.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Novatos de Canarias (3)".

 

 Siguiendo con el relato anterior, nos encontrábamos en Madrid una mañana de domingo y acabábamos de follar como locos mientras mi mujer no se quitaba de la cabeza al chico de la tasca.

 Bajamos a desayunar a la cafetería del hotel y charlamos sobre lo sucedido la noche anterior y lo excitante que había sido sobre todo para mi mujer. Nosotros regresábamos a Canarias esa misma tarde, así que no nos quedaba tiempo para mucho. Le pedí a mi mujer que llamara al chico de la tasca, al menos para ver cuál sería su reacción y si quería que le invitase a almorzar antes de irnos al aeropuerto, algo a lo que ella se negó.

 Salimos de la cafetería y nos metimos en el ascensor rumbo a nuestra habitación. Una vez que se cerró la puerta del ascensor, ella empezó a besarme apasionadamente. A pesar de todo seguía muy excitada por la situación, se le veía en la cara.

 Llegamos a la habitación y empezamos a preparar las maletas, ella se recostó en la cama y por un rato no decía ni una sola palabra y de repente me soltó: ¿de verdad quieres que llame al chico de la tasca? Podéis imaginar mi cara de asombro al escuchar esa pregunta, mi respuesta fue contundente: sí, lo estoy deseando.

 Sin pensarlo dos veces, ella cogió su móvil y llamó al chico. Se le veía nerviosa, muy nerviosa. Pero su llamada no tuvo respuesta. Soltó el móvil en la cama y me dijo: nada, te quedas con las ganas y soltó una leve carcajada.

 No habían pasado tres minutos y sonó el teléfono de ella, era el chico que le estaba devolviendo la llamada, ella me miró, yo le hice una seña para que descolgara y le dije: pon el manos libres, se sentó en la cama y respondió con un suave ¿Hola?

 El chico le dijo: Tengo una llamada perdida tuya, ¿pasó algo? Ella me miraba, no sabía qué decirle, estaba muy nerviosa. Con voz un tanto susurrante le dijo: nada, que estoy aquí sola en la habitación, aburrida, esperando a mi marido que ha bajado a la cafetería y se me ocurrió llamarte. Quería pedirte disculpas por lo de anoche, por estar tan cansada y no invitarte a la copa que te ofreció mi marido.

 Él le respondió que no se preocupara por eso y seguidamente le dijo: ¿Puedo hacerte una pregunta? ¿anoche pasó algo o fue todo imaginación mía? Ella con una voz entrecortada le respondió: no sé a qué te refieres... Él continuó: pues que anoche no bailabas de forma normal conmigo y luego en el coche creo que querías mostrarme algo que pude adivinar por el espejo retrovisor. Ella soltó una carcajada nerviosa y le dijo: a mí la bebida me da por ahí, por quitarme las bragas... y soltó otra carcajada.

 Llegados a ese momento yo le quité los pantalones y las braguitas que llevaba y empecé a acariciarle su coño, que estaba empapado. El chico de la tasca le dijo que en cuanto había llegado a su casa se había masturbado pensando en ella y mirando la foto que ella tenía en el perfil del Whatssap. Ella le respondió que eso le habría gustado verlo y le dijo que me había hecho una buena mamada esa noche mientras pensaba que era su polla y no la mía.

 Yo empecé a meter mis dedos en su dilatado y caliente coño y ella no pudo evitar dar un gemido. Él le preguntó: ¿Qué haces? Y ella le dijo: haciendo lo mismo que tú hiciste anoche, masturbarme pensando en ti mientras escucho tu voz.

 Él empezó a decirle todo lo que le gustaría hacerle, que quería que ella le cabalgara porque tenía pinta de ser una mujer muy caliente. Ella gemía cada vez más y más alto, yo seguía masturbándola con una mano y con la otra me masturbaba yo. Quería que le dijera que viniera a follarla, me volvía loco porque se lo pidiera, pero ella era quien controlaba la situación. Ellos se decían cosas, se estaban follando virtualmente hasta que él jadeó y le dijo que estaba eyaculando. Ella le dijo: dámela en la boca, la quiero toda en la boca, qué pena que me tenga que ir en un par de horas, pero te prometo que cuando vuelva, quedaremos tú y yo mientras mi marido esté trabajando.

 Al escuchar eso, reconozco que me sentí un poco frustrado, eso no era lo que yo quería, lo que yo deseaba era verla follar con otro pero delante de mí, follárnosla los dos. Pero ella estaba prometiéndole una cita a solas para ellos dos y le estaba dando a entender al chico que todo sería a mis espaldas y que no me podía enterar. Yo fui perdiendo la erección y en parte la excitación porque mi mente ahora estaba en esa futura cita que ella estaba proponiendo y de la cual yo no sería partícipe. Ella al darse cuenta de la situación le dijo: Te tengo que dejar ya porque oigo pasos, mi marido está llegando.

 Sin decir nada más, colgó, soltó el teléfono. Me ayudó a reincorporarme delante de ella y comenzó a hacerme la mejor de las mamadas que me había hecho nunca, cerraba los ojos y me llamaba por su nombre, por el nombre del chico de la tasca. Era mi polla la que tenía en su boca y en sus manos, pero en su mente, ella le estaba mamando la polla al chico y no a mí. Me corrí en su boca, ella tragó todo mi semen sin dejar ni gota y después se tumbó en el centro de la cama completamente abierta de piernas y me dijo: hazme correr como a una verdadera zorra.

 CONTINUARÁ... Email.

 

 

 

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