.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Sesión cornuda de sumisión".

 

 Hace mucho tiempo conté nuestras experiencias liberales. ("Así conseguí mis cuernos"). En su momento esas experiencias nos encaminaron hacia algún problema en la relación, por lo que acabamos con ellas. Sin embargo, despues de varios años sin tener ningún tipo de vivencia liberal más allá del morbo del cibersexo, fue precisamente el ordenador -el messenger y las webcam en concreto- quienes nos devolvieron activos a este mundillo.

 Os lo quiero relatar, y añado que ha habido algún encuentro más, pues este se desarrolló a principios de septiembre.

 El chico con el que habíamos contactado y con el que mi chica venía hablando no dejaba de insistirle en reunirse alguna vez con nosotros. Habíamos hablado con él de nuestras experiencias y él nos confesaba que le encantaba "someter" a los chicos de la pareja, a los "cornudos". Inexplicablemente esa idea comenzó a calar en nosotros. Yo siempre había pensado que dejar que tu mujer se acueste con otro conlleva una importante sumisión, tanto a ella como al chico que disfrutará de sus regalos. Partiendo de ahí comenzamos a hablarlo. Tanto que empezamos a fantasear con la idea entre nosotros, y acabamos al poco perfilando esas fantasías con él a través de messenger.

 Al poco tiempo nos volvió a insistir. Ella me pedía cada vez con más dulzura que accediese a los deseos de él. Que les dejase verse, conocerse. Y finalmente, lo hice. No fue fácil, porque tenía mis resquemores aún, pero sí que fue muy morboso decirle que sí. No hace falta comentarlo, pero esa tarde, despues de darle ese "sí", ella y yo hicimos el amor como hacía tiempo que no lo hacíamos.

 Desde ese "sí" hasta que pudimos encontrar una fecha que nos viniese bien a todos pasaron varias semanas. Finalmente decidimos que sería un sábado, y que él vendría a vernos a nosotros, por lo que se quedaría en nuestra casa.
Coincidimos en que lo mejor era conocernos físicamente en un bar, con una copa, antes de nada, y cerrar los detalles de "sumisión" del encuentro.

 Ella estaba muy excitada esa tarde, hacía mucho que no la veía así. Cuando lo vió se comportó casi tímidamente, supongo que por esa excitación. Se puso una falda corta, pero unas botas algo altas para el calor que todavía hacía. la camiseta era de verde militar y no llevaba sujetador debajo, por lo que durante las copas, y mientras hablábamos de lo que podríamos y no hacer en el encuentro posterior, pude comprobar como sus pezones se erizaban, se convertían en auténticas piedras de deseo.


 Desde el principio quedó claro que yo no podría someterme demasiado, y que todo debía ser light. Pero me extrañó que el sacó una campanilla de su macuto y no dijo nada sobre ella.

 Cuando las copas estaban ya finalizadas y nuestro "acuerdo" también, él me dijo "ahora pide la cuenta y abónala tú. En el momento que lo hagas comenzará nuestro juego y serás únicamente un cornudo que ha de servirnos". Ella me miró y asintió con la cabeza. Estaba deseándolo. Y yo no podía y decir que no. Pedí la cuenta, pagué, y ella se levantó dándole la mano a él. Cogidos salieron del bar mientras yo todavía esperaba las vueltas.

 Al llegar a nuestro portal (durante el trayecto por discreción no dieron muestras de afección), se besaron, fue el primer beso, y él me pidió que llamase al ascensor. Así lo hice. Cuando entramos me pidió que me mantuviese mirando al frente y pulsase el botón de nuestro piso.
Ellos se besaban tras de mí, podía verlo por el reflejo del espejo de los laterales del ascensor. Mi polla comenzó a ponerse dura.

 Abrí la puerta del ascensor y salimos los tres. Abrí ya la puerta de nuestro piso y ellos directamente se acomodaron el el sofá. El me pidió que les preparase una copa. GinTonic para él y un licor de melocotón para ella, como casi siempre tomaba. Mientras los preparaba podía verlos en el sofá, entregados ya a olvidar que yo estaba presente.


 Con las copas en la mesa, me replicó él que debería prepararles una ducha, y que mientras tanto ellos se irían desnudando. Así lo hice y cuando había preparado todo, volví al salón y me encontré a mi chica arrodillada y haciéndole una genial mamada. Al entrar yo paró y me miró. Él le dijo que no me mirase si no tenía nada que decirme, y le preguntó: "¿es que tienes algo que decirle?". Y ella me sorprendió totalmente, diciéndome: "la tiene más gruesa que tú. ¿nos has preparado el baño?".


 Desde ese momento yo no fui el mismo que jugaba. Ahora no sabía muy bien si hacía el imbécil o si debía mantener mi palabra dada. Decidí lo segundo porque ante todo el juego podía romperse en cualquier momento, y una frase así tampoco pensé finalmente que fuese tan perturbadora.

 Oía un CD recopilatorio que yo le regalé a ella hacía mucho tiempo, de baladas, mientras yo iba preparando el baño. Supuse que ella lo había puesto por encontrarse más cómoda. Pero por otro lado, no me gustó que utilizase un regalo mío para algo en lo que todavía no sabía cual iba a ser mi papel. Es más... ¡estaba aterrado sobre eso de la sumisión! Mientras añadía sales y ponía el gel en contacto con el chorro del agua para hacer espuma, pensaba si había acertado decidiendo convertirme en sumiso aunque fuese por una vez. En serio que estaba acojonado a pesar de haber pactado algo muy light. Supongo que podéis entenderlo.

 Me sorprendió ella entrando en el baño y diciéndome "cariño, me pide él que seas tú quien me prepare, que me ayudes a ducharme y perfumarme, y que luego él se duchará tranquilamente mientras me eliges un conjunto de ropa interior para él, y yo le espero ya en la cama". No supe como responderle, pero le dije que sí, y ella me debió notar algo porque me dijo "quieres parar esto, cariño?". Yo le dije que no, pero que si me lo preguntaba porque ella no estaba a gusto. Su respuesta fue tambien demoledora: "era solo por tí, si te digo la verdad yo estoy disfrutando viéndote". Se quitó lo único que le quedaba puesto, el tanga, y entró después en la bañera y me dijo ya con tono de broma que yo agradecí "frótame la espalda, esclavo". Los dos reímos.

 Yo iba completamente vestido, y estaba frotando y bañando a mi chica, mientras el que iba a ser su amante en unos minutos esperaba en el salón. No tardamos mucho. Enseguida salió, la sequé, y se perfumó.
Al salir al pasillo ella dijo en alto llamándole: "Alex (el nombre no es real), tienes cinco minutos antes de que esté preparada", y pasamos al dormitorio.

 En el dormitorio me dijo que sería divertido que actuase como un mayordomo de verdad o algo así. Me pareció divertido, asentí, y ella me pidió que abriese la cama para ella. Así lo hice y enseguida se reclinó sobre las almohadas, totalmente desnuda.

 Abrí su armario y comencé a buscar sus conjuntos que más me gustaban. Un wonderbra negro, con algo de encaje, sin pasarse, me pareció adecuado, sobre todo porque era el mismo que salía en una foto que le habíamos puesto muchas veces cuando hacían cibersexo por messenger. El sostén iba acompañado de un culotte negro delgadísimo casi transparente. Imposible resistirse a él. Lo elegí sin dudarlo.

 Ella aplaudió la elección, y me guiñó un ojo diciendo "tú si que sabes, Bastían", rompiendo a reír los dos despues, más por nerviosismo que por diversión real. No habíamos terminado de reír cuando entró él, con una toalla atada a la cintura y recién duchado. La miró y entonces me miró a mí: "¿Lo has escogido tú, como le pedí a ella?". Le respondí que sí, claro. Y me replicó: "Tienes madera de cornudo, vas a ser un sumiso estupendo. Ahora puedes volver al salón, y no vengas si no te llamamos".

 Me fui del dormitorio, dejándolos solos y sin haber visto nada. Antes de que me pudiese sentar apareció él con la toalla todavía puesta y cogió su macuto. Volvió al dormitorio. Cambié el disco y puse algo de volumen, para tumbarme en el sofá y escuchar música. Al momento me llegó un SMS al móvil: "quita la música o no nos oirás si te llamamos". Me lo enviaban desde el móvil de él. Y cumplí las órdenes.

 Los siguientes cinco minutos fueron raros. Raros porque no oía nada, algún murmullo, pero nada más. No parecía estar pasando nada al lado. Hasta que oí su voz, llamándome.

 Acudí y el espectáculo era digno de lo mucho que había imaginado en esos interminables 5 minutos. Su polla dura, tremendamente dura, y con él tumbado en mi lado de la cama, mientras ella estaba todavía con el conjunto puesto, y se la cogía acariciándola y medio masturbándola, abrazada a él de medio lado, y con la cabeza sobre su hombro.


 Al verme me dijo "olvidamos nuestras copas en el salón, tráelas". Así lo hice, y al volver me dió las gracias y le pidió a mi chica que me dijese algo. Ella sonrió como si le diese vergüenza decírmelo, y finalmente se decidió: "Alex ha traído una campanilla. No quiere hablar contigo porque considera que ya no es necesario, así que yo seré quien hable contigo a partir de ahora. Cuando él toque la campanilla, tendrás que venir, y yo te diré lo que él desea. Tienes que dirigirte a mí como "cariño", y cuando me hables de él como "tu amante". Ahora puedes irte" Y se le escapó un "mi vida", al final de la frase. (Algo que luego hemos hablado ella y yo y nos encantó, porque fue totalmente espontáneo).

 No pasó demasiado tiempo cuando sonó la campanilla. Acudí rápido y enseguida entendí que aquella llamada era más de tortura por sumisión que otra cosa: Ella estaba sentada sobre él, sin el culotte y al verme me dijo: "Dice Alex que mi sujetador se debe haber atascado, que pruebes tú a quitarlo o que lo rompas si hace falta".

 El tenía sus manos en sus pechos, por debajo del sujetador, y en cuanto lo quité, pude ver como sobaba bien esas tetas que tanto me gustaban. Enseguida apartó las manos y se dedicó a contemplarlas como si viese una aparición. Me miró y rompió el protocolo: "Tienes mucha suerte de disfrutarlas cuando quieres. Lástima que hoy no vayas a hacerlo tú. Sal y deja la puerta abierta"

 A partir de ahí comenzaron casi 40 minutos de auténtico morbo, sobre todo cuando lo pienso ahora. Se olvidaron de mí por completo y comenzaron a follar. Al principio incluso pensé que cuchicheaban de mí, porque había risas de ambos, pero enseguida comprobé que ya no estaba en sus mentes. Del sofá pasé a la cocina, a ponerme una copa, mientras oía como ella hacía esos gemidos que tan bien conocía y que significaban que estaba disfrutando muchísimo. Estuve tentado varias veces de pasar y mirar, pero algo me retenía, supongo que ese pacto que habíamos firmado verbalmente, pero sí que reconozco que me quité los zapatos y que amortiguando mis pisadas por los calcetines, llegué a acercarme lo máximo posible para escucharlos todo lo que podía e incluso ver algo de sus movimientos a través de las piernas y poco más. También confieso que me masturbé en el balcón, por no pasar al baño por miedo a que me oyesen y se riesen de que estuviese masturbándome.

 Los minutos parecían horas, y durante esos minutos, llegué a oírle a ella tres orgasmos, al menos que yo creyese que lo eran. Me dieron ganas de irme incluso, pero tampoco podía hacerlo, esa era una condición pactada: yo permanecería en el piso.

 Y como contaba, casi tres cuartos de hora después de mi última orden recibida, volvía a oír la campanilla. Entré en la habitación, y ví un condón usado ya en el suelo, al lado izquierdo de la cama. Él estaba tumbado de nuevo boca arriba, su polla morcillona, ya algo relajada, mientras ella no estaba, acababa de ir al servicio.


 Intuí que la llamada era de nuevo para una sumisión-humillación, y no por otra cosa. Casi sin mirarme, como sin darme importancia me dijo: "no me gustan los condones que usáis. Yo siempre uso Control, pero no llevo ahora. Tendrás que bajar a conseguirme un paquete. Si tienen de seis me compras uno de esos y si tienen de los de menta me traes tambien. Llévate el móvil y dinero suficiente, por si tienes que comprar alguna otra cosa, que tu mujer es caprichosa. Si quiere algo te llamamos. Ah, y agáchate bastante al salir".

 Asentí, cogí cartera, llaves y móvil y salí. Durante el trayecto en ascensor hasta la calle, habiéndolos dejado solos en casa, me sorprendí a mí mismo porque pensé en él de la manera que menos pensaba: con admiración. Su aplomo, su forma de darme la orden de bajar a comprarle condones (con mi dinero y para follarse a mi mujer) mientras estaba desnudo, me sorprendieron, me proporcionaron morbo, excitación y sobre todo ese sentimiento que no esperaba: admiración. La broma que había hecho al final era bastante fácil, la verdad, pero también me resultó admirable: era la manera definitiva de darme a entender que dominaba la situación.

 Como decía, bajaba en el ascensor pensando en lo que había visto, lo que había sentido y descubriendo casi un punto de admiración por él. Al llegar al portal me dió casi miedo salir a la calle. Pensé que no estaba haciendo bien las cosas, y me senté casi diez minutos en el portal, en un escalón, pensando en todo eso. Durante ese tiempo una vecina pasó con su hijo, de unos 6 años, y despues de saludarme me dijo "te pasa algo? estas bien?". Os resalto esa frase porque tuvo que ver algo en mi cara que yo quería negar con la cabeza, con el morbo que nos habíamos impuesto. Pero eso es meternos ya en lo que pasó dias después de terminar este encuentro.

 Salí como decía, en unos diez minutos, y me dirigí directamente a un supermercado de una marca muy conocida que tenemos cerca. Enseguida encontré la sección y compré tanto un paquete de seis de normales de Control como otro paquete de 12 de "multisabores" que decía que llevaba unos de menta. Mientras estaba en la cola sonó el móvil. Era él, pero se puso mi chica: "¿como vas? ¿lo tienes todo?" Yo dije que sí. "¿has pagado ya?" Dije que no, que estaba en la cola. "Me ha dicho mi amante que te has ofrecido a comprarme lo que me apetezca, y me apetece chocolate de ese líquido, del que compramos en el sexshop aquella vez, y un poco de nata". Le dije que lo malo es que no tenía las llaves del coche y el sexshop quedaba lejos. Me respondió que daba igual, que fuese en taxi o andando y que no pasaba nada si tardaba, pero que me diese prisa porque a él no le gustaban los condones nuestros, tenían ganas de volver a hacerlo.

 Cogí la nata, volví a hacer cola, y salí. Tuve suerte, porque pasaba el autobús que te deja muy cerca del sexshop, pero los minutos que pasé en él fueron una tortura: habíamos hablado que ellos no tendrían penetración sin condón, pero esa forma de decirme "tarda si quieres, pero mejor date prisa porque tenemos ganas y no no le gustan estos condones"..... estaba dando a entender algo.

 Cuando lo tenía todo cogí un taxi. No me arriesgué a esperar el autobús. Llegué a casa, subí, abrí la puerta.... y tenía la cadena echada. No supe que pensar. Llamé al timbre. Llamé otra vez. Al fin salió ella. Me dice "Quien es?". Respondo: "Yo cariño". Me dice: "Así no. ¿Quien es?". Vuelvo a responderle "Yo, cariño". Y me dice "Si, pero quien eres? Mi qué?". Lo entendí de inmediato, y bajando un poco la voz por los vecinos dije "Yo, tu cornudo".

 Mi chica escuchó mi respuesta y se echó a reír, pero tímidamente, como si se le hubiese escapado. Enseguida dijo más alto: "es el cornudo... ¿abro la muralla?". Él dijo algo además del sí, que no pude entender, y me abrieron la puerta. Me dió un beso, en los labios, nada más entrar, y no se.. pero la ví radiante.

 Al momento salió él, desnudo, con la polla dura aún -supuse que se la había estado pajeando, o mamando o algo así, porque no estaba simplemente "a medio gas". Luego en los días siguientes, repasándolo todo, ella me lo confirmó.- Me dijo: "lo llevas todo en la bolsa esa?". Le dije que sí. Y me dijo, prepara dos copas para nosotros, y una botella de agua fría. Las copas ponlas en una bandeja, y pones también en ella dos condones: uno normal y otro de menta, y todo lo que te ha pedido ella. ¿Lo has entendido?" Le dije que sí. "Pues cuando lo tengas llama a la puerta, cuando oigas la campanilla pasas".
Tuve todo listo en dos minutos, tampoco era tan difícil... la puerta estaba entreabierta, pero sin que se pudiera ver nada, además ya eran sobre las 9 y pico de la noche, y no tenían la luz puesta.

 Llamé. No contestaron y volví a llamar. Se oían sobre todo risas de ella. Al momento, la campanilla. Pasé y estaba ella sobre él de nuevo. Habían despejado ya la mesita previendo que llegaría con la bandeja. Lo dejé todo ahí. El me miró y no dijo nada, cerró los ojos o hizo algo parecido. Según mi chica cree que se dió la vuelta, pero yo creo recordar que no, pero que cerró los ojos. En cualquier caso, ella se levantó de sobre él, y se tapó un poco con la sábana, y me dijo: "hemos hablado sobre tí, cornudo, tenemos que decirte algo, ve al salón y nos esperas dentro de media hora. Voy a apuntarte la hora en un papel, para que no lo olvides". Apuntó algo en un papel y me lo dió doblado. Cuando lo leí fuera ponía "TQ", nuestra forma de abreviar el "te quiero".

 Me sentí genial. No me importó que en esa media hora, que al final fue más, los escuchase de nuevo follar, incluso me pareció que era la mejor forma de decirme que no importaba para nada, porque no me llamaron siquiera.

 Y finalmente salieron los dos, ella con una batita de raso rosa que le compré yo unas navidades hacía bastante, y él con los pantalones, y la camiseta, pero sin zapatos.

 El primero en hablar conmigo fue él: "Enhorabuena, me has sorprendido, tio. No me esperaba que aguantases ni media hora.". Enseguida ella se me abrazó y me dió dos besos. Me dí cuenta que seguía teniendo los pezones duros.

 Se había acabado el juego, y él me dijo que lo mejor era que saliésemos los tres a cenar fuera si no nos parecía mal a nosotros. Si creíamos que mejor en casa por discreción, podíamos pedir comida o algo. Invitaba él.
Yo voy a ser sincero (y esto no lo sabe ni ella, pero si lo lee se enterará): deseé que fuese fuera, para incrementar el placer del morbo de saber lo que había pasado esa tarde, rodeados de gente y sin poder decirlo demasiado alto.

 Al final decidimos que no pasaba nada por ir fuera, que no habría ningún contacto entre ellos por discreción, y que ahí decidiríamos que hacíamos el resto de la noche, o si finalmente él se iba o se quedaba.

 La cena fue muy divertida, porque no había demasiada gente y él pudo contarnos bastantes experiencias similares en las que había participado. Me halagó bastante por mi comportamiento, y sobre todo según dijo "por no haber explotado de morbo y haberme pajeado allí mismo" (no sabía que me pajeé en el balcón).

 Al final decidimos que él se quedaría a dormir con nosotros, pero ya sin nada pactado. Lo que pasase pasaría, sin más, ella fue la que nos convenció, sobre todo porque le encanta (desde tiempos de otras experiencias) dormir entre dos hombres. Como habíamos decidido que se quedaría, fuimos aún a tomar una par de copas a un pub. Hasta que nos pareció que mejor disfrutábamos de la noche en casa.

 Esa noche mi chica se dedicó a complacernos a los dos, y nosotros a complacerla a ella. Ni rastro del "ordeno y mando" de la tarde. Y la verdad, yo mucho más relajado.

 

 Por la mañana, me desperté y ellos estaban follando, a mi lado. Al ver que me despertaba, ella torció la cabeza y me besó mientras él seguía penetrándola muy suavemente.
 

 Me uní un poco a la fiesta, pero enseguida terminaron y dijeron de ducharnos. Yo preferí seguir tumbado y ducharme luego a solas, estaba acusando un poco la resaca de bastantes copas del día de antes.

 Al final ella siguió en la ducha y él apareció de nuevo en la habitación con la misma toalla que se puso el dia de antes. Otra vez a la cintura. Se notaba que lo habían pasado bien en la ducha. Me dijo "tu mujer es impresionante, me encanta. Me ha pedido que te pregunte si te importaría que fuésemos amantes fijos". No supe que contestar, pero antes de uqe dijese nada continuó hablando: "yo no vendría mas de una vez o dos como mucho al mes, y no tiene por qué haber sumisión si no te ha gustado esto".

 Le dije que me lo pensaría, tenía que hablarlo con ella.

 Despues de aquello le invitamos a quedarse a comer, pero prefirió irse. Esa tarde ella y yo volvimos a la cama y follamos como hacía mucho que no lo hacíamos. Me llamó cornudo en la cama y me encantó.
 

 Y empecé a pensar seriamente que podíamos convertirlo en un amigo fijo.  Email.

 

 

La web de los cornudos

Sólo para adultos

   [Añadir a favoritos]

   [Recomendar esta web]

   [Envíanos tus fotos]