.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Yo, cornudo de mi mujer (¡En vacaciones!)".

 

 Queridos lectores, aquí tenéis la primera entrega de otra serie de relatos. Para evitar decepciones, recuerdo que los relatos son ficticios, productos de mi imaginación y cualquier parecido a la vida real es pura coincidencia. Agradezco mucho a todos los que me escribisteis con los anteriores relatos y os animo a ustedes y al resto a que me escribáis comentándome vuestras opiniones o cualquier cosilla que queráis. Los relatos los escribo por y para ustedes. Un saludo a todos y espero que disfrutéis con el relato. No os preocupéis si lo encontráis un poco flojo, es un relato introductorio e irá mejorando.

 (Relato anterior : [PARTE 1]  [PARTE 2]  [PARTE 3]  [PARTE 4]    [PARTE 5])

 Habían pasado los meses y Lucía ya comenzaba a olvidarse de José, cada vez más el estaba ausente en nuestras conversaciones. Esto no quiere decir que yo hubiese perdido mi condición de cornudo consentido. Ya había aceptado bien mi título y era algo que formaba parte de mí aunque no hubiésemos tenido otras experiencias después de la partida de José. A pesar de mis previas preocupaciones, la relación con mi mujer seguía bastante óptima. Al llegar el inicio de Julio decidimos irnos a la playa a un apartamento cerca del mar que le habíamos alquilado a un amigo. El estar en la playa nos vino de maravilla para soltar todas las tensiones y reforzar nuestra relación. Todos los días bajábamos a la playa y yo podía disfrutar de la impresionante figura de mi chica. A ella le gustaba bajar con bikini de tanga que le permitía lucir su precioso culo redondito y gordito que a mí tanto me gustaba. Además me permitía disfrutar de la mirada lasciva de muchos veraneantes al pasar mi mujer cerca de ellos.

 Un día sentados en la toalla y bajo la sombrilla, Lucía pudo observar a un chico con un cuerpo bastante trabajado en el gimnasio y un bañador negro tipo slip que le hacía marcar un buen paquete. Era moreno y con el pelo medio largo aunque no lo suficiente como para poder recogérselo. Este chico no pasó desapercibido a los ojos de mi mujer.

-“Oye Juan, ¿te has fijado en ese chico que está allí tumbado?”

-“¿Qué le pasa?”- pregunté yo.

-¿No te parece muy atractivo? La verdad es que me extraña que ese chico este ahí solito sin nadie al lado con lo bien que está. Me pregunto si tendrá pareja.

-“Mujer, a mi un chico no me atrae la atención como tu entenderás y no tengo ni idea si tendrá pareja o no. Eso son cosas de él”.

-“Pues yo me quiero acercar a hablar con él.” –dijo Lucía con mucho interés.

- “Pues hazlo si quieres, no pasa nada, ya me voy acostumbrando”.

-“No… pero contigo delante no porque el chico se va a cortar un poco. ¿Por qué no vas a dar una vuelta y consigues unas cervecitas? De paso tráete más de dos y así le invitamos una a él. Para cuando tu llegues ya él tendrá un poco de confianza digo yo. Pero no tardes demasiado que si no quiere hablar conmigo me voy a quedar muy sola aquí.”

-“Pero cariño ahora no tengo ganas de moverme de aquí que hace mucho calor” – dije yo. La verdad es que tenía cierto reparo a dejarla sola.

“Anda, cariño… no seas malo que estamos de vacaciones…” –insistió Lucía.

“Está bien iré. Pero tampoco te lances demasiado eso me asustaría hasta a mí”. Ten cuidado también. Me llevaré el móvil por si necesitas algo.

 En ese momento me puse la camiseta, cogí el móvil y me alejé de ella en busca de las cervezas. En el camino no dejaba de preguntarme cómo sería ese encuentro. Cómo mi mujer se acercaría a él o como intentaría provocarle. No tenía ni idea de lo que iba a pasar. Encontré una tienda no muy lejos de la playa pero no decidí entrar. Supuse que sería demasiado temprano para que ella hubiera hablado con él el suficiente tiempo así que me di una vuelta por si acaso.

 Mientras daba la vuelta Lucía me llamó y me pidió que comprase condones. Eso me extrañó muchísimo. No tenía ni idea de a qué venía eso y más cuando me dijo que era para nosotros. Pero si ella se cuida por otros medios – pensé. En fin, si ella me lo había pedido había que hacerlo. Así que me fui ya directamente a la tienda y conseguí todo lo que necesitaba. A mí vuelta pude observar que aquel chico había traslado su toalla y su sombrilla justo al lado nuestra y que se encontraba al lado de mi mujer hablando con ella bajo nuestra sombrilla.

 Los dos parecían bastante alegres y metidos en la conversación. No pude evitar un poquito de celos. Me acerqué a ellos y Lucía nos presentó. El nombre del chico era Pablo, tenía 24 años y me sorprendió su tranquilidad al verme sabiendo que yo era el marido de Lucía. No parecía a simple vista un mal chico. Me comentó que él vivía cerca de la playa todos los días del año y que era mecánico pero que en su tiempo libre se dedicaba a hacer deporte e ir al gimnasio. Pasamos con él el resto del tiempo que estuvimos en la playa. Y al bañarnos en el mar pude observar como mi mujer se acercaba mucho a él intentando provocarle a lo que él reaccionaba de una manera muy natural si poderse observar señales de excitación o algo por el estilo. A las 2 de la tarde decidimos regresar a nuestro apartamento y nos despedimos de Pablo.

 Como era de esperar mientras almorzábamos Lucía me estuvo todo el tiempo hablando de Pablo, de lo atractivo que le parecía y algo que no me esperaba. ¡Había quedado con él por la noche así sin más!

-“¿Cómo es que has quedado ya con él? A penas le conocemos”

-“Ya lo sé cariño pero es que es tan guapo… Necesito saber qué tal se maneja en la cama”.

-“Joder, ¿ya habéis hablado de sexo y todo?”

-“No tonto, simplemente le he propuesto quedar por la noche después de cenar para dar una vuelta. Me ha preguntado si tú tenías algún inconveniente pero le he dicho que no, que tú no sabrías nada, pero sabes que yo no te ocultaría eso. ¡Ah! Lo de los condones era para provocarlo y confundirle un poquito jeje”.

-“Lucía cada día me sorprendes más. Bueno después de todo por lo que hemos pasado no te voy a poner inconvenientes simplemente, ten cuidado con ese chico que no sabemos bien todavía quien es”.

-“Tranquilo cariño me sabré cuidar, eso sí no me esperes despierto jajaja”.

-“Tss… no seas mala Lucía”.

-“No te preocupes cielo que yo a quién amo es a ti”.

 Lucía se pasó toda la tarde de un lado para otro en el apartamento revisando una y otra vez su ropa para saber qué ponerse, mirándose al espejo para ver si tenía buena figura, preguntándome si la veía atractiva, en fin, no sé cómo no se le fue la fuerza antes de salir incluso. Ya después de cenar, ella se vistió y finalmente se decidió por una camiseta negra bien escotada y una minifalda vaquera. No estaba muy arreglada pero para dar un paseo supongo que tampoco hay que vestirse demasiado.

 Habían quedado en el paseo marítimo en una zona alejada suficientemente para que yo supuestamente “no pudiera verles ni sospechar de lo que mi mujer estaba haciendo” aunque por supuesto lo sabía. Ya acostumbrado a esto y haberle encontrado del todo al morbo de ser cornudo me puse a ver la tele tranquilamente, con un poco de celos he de reconocer pero nada importante. Haciendo un poco de “zapping” encontré por casualidad una peli porno y puesto que estaba solo y esa noche no lo haría con mi mujer decidí masturbarme. Era la típica película de un chico con un miembro descomunal que le abre entera a la chica. No pude evitar pensar que eran mi mujer y Pablo mientras me masturbaba. El morbo era bestial y tuve una corrida impactante. Ya relajadito me fui a dormir.

 Una sensación extraña en mi cara interrumpió mi sueño. Al tocar pude notar algo suave pero pegajoso al mismo tiempo. Encendí la luz y vi a mi mujer riéndose a carcajadas con un condón usado en sus manos.

-“¿Pero Lucía que has hecho?”

-“Jajaja no te preocupes cielo es solo el semen de Pablo. Como compraste los condones he decidido traértelo como prueba de tus cuernos jeje.”

-“Aah… que bien – dije sarcásticamente- pero ¿por qué tenías que echarme esta guarrada en el cara? “

-“Uy… no te enfades era una broma. Pensé que te gustaría jaja. De todos modos eso no es todo. Te he traído otro condón también llenito para que te lo bebas jeje.”

-“Lucía qué asco y a estas horas…”

-“Anda cielo no seas malo, quiero ver a mi maridito dándole yo de beber la leche de mi amante”.

 Puesto que estaba todavía medio dormido medio despierto, accedí a concederle lo que me pedía. Ella había traído unas tijeras y tras cortar el nudo del condón, vació lentamente el contenido del condón en mi boca. Aún estaba caliente. Me producía un poco de arcadas pero intenté tragarlo lo antes posible y así mi mujer estaba contenta. Después intenté limpiarme el semen que Lucía me había puesto en la cara pero en vez de esto Lucía me lo extendió aún más por toda la cara y me dijo que estaría así hasta que ella se fuera a dormir. Se sentó en la cama y me estuvo comentando lo que había pasado.

-“Cariño, no te imaginas como he disfrutado. Al principio se mostró un poco tímido pero luego se olvido de todo y no veas lo bien que me ha tratado. Al parecer le ha dado morbo eso de que no soy una mujer soltera. No sabes cómo he disfrutado chupándosela ha sido exquisito. Y como me embestía, buf… alucinante. Me ha encantado sentir esa polla penetrándome, abriéndome y embistiéndome fuertemente. Es todo un hombre este Pablo. Lo hemos hecho dos veces y quería seguir pero no hemos podido”.

-“Me alegro que no pudierais más jaja”.

-“Poder podíamos cariño pero hacer estas cosas en la playa es un poco arriesgado y teníamos cierta vergüenza de que alguien pudiera estar mirándonos. Por eso la próxima vez tu vendrás con nosotros”.

-“¿A la playa?”

-“Pues claro, tú serás nuestro vigilante y te encargarás de que nadie nos esté mirando al menos desde donde alcance tu vista.”

-“¿Qué dices? Qué vergüenza…”

-“Vergüenza ninguna cariño tú eres mi cornudito y tu responsabilidad es cuidar de que tu mujer pueda disfrutar haciéndolo con otro en las más óptimas condiciones”.

-“Bueno… sé que a ti no se te puede decir que no. Pero, ¿qué le vas a contar a Pablo?”

-“Pues la verdad, que tu eres mi cornudo y el mi amante y que tu vas a estar a nuestro servicio. Seguro que le encanta”.

-“Está bien cariño está bien”.

 Después de esto Lucía me dejo limpiarme la cara y nos fuimos a dormir. De nuevo, mis cuernos volverían a crecer más y más y yo seguiría incrementando mi estado y obligaciones de cornudo. Email.

 Continuará...

 

 

La web de los cornudos

Sólo para adultos

   [Añadir a favoritos]

   [Recomendar esta web]

   [Envíanos tus fotos]