.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Prestando a mi esposa a un amigo".


 

 La historia que paso a contar, es real. Esta adornada en algunos momentos para evitar dar pistas de donde vivimos.

 Luis mi amigo venia a pasar unos días con nosotros. Tenía que hacer un viaje a Valencia por motivos de trabajo y pensé que sería mejor que durmiese en nuestra casa y no en un hotel. El era amigo del instituto y aunque desde que nos trasladamos de ciudad no nos veíamos con tanta frecuencia, nunca dejamos de lado nuestra amistad. Sandra preparo su cuarto para que se encontrase lo mas cómodo posible.

 Sandra es mi mujer, llevamos juntos 6 años. Tiene un culo grande pero que da mucho juego, me encanta sobárselo cuando hacemos el amor.

 Cuando llegó Luis nos fuimos los tres a cenar. Luis tiene 36 años como yo y es bastante alto. Se ha abandonado un poco desde que se caso con Lucia y esta esperando su primer hijo.

 En la cena hablamos de todo un poco, de como nos iba la vida, de como nos habíamos aburguesado. Estábamos bebiendo lambrusco y ese jodido vino peleón gaseoso nos hacia que terminásemos como siempre hablando de sexo. Al final Luis reconoció que llevaba dos meses dándole al manubrio dado de Lucia en su estado no le apetecía mucho hacer el amor. Nosotros le reconocimos que aunque no lo hacíamos con la frecuencia que lo hacíamos cuando teníamos 25 años, le seguíamos dando bastantes veces al tema. Como estábamos hablando abiertamente Luis nos pregunto que postura practicábamos normalmente. Le contamos que nos gustaba sobre todo que Sandra se pusiera encima de mi, pero que como yo tardo tanto en correrme al final Sandra terminaba comiéndome los huevos mientras yo me hacia una paja. Esa era la única forma de que yo terminase el polvo en un tiempo prudencial. Luis reconoció que aunque Lucia si le practicaba sexo oral, nunca le había dedicado tiempo a sus huevos.

 Al final salimos del restaurante de camino a casa bastante perjudicados. Cuando nos acostamos intente hacérselo a mi mujer, pero ella estaba borracha y cansada, así que me invito a que lo dejásemos para otro día.

 Así seguimos otros días. Cenando hablando, bebiendo, riéndonos y hablando de Sexo.

 Luis necesitaba quedarse más días en Valencia, ya que tenía ciertos contratos que pensaba cerrar a la siguiente semana. Así que el fin de semana nos preparamos los tres para dejar el trabajo de lado y dedicarnos a hablar y pasarlo bien.

 El sábado por la mañana decidimos tomar el sol en nuestro solarium. Tenemos un adosadito majo, en cuya última planta hay una enorme terraza que te permite tomar el sol sin que los vecinos te vean. Así que subimos unas cervezas, unos snack y nos decidimos a pasar la mañana en la terraza. Sandra se quito la camiseta larga que llevaba a modo de camisón y se quedo con un tanga negro y el resto del cuerpo totalmente desnudo. Luis la miró de reojo y se notaba que algo cachondo le había puesto. Aunque ya habíamos tomado el sol las dos parejas y casi siempre ellas lo tomaban en top-less, había que recordar que Luis llevaba casi dos meses sin meter.

 Empezamos a beber y a Lucia de pronto se le ocurrió que le tenía que echar crema solar por la espalda. Yo me negué ya que consideraba que en esta época primaveral el sol no es lo dañino que puede ser en verano. Ella sabia que normalmente me escaqueaba de hacer ese tipo de cosas, así que sin cortarse ni un pelo, le pidió a nuestro amigo que fuese el, el que le pusiera la crema sobre su espalda. Luis asintió y empezó a untar el líquido pringoso por toda su espalda. Mientras que Luis le daba un masaje para restregar toda la crema, Sandra empezó a bromear con que le estaba poniendo un poco cachonda con el masaje que mi amigo. Así que me levante y me acerque hacia ella para demostrarle que yo también podría ponerle todo lo cachonda que quisiera. Así que me eche crema en las manos y empecé a untar crema pos sus piernas, mientras mi amigo hacia lo mismo en su espalda. Empecé a subir la mano hasta sus ingles y ella aunque cerraba un poco las piernas para impedir mis accesos continuos a su entrepierna, no lo hacia con la fuerza suficiente para impedir mis movimientos. Al final ella se dio la vuelta y dijo - Ya has conseguido ponerme cachonda, ahora ya sabes que te toca untarme bien las tetas.

 Luis se alejó un poco, como entendiendo que en este juego el sobraba y fui yo mismo el que le invité a que siguiera extendiéndole la crema, ahora en su torso. Luis no se cortó, llevábamos muchos años siendo amigos y aunque sabia que era un juego peligroso el jugar de esa forma, no podía desperdiciar el momento para tocar a alguna chica, aunque ella fuera la mujer de su amigo. Para más INRI era precisamente yo el que le invitaba a actuar así.

 Sandra empezó a contonearse poco a poco, se estaba humedeciendo y de su boca estaban empezando a salir pequeños suspiros de placer. De golpe y porrazo el teléfono móvil de Luis sonó, era Lucia que le llamaba para hablar con el. Todo el clímax conseguido en el proceso de la crema, se había esfumado de golpe y porrazo. Cuando termino de hablar con su mujer, entendimos que el juego ya se había terminado.

 Seguimos bebiendo y tomando el sol, hasta que Sandra me pidió que podría empezar a preparar la comida. Yo quería evitar por todos los medios tener que hacer la comida, así que empecé a dar excusas. Al final viendo que era inevitable, le dije directamente -¿y tu que me haces a cambio?

 - Si tú haces la comida, yo luego en la siesta te hago una buena comida de huevos.

 A mi la verdad es que frente a ese ofrecimiento y en ese momento no solo hubiera hecho la comida, también hubiera fregado, tendido y limpiado lo que hubiera hecho falta.

 Mi amigo ni corto ni perezoso, rápidamente también añadió:

 - ¿Sandra, a mi también me haces ese ofrecimiento?

 - Pregúntale a tu amigo, lo que le parece el asunto. - Mientras decía esto, ella me dedicaba una mirada de lo más picará.

 - Si solo es una comidita de huevos, no hay ningún problema. - Asentí yo, intentando dejar claro que aunque estábamos un poco borrachos y salidos, Sandra era mi mujer y no pensaba compartirla.

 - Esta bien, entonces hacemos una cosa. Yo hago la comida, y tu fregas. ¿OK?

 Luis se había animado y ya estaba de pie de camino a las escaleras de la terraza.

 Tanto Sandra como yo asentimos.

 Mientras que Luis se ponía manos a la obra yo me acerque a Sandra y empecé a currarme su entrepierna para que pagase con su promesa antes de empezar la comida. Ella accedió de inmediato, ya estaba húmeda desde hacia rato y creo que el tema de comerle los huevos a nuestro amigo le había puesto a cien. Quería dejarla bastante calmada para que cuando le tocase a Luis tuviera pocas ganas.

 Al final termine más pronto de lo que hubiera deseado y de lo que es normal en mi. Estaba muy cachondo y la mamada que Sandra me había practicado me había provocado potentes chorros de leche encima de mi barriga. Ella podría estar muy cachonda, pero no lo bastante como para tomarse todo mi semen. Con una servilleta de papel me quite como pude mis restos y la termine como pude comiendo su jugoso coño. Precisamente no es lo que más me apetecía después de haberme corrido antes, pero sabia que tenía que dejarla bien satisfecha antes de que pagara a mi amigo con las monedas que ella había prometido.

 Justo cuando ella estaba estrangulándome con las piernas mientras introducía la lengua en su jugoso coño y ella emitía su último berrido por el orgasmo que estaba recorriendo su cuerpo, apareció Luis por la puerta de la terraza.

 - Ehhh, que no vas a tener hambre luego. Y ya esta la comida - Dijo Luis con toda la sorna del mundo al descubrimos en este escorzo.

 Sandra y yo nos levantamos como pudimos. Ya que con la risa que nos había provocado la pillada de nuestro amigo no podíamos casi mantenernos de pie. Me puse el bañador y Sandra su tanga y bajamos los tres al comedor. Sandra estaba sudada y no pensaba ponerse la camiseta para comer. La comida y lo que antes había sucedido daban un aire de lo más informal, como para andarse ahora con finuras.

 Comimos los espaguetis con setas que Luis había cocinado y seguimos bebiendo vino espumoso en la comida. Seguimos hablando de cosas banales, haciendo chistes y pasándolo bien. Al final después de los cafés, Luis se levanto de la mesa y sin cortarse ni un pelo dijo:

 - Bueno Sandra, creo que tengo que cobrarme alguna promesa que me debes. ¿No?- Y mientras terminaba de decir esto se dirigía tranquilamente a su habitación. Una vez estaba dentro cerró su puerta.

 Lucia me miro y se dio cuenta que tenia una cara de corderito, me beso fuertemente:

 - Tranquilo amor mió. Este lleva mucho tiempo sin catarlo y no creo que tarde mucho.- Y dicho esto se levanto y se marcho tranquilamente al cuarto de mi amigo. Yo también me levante y empecé a recopilar todos los platos de la mesa y empezaba apilarlos para poder llevarlos cómodamente a la cocina. Vacié los restos en la basura y puse todos los platos y vasos en la pila, y abrí el grifo del agua. No pensaba lavar los platos en ese preciso momento, pero necesitaba hacer creer a mi mujer y a mi amigo que estaba cumpliendo mi parte del trato.

 Una vez abierto el grifo marche hacia la puerta de mi amigo para espiar lo que estaban haciendo. La puerta estaba totalmente cerrada. Acerqué la oreja a la puerta pero el ruido del agua en la pila no me dejaba escuchar lo que dentro estaba sucediendo. Intenté abrir un poco la puerta, sin que se diesen cuenta, pero se habían tomado la molestia de echar el seguro. No podría dar crédito, mi mujer me estaba siendo infiel con mi amigo, yo lo había permitido y no me dejaban controlar lo que estaba sucediendo. Rápidamente me acorde que por la ventana del cuarto que daba al patio de la casa podría ver algo de lo que allí acontecía. Menos mal que no habían bajado la persiana, aunque si habían corrido las cortinas. Acerque la vista lo máximo a la ventana y de esa forma pude ver lo que estaba pasando.

 Sandra estaba de rodillas a los pies de la cama. Le estaba comiendo los huevos a mi amigo. Debajo de sus rodillas tenia una almohada. Esto me tranquilizó, sabia que Sandra solo se ponía la almohada cuando pensaba dedicar un buen rato a esa postura. Si solamente pensaba dedicar un poco no se tomaba esas molestias. Luis tenía el rabo totalmente tieso. No me acordaba de la polla que tenía, de hecho nunca se la había visto tiesa. Alguna vez meando en algún cuarto de baño de algún bar habíamos bromeado con nuestros tamaños. En estado flácido Luis me ganaba, pero en plena erección me vencía de calle. Debía tener unos 19 o 20 cm. de una polla gorda y negra. El muy cabrón pasaba de hacerse la paja mientras que mi esposa le estaba dando un buen repaso a su escroto. Estaba claro que el quería que el asunto durara. Mientras tanto Sandra no solo pasaba su luenga por todas las pelotas, se notaba que su lengua y cabeza bajaban un poco más hacia el perineo de mi amigo. No es que desde la ventana pudiera ver cada recoveco del cuerpo de mi amigo, pero yo sabia como se lo curraba Sandra cuando quería sacar buena nota. De pronto mi amigo doblo sus piernas adoptando una postura fetal. La polla la tenia de esa forma más pegada a su barriga. En esta postura daba a entender claramente que le estaba gustando lo que le estaban haciendo en esa membrana placentera llamara perineo. Sin cortarse ni un pelo puso su mano tras la nuca mi amada esposa y empujo su cabeza contra su culo. Puestos a elegir no sabía que era peor, que tu mujer le coma los huevos a tu amigo o que le coma el culo. La muy cabrona se estaba recreando con su lengua en el orificio de mi amigo. Mis celosas reflexiones se estaban diluyendo a la par que un bulto empezaba a asomar por delante de mi bañador.

 Sandra empezó a sacar la lengua del culo de mi amigo y empezó a dar largos luengetazos desde esa posición hasta el tronco que la polla. Aprovechaba la costura que todos los hombres tenemos en la piel de los huevos como guía para su goloso proceso. Llegaba a la mitad del tronco de la polla de Luis y volvía a bajar otra vez hasta el culo. Cada vez subía un poco más arriba, hasta que por fin su lengua llego hasta la punta de su polla. Ni corta ni perezosa se metió todo ese pollón en su boca.

 Pese a que no era lo que habíamos todos pactado, estaba yo disfrutando viendo la degustación de mi esposa, como para oponerme al festín que se estaba dando.

 Ahora estaba con la polla de mi amigo en su boca mientras que con una mano le estaba pajeando. Arriba y abajo con la cabeza y acompañando mientras el movimiento con la mano. Mi amigo con la mano puesta encima de la cabeza de mi amada, marcándole el ritmo. A mi nunca me dejaba agarrarla de la cabeza, siempre me acusaba de ahogarla con esa practica, pero no se que tiene la mamada que si la acompañas de empujones en la cabeza de tu pareja, siempre se vuelve mas placentera.

 La muy puta parecía un faquir metiéndose ese peazo de morcon dentro de la boca. Al cabo de unos minutos saco el pegajoso falo de su boca y mientras seguía pajeando con la mano a mi amigo, con la otra se tocaba las comisuras de la boca, como si le estuviese tirando la mandíbula producto de haber tenido dentro de su boca un trozo de carne, que por tamaño ella no estaba acostumbrada. Mientras hacia esto, mi amigo le comentó algo, que no pude oír. Pero ella sonrió y asintió con la cabeza. De golpe dejo su ejercicio de mano y se puso de pie, mi amigo hizo otro tanto con su postura y se fundieron en un beso apasionado en medio de la habitación. De golpe el empezó a bajar con su cuerpo para comerle las tetas y mientras con las otras manos empezaba a bajar su tanga por debajo de su culo. Cuando este ya estaba casi caído, Sandra pegó un empujón a mi amigo y lo sentó en la cama. Termino de quitarse el tanga y separando las piernas se sentó encima de Luis. No la hizo falta posicionar la polla por el agujero de su coño. El tamaño de Luis era lo bastante grande como para poder proceder sin necesidad de guiar. Estaba claro que los dos estaban disfrutando. Luis estaba echado tocándole las tetas a mi señora, y Sandra estaba perpendicular a el cabalgándole con una pasión indescriptible. Sandra subía y bajaba su culo, intentando que cada penetrada tuviese sus centímetros de recorrido, y cuando conseguía sentarse con todo ese palo dentro, hacia un movimiento de roce de su clítoris sobre la barriga de mi amigo.

 Así se tiraron un largo rato, disfrutando uno del otro como si fueran una pareja que llevara sin follar mucho tiempo. Al final mi amigo se incorporo para seguir besándola mientras que ella seguía cabalgándole. Algo le debió decir a Sandra mi amigo para que ella volviese a sonreír y mirara a la ventana donde yo me encontraba. Cuando me vio pegado al cristal a través de las cortinas, se vio claramente que ellos ya sabían que yo estaba mirando. Sandra paró sus convulsiones de cintura y con una mano me indicó que pasase a la habitación. Cuando llegué, Sandra me esperaba en la puerta mientras Luis estaba tumbado en la cama. Sandra se había levantado de su postura para abrirme el cerrojo. Cuando entre al cuarto ella me abrazó y me metió la lengua hasta la garganta. Era una lengua lubricada y con ciertos aromas. Era un olor fuerte a polla y a mierda, estaba claro que la comida que había practicado a Luis la había marcado bien. A mi el sabor que ella tenía en vez de disgustarme me puso aún mas cachondo.

 Justo cuando estaba bajando las manos para abrazar su culo mientras nos estábamos besando, Sandra se separó de mí, sujetando mis manos.

 - No quiero que estés tan molesto mirando como un vicioso por la ventana. Si haces lo que te pida te dejo que estés en el cuarto con nosotros. Pero solo participando en lo que te dejemos.

 - Si acepto.- Conteste como si de la rapidez de la respuesta me fuera la vida.

 - Tu amigo quiere correrse en mi culo, y yo la verdad es que no pienso negarle nada, así que me tienes que comer el culo para dejarlo bien lubricado.

 - ¿Estas segura, que quieres meterte ese peazó de tarugo por allí? - pregunte extrañado.

 - Si no quieres ya sabes por donde tienes que salir.

 Estaba claro que ella estaba súper decidida a practicar ese deporte de riesgo llamado empalamiento. Sandra volvió a ponerse de rodillas encima de la almohada y volvió a degustar ese tótem que mi amigo tenia entre las piernas. Con la mano que le quedaba libre me hizo gestos para que empezara a lubricar su culo. Yo me puse de rodillas detrás de ella y empecé a chupar el anillo de su culo. Al principio trazando círculos y luego intentando clavar la lengua dentro de ella. La verdad que penetrar un culo con la lengua es arto difícil, así que me chupe un dedo y lo introduje en su ano. La cabrona se movía hacia atrás intentando introducir el dedo aún mas adentro. Una vez que el dedo estaba bien dentro de ella empecé a intentar agrandar aún más el orificio para que se preparase bien para lo que la esperaba. Termine practicándole dos dedos en su culo mientras que ella seguía plastificando con saliva la polla de mi amigo. Cuando ella estimó que su trasero estaba lo suficientemente lubricado se puso de pie y apartó las piernas a cada lado de mi amigo. En esa postura, giro su cabeza y seria me dijo:

 - Dirige tú el asunto dentro de mí.

 Así que como persona obediente que soy tome la tranca de mi amigo y la dispuse la punta del miembro en el culo de mi señora. Esta como si de un resorte se tratase, una vez puesto el asunto en el acceso, empezó a sentarse más encima de mi amigo intentando que la pitón entrase dentro de ella. Al principio el tema no quería entrar, y la polla se curvaba como si quisiera romperse. Sin mi ayuda la polla se habría escapado yendo a dar o bien dentro del coño dilatado o bien por la raja del culo. Pero como amarraba con fuerza el miembro duro, al final este termino entrando por el orificio de mi mujer. Esta dio un sonoro grito y cerró los ojos con una mueca de verdadero dolor. Con las manos hizo el ademán de que nadie se moviese. En ese instante ella estaba muy dolorida y pensé que empezaría a levantarse en cualquier momento para sacar aquel instrumento de tortura de dentro de su cuerpo. Pero suavemente su cara dolorida paso a tomar una pose más placentera y como el que no quiere la cosa empezó a dar pequeños brincos sobre la picha de Luis. Entonces fue cuando Sandrá viendo el orgasmo que se le acercaba empezó a pronunciar una retahíla de improperios sobre mi persona.

 - Enseña a este cornudo, como se folla a una puta como yo.- gritaba desencajada al cabron de mi amigo.

 Yo detrás de mi esposa no me perdía detalle del tronco que se estaba clavando.

 De golpe paró y mirando al techo emitió un sonoro y largo orgasmo, mientras Luis hacia otro tanto desde abajo.

 Con las caras desencajadas y sin sacarse el tema de su culo, ella bajo su cabeza hasta la cabeza de mi colega y se dieron un húmedo beso. No decían nada, pero no dejaban de mirar y sonreírse. Estaba claro que se habían dado placer, mucho placer y no sentían ningún remordimiento de lo que habían hecho.

 Con mucho cuidado ella se incorporó sacando el aparato de dentro y sentándose en la cama miró el bulto que se marcaba en mi bañador.

 - Ven aquí capullo, tengo que bajarte eso como sea.

 Me tumbó en la alfombra y puso su coño en mi boca mientras que ella empezaba a darse un pequeño aperitivo con mi polla en su boca.

 Es raro sacarle un sesentaynueve a mi esposa, pero un día es un día.

 Cuando yo empezaba a meter la lengua por el dilatado coño, ella sacando mi polla de su boca, me corrigió:

 - No es el coño lo que quiero que me limpies. - Y dejo claro que tendría que apurar los fluidos que mi querido amigo había dejado dentro de mi señora.

 Yo contento con el roll de sumiso cornudo que había tomado, opte por obedecer y empecé a limpiar con la lengua el deformado esfínter de mi señora. El potente cóctel de sabores a polla, mierda y semen, en vez de provocarme repulsión me ponía aún más a cien. Al final mientras tragaba el cuajo que regalimaba en las paredes del recto de mi querida mujer me sobrevino un orgasmo. Pero eso si, mientras que con mi amigo mi mujer había optado por acceder a todas sus peticiones, con migo volvía a tratarme como siempre y en el último momento apartó la cabeza para evitar degustar mi semen.

 Yo quede extasiado en el suelo, y Sandra se levantó cogiendo a mi amigo de la mano y comentándole:

 - Ahora tú y yo vamos a darnos una duchita.

 Después de esta experiencia, tuvimos otras parecidas y más fuertes. Tanto que mi amigo retraso unos días más su viaje de vuelta.

 Pero esas historias, las contaré en otro momento.

 Espero que les haya gustado esta historia real que me sucedió y que espero repetir en breve con algún lector que también desee dar placer a mi señora mientras yo simplemente miro. 
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