Somos
una pareja en la treintena de Madrid recién aterrizados de nuestras
vacaciones. Hay una playa preciosa de arena blanca en Ibiza a la que se
va para algo más que tomar el sol. Acabo de regresar de pasar unos días
allí con mi mujer y hemos estado en esa playa que no conocíamos aunque
habíamos oído hablar de ella por el ambiente gay en la parte del
chiringuito.
Lo que no sabíamos era que a mitad de la playa el ambiente es swinger
total, de exhibición y de un morbo que no he conocido nunca. Hemos
visto hacer tríos allí mismo, follar, intercambiar las parejas... eso
en la misma playa, así que detrás de las dunas ni os cuento lo que
pasa...
Pero lo que quiero compartir con vosotros es algo que nos ha sucedido con
un desconocido en esa playa. Lo hago con la intención de crear cierto
morbo en los que lo leáis y con la esperanza de que él también lo lea y
pueda ponerse en contacto conmigo. Vaya por delante que nosotros no
somos swingers ni tenemos experiencia en temas liberales, más por mi
mujer que por mí como os podéis imaginar, pero lo que sí hacemos sin
problema es nudismo, así que mirando las mejores playas de Ibiza para
practicarlo descubrimos Es Cavallet.
Llegamos a media tarde después de haber comido en Ibiza y buscamos un
sitio alejado de los chiringuitos que están a ambos lados de la playa.
Extendimos las toallas en mitad de la arena entre las dunas y el agua,
más cerca de la valla para estar un poco más al resguardo, aunque casi
no había gente, más que un par de parejas a lo lejos y un hombre de
unos 60 años bajo una sombrilla. Se notaba que era asiduo de la playa,
moreno, algo entrado en carnes y con una buena polla que mostraba
orgulloso levantándose cada poco tiempo.
Nosotros nos desnudamos para tomar el sol y nos dimos crema, mi mujer a mí
y yo a ella, de pie, sin pensar en otra cosa que no fuera tumbarnos en
la arena a pasar la tarde placidamente. Pero cuando yo estaba dando
crema a mi mujer en su espalda, me di cuenta de que el hombre maduro
tenía la mano en su polla y se la acariciaba mientras miraba a mi
mujer. Cuando vio que yo me había dado cuenta paró de hacerlo, pero a
mí me había excitado tanto la situación que le sonreí para que notara
mi aprobación.
Lo tuvo muy claro porque enseguida se puso otra vez manos a la obra, esta
vez con más ganas todavía, ya que yo empecé a aplicar la crema en el
culo y en las tetas de mi mujer, magreándolas a conciencia y girándola
a ella de tal modo que él pudiera ver como lo hacía, además de
contemplar en primera fila su coño y sus tetas. Ella ni se percató de
lo que ocurría, yo no quise decirle nada por miedo a que se cortara,
así que establecí con el maduro una especie de complicidad a espaldas
de mi mujer pero con su participación.
Ya tumbados en el suelo, empecé a juguetear con ella para que el hombre
maduro disfrutara de ello. Lo que a mí me hubiera gustado es que él
mismo estuviera en mi lugar y yo en el suyo, pero sé que mi mujer no
habría accedido, así que hice todo lo que pude por satisfacer los
deseos de mi amigo. Empecé a sobarle las tetas, a chuparle los pezones
mientras miraba a mi amigo y veía como se hacía una paja increíble con
el espectáculo.
Mi mujer estaba caliente pero no le gusta exhibirse, solo decía "para, que
nos van a ver". Yo le dije que las demás parejas estaban muy lejos y el
hombre que estaba en la sombrilla estaba durmiendo, cosa que ella debió
de creer ya que permitió seguir con mis juegos. Tengo que decir que
ella no le veia, ya que tenía los ojos cerrados boca arriba hacia el
sol. Bajé la mano hacia su coño pero no me pare ahí, quería que mi
amigo tuviera una buena visión de todo y seguí hasta los muslos y las
rodillas para abrirle más las piernas y que el hombre pudiera
contemplar su coño bien abierto desde cerca.
Volví hasta su coño y empecé a masturbarla, metiéndole un dedo en él y con
el pulgar en su clítoris, mientras que con la otra mano seguía
magreando sus tetas y veía como mi amigo tenía la polla a tope, estaba
a punto de correrse en frente de mí mirando a mi mujer. Ella estaba
disfrutando, gemía por lo bajo, pero no debía sentirse muy segura,
quizás muy expuesta, porque se giró sobre sí misma y se colocó boca a
bajo. "Sigue, pero así" me dijo. Yo saqué los dedos de su coño
mojadísimo y lleno de flujo y me los chupé mirando a mi amigo. Sabía
que le faltaba poco para correrse y que le podía ofrecer la visión que
le faltaba de mi mujer, su culo.
Mientras ella permanecía boca a bajo hacia mí, yo le separé las piernas
para que mi amigo tuviera una buena vista de su coño y su culo abierto.
Seguí
metiéndole un dedo por el coño y otro jugando en su culito. Ella estaba
gozando, roja como un tomate por el sol y el calentón y yo sonreía a mi
amigo
ofreciéndole el coño y el culo de mi mujer para que él terminara su
paja. Estaba a unos diez metro de nosotros, pero os juro que no le
faltaría mucho para que llegara su corrida hasta las piernas de mujer,
veía como le empezaba a salir unos chorros de leche con una presión
increíble, como si nunca se hubiera corrido. Yo solo pensaba en que
ojalá su semen llegase un poco más lejos y cayese sobre mi mujer, que
también debía haberse quedado a gusto, porque ya había parado de mover
su culo buscando que mis dedos entraran más dentro de su coño, y se
había quedado acurrucada con una sonrisa en la boca.
Ella se levantó casi a la vez que él para darse un baño, supongo que los
dos necesitaban limpiarse, y yo me quedé en la toalla viéndoles y
pensando en que mi mujer estaba bañándose junto a un hombre que acababa
de hacerse una paja con ella, que había visto de cerca su cara, sus
tetas, su culo, su coño, que seguía viéndolas y pensando en follarla,
seguro, y ella no se había dado cuenta de nada.
Si queréis comentarme algo o preguntar cualquier cosa, escribirme, prometo
responderos, y si tu lo lees, amigo mío, por favor ponte en contacto
conmigo.
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