Hace
4 años conocí a la que hasta hace poco era mi novia, una bonita chica
de Burgos de 25 años de edad.
Desde el
principio todo fue muy muy bonito, nos teníamos en palmitas siempre
pendientes el uno del otro, dándonos besos, ella era muy cariñosa
conmigo y siempre trataba de sorprenderme con alguna sorpresita...
Estábamos
muy enamorados, yo estaba como loco por hacerla feliz, hasta que un día
me entero por un amigo que la habían visto enrollándose con otro chico.
No me lo
podía creer, estábamos tan enamorados que eso era imposible y no le
hice caso. Pasó otro año y por otro lado me dijeron que la habían visto
con nosequien.
En ese
momento empecé ya a preocuparme y a indagar en el asunto, comencé a
seguirla y descubrí que prácticamente una vez por semana se citaba con
chicos casi siempre diferentes y se iban a algún hotel.
Aquello fue
horrible para mí, en silencio sufrí mucho, no me podía creer que mi
amor estuviese siendo tan hipócrita conmigo, me decía que solo pensaba
en mí...
Comencé a
buscar pruebas en el ordenador y descubrí que los chicos con los que se
citaba los conocía por Internet y luego se iban para tener sexo.
Como la
quería tanto no le dije nada, pero intenté tenerla más controlada. Al
principio lo conseguí, pero lo que en realidad conseguí es que según
ella el cabrón de su jefe no le diese vacaciones este año, en fin... En
realidad lo que realmente sucedió es que se fue de vacaciones 2 semanas
"por trabajo" con un amante con el que había repetido muchísimas veces.
Finalmente nos casamos a petición mía, pensé que con eso se olvidaría de
esos caprichos de juventud. Aún recuerdo su cara cuando la pedí
matrimonio, era la mujer más feliz del mundo, comenzó a besarme, a
llamarme amor, cariño, te quiero mi vida, etc etc.
A eso de llevar 6 meses de recién casados, pude comprobar que volvió a las
andadas. ¡6 meses de fidelidad!. Ella, no obstante, seguía tratándome
como a un rey, siempre pendiente de mí, dándome todo tipo de caprichos
y diciéndome todas las noches todo lo que me quería mientras conciliaba
el sueño abrazándome.
Finalmente, ya loco de celos, no pude aguantar más y la dije que ¡porque
me estaba siendo infiel!. Ella puso cara de sorpresa y lo negó con cara
de incredulidad, llorando por mi desconfianza. Soy tan tonto que la
consolé para que no llorara más.
A la mañana
siguiente me sentí un idiota y pensé que tenía que buscar pruebas
contundentes, por si yo estaba equivocado (imposible, tenía 1000
pruebas), pero como la quería...
Instalé en mi casa una microcámara para espiarla y me tomé un fin de
semana para ir a "un supuesto congreso". ¡En que hora!, a la vuelta del
fin de semana comprobé lo que había grabado y sentí un grado de
humillación que jamás había sentido, algo me quemaba por dentro.
En el video
se la veía con dos chicos en NUESTRA cama, chupándosela a los dos a la
vez, dejándose dar por el culo (a mi no me deja), bebiendo su semen,
follando el trasero a los dos chicos a la vez con sus manos,
chupándoselo, les dejaba que se la follasen sin condón (a mi no me
deja)...
Incluso se
quitó la alianza y se la puso a uno de sus amantes mientras lo hacían,
etc... Una auténtica desleal, nada de lo que yo pensaba de la que había
sido mi ángel. En aquel momento me quería morir, comencé a llorar de
pura impotencia y desesperación.
Finalmente tomé fuerzas y le conté lo que había grabado el fin de semana y
que ya no me lo podía negar más. Claro, ante aquellas pruebas tuvo que
reconocerlo.
La dejé,
pero al mes no podía vivir sin ella, la quería demasiado... Por otro
lado, ella me llamaba para que volviese, que se sentía muy sola, que me
amaba, y finalmente, volvimos juntos.
Hablamos
mucho del tema y ella dice que no puede cambiar, que es lo que más le
gusta en la vida. Me pedía que fuese más tolerante, que se lo
permitiese y que no le diese tanta importancia.
Dado que la
quiero tanto, al final, aunque con recelo, accedí, siempre y cuando no
fuese a escondidas, a lo que ella aceptó.
Ahora casi
todas las semanas se lleva a alguien a nuestra casa, a veces dos, y les
hace todo lo que quiere. Al principio no podía evitar llorar mientras
lo hacía con sus amantes, pero poco a poco me he ido acostumbrando y
ahora cada vez que lo hace tengo una mezcla de sensaciones, en parte
rabia y ganas de llorar, me siento muy humillado y en otra parte me
siento muy excitado de verla disfrutar con otros machos (como ella
dice), aunque la verdad es que el sentimiento de humillación puede con
el de excitación.
Al
principio, hacía el amor con ellos, pero se medio-comportaba por mi
presencia, me dejaba estar para controlar lo que estaba pasando, me
hacía sentirme mejor, pero actualmente la mayoría de las veces no me
deja estar porque dice que quiere intimidad, incluso se que ha
practicado lluvia dorada con sus amantes en nuestro baño.
En alguna
ocasión he podido comprobar que también la gustan las mujeres, pues se
ha llevado alguna a nuestra casa. A veces me da tantísima rabia que me
gustaría hacerle lo mismo para que vea por lo que estoy pasando, pero
no puedo, sigo sintiendo que es mi niña, mi amor, y no tengo fuerzas
para hacerlo y quizás perderla (pues aunque sea injusto, se que a ella
la haría daño que la fuese infiel).
A veces la escucho reírse con ellos, otras gemir de gusto, y lo peor para
mí es escucharla dar besos a sus amantes... Yo me retuerzo pensando si
los prefiere a ellos antes que a mí.
En ocasiones, pocas, con alguno de los fijos cuando terminan se van al
salón a ver la tele y ella se les abraza y no para de darles besitos
hasta que ellos se marchan o se vuelven a la cama para pasar la noche
juntos. Y mientras tanto, tengo que permanecer calladito en la otra
habitación.
Muchas
veces cuando se marchan y no está muy cansada nos vamos a la cama y
volvemos a hacer el amor.
Llevamos 2
años casados y el verano pasado se marchó de vacaciones todo el verano
con su "amante preferido" al caribe con mi consentimiento. Ahora paso
la mitad de mi vida medio excitado pensando con qué hombres pueda estar
disfrutando mi mujer. Sufriendo y disfrutando y todo porque la quiero y
no deseo perderla de mi lado.
Si pudiese elegir, la elegiría solo para mí, pero lo cierto es que no sé
si por masoquismo me da un extraño morbo saber que esta follando con
otros y no puedo dejarla, la quiero demasiado. Adoro su cuerpo.
Hace unos meses me planteó la posibilidad de que uno de sus amantes se
viniese a vivir a nuestra casa. Yo le dije rotundamente que no. Hace
dos días me lo volvió a plantear. No sé si debo darle el gusto para que
no me deje o si debería repetirle que no.
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