Hola,
somos Desde el Sur con Calentura, ya enviamos una
sesión de fotos y ahora queremos
haceros participes del relato de la primera vez que mi mujer me puso
los cuernos, a ver que os parece. Lo cuenta ella misma ya que es la que
mejor sabe como sucedió todo.
Todo empezó en la cama, un día cualquiera en el que mi marido y yo
empezamos a tontear, y para meternos en cuestión fantaseamos con
cuentos inventados o pensamos en personas de nuestro entorno.
Este día, él me propuso que pensara en alguien, quizás con alguna persona
con la que en algún momento hubiese imaginado echar un polvo.
Así lo hice, y le propuse empezar la historia con mi ex jefe.
Le comenté, que realmente no me atraía físicamente, tampoco es una persona
locuaz y aunque en su momento fue mi encargado, no realizaba un trabajo
por el que sentirse atraída, lo que me daba morbo era el saber que
siendo un hombre de 55 años, casado y con tales características, se le
conocían muchas aventuras y sobre todo con chicas mucho mas jóvenes que
él, por tanto debería tener algún atractivo oculto a simple vista y que
solo descubriría en la intimidad, y ahí deseaba llegar yo.
Hasta ese momento solo era curiosidad, pero a raíz de comentarlo con mi
marido, comprobamos que cada vez que salía el tema y lo metíamos
virtualmente en nuestra cama, nos excitábamos mucho, incluso cuando por
mi actual trabajo, aunque debo explicar que ahora pasó de ser mi jefe a
ser un compañero, me lo encontraba y hablaba con él, me ponía nerviosa
y excitada, además se lo comentaba a mi marido y el también se
excitaba.
Después de unas semanas, una noche de desenfreno, mi marido me hizo una
apuesta. El decía que yo no sería capaz de llevarme a la cama a mi ex
jefe, decía que en el último momento no me atrevería a acostarme con él
y ponerle de verdad los cuernos.
Y perdió.
A la excitación de la curiosidad morbosa del secreto de este hombre, se
unió el subidón de saberme ganadora.
Repito que por mi trabajo podía encontrarme con él sin dar mucho la nota,
así que lo preparé pronto, pasé un par de veces seguidas por su
oficina, él solía invitarme a café justo debajo del local, así que un
día le comenté que podríamos tomar algo, pero fuera del ámbito laboral
para que nadie se percatara de que nos veíamos a menudo, creo que cogió
la indirecta rápidamente.
Quedamos un buen día en un bar y allí me comentó que el llevaba bastante
tiempo sintiéndose atraído por mí, pero que no se atrevía a decir nada
ya que sabía que estaba casada. Me comento que tenía un pisito cerca de
la zona donde estábamos y que si me apetecía podíamos pasar por allí.
Acepté, el salió con su coche y yo le seguí. Camino de su casa llamé a mi
marido y le comenté que estaba a punto de cumplir nuestra fantasía y
por lo tanto de ganar la apuesta.
La verdad, cuando subimos a la casa yo estaba muy excitada pero bastante
nerviosa y me percaté que él tampoco se encontraba muy sereno.
Me ofreció algo de beber, que saco rápidamente de la nevera, pero cuando
fue a soltarlo tras la mesa en la que me encontraba apoyada, empezamos
a besarnos y a quitarnos la ropa rápidamente, parecía que nos faltaría
tiempo, en segundos estábamos los dos desnudos y fue entonces cuando al
bajar sus pantalones descubrí cual era su secreto, su gran secreto
Ni siquiera hubo preliminares. Estábamos tan excitados, se sentó en un
taburete, se puso un preservativo y me sentó encima de él metiendo su
polla totalmente dentro de mi vagina.
No hizo falta cabalgar mucho para conseguir un buen orgasmo, fueron pocos
los minutos que pasaron, cuando la sentí dentro de mí y con cada
movimiento mío, el mordía mis tetas diciendo cuanto le gustaban y
cuanto las deseaba, no pude contenerme. La verdad es que el tampoco
duro mucho más, suelo chillar y gemir bastante y eso lo excitó todavía
mas, hasta el punto de correrse enseguida.
Después cogimos las bebidas y nos fuimos a la cama, supuestamente a
descansar algo.
Enseguida empezamos de nuevo, él comenzó a pasar su lengua y sus manos por
todo mi cuerpo, metía sus dedos dentro de mí hasta que conseguí de
nuevo otro orgasmo.
En ese momento volvió a excitarse y me penetró de nuevo, hicimos unas
cuantas maniobras posturales, a cada cual nos excitábamos más y yo
conseguí correrme varias veces. La tenía grande y dura, cada vez más
excitado a causa de mis orgasmos y mis gemidos.
Cuando ya no podía aguantar más, me puso a cuatro patas, montó por detrás
de mí y me la metió hasta el fondo. Empujo con tanta fuerza que llego a
hacerme daño, pero creo que fue esa mezcla de dolor y placer la que me
hacía estar súper excitada.
Cada vez que empujaba, me lanzaba un par de guantazos en los cachetes y me
ponía a 100. Gritaba y aunque me decía que bajara la voz, sentía como
se excitaba con cada gemido y como empujaba con más fuerza y no podía
parar de gritar.
Estuvimos así un buen rato, hasta que le llegó el momento, empujó con
todas sus fuerzas, se dobló encima de mí, se agarro fuertemente a mis
tetas y me mordió en la espalda. Se corrió, y vaya si lo hizo, aún por
debajo del preservativo podía sentir como se hinchaba su polla y como
eyaculaba, sentí el calor de su leche.
Todo terminó ahí, a partir de ese momento cruzamos pocas palabras, no
vestimos y bajamos a por los coches, nos despedimos y volví a casa con
mi marido. Le comente que había perdido la apuesta pero que había
ganado unos señores cuernos, así que podía sentirse orgulloso de mí.
Sugirió que escribiera un relato sobre lo sucedido para ilustrar a todos
los que deseen leerlo y sobre todo para que él pudiera saber cómo fue
todo el cameo.
Tras leer el relato, nos pusimos como motos así que nos fuimos a la cama y
echamos un polvo inolvidable, la tenía tan dura como casi nunca había
estado.
Como tiene mucho aguante, me dejo estar encima de él, que por cierto a mi
me encanta, se la chupe con tantas ganas que me contuve de morderla,
porque realmente así lo deseaba. Me penetró y me cacheó cuanto pudo, me
mordió las tetas y las apretó con todas sus fuerzas, me besó hasta la
saciedad, su boca me sabía deliciosa. Conseguí varios orgasmos, fue
estupendo. Deseaba sus manos, su boca, su polla. Se corrió dentro de mí
y su leche empapó mi coño, y bajo por mis piernas, me sentí impregnada
de él.
Ahora tenemos fantasía para rato, espero que a todos los que lo lean le
sirvan para disfrutar un rato.
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