.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Mi novia disfrutando de nuestro amigo maduro (1)".

 

 Os pongo en antecedentes. Eva, 32 años, morena, pelo corto, bajita (1.60), con algún kilo de más, buenas tetas (95 de talla) y culo firme. Yo, 33 años, un poco más alto, con vello, dotación normal.

 Desde el comienzo, las relaciones sexuales fueron muy buenas, intensas, y a los dos meses ya me había dejado follarle el culito por primera vez. Fantaseábamos, morboseábamos, lo hicimos en la playa (dentro del agua, y con gente alrededor), en otros sitios públicos... Y poco a poco, cuando follábamos, yo añadía en algún momento si no le gustaría tener otra polla en la boca, y ella decía que sí. Así que comenzamos a hablar en serio del tema, y decidimos que por qué no. Que bien podía ser un trío, bien un intercambio... Pero al final sólo se quedaba en conversaciones, sin nada más.

 Y llegaron las vacaciones de verano. Como no queríamos gastar mucho, una pareja amiga de la familia de ella, argentinos los dos (él, Néstor, 64 años; ella, Cristina, 60), nos dijeron que si queríamos ir con ellos a Benidorm, que iban a un hotel económico y que así podríamos repartir gastos de gasolina, etc. Al no tener otros planes pensados, nos animamos a ir con ellos.

 Llegamos un lunes al mediodía, teníamos habitaciones en la misma planta, decidimos comer por allí y luego ir a la playa. Hicimos eso, y por la noche cenamos en el hotel y nos fuimos al paseo marítimo por la noche, y fin del día.

 El día siguiente decidimos aprovecharlo en la playa, y nada más desayunar, allá nos fuimos. Como las mujeres iban a quedarse tomando el sol y Néstor prefería leer, yo decidí ir a dar un paseo. Al regresar, quise darme un baño y Eva se metió conmigo. Cuando estábamos en ello, Eva me dice que Néstor es un poco picarón, y yo le pregunto por qué, y me dice que porque ella les había dicho a ellos que si podían darle crema en la espalda, y que él se había ofrecido, y aprovechó ese momento para darle la crema como si la estuviera masajeando, y que le había pasado las manos cerca del culo. Yo le dije que no le diera importancia, y para quitarle hierro, añadí: Anda, que si lo que quiere es follarte, jeje. Eva sonrió, y dijo que él podía ser su padre, entonces yo le dije que probara más tarde a ver si él repetía la acción.

 Y así lo hizo. Yo seguía en el agua, ella les pidió que le dieran crema y él volvió a hacerlo, y esta vez me dijo Eva que él se había acercado peligrosamente a su entrepierna. Entonces le dije que a buen seguro él quería follársela, ella no lo tenía muy claro pero teniendo en cuenta lo que había pasado no andaba muy desencaminado. Esa noche había baile en la disco del hotel, y en un momento en que estábamos bailando cada uno con su pareja, Néstor nos pidió que si cambiábamos de pareja de baile, y lo hicimos. Cristina es una mujer normalita, rubia, delgada, con poco pecho, y a mí no me atraía nada, así que bailamos sin problema alguno mientras Eva y Néstor hacían lo propio, o eso creía yo, porque cuando llegamos a la habitación Eva me dijo que Néstor le había dicho que estaba guapísima, que se le había arrimado algo más de lo normal y que había notado que estaba empalmado, y además entre baile y baile le había rozado el culo varias veces con la mano.

 Entonces yo le dije si poníamos fin a esta situación o si seguíamos el juego hasta ver dónde llegaba. Ella dudaba por tratarse de un hombre tan mayor y de la amistad que les unía a su familia, pero al mismo tiempo decía que se conservaba muy bien (1,95 de argentino, con un cuerpo bien cuidado) y que, puestos a probar por primera vez, tal vez era mejor con alguien de confianza. Nos echamos unas risas pensando en que si sucedía algo, qué pasaría con Cristina, y después echamos un polvo increíble.

 Al tercer día (íbamos a estar cinco), cuando nos levantamos, decidimos dar un paso más para ver hasta dónde quería llegar Néstor, así que cuando fuimos a la playa le dije a Cristina que si nos íbamos a dar una vuelta, ella aceptó, paseamos charlando de todo un poco, y a nuestro regreso, y como el día anterior, le dije a Eva que si nos bañábamos. Cuando estábamos en el agua, me dijo que, esta vez, al darle crema, él había metido un dedo por debajo de la parte de abajo de su bikini, y como ella no había dicho nada, lo había repetido varias veces. Entonces, al darse la vuelta, Eva se quitó la parte de arriba y él le dijo que tenía un cuerpo precioso, a lo que ella le dio las gracias y comenzó a darse crema en las tetas, viendo como a él le crecía el bulto en el bañador. Le pregunté a Eva si estaba dispuesta a seguir adelante, y ella dijo que sí, que ya le daba mucho morbo imaginarse follando con él, así que decidimos esperar a ver qué pasaba esa noche en el baile.

 Ya en el baile, por la noche, volvimos a bailar cada uno con su pareja hasta que cambiamos, y vi cómo esta vez era Eva la que se pegaba a Néstor. Entonces, como sentía curiosidad acerca de lo que pensaba o sabía Cristina, le señalé cómo bailaban los dos y me dijo que a él, Eva siempre le había parecido una chica muy linda. Cuando cambiamos de nuevo de pareja, Eva me dijo que, cuando se habían juntado más de lo normal, él había sido muy directo y le había pedido perdón por estar como estaba (tan empalmado), pero que era imposible no estarlo bailando con una mujer tan hermosa. Le dije a Eva que hiciera lo posible por llevarse a Cristina al baño o a otro lugar que quería hablar yo con Néstor, y cuando lo hizo, como me fijé de qué manera le miraba él a Eva, directamente le dije: Está guapa Eva, ¿verdad?. Él me contestó que mucho, y que yo era muy afortunado, entonces no me lo pensé más y le pregunté si le gustaría acostarse con ella. Él me miró extrañado, y tras dudar un instante, pasó de decirme que no muy tímidamente a decirme que eso sin duda sería un placer. Así fue como yo le dije entonces que, viendo lo que había pasado en los dos días anteriores, habíamos hablado de ello, y que a ninguno de los dos nos importaría que él se acostara con ella, pero que no sabíamos qué pasaba con Cristina.

 Y ahí me sorprendió, pues me dijo que Cristina y él habían practicado tríos e intercambios tiempo atrás, y aunque ahora hacía tiempo que no hacían nada, habían hablado de cuánto les gustaría hacer un trío con Eva, o al menos que Néstor se la follara, pues nunca hubieran imaginado que a nosotros nos gustase. Yo le conté que sería nuestra primera vez, y eso a él le encantó, así que cuando ellas llegaron, comentamos el asunto con más naturalidad, y así estuvimos hasta que Néstor le preguntó a Eva si le gustaría subir con él a la habitación, y que si me importaría que nosotros lo hiciéramos algunos minutos después.

 A Eva no le importó y a mí tampoco, y me quedé con Cristina hablando de todo un poco, aunque más de sexo que de otra cosa, hasta que unos 25 minutos después decidimos subir. Estaban en la habitación de ellos, y cuando Cristina abrió la puerta, la escena no podía ser más morbosa. Néstor, un tiarrón altísimo, con su pecho velludo de color blanco, sus canas... estaba follando increíblemente duro a mi novia, muy pequeñita en relación a él. Estaban de cara a la puerta, encima de la cama, Eva a cuatro patas y él, desde atrás, follándola de una manera que hacía temblar la cama, bambolear sus tetas de un modo increíble, y haciéndole berrear a ella como nunca la había oído (a eso ayudaba que él tenía un pollón de 20 cms. y muy gordo).

 Yo le pregunté a él si estaba disfrutando, él respondió que como nunca, y me acerqué a darle un morreo a Eva que sólo acertó a decirme que la estaba partiendo en dos y que estaba gozando como una perra en celo. Entonces Cristina se acercó a su marido y se comieron la boca mientras él empezaba a magrearla, con lo que yo me comencé a desnudar y ella hizo lo propio. Aunque era muy normalita físicamente, Cristina resultó ser una auténtica viciosa, porque se acercó a mí, me dijo que por qué no dejábamos a la parejita seguir follando solos de momento, me sentó en una butaca y me dijo que contemplara el espectáculo, momento en el que se agachó y comenzó a hacerme una de las mejores mamadas de mi vida mientras yo disfrutaba cómo, ahora, Néstor había tumbado a Eva en la cama, la había abierto bien de piernas con sus manazas, y le clavaba su pollón hasta el fondo, haciendo que ella continuara gritando.

 Cuando Cristina estaba a punto de hacerme correr, le hice ponerse en pie, le comí las tetitas un buen rato mientras le masturbaba, y cuando ya la noté muy caliente hice que se sentara sobre mi polla, pero dándome la espalda, para que ella también disfrutara del espectáculo de Néstor y Eva, que seguían follando sin parar, hasta que se detuvieron para tomarse un respiro, momento en que aquello se convirtió en una cama redonda, pero por decisión de Néstor y Cristina, querían darnos las gracias haciendo que aquella fuera la noche de Eva, con lo que se pusieron manos a la obra con ella, y mientras yo le daba de mamar, Néstor le comía las tetas y Cristina le hizo una comida de coño increíble, haciendo que Eva se corriera desesperadamente. Hecho esto, yo me tumbé boca arriba, Eva me cabalgó mientras Cristina ponía su coño en mi boca, y así ellas dos podían magrearse sin problema, al tiempo que Néstor se puso de pie en la cama y puso su polla entre las dos, y la devoraron sin descanso.

 Néstor estaba a punto de correrse, y así nos lo hizo saber, así que le preguntó a Eva si quería su leche y dónde, y ella dijo que la quería en su cara, con lo que tumbamos a Eva de nuevo, y él comenzó a follarle la boca, haciéndole atragantarse un par de veces (pero Eva no se detenía), mientras Cristina le comía una teta, yo la otra, y con nuestras manos la masturbábamos. Así llegó al orgasmo justo cuando Néstor dio un bufido y descargó tal cantidad de leche que le rebosaba por la boca a Eva.

 Tras tomarnos un respiro, y hablar de lo que habíamos disfrutado, Cristina dijo que quería más ración de polla, así que me la follé en varias posturas hasta que, al igual que había hecho Néstor con Eva, terminé llenándole su boca con mi corrida.

 Comentado todo lo ocurrido, nosotros volvimos a nuestra habitación, donde nos abrazamos con pasión y nos alegramos de haber acertado, y los dos siguientes días se convirtieron en una sucesión de momentos morbosos que otro día relataré. Email.

 

 

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