.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Compartir trabajo y jefe (2)".

 

 Me desperté para ir a trabajar. Fui a ducharme con mi cabeza dándole vueltas a todo. Había dormido con el semen de Andrés en mi coño y a pesar de que él me lo había pedido yo pude limpiarme y nadie se hubiese enterado. Me preguntaba a mí misma por qué lo había hecho y no llegaba a ninguna conclusión.

 Me vestí como estaba haciendo últimamente, al gusto de Andrés, una minifalda negra, una camiseta de tirantes, negra también, braguitas y sujetador del mismo color y unas sandalias de tacón.

 Llegué a la oficina y entré en el despacho del jefe. Para mi sorpresa él no había llegado aún, lo cual era extraño por mi experiencia en los pocos días que llevaba trabajando. En su mesa había una bolsa y una nota que simplemente decía “póntelo puta, llegaré a las 8 y media”.

 Abrí el paquete que estaba en el interior de la bolsa. Era un body de rejilla totalmente transparente, con dos agujeros, uno en el coño y otro en el culo. Aunque sabía que se iba a enfadar esa mañana yo quería hablar con él sobre muchas cosas.

 A las 8 y media entró Andrés en su despacho, yo estaba sentada, esperándole, y me dijo:

 -Buenos días, ¿qué haces vestida, puta?

 -Perdona Andrés, es que quiero hablar contigo sobre... (no me dejó terminar la frase)

 -Me da igual, si te dejo una nota para que te pongas algo, tú lo haces y punto, ¿o no puedes hablar con ese body puesto?

 -Sí.

 -Pues ya sabes qué hacer, zorra, desnúdate y vístete para mí.

 Me puse de pie, me desnudé delante de él, que como siempre me miraba de arriba abajo aunque yo ya no sentía vergüenza alguna al hacerlo.

 Me puse aquel body y me quedé quieta, de pie, frente a él.

 -Te queda perfecto, puta, date la vuelta para que vea tu culo.

 Me di la vuelta y me quedé así hasta que me dijo:

 -Bien, ya puedes sentarte, ¿de qué quieres hablar?

 -Mira Andrés, todo esto es demasiado para mí, ayer en mi casa follándome delante de mi marido y... (de nuevo me interrumpió)

 -Creo recordar que te corriste como lo que eres, una puta, y que en ese momento no te importó que el cornudo estuviese delante.

 -Sí, es verdad, pero no soy de piedra y...

 -Y te gustó que te follase así y a mí mucho más. Y estoy seguro de que has dormido muy a gusto con mi leche dentro de tu coño, ¿verdad?

 No le miré en ese momento y tampoco le contesté, pero ese silencio lo decía todo y me delataba.

 -También me dijiste que deje de tomar los anticonceptivos y eso no voy a hacerlo.

 -Mira, zorra, eres mía y te voy a preñar sí o sí, por varios motivos, primero porque me gustas, segundo porque me encanta humillar al cornudo de tu marido y tercero porque quiero follarte preñada y ver cómo te crecen esas tetas que tienes y la barriga. No te digo que lo pienses, simplemente lo voy a hacer, igual que voy a darte por el culo a estrenar tu ojete y tener algo que no, le has dado nunca a nadie. ¿Te queda claro, Raquel?

 -Sí.

 -¿Sí qué, zorra?

 -Sí me queda claro.

 -Bien, ahora ya sabes lo que hacer, debajo de la mesa a mamar y cuando esté a punto me pides la leche, zorra.

 No dije nada, simplemente me agaché y me coloqué entre las piernas de Andrés, debajo de su mesa. Le desabroché el pantalón, saqué su polla y la metí en mi boca. Empecé a mamársela como a él le gustaba, tragándola hasta que tocaba mi garganta con su capullo.

 Mientras yo se la chupaba, Andrés llamó por la línea interior a mi marido, con el manos libres puesto:

 -Buenos días, no te quiero molestar, solo darte las gracias por la comida de ayer.

 -No es ninguna molestia, al contrario, quería pedirle disculpas por lo de ayer, me sentó algo mal y me quedé indispuesto.

 -No te preocupes, esas cosas pasan, además tu mujer me atendió de maravilla, es tan buena en casa como en el trabajo.

 -Me alegra mucho oírlo, y saber que Raquel fue una buena anfitriona.

 -No solo buena, excelente diría yo, ahora que la conozco un poco más puedo decirte que es una mujer con un interior muy bonito.

 Cuando dijo eso, Andrés apretó mi cabeza contra su polla dejándola dentro mientras yo intentaba tragarla.

 -En serio, siento envidia sana. No te molesto más, además Raquel ha ido a por café, el suyo con leche que ya te dije que le encanta. Hasta luego.

 Colgó, quitó sus manos de mi cabeza y me dijo:

 -Pide leche, zorra.

 -Andrés, dame tu leche, córrete en mi boca.

 Metió de nuevo su polla en mi boca y empezó a correrse. Yo sabía lo que tenía que hacer así que tragué su semen mientras él gemía y descargaba todo en mi boca.

 -Qué buena puta eres, Raquel. Ahora ponte la ropa. A la una te quiero aquí, dile al cornudo que hoy no puedes ir a comer. Te voy a follar el culo. Hasta luego.

 Me vestí y salí de su despacho para ir a mi mesa con la mente fijada en mi culo. Como venía siendo habitual, las miradas de los compañeros de trabajo me decían que murmurando cosas sobre mí. Realmente eso era lo que menos me importaba.

 El tiempo pasa muy deprisa cuando hay algo que te está inquietando y llegó la hora. Le había dicho a mi marido que no me esperase para comer, que tenía cosas pendientes importantes.

 Una vez más, entré en el despacho de Andrés e instintivamente cerré la puerta por dentro, aunque nadie entraba nunca allí sin su permiso, como si hubiese algún tipo de código interno que yo desconocía.

 -¿Nerviosa, Raquel? Tranquila, voy a ser muy cuidadoso, para que guardes buen recuerdo de tu primera vez. Desnúdate y ponte en mi mesa, con tu culo a 4 patas.

 Obedecí como siempre, me desnudé y subí en su mesa, me puse a 4 patas.

 -Apoya la cabeza y ábrete las nalgas.

 Apoyé la cabeza en aquella mesa fría y con mis dos manos abrí mis nalgas.

 -Qué culo tan bonito tienes, Raquel, y va a ser todo mío dentro de un rato. Ahora vas a disfrutar de mi lengua.

 Por primera vez en mi vida sentí una lengua en mi culo y he de decir que en absoluto me molestaba. Andrés metía y sacaba su lengua de mi ojete,humedeciendolo una y otra vez. Yo sentía un placer extraño y vergüenza también, una mezcla de sensaciones.

 -Bien, puta, ahora hay que prepararlo mejor para que no te duela.

 Sacó algo de su cajón, parecía un tubo de crema de los que uso para las manos. Con un dedo empezó a ponerme aquella crema en el ojete, al principio por la zona exterior, después sentí como poco a poco deslizaba su dedo dentro y sentí que me molestaba, no era dolor sino molestia.

 -Tranquila Raquel, relájate, lo estoy haciendo despacito, poco a poco.

 Andrés siguió metiendo su dedo y lo sacaba para poner más crema y volverlo a meter. La sensación de intrusión en mi culo y los nervios hacían que aquello me molestase pero no dije nada. Él continuaba con lo mismo, metiendo y sacando el dedo, poniendo más y más crema y llegó un momento en que podía deslizar su dedo en mi interior con cierta facilidad, lo cual aprovechó para meter un segundo dedo, volviendo de nuevo esa sensación de molestia.

 -Así puta, así, despacito, ya te entran dos dedos con facilidad, estás casi a punto.

 Siguió así unos minutos más metiendo y sacando los dedos y colocando más y más crema. Cuando decidió que ya era el momento, se apartó y él mismo se colocó la misma crema en su polla, desde la base hasta el capullo.

 Se colocó de pie, detrás de mí.

 -No dejes de abrirte las nalgas con las manos, Raquel.

 No dije nada, seguía en la misma postura y entonces sentí cómo Andrés colocaba el capullo de su polla en mi ojete y empezaba a empujar, a hacer fuerza. Poco a poco y parando de vez en cuando, metió su capullo dentro y yo empecé a sentir dolor con esa penetración.

 -Andrés por favor, para, me duele.

 -Es normal al principio, zorra, solo te he metido el capullo, ya verás cómo va entrando toda más fácil.

 Siguió empujando, despacio pero con firmeza y yo empezaba a sentir un dolor agudo en mi culo y no podía evitar morderme los labios, incluso solté algunas lágrimas.

 -Ya está casi toda dentro, Raquel, me encanta desvirgarte tu culo estrecho, ser el primero que te lo folla.

 Andrés dio un último empujón y finalmente logró meterla toda mientras yo intentaba no gritar.

 Empezó a meterla y sacarla despacio, con cuidado. Reconozco que en ningún momento fue bruto, siempre con paciencia, parando y volviendo a empezar. La abundante crema que me había puesto y él mismo se había colocado en la polla hacían que la penetración fuese suave. Empezó a moverse un poco más rápido y al mismo tiempo que me follaba el culo su mano frotaba mi clítoris que reaccionaba a sus dedos haciendo que mi coño se humedeciese.

 -Te vas a correr mientras te sodomizo, Raquel, qué puta eres.

 Andrés seguía el mete y saca, casi no sentía dolor y además sus manos me estaban llevando al orgasmo, así que al final exploté y me corrí mientras él seguía penetrando mi culo.

 -Yaaa, Raquel, yaaaa, me corroooo...

 Por primera vez en mi vida sentí cómo un hombre llenaba de semen mi culo.

 Se quedó unos segundos dentro hasta que su polla salió sola de mi culo.

 -Ahora tu ojete ya dice que no eres virgen, puta, te lo voy a follar tanto que será como tu coño de grande. Vístete y puedes irte, tienes la tarde libre.

 Me levanté de la mesa y al ponerme de pie lo primero que sentí fue el semen de Andrés saliendo de mi culo y después ya vestida al andar sentía molestias y una sensación de querer ir al baño.

 Al día siguiente después de haberme desvirgado analmente y como venía haciendo desde que empecé a trabajar, entré en el despacho a las 8 de la mañana.

 Me desnudé sin que él me lo pidiese, ya que tenía muy claro lo que él quería.

 -Muy bien Raquel, ya sabes lo que hacer sin decírtelo. Ven, siéntate en mis piernas, te pongo una película para que la veas conmigo.

 Me senté encima suyo, sus manos me agarraban los pechos y su polla se ponía dura en sus pantalones al sentir mi cuerpo desnudo encima.

 Puso un archivo de vídeo que se llamaba R.C (Raquel culo, según me aclaró después). No es necesario explicar que el vídeo era de Andrés follándome el culo.

 -¿Has visto cómo te entró toda, Raquel? Mira cómo te entraba, y menudo culo tienes, siempre me gustó.

 En las imágenes se veía perfectamente su polla entrando y saliendo de mi ojete, al parecer fácilmente aunque yo no lo sentí así.

 Su polla estaba creciendo viendo aquellas imágenes y sus dedos apretaban mis pezones.

 Me hizo girar la cabeza y me besó. Su lengua entró en mi boca mientras sus dedos pellizcaban mis pezones que se estaban poniendo muy duros.

 -Mueve el culo y tráeme tu bolso, Raquel.

 Me levanté y fui a por mi bolso, llevándoselo a su mesa y sin que me dijese nada me senté de nuevo entre sus piernas.

 Lo abrió y dejó todo lo que había encima de su mesa. Cogió las pastillas anticonceptivas, me las puso delante de mis ojos y me dijo:

 -¿Qué es esto, zorra de mierda?

 -Son pas... (No me dejó acabar de decirlo).

 -Ya sé lo que son, puta, pero te dije que te voy a preñar, así que se han terminado desde ya, ¿lo entiendes?

 Andrés las tiró en su papelera, toda la caja, me agarró por las manos y me puso inclinada en su mesa.

 -Pídeme que te folle, puta, pídeme que te preñe ahora mismo, pídemelo por favor como la zorra casada que eres.

 -Por favor, Andrés, fóllame y préñame, hazme un hijo.

 Mis palabras le encendieron, se bajó los pantalones y sacó su polla que fue directa a la entrada de mi coño.

 Andrés se agarró a mis tetas mientras me penetraba, esta vez sí lo hacía con fuerza, empujando su polla hasta lo más profundo de mí.

 Yo de nuevo estaba sintiendo placer, así que a pesar de todo empecé a gemir mientras sus manos apretaban mis tetas fuertemente.

 Andrés siguió embistiéndome hasta que finalmente se corrió llenándome el coño de semen. Yo por mi parte ya me había corrido.

 -Vístete puta, luego a las doce vienes que te daré otra ración de leche. Te voy a dejar preñada y tu cornudo marido va a ser padre de nuevo, así que ve follando con él de vez en cuando, tampoco mucho, que ese coño es mío.

 A las 12 entré de nuevo en su despacho y cerré como siempre hacía. Me dirigía a desnudarme en el centro del despacho pero Andrés se levantó y se colocó delante de mí:

 -Ponte de rodillas, zorra.

 Me arrodillé y Andrés me colocó en el cuello el collar que había traído a mi casa y que tenía grabado en el mismo “PUTA DE ANDRÉS”.

 -Pídeme que te folle la boca, Raquel.

 -Andrés, fóllame la boca.

 Sacó su polla del pantalón y yo ya tenía la boca abierta. Me miró, acercó su polla a mi boca y la metió de golpe, todo lo que pudo.

 Agarró mi cabeza y empezó a follarme la boca, cambiando el ritmo, a ratos lo hacía con fuerza, a ratos más despacio pero también más profundo.

 Cuando consideró que la tenía suficientemente dura, me ordenó ponerme a 4 patas. En esa postura, levantó mi falda y me bajó las bragas, sin quitármela. Se puso entre mis piernas agarrándome las caderas y me penetró de un solo golpe. Yo estaba húmeda y le fue fácil entrar. Me folló con ganas, como siempre lo hacía, y por supuesto me llenó una vez más el coño de semen.

 Los dos siguientes meses transcurrieron con “normalidad” en lo que era mi jornada laboral. Todas las mañanas a las 8 entraba al despacho para realizar una mamada, a veces masturbación con los pies, vestida, desnuda, o con algún conjunto que él me compraba. Se corría en mi boca la mayoría de las veces, otras en mis pies y alguna vez en mi cara.

 Después hacía mis tareas administrativas hasta que me volvía a llamar, me follaba y me llenaba el coño de semen.

 Finalmente me quedé embarazada.

 Empecé a sentir los síntomas habituales que conocía perfectamente pues ya había tenido 2 hijos. Me hice la prueba y confirmó lo que por otra parte sospechaba.

 Además de vernos en el trabajo, Andrés me había obligado a abrirme una cuenta de una aplicación de mensajería. Por ese medio me hacía peticiones cuando estaba en casa o simplemente me decía lo que le apetecía hacerme al día siguiente.

 Decidí darle la noticia por esa vía, dado que era Sábado y tenía fiesta.

 -ANDRÉS, SOY TU PUTA, ESTOY PREÑADA.

 -VAYA, FELICIDADES, PUTA. ¿YA SABE EL CORNUDO QUE VA A SER PADRE?

 -NO.

 -BIEN, SEGURO QUE SE ALEGRA MUCHO, NO TANTO COMO YO. EL LUNES LO CELEBRAREMOS. PONTE EL PLUG QUE TE REGALÉ EN EL CULO PORQUE TE LO VOY A FOLLAR MIENTRAS FELICITO AL CORNUDO.

 -SÍ, ANDRES.

 -BUENA ZORRA. TE VEO EL LUNES A LAS NUEVE, NO A LAS OCHO, ASÍ ESTARÁ TU MARIDO.

 Le comuniqué la noticia de mi embarazo a mi marido, que a pesar de la sorpresa inicial se alegró mucho.

 Nuestra economía había mejorado y mi futura maternidad fue bien recibida en casa.

 El lunes fui con mi marido a trabajar dado que ese día hacíamos el mismo horario por indicación de Andrés.

 Entré en el despacho y me desnudé, quedándome en el centro.

 Andrés se acercó despacio, mirándome. Llevaba mi collar en sus manos. Me lo colocó en el cuello. Después se dirigió a su mesa y cogió un par de cosas más que no pude ver bien. Me hizo dar la vuelta y agarró mis manos, atándomelas a la espalda con una brida. Yo estaba completamente en silencio, dejándome hacer. Si algo había aprendido estos meses era a hablar cuando él me lo decía. Me abrió la boca con sus dedos y me colocó una mordaza. Finalmente abrió el armario donde guardaba los conjuntos de lencería que usaba yo y sacó un pintalabios.

 Se agachó delante de mí, a la altura de mi coño, y en voz alta dijo mientras escribía en mi barriga:

 -Soy una puta preñada.

 Hizo lo mismo en mis nalgas y también en voz alta me dijo:

 -Encúlame.

 Me acercó a su mesa y él mismo me colocó a 4 patas. Esta vez puso un cojín en mi cabeza, y otro en mis rodillas. Con sus dedos fue retirando el plug anal que llevaba puesto hasta sacarlo completamente.

 Como hacía siempre, él únicamente se bajó los pantalones y el boxer. Colocó la punta de su polla en la entrada de mi culo sin empujar. A pesar de que el plug me había dilatado, esperaba que Andrés usase la crema que utilizó cuando me desvirgó analmente, pero no lo hizo.

 Llamó a mi marido desde su teléfono móvil y puso el manos libres para que yo escuchase la conversación.

 -Buenos días y felicidades, tu mujer me acaba de dar la noticia.

 -Muchas gracias, espero que no sea un inconveniente para usted.

 -No, para nada, no te preocupes, tu mujer va un poco de culo últimamente (cuando dijo esa frase empujó su polla con fuerza, metiendo parte de ella en mi culo y realmente sentí dolor por la fuerza y la falta de lubricación, grite un poco pero quedó apagado por la mordaza).

 -¿Quiere decir que tiene un exceso de trabajo?

 No, pero es muy responsable y le gusta cumplir con todo y a veces no se puede llegar a todos los sitios (otro empujón y sentí toda su polla dentro, el dolor continuaba).

 -Entiendo, espero que no sea un problema su embarazo, dado que cuando de a luz tendrá que quedarse un tiempo en casa.

 -Tú no te preocupes por eso, puedo arreglarme un tiempo sin ella. Lo importante es que todo vaya bien (sacó su polla y la volvió a meter y de nuevo grité).

 -Muchas gracias, es usted muy amable.

 -No hay de qué, gracias a ti tengo una magnífica secretaria. Ya pasaré después a felicitarte en persona.

 -Gracias.

 Dejó el teléfono después de colgar y continuó sodomizándome, esta vez con fuerza.

 -Ahora que ya estás preñada, puedo darte por el culo más veces, puta, ya sabes que tu culo me tiene enamorado.

 Yo solo podía gritar al recibir sus embestidas, pues esta vez me estaba follando con fuerza.

 Al cabo de unos minutos que me parecieron eternos, sentí su polla explotar dentro de mi culo. Se quedó dentro hasta que su polla salió de mi culo por sí sola.

 Me dio un azote en las nalgas, me quitó el collar, la mordaza y me desató.

 Me levanté y sentía mi culo ardiendo por dentro, además de notar cómo su semen iba saliendo despacio de mi dilatado ojete.

 -Vístete y ve a trabajar. Voy a dedicarle especial atención a tu culo. Aún está muy estrecho y me gusta verlo bien abierto.

 Me vestí y fui a mi mesa a trabajar.

 Durante mi embarazo todo continuó de la misma forma, excepto que Andrés cumplió su promesa y tuvo una especial dedicación a mi culo, que a base de follármelo se había acostumbrado e incluso ahora sentía placer con sus penetraciones anales. Cuando mi barriga empezó a crecer, tuvo la delicadeza de penetrármelo haciéndome sentar encima de su polla para no ponerme a 4 patas, que era lo que más le gustaba.

 Fueron pasando los meses hasta que di a luz. Andrés vino a verme al hospital y me regaló un ramo de flores. Yo tenía permiso maternal así que mientras mi marido estaba trabajando y mis hijos mayores estudiando, yo me dedicaba a cuidar de mi hijo pequeño.

 Una mañana sonó el timbre de casa y para mi sorpresa era Andrés. No me había dicho nada sobre esta visita.

 -¿Cómo está mi puta? Seguro que ahora mismo con el coño mojado de verme.

 Aunque me costaba admitirlo y no sabía el porqué, mi coño estaba húmedo desde que lo vi en la puerta.

 -¿Dónde está el pequeño?

 -En la cuna, se ha dormido hace unos minutos.

 -Perfecto, luego lo iré a ver, ahora llévame a tu habitación.

 Le di la mano y lo acompañé hasta mi habitación.

 Por primera vez fue él quien me quitó la ropa, dejándome desnuda, aunque solo llevaba una bata y la ropa interior. La segunda sorpresa fue que él también se desnudó por completo. Sacó un pintalabios de su americana, me tumbó en mi cama, con las piernas abiertas. Escribió PUTA en mi frente, y COÑO DE ANDRÉS en mi barriga con una flecha que señalaba mi coño.

 Se puso entre mis piernas, me besó mientras sus manos me acariciaba y yo gemía y me humedecía más y mas.

 -¿De quién eres, Raquel?.

 -Soy tuya.

 -¿Dónde te voy a follar?

 -En mi cama.

 -Puedes hacerlo mejor, ¿dónde?

 -En la cama del cornudo.

 -Eso es Raquel, en la cama del cornudo, te voy a follar y te voy a encular, y esta noche cuando vengas aquí a dormir recordarás quién es tu dueño y quién te ha hecho correr.

 -Sí, Andrés.

 Separó mis piernas y yo las coloqué en su culo, mientras su polla empezaba a entrar hasta que la metió toda. Empezó la penetración mientras me besaba y yo le devolvía los besos entre gemidos.

 De vez en cuando paraba, me miraba a los ojos y me decía:

 -¿Sabes lo que eres, verdad Raquel?

 -Sí, soy tu puta.

 Entonces continuaba y cuando veía que yo me iba a correr, paraba de nuevo.

 Al final tuve un gran orgasmo y casi coincide con el suyo. Se quedó abrazado a mí, y después se incorporó, acercó su polla a mi boca, instintivamente la abrí y empecé a chupársela. Aún tenía gotas de su semen y el sabor de mi coño. Se la chupaba como a él le gustaba, profundamente, tragando hasta que tocaba mi garganta. No tardé en ponérsela dura de nuevo.

 Me dio la vuelta y me puso con el culo en pompa.

 -Dime Raquel, ¿qué quieres ahora?

 -Quiero que me des por el culo.

 -¿Sí? Dime, ¿te folla el culo el cornudo de tu marido?

 -No, no me lo folla, solo me lo follas tú.

 -Ábrete las nalgas, y ofrecémelo como haces siempre.

 Me abrí las nalgas con las manos y empiné más mi culo para facilitarle la penetración. Puso la punta de la polla en mi ojete y empezó a empujar. Ya no usaba la crema, y yo estaba bastante acostumbrada a recibir su polla en mi culo, de hecho disfrutaba sus penetraciones anales, algo que nunca habría imaginado.

 Cuando la tuvo toda dentro se agarró a mis caderas y empezó a follarme el culo. Andrés disfrutaba muchísimo el sexo anal y yo también. Sentir su polla en la estrechez de mi ano se había convertido en un placer increíble.

 Me daba con fuerza, hasta el fondo, la sacaba y de golpe la volvía a meter, mientras yo gemía, allí, en mi cama de matrimonio.

 Andrés empezó a respirar agitadamente, preludio de su corrida que depositó como siempre en lo más profundo de mi culo. Desde que me lo desvirgó me encantaba sentir su semen en el interior de mi ano. Sacó su polla y antes de dármela en la boca de nuevo para limpiarle los restos de su leche me dio las bragas para que me las pusiera.

 Si una cosa le gustaba era que mis bragas se manchasen con su semen y así mientras las llevase puestas recordaría a quien pertenezco. La humillación y la posesión eran las dos cosas que más le gustaban y lo ponía en práctica siempre que tenía ocasión.

 Cuando terminé de limpiársela, se vistió, fue a ver a mi hijo y salió de mi casa.

 Antes de reincorporarme al trabajo vino otra vez, aunque igualmente inesperado y sorprendente.

 Era un domingo, de noche, sobre las diez, y con toda mi familia en casa.

 Recibí el siguiente mensaje en la app que usábamos:

 -Buenas noches, Raquel. Estoy en la esquina de tu casa, en el coche. Baja en 5 minutos que tengo ganas de descargar en la boca de mi puta.

 Después de la sorpresa inicial, pensé que la única excusa que podía poner para bajar a esas horas era decir que iba a tirar la basura porque hacía mal olor y mejor bajarla.

 Eso mismo dije, y aunque mi marido e hijos me dijeron que ya iban ellos, insistí diciéndoles que apenas salía de casa cuidando al pequeño.

 Bajé con la bolsa de basura, la dejé en el contenedor y fui a la esquina donde estaba Andrés.

 Sin saludarnos le bajé la cremallera y me puse a mamar su polla lo mejor que podía, tragándola, nerviosa por si pasaba algún conocido que pudiera verme en esa situación. Lo hice bien dado que en unos minutos mi boca estaba tragando la leche de mi jefe. Simplemente se despidió con un “Buena puta“ mientras yo salía y subía a mi casa con su semen en mi estómago.

 Le dije a mi marido que me había encontrado a una conocida y por eso había tardado un poco.

 Cuando volví a mi trabajo, puedo decir que mi vida también volvió a la normalidad, por lo menos a la que era habitual. Mi jefe se había convertido en mi amante, en el padre de uno de mis hijos, en mi dueño, y yo simplemente era su puta, la mujer que usaba cuando tenía ganas. Mi sueldo no varió pero todos los meses Andrés me da un extra bastante generoso para la manutención de mi hijo.

 Todo empezó de forma forzada, pero ahora, en la actualidad, disfruto todos y cada uno de los momentos que estoy con él.

 Gracias a todos por los comentarios recibidos y disculpas a quien pueda haberle disgustado. Mi intención solo era contar una historia que es parte de mi vida, sin más, así que espero que la hayáis disfrutado.

Besos.
 

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