Hola,
hace poco tiempo os conté la historia (de título "Mi
novia disfrutando de nuestro amigo maduro") de cómo mi novia
y yo (Eva y Juan, 32 y 33 años) nos iniciamos en el intercambio de
parejas, en concreto con una pareja de amigos maduros (Néstor y
Cristina, 64 y 60 años) durante un viaje a Benidorm.
Tras este comienzo en el mundo liberal de la mano de nuestros amigos, el
disfrute fue en aumento. Quedábamos con ellos casi semanalmente, y
convertimos nuestra vida en una carrusel de vicio y morbo. Eva comenzó
a tener ganas de follar sin descanso, y nuestros encuentros a solas
resultaban explosivos, explosión que se multiplicaba por cien cuando
nos juntábamos con Néstor y Cristina, con la que Eva también descubrió
su lado bisexual, por no hablar de lo que experimentó cuando probó la
doble penetración por primera vez, algo que fuimos repitiendo casi en
cada encuentro.
Pasados unos meses, una noche, después de otra sesión de morbo sin
límites, nuestros amigos nos dijeron que querían proponernos algo. Nos
comentaron que tenían un grupo de amigos, argentinos como ellos, con
los que, de cuando en cuando, solían reunirse para montar viciosas
sesiones de sexo en grupo. La particularidad de esta propuesta residía
en que sus amigos eran todos hombres, y cuando se reunían era porque
alguno de ellos tenía alguna nueva amiga morbosa, y entre todos, y con
esa mujer (y Cristina) como plato fuerte, pasaban una tarde noche (a
veces, incluso un fin de semana) de placer.
En definitiva, lo que nos proponían era pasar una tarde-noche de Sábado
(o, incluso, quedarnos hasta el Domingo) en el chalet de uno de estos
amigos, junto con tres o cuatro más, y que Eva disfrutase de lo que era
un gangbang y el sexo en grupo de verdad. Nos dijeron que todos sus
amigos estaban bien cuidados, que eran de edades similares a las suyas,
y que, como les habían hablado de nosotros, estaban deseando
conocernos.
Eva y yo escuchamos la propuesta atentamente, y según nos iban contando,
yo me puse muy excitado, cosa que a todos les hizo gracia, momento en
que Néstor dijo:
- Creo que no hace falta saber lo que opina Juan.
Entre mi estado de excitación, risas y unas copas de vino, seguimos
hablando de ello los cuatro esperando a que Eva diese su parecer, hasta
que dijo que sí, que por qué no probar algo así. Todos (especialmente
yo) nos pusimos muy contentos, y lo celebramos volviendo a follar esa
noche los cuatro a lo grande, y ya le decíamos a Eva que se imaginase
con tres o cuatro pollas más para ella sola.
Quedamos en concretar el día, y no pasaron 48 horas cuando Néstor me llamó
y me dijo que, tras habérselo comentado a sus amigos, éstos se habían
puesto muy contentos y habían organizado una jornada de asado en el
mencionado chalet el fin de semana siguiente. Yo se lo comenté a Eva,
quien no puso problema alguno, lo único que les hicimos saber es que
nosotros trabajábamos ese Sábado hasta las 16 horas, y que iríamos
cuando termináramos. Néstor me dijo que ningún problema, que me daría
la dirección y que ellos estarían allí.
Los días previos fueron muy excitantes, el sexo con Eva fue increíble, y
cuando llegó el Sábado por la mañana, ambos estábamos muy calientes.
Fuimos a trabajar (lo hacemos, aunque en departamentos diferentes, en
el mismo centro comercial), y quedamos en que saldríamos lo antes
posible, con lo que no nos cambiaríamos de ropa. Cuando llegaron las
16.05 horas, ya estábamos rumbo a Brunete, localidad donde Luis, el
amigo de Néstor, tenía el chalet. Les avisamos de que íbamos de camino,
y durante el mismo Eva y yo nos fuimos metiendo mano. Ella me confesó
que estaba nerviosa pero muy excitada, algo que pude notar cuando
introduje mi mando por debajo de su pantalón y noté su tanga
empapado...
Entre juegos, a las 16.40 llegamos al chalet. Era un chalet de una única
planta, con garaje, jardín y piscina en la parte trasera. Llamamos al
timbre, y enseguida vino Cristina a abrirnos, y nos hizo pasar atrás,
donde estaban los hombres, diciéndonos que estaban hambrientos de
hembra... Cuando llegamos, allí estaban, además de Néstor: Luis, el
dueño del chalet, un hombre de características similares a Néstor
(alto, fuerte tirando a gordo, bien parecido), aunque mayor que él
(luego nos enteramos que tenía 70 años recién cumplidos, aunque no los
aparentaba); Carlos, 55 años, de estatura parecida a la mía, pelo
corto, delgado; Alfredo, 59 años, un hombre de larga melena y tatuajes;
y Guillermo, de 67 años, alto, muy gordo pero ágil. Todos vestían
camisetas y pantalones cortos, y cuando vieron a Eva sonrieron y,
haciendo las presentaciones de rigor, la besaron educadamente para
después preguntarnos por el viaje, etc., así como para invitarnos a
compartir el mate que en esos momentos disfrutaban.
Aceptamos encantados, pero Cristina dijo que antes teníamos que ponernos
cómodos (habíamos llevado ropa para ello, puesto que estábamos bien
avanzada la primavera), así que pasamos dentro la casa atravesando el
salón y mientras me indicó a mí un baño donde cambiarme, se llevó a Eva
a la que sería nuestra habitación (aún no sabíamos si nos quedaríamos
esa noche allí) para que también se cambiara.
Yo terminé, y salí, y cuando lo estaba haciendo por la puerta del salón
hacia el jardín donde estaban los hombres, vi que todos miraban hacia
detrás de mí absortos, algo que yo no entendí hasta que me giré y vi
que Eva venía con Cristina, pero mi novia lo hacía completamente
desnuda... Yo me llegué hasta los hombres sin dejar de mirar a Eva,
hasta que Cristina dijo:
- Pensé que, ya que le iba a durar poco el bikini puesto, y dado que todos
están hambrientos, qué mejor que sorprenderles con el regalo de esta
preciosa mujer directamente desnuda, ¿qué les parece?
Todos agradecieron el regalo, pero ninguno se movía, hasta que Cristina
les instó:
- ¿A qué están esperando? Es toda suya.
Eva me miraba lascivamente mientras esos hombres dejaban sus copas de mate
en una mesita y se acercaron a ella mientras le decían que era preciosa
y que nunca iba a olvidar ese día. Ya pegados a ella, no tardaron en
comenzar a comerle la boca, acariciarla, magrearla, jugar con sus
tetas, comerle la boca, jugar con sus dedos en el coño... Se dieron
cuenta que Eva ya estaba muy caliente, y eso les encendió mucho más
mientras ella solo gemía y les tocaba el paquete por encima de sus
pantalones.
Enseguida, Luis se desnudó, dejando a la vista un pollón increíble, largo,
muy grueso, con los huevos como pelotas de tenis, y ya babeante; el
resto de amigos tampoco tenían mala herramienta, la más parecida a la
mía (de tamaño normal) era de la Alfredo, pero tanto Guillermo como
Carlos calzaban unos miembros tan respetables como el de Néstor (que,
como comenté en el primer relato, es bastante grueso). Eva agarraba
todas alternativamente mientras ellos continuaban sobándola y
comiéndola a su gusto, mordiendo sus pezones y masturbándola mientras
no dejaban de comerle la boca, y esto fue así hasta que Luis (que
parecía llevar la voz cantante) le dijo a Eva:
- De rodillas, zorrita, es hora de mamar.
Me sorprendió comprobar cómo esa orden dada de modo tan tajante hizo
efecto inmediato en Eva, que se agachó y comenzó el festival de
mamadas. Néstor se iba sumando de vez en cuando, pues quería dejar tan
preciado regalo a sus amigos, y cuando se apartaba se acercaba a
nosotros (donde Cristina también se había desnudado y nos magreábamos
sin perder de vista a mi novia y los hombres) para disfrutar de cómo
Eva mamaba sin descanso una polla tras otra mientras pajeaba una o dos
de las demás y ellos le apretaban las tetas o se agachaban para tocarle
el coño empapado. Algunos se limitaban a dejarse mamar, y otros, como
Carlos y, sobre todo, Luis, le agarraban del pelo y le follaban duro la
boca, haciéndole atragantar pero sin darle respiro a Eva, quien de
inmediato se lanzaba o la lanzaban a otra polla para poner a todas bien
firmes, mientras ellos le decían una mezcla de palabras dulces y
guarradas que eran de lo más morboso.
Así estuvieron largo rato, hasta que Carlos dijo que estaba deseando
follársela, así que la hizo ponerse a cuatro patas y, tras frotar su
polla en su coño, se la clavó hasta dentro de un golpe, algo que hizo
gritar a Eva de placer, grito que inmediatamente quedó ahogado con la
polla de Alfredo, quien le siguió dando de mamar mientras que Luis y
Guillermo, cada uno a un lado de ella, le agarraban las tetas y Néstor,
que se había vuelto a unir a la fiesta, se puso debajo de ella para
comerle el coño cuando la embestida de Carlos lo permitía.
En esta misma postura fueron intercambiando posiciones entre todos, hasta
que, cuando le tocó el turno a Luis, mientras se la follaba comenzó a
jugar con dos de sus dedos en el culito de Eva, algo que ella notó
positivamente porque comenzó a moverlo en círculos, momento en que
Néstor dijo:
- Creo que necesita un rabo en su lindo orto, querido Luis.
-
Estoy convencido, Néstor, pues no habrá que hacerse esperar -respondió
Luis.
Y, sin más dilación, Luis apuntó su enorme pollón al culo de mi novia y,
primero suave y después de un solo golpe, metió sus más de 20 cms. en
el trasero de Eva. Ella le pedía que fuera despacio, pero cuanto más
"suplicaba", menos caso se le hacía, y así fue hasta que la súplica de
dolor dio paso a la de placer, cuando Eva comenzó a decir, con la boca
llena de polla, que le estaba partiendo de placer, mientras ellos
seguían llamándola puta, zorra, y le decían que iba a gozar como nunca.
Cuando entendió que ya era bastante, Luis sacó su rabazo del culo de Eva,
y le dijo a Alfredo que se tumbase en el césped con la polla apuntando
al cielo. Así lo hizo, y entonces entre Luis y Néstor cogieron a mi
novia cada uno de un brazo y le hicieron bajar muy despacio con su culo
sobre la polla de Alfredo, haciendo que entrase poco a poco en ella.
Eva sólo gemía y disfrutaba, hasta que se clavó entera la polla de
Alfredo en su culo, comenzando a cabalgarla mientras los demás le daban
las suyas de mamar, le comían la boca o le mordían los pezones.
Fue entonces cuando Alfredo echó el cuerpo de Eva hacia atrás, cogiéndola
de las tetas, dejándola expuesta para que cualquiera de aquellos
hombres le follasen el coño a la vez que él seguía taladrando su culo.
No tardó Carlos en ser el primero en comenzar a compartir con Alfredo
una doble penetración que dejó de ser doble para ser triple, puesto
que, encorvada como estaba, Luis le puso el rabo en la boca a Eva, y
Néstor y Guillermo hicieron que les cogiera las pollas, cada uno por su
lado.
Aquello era increíble, Cristina y yo estábamos extasiados viendo cómo
aquellos cinco maduros hombres estaban haciendo de mi novia una muñeca
en sus manos. Así pasaron muchos minutos, en los que no sólo cambiaron
de agujero entre ellos, sino que lo hicieron de postura, haciendo que
Eva cabalgase al que estaba tumbado en el suelo mientras otro le
follaba el culo desde atrás, y siempre haciendo que en su boca tampoco
faltase una polla que la hiciese callar.
Más de una hora y media había pasado desde que todo comenzara, y alguno de
ellos comenzó a anunciar que estaba próxima su corrida, así que Luis
dijo que, como traca final, lo mejor sería que todos llenasen la boca
de Eva con su leche, pero antes quería hacer otra cosa, así que
pusieron a mi novia tumbada boca arriba en el césped y Luis volvió a
meterle su pollón hasta dentro mientras ella le comía la polla a otro
de ellos, y pajeaba las de los demás. Así estuvo hasta que Guillermo
anunció que se corría, con lo que, como al principio, hicieron poner a
Eva de rodillas, la rodearon con sus rabos y comenzaron a descargar su
leche en su boca y en su cara, embadurnándola por completo mientras
ella no dejaba de relamerse y tragar. Así vaciaron todos sus pollas
hasta que Luis, el último que quedaba, lo hizo después de coger la
cabeza de mi novia y hacerle tragar su rabo hasta la garganta,
follándosela hasta que, sin sacársela, comenzó a gritar diciendo:
- Me corro, puta, trágate toda mi leche y no dejes caer ni una gota.
De repente, Eva dio un espasmo y él se erizó mientras decía que se corría,
y vimos cómo la leche de Luis rebosaba los labios de Eva, quien no
dejaba de tragar y mamar, hasta que Luis se retiró satisfecho y le
pidió, para terminar (de momento, añadió) que dejara todos los rabos
relucientes. Así lo hizo Eva, hasta que, finalizada esta limpieza de
pollas argentinas, llegó el momento de tomarse un respiro y descansar,
y donde todos, empezando por Eva, tenían una cara de felicidad y de
placer increíbles.
El fin de semana en general, y nuestra relación con Luis en particular no
habían hecho más que comenzar, seguiré contándoos más historias que nos
fueron sucediendo.
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