Son
las 8 de la tarde, entramos en un sex-shop con la idea de comprar algún
juguetito para esa misma noche. Estamos en Madrid, ya hemos salido del
curso al que estamos apuntados los dos. Durante el curso nos hemos puesto
muy cachondos tocándonos, rozándonos y riéndonos de la situación tan
morbosa que estábamos creando. Salimos muy calientes y cerca de donde
estábamos vimos al pasar un sex-shop enorme y dijimos que cuando
saliéramos de curso tendríamos que visitarlo.
Yo tenía una idea
preconcebida de qué quería. Una polla doble de esas que valen para dos
mujeres o para una, introduciendo una parte por la vagina y otra por el
culo. También tenía la idea de un pene realistic con ventosa, este tipo
de consolador da mucho juego si se sabe utilizar. Y como no, una polla de
metal con agarradero para uso anal o vaginal. Ella, por su parte, no
buscaba nada en concreto, sólo ir a echar un vistazo y si nos gustaba
algo, comprarlo.
Al entrar vimos un
centro de ocio dedicado al sexo. Era más grande de lo que habíamos visto
por fuera, tenía tienda, cabinas, y qué se yo cuantas cosas más.
Empezamos a mirar de todo, volvimos a imaginarnos cosas y situaciones al
ver sin pudor todos esos objetos. Al final compramos lo que yo sabía que
íbamos a comprar.
Mientras estaba
pagando, me dijo que si podíamos entrar en las cabinas, que le hacía
ilusión. Cómo no, dije yo sin pensármelo dos veces.
Las cabinas son de uso
individual pero... nos metimos los dos. Echamos una moneda y se abrió una
persianita, allí vimos a dos chicas comiéndose, besándose, tocándose,
metiéndose de todo por sus agujeritos. Esto nos puso muy cardiacos y
empezamos a tocarnos. Ella se sentó encima mío y empezó a moverse. Se
subió la falda y empezó a desabrocharme los pantalones sin dejar de mirar
el espectáculo que nos estaban ofreciendo en ese momento las dos chicas.
Mi polla estaba a
reventar y se la metió de un tirón. Noté como sus jugos resbalaban por
mis huevos, Dios, que calentón llevaba. Empezó a moverse, primero
despacito y cada vez iba acelerando el ritmo. Puso las dos manos en el
cristal, miraba a las chicas y ellas le miraban a ella. Creo que a las
chicas le gustó lo que estaban viendo.
La empecé a tocarle
las tetitas, a pellizcarlas. Empezó a moverse más rápido y... no tardó en
correrse más que un par de minutos.
Salimos de allí con
otra cara, ella satisfecha y yo con la polla como el cuerpo de un inglés,
mi erección era bastante considerable. Quise disimular la erección,
sacándome la camisa por fuera pero ella reaccionó rápido, no te tapes,
que quiero que todo el mundo vea lo hermosa que es mi polla, porque es mi
polla, ¿verdad?, y la usarás cuando yo te lo diga. ¿Cómo negarme ante
tamaña insistencia?. Si cariño, haré lo que me pides. Creo que esa frase
se le quedó grabada, nunca tuve que mencionarla, pues más tarde la usaría
en mi contra.
Mientras caminábamos
hacia el coche, yo tenía que ir bien erecto y que se notara la hinchazón
de mis pantalones. Yo pensaba que todo el mundo me estaba mirando la
entrepierna. Cuando ella veía que se me bajaba un poquito la erección, me
tocaba por encima del pantalón como si quisiera subirse encima de mi
polla, me besaba y me la ponía otra vez a tono y decía: así es cómo
tienes que ir por la calle. Creo que en mi vida he pasado tanto corte.
Cuando llegamos al
coche, me hizo que me bajara los pantalones hasta los tobillos y que
condujera así hasta el restaurante donde nos disponíamos a cenar. Ella se
agachó sobre mis piernas y empezó a hacerme la mejor mamada que nunca me
había hecho. Haceros a la idea que era Madrid, 9 de la tarde, gente por
todos los lados, en los semáforos, los autobuses, los viajeros de los
autobuses, cualquiera podría ver lo que estaba haciendo, pero claro, a
ella no se le veía la cara, pero a mí sí.
Unos miraban con
envidia y me hacían gestos de ¡qué suerte tienes chaval!. Otros, sin
embargo, decían de todo, lo más lindo que me dijeron era pervertido,
jejeje, pero la mamada os juro que fue de escándalo.
Estuve a punto de
correrme en su boca, pero... llegamos a tiempo al restaurante. Ella no
quería que me corriera, sino que tuviera la polla lo más gorda posible
durante el mayor tiempo... y ya creo que lo consiguió.
Tuvo la delicadeza que
dejar que me subiera los pantalones antes de que el aparcacoches llegara.
Por los pelos, pero no nos pilló con el artefacto en la calle.
En la puerta había una
mulata de impresión, dios mío que rica estaba la criatura. Ella se dio
cuenta que la miré lascivamente, ¿cómo iba a mirarla, si lo único que
pensaba era en mi polla, en sexo, en lujuria?. Se me acercó y me volvió a
agarrar mi miembro, para hacer saber que esa pieza era sólo suya o de
quien ella quisiera.
Entramos en el
restaurante, había música en directo, estaba muy apetecible el sitio,
tranquilo pero con alegría, la sensación fue muy buena.
Mi chica se sentó
enfrente a mí. Pedimos de cenar y cuando se fue el metre, ella tiró algo
al suelo, debajo de la mesa, se agachó y noté como hurgaba en mi bragueta.
Mi polla saltó de momento. Por supuesto me obligó a no llevar ropa
interior.
Empezó a chuparme el
capullo, el tronco y llegó hasta los huevos. Me embadurnó de saliva y
cuando creyó que era suficiente... se retiró, se incorporó y me dijo: ni
se te ocurra abrocharte los pantalones, debes estar así toda la cena.
Dios,...no sabía como ponerme para que no ve vieran que estaba con la
polla al aire. Ella ponía cara de pervertida viendo la situación desde su
asiento.
Cuando me veía más
relajado, se descalzaba y tocaba mi polla con los pies para que se me
pusiera otra vez en condiciones. Juro que si llega a seguir tocándome con
el pie... me corro allí mismo. Pero la muy puta sabía cuando parar, me
tuvo así toda la cena, yo creía que iba dar un infarto.
Se levantó al servicio
y me dijo que no me moviera de la mesa y que comprobaría si me había
colocado los pantalones y si fuese así, tendría un castigo merecido.
Lógicamente, en cuanto
se fue, me coloqué los pantalones, haciendo caso omiso a su
recomendación. Segundo fallo mío cometido esa noche.
Cuando la ví venir me
volví a colocar como ella me dejó, pero la cabrona se dio cuenta. Se paró
en seco y empezó a mirar a la sala, se acercó a la barra y se colocó
detrás de un tipo algo mayor, unos 45 años y se arrimó más a él, puso su
cuerpo literalmente pegado al suyo, le rozó con las tetas en el brazo y
creo que le llegó a tocar el culo, mientras yo miraba inmóvil desde mi
mesa.
Él se giró y muy
amablemente le pidió una copa de brandy. Se rieron, no sé de que estaban
hablando, pero parecían muy entretenidos. Me miraron y se reían. Vi como
él le tocaba el culo cuando ella se dirigía a nuestra mesa. No hizo el
menor reproche, incluso le gustó. ¿Dónde tendría las manos el cabronazo
cuando estaban tan pegados?, me imagino lo peor.
Cuando se volvió a
sentar me dijo: he visto que no has hecho caso, así que te voy a tener
que castigar. Lo que acabas de ver no es nada, lo sé hacer mejor. Además
le he sacado una copa de Napoleón, jejeje. Se reía viendo que era capaz
de manejar a los hombres a su antojo y lo sabía hacer muy bien. Incluso a
mí, quizás a mí más.
Me dijo que al
invitarle a una copa, se sintió un poco puta, pues le acaban de pagar por
tocarle... no me dijo qué, pero me lo supongo. Ya sabía yo que mi chica
era un poco zorra, pero demostrármelo así tan descaradamente... nunca
creí que lo haría. El caso es que al colocar otra vez su pie descalzo
sobre mi polla se dio cuenta que estaba hiperempalmado. Se rió y me dijo:
sabía que te iba a gustar, cabronazo.
Cuando fuimos a pagar,
no me dejó hacerlo, me dijo que esta noche corría de su cuenta, que ya
recuperaría lo que nos fuéramos a gastar, que esa noche era ella la jefa
y tendría que obedecer todo lo que me propusiera. No entendí lo que quiso
decir, pero accedí. Lo cierto es que la cena nos salió por un pico,
jejeje, eso que me ahorré (craso error el mío). Tercer fallo cometido en
menos de 3 horas.
De ahí nos fuimos a
una sala donde ponen música salsa. Al llegar a la puerta vimos que había
mucha gente y que iban entrando el mismo número de personas que salían.
Le dije a mi chica: ¿a que nos colamos delante de todos?, a lo que
respondió ella que si lo hacía me recompensaría gratamente. ¡¡bien!!,
pensé yo, estoy empezando a ganar puntos otra vez.
Me acerqué al machaca
de la puerta y le dije: joder, Fernando, cuanto tiempo sin verte. Ella
se quedó alucinada. Le presenté a mi chica y le dije que me esperara en
la barra que yo estaría ahí enseguida. Empezamos a charlar de cómo nos
iba la vida y esas cosas, hacía casi 7 años que no veía a mi amigo
Fernando. Al rato le dejé y me fui dentro a buscar mi copa, que tendría a
buen recaudo.
Cual fue mi sorpresa
que no estaba en ninguna de las cuatro barras que tiene el local. Estaba
lleno de gente y se hacía muy difícil ver donde podría estar. Decidí
buscar sitio, pedir un gintonic y esperar a que apareciera. Pensé que
estaría en los servicios y por eso tardaba tanto, con tanta gente los
servicios de señoras se ponen a tope.
Cuando ya llevaba la
mitad de la copa, oí a unos chavales decir: has visto como se insinuaba?,
joder esta cae esta noche. Me reí pensando que yo a su edad hacía lo
mismo. De repente veo que en la pista se abre un círculo como dejando
bailar a alguien... ¡¡Dios santo!!, ¡¡pero si son dos mulatos y mi chica en
medio!!.
No pasaba ni un DNI de perfil entre los tres cuerpos. Estaban tan
pegados que parecía que les habían pegado con loctite. Ella en medio
bajando y subiendo y ellos al compás, les rozada las pollas con su culo a
uno y con su coño a otro. En un lance se agachó como simulando una mamada
a uno de ellos. Les metía la mano por debajo de sus camisetas y les tocaba
las tetas. A ella le hacían algo parecido. Las manos de esos dos chicos
tocaban todo el cuerpo de mi Amanda. Mi erección iba en aumento al igual
que mi ira, pero era una visión estupenda. Eso lo pensaba yo y todos los
que le habían hecho un corro para ver la escenita.
Ella agarraba el culo
de uno de ellos como apretando, simulando que la estaba dando por detrás,
el otro, ni corto ni perezoso hacía lo propio por delante.
Cuando acabó la
canción, se separó de ellos dándoles un piquito en los morros, a lo que
respondieron ellos con sendas palmaditas en el culo...
Se dirigió a otra barra diferente a
la que yo estaba. Era el momento de acercarme a ella. Cuando estaba a su
altura... otro chico que había allí le dio una copa, era como si se la
estuviera guardando. Entonces pensé en cambiar de estrategia. Iba a hacer
como que no la conocía y....
Me acerqué a ella por detrás sin que me
viera. Seguía hablando con el chico de la barra. Le toqué el culo y
arrimé mi polla tiesa a su culo. Disculpa, dije yo, es que esto está a
tope y me han empujado. Ella se quedó un poco sorprendida por mi actitud,
pero rápidamente me siguió el juego.
Pedí otro gintonic, mientras metía
la manos por debajo de su vestido. Dio un respingo, pero me dejó hacer.
El chaval con el que hablaba no se estaba enterando de nada. Se estaba
ligando a mi mujer mientras yo le tocaba el culo y le metía un dedito por
el coño. Por cierto estaba empapada la muy zorra.
Tardaron bastante en atenderme, pero
no me importó nada, yo seguía con mi mano, ya húmeda dentro de su sexo.
Entonces decidí que ya estaba bastante húmedo y lo empecé a insertar en
su culo. Ella aprovechó el comienzo de una canción para moverse y dejarme
hueco para que mi maniobra no se notara mucho.
Hablaban de todo un poco, pero la
cosa mejoró cuando le dijo que estaba casada, pero que había venido a
divertirse, que su chico no le daba lo que ella necesitaba. Eso me hizo
que le metiera el dedo más dentro de su culo, por zorra. Creo que es lo
que estaba buscando, que la forzara un poco más. El que se quería ligar a
mi mujer, ya estaba desquiciado, seguro que pensó que esta noche mojaba,
jejeje, que iluso. Le sacó al menos dos copas y luego dijo que se tenía
que ir al servicio.
Me fui detrás de ella diciéndole al
oído lo zorra que estaba hecha, ella se reía y me dijo que si no me
gustaba... ¿por qué estaba tan empalmado?.
Disimulando nos fuimos de la sala, ya
queríamos estar solos los dos... eso creía yo.
Nos fuimos al hotel, hablando de lo bien
que se lo había pasado intentando ponerme los cuernos y lo que más le
puso era que yo estuviera delante cuando se estaba ligando a ese tipo.
Pero no me dijo que le hicieron los de la pista. Eso se lo tendré que
sacar tarde o temprano.
Cuando llegamos al hotel, cambió su
actitud, empezó a ser dominante, cosa que me encanta por cierto.
Entramos en la habitación y me dijo
que dejara la puerta entre abierta, que le ponía que nos pudieran oír o
incluso ver como follábamos.
Nos desnudamos, sacamos los juguetes
que habíamos comprado y empezamos a jugar. La tumbé en la cama y empecé a
besarla desde la cabeza hasta los pies, luego me dediqué a su coñito y
culito. Cogía la polla doble que habíamos comprado y le metía una parte
por el coño y la otra por el culo. He de decir que el culo de mi chica
es... la leche. Bien abierto como me gusta a mí. La verdad que mi tiempo
me ha costado dejarle el culo como lo tiene ahora mismo.
Creo que no tardo ni un minuto en
correrse. Y me dijo que ahora me tocaba a mí. Con el aparato dentro de su
cuerpo, se incorporó, me empezó a comer la polla salvajemente, hasta me
mordió. Me lamió el culo. Se estuvo mucho rato en el culo. Yo ya no me
acordaba que la puerta estaba abierta a cualquier vista indiscreta que
pudiera vernos.
Se tumbó boca arriba y me hizo que me
tumbara igual que ella pero al revés, culo con culo. Se sacó la polla que
tenía en el culo y la untó con un poco de lubricante. Apuntó a mi ano,
y... joder me la metió entera la muy puta, me hizo daño, pero me dijo que
al ratito se me pasaría. Efectivamente, se empezó a mover como si me
estuviera follando ella a mí. La verdad que esa sensación no me resultó
nada desagradable. Pasamos así un rato tocándonos lo que podíamos y ella
paró. Se sacó la parte de la polla que tenía metida y luego sacó la mía.
Me obligó a tumbarme boca abajo. Me
ató las manos al cabecero de la cama con un fular y con sus medias me
separó las piernas y me las ató al piecero.
Me sentía como una puta, abierta, me
suponía que me metería algo por el culo, pues me insistía en que me
gustaba, ¿a que sí mi zorrita?, a lo que yo respondía que sí. Con esa
excitación, ¿quién se iba a negar a nada?.
Me volvió a untar de lubricante el
culo. Me tapó los ojos....
Noté una sensación extraña. Algo
raro estaba pasando. Me abrió con las dos manos las nalgas y no té como
algo enorme se quería introducir en mi ano. Diosssssssssssssssss. ¿Qué
me estás metiendo?, dije gritando de dolor y placer. Me dijo ella,
pregunta incorrecta. Será ¿quién me está metiendo algo en mi culo
tragón?. ¿¿Cómo???.
De pronto oí una risa masculina.
Joder, ¡me estaba dando por el culo un hombre!. ¿Y quién?.
Me quitó lo que me tapaba la cara, en el
momento en que sentí como se hundía una polla enorme en mi culo. Cerré
los ojos y los volvía a abrir después de que el hombre en cuestión
hubiese metido toda su polla en mi trasero.
Era el tipo del restaurante. No me lo
puedo creer, por eso las risas, lo de dejar la puerta abierta, lo de que
harás lo que yo te ordene... Qué cabrona, lo tenía todo planeado.
El tipo empezó a embestirme con fuerza,
me llamaba puta, zorra, ¿a que te gusta notar la polla de un buen hombre
partiéndote el culo?. Mi chica me dijo, venga respondele, y dile lo puta
que eres. Tuve que complacer a los dos y decir que sí, pero lo cierto es
que me estaba gustando la escena. Ella estaba superexcitada viendo la
escena me abría cada vez más el culo para que me pudiera meter su polla
bien dentro.
Al rato la sacó y vi de reojo como
ella se la comía y la llenaba de saliva para que me la volviera a meter.
Me insultaban, se besaban con vicio, Dios... era una sensación nueva para
mí. Ver a mi chica magreándose con otro mientras me daba por el culo el
muy cabrón.
Cuando estaba a punto de correrse dentro
de mí, noté como se le hinchaba la polla, creía reventar por dentro, pero
la sacó y se corrió en mi espalda. Ella lo chupaba todo y se acercó a mi
cara, me abrió la boca y me dio a probar el semen de ese tipo, volvió por
más ración y me la tuve que comer toda la corrida de su amiguito.
Me
preguntó que si me gustaba el semen de un hombre de verdad, tuve que
decir que sí. Joder, no sé si me gustó o no, pero chupar la lengua de mi
chica llena de semen de otro... eso es más que morboso.
Pedí que me desataran, pero... no
fue así. Se colocaron de forma estratégica para que yo viera lo que iba a
suceder a continuación.
Ella empezó a comerle la polla a ese
tipo, y no perdí ni un detalle, pues puso su polla tan cerca de mi cara
que casi podía tragármela yo. Notaba como iba creciendo en su boca. Me
miró y me preguntó que si tenía envidia, que había para los dos, y... me
la metió en la boca, yo tenía que chupar el glande mientras ella chupaba
el tronco y los huevos. ¿Cómo es posible que se le pusiera tan dura en
tampoco rato?.
Cuando
ya estaba a tope, me dijo: ahora aprende como se debe follar a una mujer
como ésta, la agarró como con desprecio, la tumbó a mi lado y se la
metió de golpe en el coño. Ella gozaba, gritaba, y me besaba de vez en
cuando.
Al
rato de estar así, sacó su polla chorreante, levantó las piernas de mi
niña y apuntó a su culo. Le dije que sin lubricante sería difícil.
¿difícil?, ya verás. Ella no dijo nada, solo se abrió las nalgas y se la
metió de un golpe. Abrió los ojos como nunca, parecía que se iban a salir
de las órbitas, entonces le dije jejeje, que sepas que esa polla ya la
he tenido yo en el culo, así que no te quejes, so puta. Me besó y se
corrió a las pocas embestidas.
El señor que nos atendía tan bien,
se corrió al ratito también, pero esta vez en la cara de ella. Le dijo
que no se limpiara. Me desató pies y manos y me dijo tú le vas a limpiar
con la legua, vamos, puta cornuda.
Así lo hice, pero cuando cogía algo se lo
daba a comer a mi chica. Nos fundimos en un gran beso cada vez que
juntábamos nuestras lenguas llenas de su semen.
Los tres nos quedamos exhaustos
tirados en la cama. Pasado un rato, después del cigarrillo, yo quise
pedir explicaciones, pero... el tipo ese me dijo que me callara. Que
cuando saliera del baño me lo explicaría todo.
Mientras, mi mujer y yo hablamos de
lo bien que nos lo acabábamos de pasar y ella me dijo: pero aún queda lo
mejor, cariño. Esas palabras me hicieron temblar, mi culo no estaba
disponible para otra sesión...
Salió del baño. Yo estaba
expectante, pensando lo que podría ocurrir, mi corazón estaba a 100,
nervios, desasosiego, sudor frío y por fín.. ya vestido se metió la mano
en el bolsillo y sacó la cartera. En el lado de la cama de mi mujer dejó
200 euros.
Me
quedé alucinado, había conseguido una de sus fantasías, el cobrar por
sexo, no sé si era mucho dinero o poco, pero el caso es que cobró por sus
servicios. Pero cual fue mi sorpresa cuando se acercó a mí y me dijo:
por lo bien que te has portado putita y me dejó en mi lado de la cama
300 euros, Diosssssssss, no sabía que decir, no digas nada y cuando
volváis a Madrid me llamáis y haremos otra fiestecita, ¿vale?. ¡¡¡¿¿cómo
no??!!!.
Cuando se fue, mi mujer se empezó a
partir de risa, y yo con ella. ¿Ves como la noche nos iba a salir
gratis?, jejejeje. Hemos gozado, te he puesto los cuernos, te han
violado, te has humillado, nos hemos corrido y encima... nos pagan por
ello, ¿qué te parece?. ¡Que eres la leche, cariño!. Me encanta lo bien
que lo has organizado todo.
No, pero si no he organizado nada. Cuando
vi en el restaurante que no seguiste mis consejos, pensé en ponerte los
cuernos allí delante de todo el mundo. Me acerqué a este hombre y le dije
que me pidiera una copa, que tenía que beberme algo antes de hacer lo que
iba hacer. Me preguntó que si me pasaba algo y le dije lo que te había
pedido y que tenía que vengarme, te miramos, se rió y me dijo: si
quieres y lo hacemos bien, puedo sodomizar a tu chico estando tu delante,
pero os pagaré por ello. Creí que era broma, pero cuando me dijo que en
qué hotel estábamos, en que habitación y que fuera sobre los 3 de la
mañana y que dejara la puerta abierta, te atara boca abajo y te tapara
los ojos... el coño empezó a temblarme visualizando la escena y acepté.
Ves
que bien nos ha salido, y sin tener nada preparado. Jejeje. Reímos un
buen rato y nos abrazamos toda la noche, caímos rendidos. Al día
siguiente nos duchamos con una sonrisa de oreja a oreja y cada vez se
cruzaban nuestras miradas no parábamos de reírnos.
Esa fue la primera vez que me
sodomizaron, ahora cuando quedamos con alguien... mi culo ha de estar
dispuesto a cualquier invitado.
Engolio y Araya.
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