.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Memorias de Denisse (5)".

 
 
Bueno, como era de esperarse, después de la confesión y de la propuesta por parte de mi marido (relato anterior), me entraba el morbo de tener relaciones con otro hombre delante de mi pareja con la que había compartido todo este este tiempo cualquier tipo de situación. Bueno... menos la situación de estar en otros brazos disfrutando el placer que sentía todo mi cuerpo, en la manera que me movía para lograrlo.

 A veces pensaba que lo único que necesitaría es un empujón. De todas formas, no consideraba que lo fuéramos a hacer realidad... Equivocada, sí, una vez más...

 Mi marido encontró una manera de mantener la llama de mi corazón y de en medio de mis piernas... Cada noche que nos íbamos a dormir procuraba despertarme de la manera más excitante. Él esperaba a que yo estuviera recostada de lado y totalmente dormida para comenzar a tocarme. Sus manos las deslizaba por mis piernas para subir por mis caderas, mi cintura, llegando a mis pechos para acariciarlos con suavidad, para posteriormente ir rozando mi vientre hasta llegar a mi coño. Lo hacía sobre mis bragas, para después bajármelas a tirones, quedando con el culo expuesto y ligeramente lubricado.

 Ahí era donde juntaba su cuerpo al mío, arremetiendo su polla para follarme con movimientos lentos pero profundos. Con la mano que tenía libre, me morreaba las piernas para terminar frotando mi clítoris, moviendo sus dedos de un lado a otro, agitándolo, haciéndome sentir mucho placer. Era en ese momento en el que yo trataba de despertar, pero el sueño y la sensación de mi orgasmo me dejaban somnolienta, así que solo me acurrucaba en sus brazos y volvía a dormir.

 Esto se le hizo costumbre, así que yo solo me entregaba al placer. Cada noche que lo hacía intentaba algo diferente al penetrarme, porque en todo lo demás seguía igual. Esperaba a que estuviera totalmente dormida.

 Una vez se puso un condón texturizado. En alguna otra ocasión se colocó un anillo vibrador... ¡Dios!

 Fue hasta una noche en que sus arremetidas eran algo diferentes. Yo solo pensé que se había colocado una funda en el pene o algo así. Me entregué nuevamente al placer. Esos movimientos favorecían la estimulación de mis zonas erógenas dentro y fuera de mi coño. Intentaba besarme la espalda, acercándose tanto a mi nuca que me estremecía.

 Me colocó totalmente boca abajo para follarme como toro en celo. Me corrí quedándome dormida.

 Al día siguiente aún estaba oscuro y no quise levantarme. Me intenté acurrucar en sus brazos, descubriendo que estaba desnudo y con la polla erguida, así que no perdí la oportunidad y me la volví a clavar. Esta vez era yo la que se empujaba contra él.

 Mi culo chocaba con sus caderas. Su polla la tenía toda dentro de mí. Así estuve dándole por un buen rato, empujando mi culo hacia atrás, hasta que sentí nuevamente cómo explotaba, arrojándome con fuerza esa carga de leche la cual quería conservar el mayor tiempo posible dentro de mí, así que no me moví. Me quedé nuevamente dormida.

 Cuando pude abrir los ojos, ya entraba algo de luz, así que con los ojos medio cerrados pude ver a la cara de mi marido frente a mí con una sonrisa traviesa, descarada. Abrí los ojos al sentir otro cuerpo junto a mi espalda... ¡Me había follado otro hombre delante de mi marido!

 Él estaba feliz. Su fantasía estaba cumplida. Yo por mi parte me encontraba desconcertada y a la vez excitada. Le había entregado el culo a otro hombre con una muy buena polla. Mordí mis labios para luego decirle:

 - ¡Ven sobre mí! ¡Fóllame!

 Email. Mis fotos.

 

 

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