.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Vacaciones para recordar (2)".

 

 A la mañana siguiente no sabía cómo actuar, me sentía algo confundido, tenía sentimientos encontrados. Lo de la noche anterior me gustó pero después del calentón y el alcohol veía las cosas de otra manera. Mi mujer le había comido la polla hasta correrse en su boca a un chaval que había conocido ese día y yo luego me la había follado después de escuchar todos los detalles del suceso más excitado que nunca y todavía oliendo a su semen. No sabía de qué forma reaccionaría esa mañana Lola ni cómo lo haríamos los dos con Javi.

 Lola, que es inteligente e intuitiva, decidió coger el toro por los cuernos nunca mejor dicho. Hablamos, todavía en la cama, y ella también me confesó que se sentía rara y que le había costado dormir dándole vueltas a la cabeza. Ella tenía claro que estaba enamorada de mí y que no sería capaz de engañarme con ningún tío pero que esa noche sintió lo que hacía años que no sentía. Ese deseo y excitación de las primeras veces, de lo nuevo y desconocido. Yo estaba seguro de la certeza de sus palabras. Sabía que me quería y que su excitación en el segundo polvo no fue igual que el del primero la noche anterior.

 Esto siempre ha sido algo con lo que tú has fantaseado más que yo Paco. Yo he sido siempre un poco más reticente y he entrado en tus juegos pero siempre tomándolo como eso, juegos y fantasías pero nunca pensé que pudiera llegar hasta donde llegué anoche. Si tú quieres, esto se acaba aquí y nos olvidamos de todo. Estas fueron sus palabras. Yo no dije nada y la besé. Nos abrazamos. Era el momento del amor. Al poco le pregunté: pero te gustó ¿verdad? Me miró y me dijo: sí cariño, me gustó. Disfruté. Le comí la polla con deseo, quería hacerle la mamada de su vida y cuando se corrió en mi boca saboreé su leche como una auténtica zorra, mi coño palpitaba y mis tetas estaban duras y calientes como nunca. Tú pudiste comprobarlo luego. Pero te sigo diciendo que si tú quieres esto se acaba aquí. No voy a permitir que esto se nos vaya de las manos y pueda llegar a perderte. La volví a besar.

 Yo tenía que pensarlo y así se lo hice saber pero no podía engañarme, cada vez que pensaba sobre el tema me empalmaba al instante. Me gustaba, me excitaba saber lo que había hecho mi mujer, no me lo podía negar.

Nos levantamos y me fui al baño del camping. En el lavabo, frente al espejo me dispuse a afeitarme. Al instante, de uno de los urinarios se giró Javi. Nos miramos cara a cara a través del espejo. Se quedó de piedra. Buenos días Javi, ¿Qué tal habéis dormido? Iba con su bolsa de aseo y la toalla y se puso junto a mí. ¡Bien! Contestó. Se volvió a quedar de piedra cuando le dije: No me extraña.
Le conté que lo sabía todo y que no tenía que preocuparse de nada. Que era algo habitual en nuestra pareja. Era obvio que estaba mintiendo pero tomando ese papel todo sería más fácil. Lola se lo pasó bien pero la dejaste a medias. No me extraña, a mi me pasaba igual cuando empecé con ella. Es mucha hembra pero no te preocupes, a ella le gustó. Por lo visto estas bien equipado. Venga, nos vemos luego en la playa.

 Javi no articuló, estaba algo superado creo. No sé qué fue lo que me hizo actuar así, pero me crecí y me sentí más seguro.

 Ya en la playa Lola y yo nos bañamos, nos pusimos crema y nos tumbamos al sol. Ese día ya los dos desnudos. A Lola no le gustó la marca en su piel del tanga del día anterior. Hablamos de temas cotidianos pero al final volvimos donde sabíamos los dos que íbamos a llegar. Entonces, le pregunté, ¿te acostarías con Javi? ¿Te atreverías a hacer un trio conmigo y con él? Lola me miró y con serenidad me contestó: Mira Paco, hace tres días te habría dicho que ni de coña pero después de lo de ayer creo que veo las cosas de forma diferente. Como te dije antes, ayer disfruté mucho, disfruté del sexo con Javi y eso que sólo fue una mamada. Y por supuesto tengo claro que no me despierta ningún sentimiento de amor. Creo que tenías razón cada vez que me decías que una cosa era el amor y el sexo de pareja y otra muy diferente el sexo como algo lúdico, lleno de vicio pero carente de sentimientos. Te quiero y quiero estar contigo toda la vida y creo que como pareja podemos disfrutar del sexo a solas, con fantasías, juguetes, y porqué no, otras personas que nos gusten para eso, para follar. Sí cariño, creo que estoy preparada y en este punto de mi vida creo que no me importaría probar.

 Estaba decidido, Lola quería hacerlo y yo no estaba dispuesto a engañarme más. Esa misma tarde lo planeé todo y por la noche, sin rodeos, se lo planteé a Javi. Yo sabía que Bea no entraría en el juego aunque a mi, por supuesto, no me habría importado. La cría tenía un buen polvo. Le expliqué, que para no levantar sus sospechas le diríamos que Javi y yo nos iríamos a la capital a hacer unas compras y a pasarnos por un taller para que me miraran un ruido que me hacía el coche. En el taller nos dirían que el ruido era de una correa que había que cambiar y que era peligroso circular así porque podría romperse en cualquier momento. Eso llevaría toda la mañana mientras llegaba el repuesto y no. Lola se venía con nosotros porque la dejábamos en la parada del pueblo para coger un autobús que la llevaba a no sé dónde a ver a un familiar suyo. Todo por supuesto mentira, teníamos que buscar la cuartada que no levantara sospechas en Bea.

 Javi desde el minuto uno aceptó e incluso me ayudó en la elaboración del plan. Yo, en el mismo camping, ya había alquilado un bungalow de madera que estaban al otro lado del camping.

 

 A la mañana siguiente Javi llegó a nuestra tienda y dijo: ¿Qué, nos vamos? Lola se sorprendió y me miro. Yo dije: vámonos. Lola se montó en el coche y al instante me preguntó: ¿Dónde vamos? A hacer lo que queríamos hacer, respondí. ¿Ahora?¿Por la mañana? dijo ella. Sí cariño ahora puede ser y ahora va a ser. Salimos del camping y entramos por la otra entrada. Aparcamos el coche y rápidamente nos metimos en el bungalog.

 Los tres estábamos nerviosos, los tres nos lo notábamos. Lola entró al baño. Javi y yo sin saber que hacer nos sentamos a los pies de la cama. Al poco Lola salió del baño. Llevaba una camiseta amarilla de tirantes sin sujetador que ya delataba su excitación por lo tiesos que tenía los pezones, una minifalda de lona y unas sandalias estilo romano amarradas hasta la rodilla. Se vino hacia nosotros. Nos cogió las cabezas y se las pegó a las tetas. Yo metí mi mano por debajo de su falda y me di cuenta de que no llevaba bragas. No sé si se las quitó en el baño o si no se las puso al salir. Es algo que suele hacer. Me levanté, le quité la camiseta y empecé a besarla. La noté tensa. ¿Estas nerviosa? Le pregunté. Un poco, dijo. Entonces le dije: espera, vamos a hacer una cosa a ver si te sientes más cómoda. Cogí un pañuelo que llevaba para el pelo y se lo puse a modo de venda en los ojos. Así, de momento, se sentiría más segura, menos nerviosa, o por lo menos eso pensé yo.

 Para entonces Javi ya se había quitado las bermudas que llevaba. Y sí, Lola no me mintió, tumbado sobre la cama su enorme verga caía sobre su abdomen. Era grande y gorda bastante más que la mía con un capullo rosado algo pequeño para la dimensión total de esa tranca. Yo me tumbé junto a él y también me desnudé. Le dije a Lola que se pusiera de rodillas y palpando con las dos manos a los pies de la cama alcanzó nuestras pollas casi al mismo tiempo. Entonces empezó a masturbarnos. Apretaba fuerte los rabos y tiraba arriba y abajo. Se notaba que se calentaba por momentos. Pronto nos subimos a la cama, Javi y yo nos juntamos lo que pudimos, Lola se incorporó y subió también a la cama. A cuatro patas se puso a comérmela mientras seguía pajeando a Javi. Después de un momento cambio y comenzó a mamar la de Javi. No tardó en ir alternando las pollas. Paró un momento. Se sacó el pañuelo de los ojos y se quitó la falda. Estaba claro. Ahora se sentía cómoda, estaba a gusto, cachonda y nos iba a dar lo nuestro.

 Miró a Javi y le dijo: anda tú, ven aquí y cómeme el coño. A ver qué tal me lo haces. Lola se tumbó en la cama boca arriba con las piernas totalmente abiertas y con sus dedos se abrió el coño tirando de sus labios dejando ver toda su almeja rosada y su clítoris hinchado. Javi no lo dudó y metió su cabeza entre sus piernas al instante. En la primera lamida Lola cerró sus piernas y dobló los dedos de sus pies. Luego se relajó, tomó la cabeza de Javi con las manos y enredó los dedos en su pelo apretándolo hacia ella como si quisiera metérselo dentro.

 

 Yo me quedé mirando, observando. Extasiado. Ver a mi mujer retorcerse y gemir de placer mientras otro tío le comía el coño era lo más excitante que me había pasado jamás. Si me la toco, me corro, pensé. Lola me miraba gemía, sonreía y se mordía los labios con deseo. Me conoce y sabe lo que me gusta. Actuaba como una auténtica estrella del porno. Ven cariño que te la coma me susurró. Le ofrecí mis huevos y empezó a comérmelos. Si le daba mi polla me correría en su boca al instante. Javi se incorporó, se puso sobre ella y metió su verga entre sus tetas. Lola mientras me comía los huevos estaba haciendo una cubana a Javi.

 

 Lola me comía los huevos y de los huevos se iba al culo mientras seguía con la cubana de Javi. Soltó un momento las manos de sus tetas, cogió mi rabo durísimo, se lo metío en la boca y se puso a mamar de nuevo. No tardé ni diez segundos en correrme. Ella se sorprendío pero no paro. Continuo chupando acompasadamente mientras yo seguía echando leche. Cuando terminé se fue al baño a escupirlo. Nunca se lo traga, no le gusta. Lo hizo una vez conmigo y no le fue agradable. A mí no me importa que no se lo trague, la verdad.

 

 Volvió del baño pronto, con la boca enjuagada y una coleta alta cogida con una gomilla. Supimos que la cosa no había quedado ahí. ¿Qué te ha pasado cariño? Demasiado cachondo ¿no? Me preguntó con sorna. Entonces yo le dije: Seguid vosotros, dame unos minutos para recuperarme. Lola sonrió miro a Javi y le dijo: Anda, pues ven aquí. Javi la abrazó y comenzó a apretarle el culo mientras le comía la boca, el cuello, las tetas. Entonces la cogió y la echó en la cama. Se metió entre sus piernas y con sus manos agarrando las de Lola le dijo: Ahora voy a pagarte la mamada del otro día. Voy a hacer que goces de placer como la puta que eres. Lola lo miró con deseo y contestó: Venga, fóllame ya. A ver si es verdad y no te corres a la primera de cambio. Javi no respondió, cogió su polla, la acomodo y sin pensarlo se la metió hasta el fondo de una embestida. No fue difícil. Lola estaba lubricada de sobra y el rabo entró con facilidad. Lola gemía como nunca. Se notaba que esa polla gruesa la hacía gozar como nunca antes lo había hecho. Javi empujaba como un toro de manera acompasada. Una y otra vez y Lola gemía y lo miraba. No hablaba. Tras un momento ella hincó sus uñas en la espalda de Javi, estiró los dedos de sus pies, se hinchó la vena de su cuello y lanzó un grito estremecedor. Se estaba corriendo como nunca lo había visto. Cuando él lo notó empezó a empujar con más fuerza y más rápido. El orgasmo de Lola parecía eterno.

 Yo, por supuesto, estaba duro de nuevo. Javi le sacó la polla a Lola de su coño. Estaba abierto e hinchado y chorreando flujo. Javi aún no se había corrido. Más tarde me confesó que se había hecho una paja esa mañana para aguantarle más a Lola. Que cabrón, yo no había caído en eso. Lola exhausta, despelucada y sudando parecía que se iba a desmayar. Entonces me puse encima de ella y la besé de nuevo tocándole el coño y las tetas. ¿Te ha gustado? No puedes negarlo. Has chillado como una puta le dije. Este niñato es un dios follando. Como empuja el cabrón. Contestó.

 Entonces la cogí, la puse a cuatro patas y empecé a follármela por detrás con fuerza mientras le decía: Así es como te gusta que te follen ¿verdad puta? A cuatro patas como la perra que eres. Sí cariño, soy una puta, tu puta ¡Fóllame fuerte cabrón, dame fuerte, así! Javi se tumbó en la cama boca arriba y mientras yo empujaba a Lola, ella volvía a comerle la polla a él. ¿Esto es lo que querías? Convertirme en una puta ¿Verdad? Pues aquí me tienes, vas a ser el más cabrón del barrio. Me has enseñado lo que soy y ahora no me vas a parar. Quiero follarme chavalitos así hasta que pueda. Te voy a hacer un auténtico cabrón. Con lo que me decía, las embestidas que le daba y viendo la cara de Javi mientras Lola se la comía no tardé en correrme de nuevo.

 

 La saqué y me tumbé. Javi cogía del pelo a Lola y le empujaba su cabeza arriba y abajo. Venga puta traga, sigue, más adentro zorra. Lola babeaba e incluso se le saltaban las lágrimas. Entonces Javi la paró en seco y apretándole la cabeza contra él empezó a correrse. Ella dio una arcada pero él no se la sacó. ¡Trágatelo puta! Ella sólo pudo decir : Uuumm! Queriendo decir no, creo. Pero Javi insistía: ¡que te lo tragues zorra! Lola empezó a tragar dando arcadas pero se lo bebió todo. Se quedó sobre la cama y Javi se acercó a ella y la besó. Bien hecho golfa, si sabes que te gusta. Ella no contestó.

 Días más tarde Lola me confesó que le gustó cuando Javi la forzó a tragar su semen. Le excitó esa sumisión y humillación así como la pérdida de control de la situación violenta.

 Y es que Lola es una sorpresa constante y una bestia sexual que he despertado y ya no hay quien controle.


 Continuará...

 

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