(Esta
es la continuación del relato
Follé con tu padre en Nochevieja, cornudo).
Hola
Ricardo:
No
estaba segura del todo de si debía confesarte esto, pero lo voy a hacer
porque creo que en un matrimonio debe haber máxima sinceridad, y al fin
y al cabo te tomaste bastante bien la infidelidad que tuve con tu
padre. Tu primera reacción fue de incredulidad y confusión, pasaste el
día entero sin hablarme, pero con el paso de los días te tranquilizaste
y la última vez que follamos me dijiste, aunque tímidamente, que te
habías masturbado varias veces imaginándome con tu padre.
Bueno,
pues lo que te quiero decir ahora es que no te conté toda la verdad. Te
dije que mientras tu padre y yo estábamos follando en la salita, tu
madre permanecía dormida en el salón... pero la realidad es que cuando
yo estaba cabalgando sobre la polla de tu padre en el sofá, tu madre
abrió de repente la puerta y nos pilló. Apareció con las bragas
bajadas, a la altura de las rodillas. Había estado escuchando detrás de
la puerta, se había puesto muy cachonda y no pudo evitar entrar.
Tu
padre y yo nos quedamos paralizados cuando la vimos, pero
incomprensiblemente ni él ni yo hicimos amago de apartarnos o intentar
negar lo evidente. Permanecí sentada sobre su polla, él mantuvo sus
manos en mis tetas, mientras los dos mirábamos a tu madre casi en
estado de shock. Ella se fue acercando poco a poco, analizando la
situación con la mirada, acariciándose el coño con una mano hasta
situarse junto a nosotros.
Entonces,
se puso detrás mía, apartó las manos de tu padre de mis tetas y colocó
las de ella, y dijo : "Qué guarra eres, cacho puta".
Permaneció
por unos momentos acariciándome los pezones, manoseándome las tetas, y
acto seguido me agarró por los hombros en señal de que siguiera
cabalgando a tu padre.
Tu
padre y yo entendimos perfectamente el mensaje, tu madre estaba muy
cachonda y nos animaba a seguir follando, cosa que hicimos, mientras
ella se masturbaba observándonos. Después nos sugirió que nos fuésemos
al dormitorio para seguir follando en la cama de matrimonio, me tumbé
en la cama, tu madre se desnudó y ella misma me abrió las piernas para
que tu padre me follara bien.
Era
una situación muy morbosa ver a tu madre desnuda, masturbándose,
mientras su marido me follaba como un loco. A sus 58 años tu madre
tiene un cuerpo muy bien conservado, sus tetas no están demasiado
caídas y me llamó mucho la atención ver que llevaba el coño depilado.
Nunca imaginé que sería una mujer tan "moderna", y mucho menos que
sería una mujer tan caliente.
Se
situó junto a mí, en la cama, y me chupó las tetas mientras tu padre
seguía penetrándome el coño. También me besaba en la boca, nos
morreamos con mucho vicio, y de vez en cuando me decía al oído lo puta
que yo era. Después de nueve o diez minutos, se sentó de cuclillas
encima de mi cara, puso su coño sobre mi boca y yo se lo chupé,
introduciendo mi lengua lo máximo que pude.
Jamás
en la vida pude imaginar que mi primera experiencia de sexo lésbico
sería con mi suegra, ni que mi primer trío fuera con mi suegra y mi
suegro.
-
"¡Venga, córrete encima de esta puta, que quiero comerle el coño!",
gritó tu madre.
Poco
después, tu padre sacó la polla de mi coño y se pajeó encima de mis
tetas hasta correrse encima. Entonces tu madre inclinó el cuerpo hacia
delante, se dejó caer sobre la cama e hicimos un 69, nos comimos el
coño durante un rato, teniendo varios orgasmos. Jamás me había corrido
tantas veces, Ricardo, tu madre es la persona que mejor me ha comido el
coño hasta el momento.
Bueno...
cuando vuelvas de Argentina seguimos hablando sobre esto y responderé
cualquier pregunta que me hagas, por si quieres saber más detalles.
Sé
que te excita ser un cornudo, y deberías decírmelo claramente,
abiertamente, aunque reconozco que esto de que te haya puesto los
cuernos con tus padres es muy fuerte, pero la situación me llevó a
ello, y no me arrepiento en absoluto, de hecho volvería a hacerlo.
Y
quiero que sepas que me gustaría ponerte los cuernos más veces, con tus
padres y con otras personas, porque cada vez tengo más claro que soy
una mujer que necesita mucho vicio y mucho morbo.
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