle placer oral a aquel machote.
- "Dios mío, nena, (me dijo Sara) Te la has metido enterita de una sola
vez. Pedazo de chocho que tiene tu chica. Jose, ¿te gusta lo que ves?
Tu chica follada por un pollón gigantesco y chupándole la polla a otro
tío. Le van a dar por todos los agujeros. Tu leche está muy rica, pero
¿me vas a dejar con esta calentura?", le dijo Sara a Jose, abriéndose
los labios del coño y enseñando la gran cantidad de flujo que acumulaba
la vulva de aquella madura.
- "Lo siento Sara, me he quedado hipnotizado viendo el pollón de Mamadou".
- "Tu chica lo está gozando, pero no te preocupes, tú también tendrás tu
ración".
No me lo podía creer. ¿Jose iba chuparle la polla a Mamadou? O, más
increíble aún. ¿Le sodomizaría el negrito? Jose nunca me había dicho si
le habían culeado, pero teniendo aquel tronco en mis entrañas, sabía
que le iba a destrozar si le daba por el culo. Nunca se me ocurrió que
la que iba a ser sodomizada brutalmente sería yo.
Jose se amorró al chumino de Sara y comenzó a comérselo bien, como él
sabe. No tardaron en aumentar los gemidos de la hembra. Ella no quería
correrse en la boca de Jose y le pidió que parara y que la follara,
pero mi chico estaba disfrutando como un cerdo comiéndole el coño a
aquella guarra. No paró hasta que la tía se corrió, dejándole la cara
llenita de caldos.
- "Méteme la polla, Jose. Hazme tuya. Demuéstrame que eres un buen macho.
Dale placer a una hembra madura", le pidió Sara mientras lamía los
restos de su propia corrida de la cara de mi novio.
En ese momento perdí el sentido. Acababa de correrme como nunca lo había
hecho. ¡Qué gozada! El mejor orgasmo de mi vida. ¡Menudo polvazo me
había pegado el machote aquel! Él también lo había gozado, pues metió
un par de bufidos, se puso rígido y eyaculó dentro de mí. Noté su leche
calentita en mis entrañas, pero el tío seguía dándome caña. Me embestía
una y otra vez con aquella bestia que tenía entre las piernas y con
cada golpe de polla de Mamadou yo me ponía más y más cachonda.
El remate fue cuando la tranca que tenía en mi boca empezó a soltar
lechazos, uno tras otro, tres, cuatro, cinco y en qué cantidad. Tenía
la boca llena del semen de Rafa y él me metía la picha hasta la
garganta mientras yo intentaba evitarlo. Era como si me estuviera
violando por la boca y al final tuve que tragarme toda la lefa del
rubito. No me desagradó, pero me hubiera gustado un poco más de cariño
y compartirla con Jose.
Justo cuando Rafa me sacó el pene flácido de la boca, escuché lo que
decían Sara y Jose.
- "Sé más macho, Jose. Empótrame. Demuéstrale a tu chica que sabes follar
a una hembra".
- "Menea el culo, guarra", le soltó él, mientras le mordisqueaba los
negros pezones.
- "Me voy a correr, Jose, como la zorra de tu novia que no puede aguantar
los pollazos de Mamadou. Dame bien fuerte, me corro Jose, qué bien
follas cabrón. Te quiero para mí".
- "Yo también me corro, Sara, toma mi leche, en todo el coño", le decía
mientras se venía en el chocho de la madura. "Dile a Rafa que te lo
coma ahora. Quiero que se coma toda mi lefa".
- "Eres un cabrón, Jose. Un puto cornudo, pero follas como Dios".
- "Jose, no aguanto más, cariño. Este tío me mata. Dios, Dios, Dios...",
grité yo.
Y me corrí por tercera vez, llorando de placer como una niña.
- "Cambiamos de posición chicos", dijo Sara tumbándose en una toalla y
espatarrándose bien de forma que se podía apreciar su coñito bien
abierto a la medida de la picha de Jose y su cuevita bien rellena de lo
que quedaba del semen de mi chico. La muy zorra no había dejado que su
maridito cornudo se lo comiera.
- "Parejita, venid aquí y comedme bien el chichi. Vicky, te encantará el
esperma de tu chico".
Y dicho y hecho. Jose y yo nos pusimos a cuatro patas delante de aquella
puta y sin pensarlo empezamos a darle lametones al coño de aquella
guarra.
No nos habíamos percatado, pero de esa forma, estábamos ofreciendo
nuestro culo a los dos mozos que nos miraban con las pichas tiesas y
meneándoselas.
Qué rico tenía el coño la zorra de Sara. Estaba disfrutando de mi primera
experiencia lésbica, cuando noté una lengua caliente en mi agujerito
trasero. Me giré de repente y ví como Rafa me estaba comiendo el culo y
lo más excitante, Mamadou le tenía metidos dos dedos a mi chico
mientras le comía las orejas.
La lengua de Rafa me estaba dando mucho placer, pero yo seguía concentrada
en el chocho de Sara. Lengüetazo va y lengüetazo viene. Ni noté cuando
Rafa me introdujo los dedos en el ano. Metía los dedos, me echaba un
salivazo, los volvía a meter y sacar... y ese era el ritual que iba
repitiendo en mi culo.
Volví a mirar para atrás porque escuché un grito de Jose y en ese momento
pude ver como el cipote de Mamadou perforaba el culo de Jose. Para mi
sorpresa, a mi chico ya sólo se le escapaban gemidos de placer. Iba a
ser verdad que había follado con tíos, el muy maricón.
Mientras Rafa seguía con su comida de culo, yo quería ver cómo el negrito
petaba el culo a mi chico, pero la madurita apretaba mi cara contra su
coño hasta que acabó corriéndose en mi boca. Entre sus gemidos también
pude escuchar los bufidos de Mamadou, que acababa de correrse en el
culo de mi pareja y también el berrido de Jose, derramándose otra vez,
y no sé cuantas llevaba ya, esta vez, en la mano que le estaba pajeando
que no era otra que la del negrito.
Cuando Mamadou se salió del culo de Jose, Rafa cesó el mete y saca de dedo
y yo dejé de acariciarme el chichi. Sara cogió a Jose y lo tumbó debajo
de mí, con su cabeza a la altura de mi coño y su polla a la altura de
mi boca. Haciendo un sesenta y nueve, vamos. Sara estaba comiéndole la
boca a Mamadou. Entonces el negrito llevó su mano que tenía llena de la
leche de Jose a mi culo y la untó por todo el agujero.
- "Dale por el culo, cariño", le dijo Sara a Mamadou.
No me dio tiempo a protestar. Mi agujero anal ya estaba abierto por el
trabajo que había hecho Rafa, así que a Mamadou no le costó encajar el
capullo y de un golpe seco, me hincó la polla hasta el intestino. Esta
vez lloré de dolor, lloraba y pedía que me la sacara pero él seguía
taladrándome como había hecho antes con mi coño. No paraba de culearme
y mientras, Jose, que acababa de contemplar en primera fila cómo su
novia acababa de ser desvirgada análmente y sodomizada sin compasión
por aquel chaval africano, nos comía alternativamente a mí el coño
aplicándose como él sabe y el enorme falo del negrito mientras entraba
y salía de mi dolorido ano. El pene de mi chico nos la alternábamos la
guarra de Sara y yo, y Rafa le estaba petando el culo a su mujer.
No sé el tiempo que pasamos de esta forma. Sentía tanto dolor y tanto
placer que no sabía diferenciar una cosa de la otra. Sara acabó
corriéndose, no sé si con la follada de su marido o con el dedazo que
se estaba haciendo la muy puta. Rafa eyaculó en el ano de su chica y
Mamadou se vació en mi recto, no mucha leche, pero se corría con una
fuerza aquel cabrón que casi me llena los intestinos. Yo también había
llegado al orgasmo con la comida de coño de mi novio y el pobre de Jose
había soltado dos gotitas de semen en mi boca. Lo habíamos dejado bien
ordeñado al muy cabrón. El final de la orgía fue con Sara a mi lado, a
cuatro patas las dos, y los dos cornudos de nuestros chicos, saboreando
la leche que habían derramado en nuestros culos. Cuando lo dejaron bien
limpio, Sara sujetó mi cara con sus manos y me dio el beso más dulce
que me han dado en mi vida. ¡Qué morreo me di con la putita de las
trencitas!
- "¡Eres increíble Vicky! Qué aguante tienes. Me has sorprendido. No
pensaba que hubiera hembra más caliente que yo, pero me has superado".
- "Has sido una buena maestra, Sara. Yo tampoco creía poder con una polla
como la de Mamadou y me la he clavado por los tres agujeros", dije
soltando una risita nerviosa.
- "Pues deberías tener experiencia con la de Jose, que es muy macho
también".
- "Me hubiera gustado follar con Rafa. Igual su pene es más pequeño, pero
él me da mucho morbo".
- "Todo llegará, Vicky. Seguro que podrás gozar de todo él sólo para ti,
cariño. Tú y yo tenemos muchas cosas que aprender juntas, y una de
ellas es la de conocernos las dos más íntimamente", me dijo Sara.
- "Nunca lo he hecho con una mujer Sara, pero creo que te deseo tanto como
tú a mí".
Nos colocamos nuestros minibikinis y los chicos sus bañadores, recogimos
las cosas y nos marchamos para casa.
Pero la fiesta no acabó ahí. De camino a casa, aunque el trayecto era
corto pero Rafa lo convirtió en lo suficientemente largo, en el asiento
de atrás de la furgoneta, Mamadou me sentó en sus piernas, apartó la
braguita de mi bikini, y se extrajo su cipote del bañador. Me sacó las
tetas al aire y aún tuvo tiempo de perforarme el coño con aquella polla
descomunal y bombearme una y otra vez mientras Sara hacía lo que podía
para poder morder mis pezones que subían y bajaban con cada embestida
del pollón del negrito. Al final acabé corriéndome otra vez al tiempo
que también Mamadou llenaba mi útero de esperma caliente. Qué bestia de
chaval.
Llegamos a casa y yo estaba rota. Me tumbé en la cama y quedé como muerta.
- "Desnúdame, Jose, cariño. No puedo con mi cuerpo".
Jose me sacó el sujetador del bikini y, con mucha delicadeza, la empapada
braguita. Me tumbó boca abajo y se quedó observando mis agujeros.
- "Cari, estás increíble. Tienes el coño bien abierto y repleto de la lefa
del negro. Y el culo. Cari, ¡cómo tienes el culo! Menudo estreno has
tenido", decía Jose con tono de sorprendido.
Me separó las piernas e hizo la tentativa de volver a comerme el chumino.
- "Jose, no puedo más. Tengo el coño escocido del mete y saca del pollón
de Mamadou y el culo me arde".
- "Lo tienes como un bebedero de patos, cari, pero de esta noche no pasa
que te lo pete yo, mi vida".
Así estábamos cuando sonó el timbre. Jose miró por la mirilla y abrió la
puerta. Rafa entró con unas bolsas de hielo y se acercó hasta donde yo
estaba, acariciando mi espalda y mi culo desnudos.
- "Toma Vicky, lo vas a necesitar. Tú, creo que no Jose. No es la primera
vez que tienes relaciones sexuales anales por lo que hemos visto".
- "Gracias Rafa, eres muy atento. Estoy segura de que me hubieras hecho
disfrutar muchísimo".
- "No te preocupes querida. Por nuestra parte puede que lo de hoy solo
haya sido el principio de muchos buenos momentos".
- "Seguro que sí", contestó Jose con su mano en el paquete.
- "Descansad y arreglaros. Sara me han dicho que vengáis a cenar esta
noche a casa. Poneos guapos".
- "Rafa...", suspiré yo, como suplicándole que no cabía más sexo en mi
cuerpo.
Creo que caí desmayada. No pensaba que pudiera volver a tener relaciones
sexuales en un montón de tiempo, pero, a veces, la vida te da sorpresas
y eres más fuerte de lo que piensas...
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