.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Llegando del trabajo".

 

 No había sido una buena noche de trabajo. El turno había terminado y, por fin, llegaba a casa para poder descansar.

 Nada más abrir la puerta vi la mesa del salón llena de platos sucios, restos de la cena, una botella de vino vacía y la botella de champagne que tenía reservada para alguna ocasión especial medio vacía al lado de sus copas correspondientes.

 Me dirigí con sigilo hacia la habitación y sin hacer apenas ruido abrí ligeramente la puerta. Lo justo para poder ver a Ventura durmiendo plácidamente, con los brazos cruzados detrás de la cabeza, al lado de un nuevo amante. El tipo permanecía también dormido, musculoso y contundente en su espacio. Tumbado boca abajo. Descansando tranquilo.

 No era la primera vez que llegaba a casa y encontraba una escena parecida, así que interpreté rápidamente lo que había sucedido la noche anterior. No era difícil.

 Como ya sabía lo que tenía que hacer en estas circunstancias, me dirigí a la habitación de al lado, dejé ambas puertas abiertas y me metí desnudo en la cama de los invitados. Me quedé esperando un rato. No recuerdo cuánto. Creo que incluso llegué a dormirme, pues me despertaron unos besos silenciosos, entrecortados por frases cortas, que venían desde donde la pareja empezaba a despertar.

 - ¿Lo pasaste bien ayer? –oí que preguntaba la voz masculina que, por otra parte, me resultaba algo familiar en ese momento.

 - Muy bien, por los viejos tiempos –respondió Ventura.

 - Así es –volvió a contestar él –por los viejos tiempos…

 ¿Viejos tiempos? Me vino todo a la mente en ese momento. Claro que me resultaba familiar aquella voz. Era la voz de su ex. Muchas veces me había hablado de él, especialmente cuando teníamos relaciones sexuales. Sabía que me excitaba que me contase detalles de cómo se la follaba, cómo la penetraba sin contemplaciones, cómo la llenaba de semen cada vez que tenían ocasión. Solía recrearse en los detalles y los comparaba conmigo. Lógicamente, yo siempre perdía. El pene se me ponía a punto de reventar y Ventura disfrutaba más todavía de la situación.

 Pero una cosa era el recuerdo y la fantasía y otra muy distinta era que aquella noche hubiera sido él el elegido para ocupar mi sitio en la cama. Mis pensamientos se vieron interrumpidos por la voz de Ventura explicándole la situación a su ex:

 - Como te dije ayer, la relación que mantenemos Carlos y yo no es una relación estándar. Tenemos una relación cuckold, que disfrutamos como pareja. Tú eres un excelente follador (a las pruebas me remito) que me folla mucho mejor que él, pero es a Carlos al que quiero a mi lado todos los días.

 - Lo entiendo –dijo él, dejándola continuar.

 - Hace un rato ha llegado Carlos, el cornudo, y se ha acostado en la habitación de al lado. Ahora le llamaré y vendrá aquí con nosotros. Puedes pedirle lo que quieras, te servirá como lo hace conmigo. Si te incomoda la situación, se puede quedar en su habitación escuchando lo que hacemos y no hay ningún problema.

 - Jajajajaja –espetó él – no, no… que venga, que venga… quiero ver eso…

 Fue entonces cuando Ventura por fin se dirigió a mí gritando:

 - ¡Cornudo, ya puedes venir!

 La alegría era enorme. Tenía ganas de ver a mi Ama. Tenía muchas ganas de ella.

 - ¿En qué puedo ayudarla, Ama? –pregunté en cuanto entré en la habitación.

 - Este es Manu, no sé si te acuerdas de él. Ha venido a echarnos una mano con tu cornamenta. Para que te crezcan bien esos cuernecitos tuyos. Para ti será Don Manuel, y le obedecerás de la misma manera que lo haces conmigo. Lo que él diga será como si saliera de mi boca. Lo entiendes, ¿verdad cornudo?.

 - Claro, Ama. –contesté con la cabeza y la mirada baja, como ella me pedía. –quedo a su disposición, Don Manuel –dije dirigiéndome hacia él.

 - Jajajajaja –volvió a reír él, antes de añadir -Había leído sobre estos temas, pero no imaginaba que fueran tan reales.

 Esperé que continuara:

 - Mira, Carlitos o, mejor dicho, mira cornudo, déjame que te explique. Ayer me follé a tu querida mujercita en todas las posturas posibles. Recordando lo guarra que era conmigo hace unos años. Nos hemos pasado la noche jodiendo. Ha gritado tanto que en la próxima junta de vecinos te van a llamar la atención. Se ha enterado toda la comunidad de que me la estaba follando bien follada. Pero claro, ahora tenemos hambre y tenemos que reponer fuerzas. ¿Nos podrías preparar el desayuno?

 - Claro, Don Manuel –respondí servicial.

 Salí hacia atrás de la habitación, sin darles nunca la espalda, y me dirigí hacia la cocina. Por el pasillo oía los cuchicheos de la pareja, sin entender lo que decían, los besos cada vez más sonoros y algunas palmadas que imaginaba serían del culo de Ventura. Llegué a la cocina y preparé un buen desayuno para dos: café abundante, tostadas, mermelada de varios sabores, zumo de naranja, croissants y ensaimadas. Todo convenientemente organizado para que la apariencia fuera aún más deliciosa.

 Dirigí de nuevo mis pasos a la que alguna vez había sido mi cama y ya oía sin reparos los gritos de Ventura y los gruñidos de Manu en cada potente embestida. Lógicamente, la intensidad se fue haciendo mayor a medida que me aproximaba hacia ellos. Hasta que abrí la puerta que permanecía entornada y por fin los pude ver en plena acción. Ventura a cuatro patas con la cabeza empotrada en el cabezal de la cama y Manu cogiéndola fuerte por las caderas y bombeando como una máquina sin parar hacia dentro y hacia fuera. Una potencia y una resistencia fuera del ámbito de la humanidad.

 Y allí estaba yo, con mi bandeja de comida, en la puerta, viendo el espectáculo de la mujer de mis sueños ensartada por un auténtico macho alfa y esperando sin interrumpir a que terminasen y les apeteciese desayunar.

 Tras unos instantes, quizá unos minutos o unas horas, quién sabe, Manu pegó un enorme gritó, que Ventura acompañó en la misma magnitud, y dejó manifiestamente claro que estaba corriéndose en el interior de su coño. Después besos, caricias y suspiros para retomar la respiración.

 - Uffff, gracias cornudo –dijo por fin Ventura mirándome –nos va a venir muy bien ese desayuno, estoy exhausta… ya te había contado como folla Manu…

 - Sí, Ama, ya me lo había contado, pero hacía tiempo que no se veían. Debe de estar siendo una buena mirada al pasado –dije mientras me acercaba con la bandeja, les servía el café y les untaba las tostadas.

 Les pregunté entonces si necesitaban algo más.

 - No cornudo, aquí tengo todo lo que necesito –dijo, entre sonrisas de complicidad, Ventura echándole la mano al paquete de Manu.

 - Jajajajaja –rieron al unísono.

 - Puedes retirarte. –sentenció Manu.

 - Sí, Don Manuel –respondí antes de abandonar la estancia y dirigirme de nuevo a la habitación de invitados.

 La mañana continuó. Volvieron a follar, volvieron a gritar y siguieron dándose placer el uno al otro mientras yo lo oía, encantado, desde la habitación de al lado. Una vez más, Ventura se había vuelto a superar. Email.
 

 

 

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