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  "Novatos de Canarias (4)".

 

 Siguiendo con nuestro relato anterior, nos encontrábamos en la habitación del hotel en Madrid y mi mujer me acababa de pedir que la hiciera correr como a una verdadera zorra.

 Me subí a la cama y me dispuse a comerle su coño completamente depilado, que ella me estaba ofreciendo completamente abierta de piernas. Pero antes de entrar en acción me pidió que le vendara los ojos. Quité los forros de las almohadas y con un nudo se los puse a modo de venda sobre sus ojos. Me sorprendió ver lo excitada que estaba. Tenía el coño más dilatado y húmedo que nunca. Comencé besarle, a comerle los pechos, fui bajando muy despacio hasta su hermoso coño. Sentía en mi boca su calor, lo suave de sus labios vaginales, el sabor de sus flujos. Aproveché ese momento de tanta excitación para ensalivarle el agujerito de su trasero. Decir que ella no es muy amiga del sexo anal, pero en aquel momento me permitía hacer de todo. No paraba de llamarme por el nombre del chico de la tasca. Era evidente que en su mente era él quien le estaba dando placer.

 Mientras seguía comiendo su coño y ensalivando su agujerito, fui metiendo mis dedos en su culo. Dilatando poco a poco aquello que para mí muchas veces era algo prohibido porque ella no me dejaba hacerle nada por ahí. Cada vez se le veía más excitada. Gemía y gritaba de placer como una poseída. Nunca en todos los años que llevábamos juntos, había estado en ese nivel de excitación. De repente empezó a correrse y a gritarlo en alto: Me corro, me corro en tu boca y seguidamente decía el nombre del chico…

 Deciros que ella es multiorgásmica y cuando se corrió yo ya estaba con una erección otra vez. Ella sin decir nada y aún con la venda en los ojos, empezó a pedirme que le follara el culo. Se puso a cuatro patas, ella misma ensalivaba una de sus manos y se dilataba aún más aquel agujero que yo deseaba penetrar. Me gritaba: fóllame el culo, fóllame el culo que es solo para ti porque a mi marido no le dejo ni que me lo toque.

 Poco a poco empecé a introducir mi miembro en su culo. Empecé muy despacio para no hacerle daño, pero de pronto fue ella quien empezó a moverse para que toda mi polla entrara de golpe en su trasero. Empezó a moverse cada vez más y más rápido. Su nivel de excitación era espectacular. Sus jadeos y sus gritos creo que se podrían oír en medio hotel. Gritaba fóllame el culo y seguidamente el nombre del chico de la tasca. Con una mano se frotaba su clítoris mientras yo le daba nalgadas y agarraba sus pechos mientras me la follaba.

 Empezó a gritar... Me corro, me corro... dame toda tu leche... Yo cada vez la embestía más y más fuerte, ella jadeaba de placer... De pronto, saqué mi polla y ella se giró rápidamente... córrete en mi cara y en mis tetas, me gritaba. No pude contenerme más y solté toda mi corrida donde ella me solicitaba... Cuando terminé me dejé caer sobre la cama y ella soltó un enorme suspiro diciendo: ha sido el mejor polvo de mi vida. Le pregunté: ¿te hubiese gustado que fuera él quien te hubiese follado? Ella se quedó callada por un rato y después me dijo: para serte sincera mientras me lo hacías y yo tenía los ojos vendados, para mí era él quien me estaba follando, pero para responderte correctamente a tu pregunta te diré que sí, que me hubiese gustado que hubiese sido él.

 CONTINUARÁ... Email.

 

 

 

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