Como
sabéis si habéis leído los anteriores relatos, mi mujer María y yo,
llegamos a un acuerdo para animar nuestro matrimonio, de dicho acuerdo
mi mujer acabó convertida en la puta de Luis, un compañero de trabajo,
(mi mujer es profesora), gordo, calvo y cincuentón, y un gran
pervertido como he podido comprobar.
María ha descubierto un mundo de placer en su sumisión a él, cosa que
jamás me habría imaginado, pero que yo reconozco que también lo
disfruto, pues el acuerdo indicaba que ella tiene que grabarlo todo en
video o mostrármelo en vivo y en directo, y así lo lleva cumpliendo
tanto ella como Luis, desde el primer día.
Habían pasado ya unos meses desde nuestro acuerdo, y Luis no perdía
oportunidad para follarse a mi mujer siempre que tenía oportunidad,
estando yo en el trabajo, Luis me envió un video de María desnuda
cabalgándole, él estaba en su clase, sentado en su silla, y María le
daba la espalda, con los pies apoyados en sus piernas, la cámara
mostraba claramente como la polla de Luis entraba y salía de su coño
una y otra vez, Luis sonreía desde detrás mirando a cámara, sin
agarrarla, dejando que ella saltase una y otra vez, sus tetas saltando
al ritmo, hasta que se corrió dentro de ella, María también se había
corrido, yo me preguntaba como Luis podía tener tanto aguante.
Por si fuera poco a Luis además le encantaba ponerla en situaciones
comprometidas. En una ocasión Luis ordenó a María que cuando recibiese
a los Padres, tenía que hacerlo sin ninguna ropa interior, y al
sentarse, tenía que subirse la falda para que todo el culo quedase al
descubierto, además debía dejar un gran escote abierto, para que
pudiesen ver bien sus pechos casi al descubierto, Luis me envió el
video grabado a través de la ventana de la puerta de su clase, los
padres estaban visiblemente incómodos, aunque ella no.
Una vez me envió una captura de pantalla de su móvil en la cual se había
puesto de fondo a María chupando su polla, ni que decir tiene que según
me comentó María, Luis no tenía reparo en compartir fotos de ella con
el resto de profesores, y, como ya indicaba en mi anterior relato, más
de un compañero se la había follado ya.
Un día, Luis me llamó y me dijo que iban a organizar una fiesta en mi
casa, dijo que yo podía quedarme, pero que no podía intervenir, solo
grabarlo todo. Asentí y estuve de acuerdo.
Cuando llegó el día María recibió a los invitados, habíamos preparado algo
de tentempié y bebida en abundancia, María estaba esplendida, vestía un
top transparente negro, y debajo llevaba un sujetador de encaje del
mismo color, lo remataba con minifalda negra ajustada, y medias de
rejilla con zapatos de tacón.
Según iba avanzando la tarde, y el alcohol corría, los invitados se
animaban y pasaban de simples miradas, a comentarios lascivos y a
tocamientos, acariciando sin pudor a María cuando se acercaba, Luis me
miraba y cuchicheaba con los invitados y entonces me miraban todos y
reían, incluida María.
Algún invitado empezó a meter mano descaradamente a María, tocándole los
pechos sin miramientos, otros la besaban y ella correspondía a todos
buscando sus pollas, estaba realmente excitada, hasta tal punto que
cuando un hombre de unos 52 le susurró algo, ella sonriendo se quitó el
top y lo dejó caer sin más, a lo cual todos aplaudieron.
Luis sonriendo vino donde mí y me dijo - Que Ramón, te gusta el
espectáculo? lo pasas bien? - asentí por supuesto tenía la polla
durísima, aunque me molestaba un poco tanta miradita.
Sí por supuesto que sí, lo estoy pasando bien y María mucho más - contesté
Pues ahora viene lo bueno ya verás, espera aquí un momento, y cuando te
llame vienes - me dijo, yo volví a asentir y ví que se acercaba a
María, pidiéndola que la siguiese y también a todos los invitados,
menos a mí.
Pasó un rato y Luis me llamó, fui a la habitación y aunque ya me imaginaba
lo que me iba a encontrar, lo que me encontré fue mucho más de lo que
esperaba.
María se encontraba totalmente desnuda, en nuestra cama, tenía los ojos
vendados, y las manos y pies atados a la cama, en ese momento estaba el
hombre de 52 años follándosela, desnudo encima de ella, cogiéndola de
las caderas la elevaba para metérsela a empujones. María no paraba de
gemir, sobre su cuerpo había ya restos de semen, así que él no era el
primero.
Luis me dijo - mira cabrón, mira como nos follamos a la perra de tu mujer,
que es toda una zorra, que guardadita la tenías cabronazo, pero ahora
vas a ver como nos la follamos todos, tú graba graba, grábalo todo
Así era, allí había como 10 personas, todas desnudas, todas empalmadas,
mirando a mi mujer, acariciándola, tocándole las tetas con sus pollas o
con sus manos, dándole golpes en la cara con las pollas, poniéndoselas
en las manos. María estaba fuera de sí, les gritaba que se la follasen,
cuando la llamaban puta decía que sí, que era la puta de Luis, de vez
en cuando uno se corría, encima suya, y ella lo disfrutaba. Cuando el
hombre terminó de follarla, otro se puso en su lugar, y empezó a
follarla duro, mientras el otro me miraba y se reía, se acercó a su
cara y se la metió en la boca para que se la limpiase, cosa que María
hizo con mucho placer.
Uno a uno todos pasaron por su coño, todos se corrieron dentro, María
gemía y se revolvía, su cuerpo y la cama estaban cubiertos de semen, no
sé cuantos orgasmos había tenido, pero fueron varios incluso un squirt,
que conmigo jamás lo tuvo.
Yo lo grababa todo haciendo primeros planos de cómo le metían las pollas
en su coño de puta, o paseaba por su cuerpo cubierto de semen en el que
ella se acariciaba y se lo llevaba a su boca para chuparlo, cuando
todos hubieron acabado, incluyendo a Luis, se fueron yendo, cuando solo
quedamos los tres, Luis dijo:
Ahora mi putita, te vas a quedar así toda la noche, y tú Ramón no puedes
follártela, pero dormirás a su lado, así, sobre nuestro semen, y
sabiendo que todos nos la hemos follado, antes de acostarte, envíame el
video que has grabado, que lo voy a compartir con todos estos, cornudo.
Dicho esto se largó, María le lanzó un beso desde la cama, la desaté y me
acosté a su lado, María se abrazó a mí, manchándome de semen, y se
quedó dormida, yo me masturbé y también me dormí.
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