.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Plano inclinado (3)".

 Me transformé en una hija de puta, creo que cuando estaba ya por la mitad de la enculada, Dany lloraba como un crío, le debería estar haciendo mierda el culo. Pero yo todavía no empezaba, me sentía mojada, de mi concha salía liquido por las paredes que estaban escurriendo por todos lados.

Seguía en mi intento por llegar al fondo del culo cuando Carlos me dijo que tuviera un poco de cuidado, que ellos también querían volver a cogérselo. Le conteste: "Puto de mierda, este culo es ahora todo mío y lo voy a coger hasta que me canse, si querés coger a alguien, clavásela a Marce o sino clavámela a mí, hijo de puta".

No sé por qué pero no podía avanzar más, cuando presionaba Dany prácticamente aullaba, en ese momento se me ocurrió realizar un movimiento circular con la verga bien insertada. Parece que dio resultado porque sentí que el stop desaparecía y colocándome un poquitín más abajo pude seguir empalando al pibe.

No sé cuánto habré tardado, pero al cabo, vi cómo la base del aparato tocaba las nalgas de Dany. Me quedé un momento en el fondo hasta que dejó de temblar y se tranquilizó un poco, me volví a arrodillar y agregué lubricante.

Lo fui retirando un poco y sentí cómo el que yo tenía clavado, también se movía, era verdaderamente fantástico. Y por el tipo de sujeción, no tenía que usar las manos para moverlo, solamente con los vaivenes de mi cadera.

Se lo saqué más o menos hasta la mitad y lo volví a enhebrar. Lo que siguió creo que ni yo, con algunos años de tener a Edu (con su tremenda verga) machacándome el culo, lo habría soportado. No sé cuánto me lo estuve cogiendo, pero le sacaba algo más de 20 cm del culo para ponérselos nuevamente. Los movimiento de entrar y salir del culito de Dany se repetían en mi concha, aunque con menos desplazamientos, pero igual me produjeron dos orgasmos seguidos, que me hicieron babear sobre la espalda de Dany. Me lo culeé hasta que ya no pude aguantar más, me temblaban las piernas del esfuerzo y los orgasmos.

Por la mitad de la cogida, creo que fue Carlos, no sé, no me molesté en mirar hacia atrás, me enterró su verga en el culo (por lo bruto debería ser Carlos). Al placer físico (el consolador en mi concha, que yo trabajaba a mi placer) y el psíquico (dominar con una pija artificial a una víctima propiciatoria) se agregó el placer de la doble penetración. Tampoco el que me cogía anduvo con miramientos, me la clavó de una hasta el fondo y empezó a serrucharme sin piedad.

Cuando acabó en mi culo, sentí su leche llenarme el recto y fue la señal para mi ultimo orgasmo, que terminó con mis fuerzas, desplomándome sobre Dany. Al rato me fui saliendo de él y, cuando se lo saqué, quedaba un aro de sangre en el consolador. Mirar su culo era realmente un espectáculo. Nunca había visto un orto tan dilatado y rojo. Se lo había abierto de una forma que tardaría varios días en conseguir el tono muscular adecuado para que el pendejo de mierda no se cagara al primer estornudo. Aparte que, con el rozamiento que le infligí, le iba a arder un tiempo respetable. Marcelo apagó la cámara después de unos primeros planos de mí y mi "miembro" y de Dany y su reventado culo. Lo desataron y le secaron la mordaza.

No podía hablar ni moverse. Lo dejaron descansar un tiempo, mientras le daban algo de beber. Cuando se pudo mover me miro y con lagrimas me dijo: "Yo no me llamo Eduardo". Me sorprendí tanto que con la mirada busqué explicación en los chicos, estos se cagaron de risa y Marce, que sabía mi historia me contestó: "Cuando estás caliente no sabes lo que decís, pelotuda. Que... ¿te querías coger a tu marido?". Carlos me dijo: "Qué descontrol Rosi... parecías poseída... casi te paramos, lo ibas a romper si seguías".

No era el mejor momento, pero sí me di cuenta que no era que me hubiese gustado o quisiese cogerme a Eduardo, en realidad lo culpaba de mis acciones. Lo llevaron al baño y lo higienizaron, yo me tiré en la cama y me desprendí el arnés que no dejaba moverme. Dany regresó y se acostó a mi lado, el pobre no podía caminar derecho. Me dio un beso en la boca y me dijo: "Fue muy doloroso lo que me hiciste, te sentía en el estómago, cuando me llegó al fondo pensé que me habías abierto por la mitad". Le conteste: "¿Te gustó sentirte mujer... que yo te hiciera sentir hembra?". "Sí... me cogiste más que ellos y me gustó que me doliera". UUUUUyyyy, pensé, otro que termina sus días en un psiquiatra. "¿No te gustó cómo te cogieron los chicos?", le pregunté. "Sí... pero lo tuyo fue mejor".

Pobre pibe, ya era un caso sin remedio. Típico que viviría con el culo roto. Me arreglé un poco y me fui a la mierda, ya no soportaba estar allí dentro. Creo que habían sido demasiadas experiencias, tendría que tomarme un tiempo para asimilarlas. Estaba descubriendo facetas de mí que no tenía conscientes. Dejé a los tres juntos, acariciándose.

7

Estábamos en verano y mi cumpleaños 32 se venía encima.

La verdad que si antes estaba bien, ahora, con meses de gimnasio, mi figura se veía más proporcionada y fibrosa. En casa las cosas estaban en un impasse desde la ultima conversación.

Laura seguía en casa y se ocupaba que todo estuviera en orden (no me podía quejar). Antes de tirar la ropa se la regalé, ya que paulatinamente había cambiado todo mi vestuario. Minifaldas, top, lencería súper fina, zapatos de todos los colores y formas, shorts, etc., todo nuevo. Maquillaje que más de una estrellita quería tener. Era una diosa y no daba cuentas a nadie.

A Eduardo prácticamente no lo veía, en realidad yo era la que evitaba el contacto. Había desistido de pedirme explicaciones.

Con Luciana estaba los domingos (ya que ese día aprovechaba para descansar), por la tarde la veía jugar con Cristian (el hijo de Laura) que Eduardo había autorizado a que lo trajera, ya que los domingos también venía Laura a ocuparse de la casa.

Me había convertido en compinche de Silvia. Íbamos a bailar y más de una noche sorteamos el departamento. Para el 15 teníamos una fiesta, eran conocidos de ella, parece que eran arquitectos (como mi marido) que venían a un congreso y querían pasarla bien. Aunque el 15 era mi cumpleaños, no quería perder la oportunidad de conocer pijas nuevas. Ya no quedaba nadie en el gimnasio que no hubiese pasado por entre mis piernas y, mis inseparables amigos (Carlos y Marce) de improviso se habían marchado a (dijeron) un trabajo mejor. Lo raro es que no me dijeron nada y de un día para otro 'Si te he visto, no me acuerdo'.

Era llamativo que después de tantos meses de coger como locos y de hacer cosas muy fuertes se fueran a la mierda sin siquiera una fiesta de despedida. En fin... con los putos nunca se sabe y a mí vergas me sobraban. Mi celular llamaba a toda hora. Tenía fijos 6 amantes y algunos circunstanciales. Eran una maquina de coger, un día me acosté con cuatro machos distintos (me dejaron la concha y el culo hecho flecos). Sin embargo algo me seguía faltando. Tenía orgasmos, pero no llegaba a tener una satisfacción plena. Estaba todo el día caliente y me importaba un carajo que, por ejemplo, en el gimnasio fuera 'La Puta'.

Llegó el 15 y me preparé como una reina: baño de espuma, aceite en todo el cuerpo, depilada general (hasta el montecito, para que no quedara un vello), camisa blanca de seda transparente, súper minifalda negra de terciopelo, recontra tanguita negra (ni sé para qué me la puse, en realidad no servia de nada), sin sostén (hay que facilitar la tarea) y sandalias negras de taco altísimo.

La cama solar me daba un bronceado envidiable y mi nuevo look de pelo corto y bien rojizo, junto con una muy buena dosis de maquillaje, me daba un aspecto que... bueno... para el más estúpido era evidente que esta noche no iba a terminar en una iglesia. Raro fue que Edu se asombró que saliera (eran las 8,00 h) y, junto a Lu, me preguntó a qué hora regresaría. No lo mandé a la mierda por Luciana, opté por mentirle que a las 10,00. Qué pelotudo, a las 10,00 esperaba estar echándome el primer polvo. Pasé a buscar a Silvia y nos fuimos al hotel de los tipos estos.

Nos metimos en el bar y empezamos a darle a los tragos. Los flacos llegaron a horario y nos fuimos a cenar. Eran de lo más agradable y charlamos de todos los temas. Estábamos sentados intercalados y a los 15 minutos de estar en el restaurant ya tenía una mano en cada pierna. Iba a ser una noche larga. Silvia charlando hasta por la concha y debería también ser atendida de la misma manera que yo, sobre todo porque es muy cosquillosa y cada tanto daba un respinguito típico de mano en la concha (por experiencia).

Uno de los chicos (de la edad de Edu y muy buen mozo) en un momento me dijo creer conocerme, comentario al que no le di importancia, pero la pelotuda de Silvia y su boca que sólo sirve para mamar vergas, no se le ocurrió mejor idea de nombrando a Eduardo, que ella lo conocía, que era quien le había remodelado la casa (la boca te tendría que remodelar), que era lo mejor de la ciudad, y toda una sarta de boludeses típicas de Silvia.

Al tipo, se noto, le quedo picando en el área (como dicen en el fútbol). La miré a Silvia con ganas de guillotinarla, pero empezando por las piernas y cambié rápido de tema. Me puse mimosa y pasó la cosa (eso que dos pelos de concha tiran más que una yunta... es verdad). Como hacía calor, mi transpiración me pegaba la camisa a las tetas y mi concha destilaba néctar. Uno de ellos me la sacó y la dejó sobre la mesa a la vista de todos. Nos cagamos de risa. Silvia hizo lo mismo. Qué sorpresa se iban a llevar los meseros cuando recogieran la mesa. Tomaríamos el café en la habitación.

Lo que si tomé en la habitación fue leche. Me hicieron chupar, me cogieron, me hicieron el culo, en fin, lo habitual, nada del otro mundo, ni nada nuevo para mí, salvo que escuché a uno pedirle a otro un forro: "Con estas putas mejor cuidarse", dijo. Me dolió que me tratasen de puta, ¿acaso yo lo era?.

Cuando los tres quedaron sin leche, ni ganas, nos propusieron un show entre las dos. La miré a Silvia y le vi la cara de puta, y me dije: "Hice treinta, hagamos treinta y uno", y le encajé un chupón que le despinté los labios recién arreglados.

Hicimos de todo, me chupó toda y me hizo acabar como una yegua. Yo no me quedé atrás. Nos dijeron que había sido uno de los mejores shows en vivo que habían visto, hasta nos preguntaron si éramos pareja. Pareja Silvia y yo, estamos todos locos, si nos gustaba la verga más que el aire.

Cuando eran las 4 de la mañana nos despedimos. Estaba reventada, ya que después del show me volvieron a coger como la primera vez. Qué hijos de puta, uno de ellos tenía un nabo de tamaño súper. Ese turro me la enterró en el culo dos veces. Silvia estaba hecha pelusa y no daba más.

En el auto me dio un sobre. Cuando lo abrí me encontré con dinero: "Qué mierda es esto", le pregunté. "Tu parte, boluda". "Cómo mi parte, mi parte de qué". "Mira que serás pelotuda, parte de la guita que nos pagaron estos tipos para coger con nosotras, o ¿se te congestiono el cerebro". "Pero... yo... plata por coger... como las putas... Silvia no... no... no quiero... no". "¿Se puede saber qué mierda te pasa?. ¿Te crees que yo la pongo gratis?. Gratis con los conocidos o los que yo quiero, pero si no, hay que pagarla y bien". "Eso es ser puta". "Sí... ¿y?". "No Silvia, entendeme, sólo esto me faltaba, yo creí que era salir, divertirse, un polvo y chau. Nunca me imaginé que lo estaba haciendo por guita". "Rosi... a ver si nos entendemos... ¿con qué te pensás que mantengo el departamento que usas para encamarte con tus machos?. Mi concha tiene un precio y el que quiere... se tiene que poner... y bien caro". "No Silvia... es que desde que empezó esto, todo ha sido en picada... y hoy, en mi cumpleaños, me gradúo de prostituta". Me puse a temblar de los nervios y a llorar desconsoladamente.

Silvia trato de traquilizarme y se puso al volante de mi coche. Yo no podía conducir, Temblaba de los nervios. Cuando llegamos, Silvia se bajó y me dijo que manejara con cuidado, que estaba cansada para tomar un taxi desde mi casa. Y se despidió con un: "Hay doscientos dólares más por la filmación". ¿Qué filmación?. ¿Nos estaban filmando?.

Como pude manejé hasta casa. Entré en silencio, fui a la cocina a deber algo, tenía la boca seca. Cuando pasé por el comedor, me llamó la atención algo en la mesa, encendí la luz y me dio un mareo, casi me caigo si no me aferro al sillón.

La mesa estaba preparada para tres, Edu, Lu y yo. Había un paquete con una tarjeta escrita por mi hija. Me estuvieron esperando mientras yo hacia de puta con tres tipos. No podía parar de llorar, tenía un dolor en el pecho que no me dejaba respirar.

Corrí a la habitación, quería abrazar a Eduardo, besarlo, decirle que lo amaba, que me perdonara, que sería todo lo que el quisiera, sin excusas, que lo necesitaba, creía decirle todo lo que no pude en este tiempo. Había llegado al fondo y ahora quería respirar, me ahogaba en la mierda y tuve que llegar a lo más bajo para tener la fuerza para afrontar el estropicio en que se había convertido mi vida.

En mi habitación no había nadie, claro, hacía meses que Edu no dormía conmigo, fui hasta su habitación y entré. Estaba dormido vestido con Luciana en brazos. Lo acaricié y se despertó. Me miró y me hizo señas que saliera, vi cómo acomodaba a Lucianita y salía detrás mío. Fuimos al salón. Se sentó, prendió un cigarrillo y me miró.

Mis lagrimas se hicieron mas intensas, sólo dije: "Perdoname Edu, te quiero, te amo, te necesito". Quise abrazarlo, pero me lo impidió. "Hola Rosi, ¿cómo pasaste tu cumpleaños?. "Una mierda... me tendría que haber quedado con ustedes". "No sé... era tu elección y la tomaste". "No... lo que pasa es que las chicas del gimnasio me queri... ". "Esta bien Rosi... ya te dije, era tu elección y la acepto". "No me trates así... comprendeme... ". "Es lo que traté de hacer por todos estos meses y ahora... me rindo ante las evidencias". "Hay Edu... No entiendo qué decís... Quiero que todo sea nuevamente como antes... quiero que me ames... como antes... ¿te acordás?".

Quise abrazarlo nuevamente y me lo impidió con un gesto.

"Me hiciste mucho daño Rosi... y a Luciana". "Yo no quería... perdoname". "Es tarde Rosi... Tu ultima oportunidad fue anoche... Te esperamos hasta las doce... Sólo por Luciana es que soporte tus hazañas, de otra manera ya haría mucho que no estarías aquí". "Te estás diciendo... ". "Lo que oís y no entendés... Terminamos... en realidad hace tiempo, pero te seguí dando oportunidades para que volvieras (a costa de pasar por boludo). Pero hoy colmaste mi paciencia y lo peor heriste a Luciana, y eso no te lo perdono". "Pero Edu no me podés decir... hacer esto. Quiero que seamos una familia... como antes". "Mira Rosi, son las 5 de la mañana, quiero dormir un rato antes de que venga mi abogado para que hables con él, te aconsejo que hagas lo mismo... por como estás vestida parece que la noche fue movidita". "Te estás portando como un boludo".

Se levantó como un resorte y el cachetazo me debe haber tomado sin el apoyo suficiente ya que literalmente volé por sobre el sillón para caer del otro lado. Me levantó y el otro cachetazo me produjo el mismo efecto pero en sentido inverso. De los pelos me tiró sobre el sillón.

Me abracé a sus piernas y le refregué la cara, que me ardía terriblemente, por su verga, le dije: "Sí Edu... Asiiiiii... pegame, haceme daño... me lo merezco... castígame... sí... sí". Se desprendió de mí con cara de asco.

"Si serás puta... te convertiste en un monstruo... ¿a quién le regalaste tu bombacha?".

Con los movimientos se me había levantado la faldita y se veía claramente que carecía de ella.

"Edu... por favor... te lo ruego... por Luciana". "Descansa que te va a hacer falta".

Me dejó sola en el salón. No sabía qué hacer. Me acomodé en el sillón y me debo haber quedado dormida.

8

Me desperté a las nueve, me dolía el cuerpo. No había subido a mi habitación, me quedé pensando las palabras de Eduardo. Cuando el sueño me venció, todavía no había asimilado sus alcances.

¿Qué había querido decir con eso de terminamos?, ¿así porque sí iba a tirar tantos años de matrimonio?, y ¿nuestra hija?. Comencé a mirar hacia atrás y comprendí el tamaño de mis errores.

Cuantas oportunidades me había brindado y yo las desaproveché con mi soberbia. De cualquier manera siempre habría una posibilidad de remendar esta situación. Edu me amaba y sus sentimientos no deberían haber desaparecido. Me fui a mi recamara, me duché y vestí lo más decente que podía (que no era mucho) y bajé.

En la cocina estaba Laura y me preparó el desayuno, sólo me dio los buenos días. Mientras desayunaba sonó el teléfono que corrí a atender, pero llegué tarde, desde arriba había contestado Eduardo, oí parte de la conversación cuando escuché que Eduardo pedía que colgaran el teléfono.

Era un colega, pero me intrigó el tono de la conversación. Subí a fin de escuchar, algo me daba mala espina. Sólo escuché fragmentos, pero algo no encajaba:

"Sí... por supuesto... desde hace casi 9...". ... "Sí... ese es su nombre...". ... "Pero por qué me preguntas tanto, nos encontramos por la tarde y lo charlamos mej...". ... "Qué... No puede ser, te estás confundiendo". ... "Sí... es como vos la describís... pero...". ... "Déjate de joder... cómo me podés decir eso...". ... "Rodi... te das cuenta lo que me estás diciendo...". ... "Sí... ya sé del congreso, yo iba a ir". ... "Pero...". ... "No... esto es una locura... no puede ser ella...". ... "¡¡¡También eso!!!". ... "Perdón... me voy a tranquilizar... sí estoy bien... espera un poco...". ... "Y ¿cómo se llamaba la otra?". ... "Ohhh... no...". ... "Sí... sí... el mundo es un pañuelo... sí". ... "Que tenés, QUEEEE...". ... "Te pediría encarecidamente el original... bueno si no es tuyo... aunque sea una copia". ... "Por un mensajero... sí... donde siempre". ... "No te tengo que perdonar nada y... muchas gracias".

¿Qué carajo estaba pasando?. Esto no era bueno. Me fui a terminar el desayuno, mientras escuché que Edu hablaba nuevamente por teléfono.

A la media hora me lo encontré en su estudio, estaba fumando.

"Puedo pasar", dije. "Sí, adelante". "Eduardo, quiero decirte que lo que dije anoche es la pura verdad, te quiero, te amo". "Claro que si Rosi... soy el amor de tu vida". "No me contestes así... sabes que es verdad. Hasta ayer no me di cuenta lo equivocada que estaba. Ésta a sido una etapa negra en mi vida". "Pero no la pasaste tan mal... después de todo". "No sabes lo que sufrí, viendo el daño que les causaba a Uds. dos". "Sí... eso es verdad... nos dañaste mucho, muy profundo". "Pero estoy dispuesta a ser otra vez la misma... la de siempre". "Claro... si... Decime Rosi, por qué no viniste a las 10 anoche como dijiste. Te estábamos esperando con Lu. Hasta te hizo un regalo en el colegio porque piensa que vos estás así por ella". "No me hagas recordar la noche de mierda que pasé. Una de las chicas se puso en pedo, hasta me salpicó con su vómito, me tuve que limpiar la pollera por el olor que tenía. La otra se quería ir con un flaco y tuve que decirle que se dejara de joder y se fuera a su casa, el resto... lo habitual, comimos, tomamos unas copas y bailamos entre nosotras, aunque estaban los moscardones de siempre, los mantuvimos alejados". "Claro... los moscardones de siempre... pero no me contestaste la pregunta". "Qué se yo... se me hizo tarde...no sé". "Y la tanga... la perdiste ¿dónde?". "Por el asunto del vómito". "Ahhh... si claro... por el vómito". "Eduardo te lo estoy pidiendo, te lo ruego, sigamos juntos... esto que nos pasó es sólo una tontería sin importancia, vos no me podías ayudar... necesitaba estar sola y pensar. Yo te amo y te respeto". "Sin embargo muchas veces hasta me insultaste... me llamaste fracasado... ¿lo recordás?". "Lo dije sin pensar", dije y ya mis lagrimas bañaban mi rostro, pero Eduardo estaba inconmovible. ¿Qué le había pasado?. Él siempre estaba listo para aquietar las aguas y comprender. ¿Tanto lo había lastimado?. Me estaba jugando una carta muy brava, lo sabía. Tenía que convencerlo de cualquier manera.

"Y ¿las mentiras Rosi?. ¿Qué necesidad tenías de mentirme?", me preguntó.

Tenía que pensar rápido, Eduardo algo sabía y quería que me siguiera hundiendo con mis palabras, lo conocía. ¿Hasta dónde podía saber?. Me decidí y le dije: "¿Qué mentiras Edu?. Nunca te dije una cosa por otra". "Creo que esto no da para más Rosi... hiciste una elección... no sos una nena, sabes que no podés hacerte la pendeja y total... el boludo de Eduardo perdona... Sos lo suficiente adulta como para saber que hay ciertas cosas que una mujer casada... ¿sabías que estabas casada... no?, te decía: que una mujer casada debe cuidar, entre ellas es su matrimonio. A vos, en estos meses, lo único que te importó fue tu placer". "Vamos Eduardo... de qué placer me estás hablando", dije tratando de recuperar posiciones. "Del que obtuviste, o ¿no fue así?". "No Eduardo... no, te repito, estaba mal conmigo y necesitaba mi espacio".

Se levantó del sillón y creí que me golpearía nuevamente, me dijo: "No Rosi... perdoname por lo de anoche... me hiciste sobrepasar el limite, no pienso golpearte nunca más". "Gracias Eduardo... porque me dolió, ¿sabes?". Y traté de sonreír con mi mejor cara. "Supongo que fue así... en realidad no me importa si te dolió o no, te decía que esto no da para más, en cualquier momento llega mi abogado, tendrás que hacer los arreglos con él". "P... pero Eduardo... no... por favor no... qué vas a hacer... pensá lo que estás haciendo, estás destruyendo una familia... nuestra familia, no Eduardo por favor".

Era un mar de lagrimas, estaba perdiéndolo (o ya lo había perdido). No me daba ninguna opción, como que ya había tomado una resolución y nadie lo movería. Escuché el llamador de la puerta y el corazón me dio vuelta. Eduardo no se movió del escritorio. Golpearon la puerta y entró Laura con cara de póker, le entregó un paquete a Edu. Prendió otro cigarrillo y lo abrió. Era un VHS sin ninguna marca. Me temblaron las piernas. No podía ser. O era. Sería mucha coincidencia. Pero ¿y la conversación de esta mañana?. ¿Sería el vídeo que nos tomaron esos hijos de puta anoche con Silvia?. No... no podía ser.

No podía hablar, tenía la boca seca. Le pedí a Edu que fuera por un vaso con agua. Me miró y se sonrió, se levantó, tomó el vídeo y salió. El muy hijo de puta se había dado cuenta de mi maniobra y, estúpida de mí, aunque fuese el vídeo y lo destruyera, le tomaría 5 minutos obtener otro. Al rato entró Eduardo con el vaso de agua y un tipo trajeado que se presentó como el asesor legal de Edu. Se sentó y abrió su maletín.

Me saludó cortésmente y pasó a detallar un convenio que había confeccionado como acuerdo de divorcio. No podía creer lo que me estaba pasando. Eduardo salió del estudio y quedé sola con el tipo.

Leyó lo siguiente:

"Yo, Rosana Beatriz Sánchez, de 32 años de edad, casada, en completo uso de mis facultades declaro en forma libre y voluntaria: Que acepto divorciarme de mi actual esposo. Que soy la única culpable de las causales del presente litigio. Que, por mi conducta, ha pesar de los continuos llamados a la cordura por parte de mi esposo, he llevado a una situación insostenible y de inevitable disolución del vinculo matrimonial. Que he cometido adulterio en repetidas ocasiones y con distintos amantes. Que he malgastado el patrimonio conyugal para mi exclusivo beneficio, sin reparar en el perjuicio que causaba. Que debido a mi conducta promiscua, he desatendido mis obligaciones de esposa y madre. Que he mancillado, publica y abiertamente, el buen nombre y honor de mi esposo. Por todo lo expuesto, acuerdo lo siguiente: Dar mi conformidad a la disolución del vinculo matrimonial por mi exclusiva culpa. No reclamaré retribución económica de ninguna naturaleza ni actual ni futura. Cedo todos los bienes de la sociedad conyugal, habidos durante la vigencia del vinculo. No reclamaré régimen de visitas alguno para con mi hija, aceptaré en que sea mi esposo el que lo establezca, como así las modificaciones que él considere necesarias. No interferiré con mi presencia el normal desenvolvimiento en la vida de mi esposo y/o hija, salvo aprobación expresa por parte de él. Por tal motivo consiento en establecer una restricción de 200 metros.

Sin más que exponer, y dejando a resolución exclusiva de mi esposo cualquier otra situación no contemplada en la presente, firmo tres originales de un mismo tenor, a sus efectos, a los 16 días del mes de diciembre del año 2000".

No podría creer lo que estaba oyendo. Quería que firmara mi sentencia de muerte. Esto no podía ser.

Me paré de un salto y enfurecida, le grite: "Hijo de mil putas, ¿quién te hizo creer que voy a firmar eso?... Te lo podés ir metiendo en el culo, maricón, puto, cagador, abogadito de mierda".

Muy tranquilamente me miró y dijo: "Sra. Sánchez o Ud. firma o sencillamente presentamos las pruebas de su adulterio, que el Sr. Eduardo a acumulado en estos meses, al Juez que entiende la causa. Ud. decide". "Qué pruebas ni que mierda, pedazo de pelotudo", grité. "Sra. le rogaría que guarde la compostura y no grite o me veré obligado a retirarme". "Andate a la mierda, hijo de puta. Yo no firmo nada". El abogado cerró su maletín y con toda la parsimonia, se levantó del asiento y se dirigió a la puerta. Abrió y llamó a Eduardo, cuando vino le habló en voz baja. Estaba tan enfurecida que hasta me caía saliva por la comisura de mis labios.

Eduardo se dirigió a mí y me dijo: "Mira Rosi... te lo voy a explicar una sola vez, así que presta atención. Tenés dos caminos, uno fácil... firmas y te vas de mi casa sin hacer ni el más mínimo escándalo... es decir calladita la boca como puta que sos. La segunda alternativa es... digamos... menos conveniente para vos". "Eduardo sos un hijo de puta, qué pretendes que firme, estás loco o te volvieron loco las pajas". "Rosi estas colmando mi paciencia y estás haciendo perder un tiempo valioso al Doctor. Sentate por favor, Ud. también Doctor y disculpe a mi ex esposa su vocabulario, tenga en cuenta su profesión. Si es tan amable... podría alcanzarme copia de la carpeta... Gracias".

No pude soportar tanta soberbia: "Qué mierda te pasa pelotudo, desde cuándo me tratas de puta delante de extraños, más puta será tu madre, maricón". "Es la ultima advertencia que te hago Rosi... el próximo exabrupto de tu parte y te saco a patadas de mi casa".

Parecía que la cosa venia en serio, opté por callarme y ver qué pasaba. "Bien... en esta carpeta esta detallado cada actividad que desarrollaste en este ultimo tiempo, quizás falte algo, pero de cualquier manera, estas pruebas sobran para los fines que busco. Aquí tenés un detalle de algunas de las cosas que te mencionaba anteriormente. Como verás cada renglón describe algo que cualquier Juez tomaría como causa valida de divorcio, si vos no me lo querías dar. Podrás ver que hay recibos de Tarjetas de Crédito de Moteles a tu nombre, cuyos encargados te han identificado positivamente. Verás también que dos amiguitos tuyos, entre ellos un tal Marcelo, profesor de gimnasia que casualmente trabajaba donde vos te 'distraías' y que según mal no recuerdo nunca existió, han declarado ante Notario, que... para decirlo en forma elegante... 'actividades' desarrollaban por separado y, en ocasiones en trío. Verás un informe de Peritos Forenses en el cual se concluye la naturaleza del material enviado en dos bolsas separadas, una de ellas conteniendo una prenda intima de mujer. No hace falta Rosi decirte que el resultado es liquido seminal, muestras, que por otra parte, se conservan para determinar ADN por si eso fuese necesario y el que se compararía con el mío y con el del Sr., Marcelo y el Sr... espera un poco... sí... Carlos". Interrumpí diciendo: "Eso es mentira, yo nunca tuve una tanga así". "Realmente Rosi creo que vas a necesitar tratamiento. Crees que presentaría pruebas que se diluirían por una simple mentira?. No me subestimes. Tenemos documentado los cupones de tarjeta de crédito en donde las adquiriste... y acordate que, al ser modelitos exclusivos y terriblemente caros, la tanguita, como vos decís, ha sido identificada por el fabricante y a vos como compradora. Aparte que yo mencioné prenda íntima... nunca hablé de 'tanguita'... pero igual esto no viene al caso".

¿Tan descuidada había sido?. Claro... las tarjetas las pagaba Eduardo y ante la sospecha y con su meticulosidad de siempre, le había hecho sencillo acumular todas las pruebas que quisiera. Y los hijos de puta de Marce y Carlos. Se habían dado vuelta como tortilla. No fueron capaces ni de avisarme lo que se me venia, qué flor de hijos de puta, cómo me habían cagado. No veía el papel que tenía en mis manos, la bronca acumulada, la impotencia de saberme acorralada. Me decidí a jugármela entera. "Eduardo... sos un enfermo mental... vos juntabas cupones mientras yo cogía con media ciudad... me das lástima... sos un pobre tipo... Pero no vas a lograr sacarme de casa, voy a pelear con uñas y dientes, no te la voy a hacer tan fácil". "Otra vez te equivocas... Lo más triste de todo esto es que fueron tus propios amiguitos los que desencadenaron los acontecimientos. Fue tu amante, el Sr. Marcelo el que se contactó conmigo y a cambio de una suma de dinero, que no vas a poder comprobar que existió, ofreció un vídeo muy llamativo". "Vídeo... qué vídeo... yo no hice ningún vídeo, esos maricones te sacaron la guita por nada... te cagaron pelotudo".

Eduardo se incorporo de su asiento y sin cruzar el escritorio, me colocó un tremendo cachetazo en el medio de la cara, que me sorprendió por su rapidez.

"Esta mañana te dije que no volvería a pegarte, pero no haces caso... ¿qué pasa Rosi... también te va el sado?". "Callate Eduardo, por favor". "Ya tendré tiempo de callarme... estas dispuesta a firmar... ¿Sí o no?". "No... nunca... olvídate que te de el divorcio y que te firme algo". "Doctor discúlpeme... podría encender la vídeo casetera e introducir el vídeo por favor... quiero que lo mire y luego le haré una consulta profesional".

El chupasangre puso un vídeo y casi me desmayo: Era el pendejo Dany y yo, cuando le rompí el orto. Me moría de vergüenza, qué puta que estaba y lo que decía... quería que me tragara la tierra.

Lo vio todo... de principio a fin, cuando terminó, se compuso en su asiento... hasta debería tener una erección. Eduardo le pregunto: "Dígame Doctor, ¿hay alguna duda de quien participa en el vídeo?". "No", dijo el abogado. "¿Serviría como prueba para una causal de divorcio?". "Sí... mucho, más si le agregamos el aporte de las testimoniales de los Sr. Marcelo Blanco y el Sr. Carlos Lando. Como testigos de la legitimidad". "Esta bien Dr... gracias. Me estoy imaginando algo Rosi, qué me decís si en el juicio controversial... como vos lo planteas al no concederme el divorcio, citáramos a declarar a tus padres, tus amigos y amigas del gimnasio, al pendejo este (que no sería difícil de rastrear) y agregaríamos a un colega que estuvo con vos anoche y que no tendría problemas en declarar, aportando un vídeo de lesbianismo con tu amiguita Silvia, que tuvieron sexo con ambas y que cobraron por hacerlo".

Me puse a llorar. No lo podía creer, no estaban mintiendo, algo entendía y realmente era muy probable que mi situación fuera... muy comprometida. El abogado le preguntó: "Perdóneme nuevamente... es que hay otro vídeo?", y me miró como si fuese sub normal. "Sí", le contestó Eduardo, "llegó a mis manos esta misma mañana".

Estaba al borde de un ataque de nervios, no sabía qué hacer... si firmaba todo dependería de Eduardo... si no lo hacía hasta podría ir a la cárcel. Cómo pude ser tan ingenua, cómo me sentí tan intocable. Eduardo me preguntó si necesitaba algo.

"Solamente que me perdones. Que tengas un poco de compasión, vos sabes que yo no soy así, debo estar enferma... no sé... algo debo tener. Te lo pido por favor... por lo que mas quieras... por Luciana... no me apartes de tu vida. Te amo Edu. Realmente te amo". "Rosi vos me llevaste a esto y no estoy seguro que, de no mediar estas circunstancias, vos no estarías, en este momento, encamada con algún macho... o hembra". "No me destruyas así". "Te destruiste sola". "Contéstame algo Eduardo... ¿Te queda algo de amor... cariño hacia mí?". "No". "Entonces no tengo mas que hablar. No quiero ser más humillada. Sólo te pido que me dejes ver a Luciana, ya te perdí a vos, no me hagas perder a mi hija". "No te lo mereces, pero ya encontraré la mejor forma para que la veas y no desorganizarle su nueva etapa". "Gracias Eduardo, y trata de perdonarme algún día".

Lo quise abrazar, sentir su calor por ultima vez, hacerlo un poco mío... pero no me dejó. Llamaron a un Notario y en su presencia... firmé.

9

"Dale, la puta que te parió, puta barata, movete un poco". "Sí mi amor... ¿así te gusta más?". "Vamos... dale, move ese culo". "Así mi vida... metémela hasta los huevos". "Ahhhh... así guacha... así". "Qué macho que sos, me estás haciendo pelota la argolla, qué poronga que calzas, así macho... hasta las tripas". "Abrí bien de piernas, vamos, dale". "Sí mi hombre... hacémela sentir hasta los huevos, clavámela sin miedo que te la aguanto toda". "Si serás puta... acabo... acabo... la puta que te parió... me haces acabar... toma toda la leche... puta". "Así macho... así tíramela en la cara, en las tetas, dale... si querés en la boca... donde quieras... dale".

Y acabó el negro de mierda, menos mal que era el último cliente, con este era el décimo de la noche. No daba más, me dolía la argolla y la panza, me ardía el culo... a ese hijo de puta pijudo no le daba más el orto, así pagara doble... era un animal, siempre me elige y esta media hora rompiéndome el culo, y lo peor es el olor que trae... no se baña nunca el sucio.

Cuando se fue, me lavé la concha. Iba e tener que ponerme alguna cremita que tuviera en casa... si no mañana no iba a poder trabajar. También el flaco nos hacia laburar como esclavas, y para colmo la turca con la regla y la puta de la polaca otra vez se había pescado algo... mientras esta vez se curara bien, la pelotuda no toma los remedios y después nos enfermamos todas.

Me vestí y me fui a ver al flaco para que me cambiara las fichas. El muy turro me hizo esperar, mientras me tomé la enésima ginebra, otra vez se estaba cogiendo a la pendejita nueva. Cómo le daba, se la garchaba por lo menos dos veces al día y la boluda contenta. Menos mal que se le había pasado la novedad conmigo. A mí también me tuvo a punta de pija hasta que entró una nueva. Menos mal, así cuando terminaba me iba a la mierda y no tenía que andar chupándole la verga o dándole el orto después que los clientes me lo habían ensanchado de tanto encule.

Al final salí como a las 7,30, como no hacía frío, me quedé esperando el transporte, hoy me tomaba el largo (tardaba más, pero no tenía que cambiar a mitad de camino). Tardó como media hora, pero como era domingo no había que aguantar que algún camionero te quisiera levantar, como tenía la concha estaba para levantes. Me acomodé con la cabeza apoyada en el vidrio y me adormilé. Miraba sin ver las calles, las casas, las familias que se preparaban para ir vaya a saber dónde.

Entonces los vi, no reconocí la 4x4, era nueva. Eduardo manejaba, sonriente, divino, hermoso, a su lado una mujer, no la reconocí hasta que los vehículos se aparearon. Era Laura, mi antigua sirvienta, convertida en toda una señora, me pareció embarazada, y en los asientos de atrás... mi Lucianita, riéndose vaya a saber de qué, jugando con Cristian. Qué grande que estaba y qué hermosa.

Empecé a llorar. Eso era mío y me lo habían quitado, me habían despojado de todo, me habían transformado en la puta que soy. Mi poca autoestima desapareció. Comencé a gritar... a llamarlos... no recuerdo qué mierda decía... sólo me acuerdo que los pocos pasajeros me querían calmar... hasta que el chofer les advirtió que era una de las putas que trabajaba cerca de la terminal y que no se preocuparan... debería estar borracha...

Entre lagrimas e impotencia los vi alejarse de mí...

 

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