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  "Nuestra primera experiencia real (Versión del corneador)".

 

 

 Hola, me llamo Rafa y soy de Córdoba. Acepto la toalla de mis buenos amigos Alejandro y María. Escribieron hace muy poco un relato con el título: "Nuestra primera experiencia real". Bien, yo soy la persona a la que se refieren en su relato.

 Todo fue tal y como dicen, solo olvidan decir que al igual que ellos, yo, también estaba nervioso, pues la situación era del más alto voltaje sensual. Imaginad, una pareja que por primera vez en su vida deciden hacer realidad sus fantasías sexuales y meten a un tercero en sus juegos.

 Primero los e-mails, intentando convencer a María, en principio reacia, a llevar a cabo la fantasía de Alejandro. Después, una vez en el cine... los nervios: Miradas furtivas de ellos hacia mi, de mi hacia ellos. Yo estaba nervioso, sabía que era una pareja joven, 36 años, pero la verdad, no esperaba una chica tan guapa y con tanta clase.

 De pronto ellos bajan a la fila de butacas siguiente. Ahí me dí cuenta de que María se había decidido a dar el paso. Era evidente que no podíamos seguir en la última fila. Otra pareja estaba sentada cerca. No obstante las dudas me invadían, por lo que primero me cambié de asiento a uno tras el de ellos desde el que pudiera observarlos. No se hicieron esperar, como estaba previsto, empezaron a besarse. Alvaro comenzó a meter su mano bajo el vestido de María. Ahí no me pude contener, era el pistoletazo de salida. La señal. Bajé a su fila de asientos y me senté junto a María, le cogí la mano y comencé a acariciarsela, a subir por su brazo... un escalofrío le recorrió el cuerpo. Puse su mano sobre mi paquete y mientras le acariciaba con una la suya, la otra comenzaba a explorar bajo su falda. Ella cuchicheaba a su marido, le iba radiando el partido. Llegué hasta su tanga y encontré un chochito pequeño cuya humedad ya traspasaba las bragas, de pronto noté la mano de Alvaro que tocaba la mía, quería cerciorarse de que estaba acariciando su bien mas preciado.

 Con mucho cuidado y delicadeza le quité el tanga a María, lo olí y me lo guardé en el bolsillo. Ya podía acariciar ese chochito sin ataduras ni entorpecimientos. María se abría de piernas y dejaba que introdujera un dedo, dos, tres en su vagina. Suspiraba, perdía el control. Había que ser un poco mesurado, la pareja de atrás se había percatado de que algo se cocía en la fila delantera. Al poco rato, María tenía su teta derecha fuera. Brillaba tan blanca en la oscuridad del cine... No pude reprimirme, se la besé,la mordí, jugué con mi lengua alrededor de su pezón, pero la parejita de atrás... más pendiente de nosotros que la peli nos hizo parar.

 Fue todo un morbazo, una sensación total, extrema, sensual. Ver a María haciendonos una paja al unísono a su marido y a mi. Los dos a la vez mientras yo la masturbaba a ella.

 Como bien dice Alejandro en su relato, nos marchamos y terminamos en la sierra cordobesa. Una sesión de sexo oral divina y despues de correrme en la boca de María me marché como me pidieron.

 Hay que tener en cuenta que nuestra ciudad es pequeña, provinciana, por lo que es difícil realizar este tipo de actuaciones sin el temor a ser más adelante blanco de situaciones desagradables. Imagino que Alejandro, al día siguiente se sentía mal, más por esta cuestión que por la tarde de sexo pasada, porque la verdad es que fue tan genial para él como para su mujer y para mí. De cualquier manera, en posteriores e-mails, conversaciones telefónicas y otro encuentro tan fuerte como el primero, se ha podido convencer que lo que dice en su relato: "Se portó como un caballero", aunque sea anacrónico, es total y rigurosamente cierto. Me considero ante todo un caballero, por lo que nunca perjudicaría a unos amigos y menos aún, a unos amigos tan especiales que me han abierto las puertas de su intimidad, de su sexualidad, sin ningún tipo de restricción. Que han confiado totalmente en mí como yo en ellos.

 Si les apetece, contarán el segundo encuentro personal y porque no? el tercero, que no fue físico, sino telefónico. Un polvazo de los que hacen época pero telefónico, donde María por fin se soltó el pelo hablando. Dejó a un lado su timidez y verbalizó lo que sintió en los encuentros anteriores. Como le gustó que acariciara y comiera su xoxito, que follara su culito, precioso, profundo y cálido. Que placer le producía sentir mi poya dentro de ella.
María es feliz viendo a su marido disfrutar de sus recien estrenados cuernos consentidos y disfrutando ella misma de otra forma distinta de sexo. De hecho me comentaba el otro día: "Alejandro me decía: Tu lo que necesitas es probar otra poya. -Yo le contestaba: Tu estás loco. Y... sabes? Resulta que era verdad".

 Alejandro también, sintiéndose cornudo consentido, viendo a su mujer acariciada, besada, comida, follada por otro, viendola correrse varias veces en los brazos de otro hombre, viendo como disfruta haciendo una buena mamada, siendo follada por el culo...Su placer?...Sentirse humillado, pero siempre dentro del respeto.

 Yo?... que decir... más feliz no puedo estar. Disfruto del sexo con una pareja encantadora.  Email.

 

 

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