.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "La historia real de una esposa infiel (1)".

 Nos casamos hace la friolera de 19 años y voy a relatar cómo hemos vivido nuestra vida en armonía.

 Por supuesto no fui virgen al matrimonio.

 Cuando aún estaba interna en un colegio de monjas, salía con dos amigas los fines de semana. Por entonces éramos una ingenuas, pero yo me ponía de "cebo" para que los tíos nos entraran y nos pagaran alguna cerveza (nunca teníamos un duro). Era fácil: una buena minifalda, un poco de cara, y la mejor de las sonrisas…

 En la facultad, después de estar en un internado cuatro años, aprendí mucho sobre lo que los tíos podían ofrecerme. Y también, que siempre hay tíos dispuestos...

 Mi virginidad se la llevó una noche cualquiera Carlos, el novio de mi prima Marisa. Ella y yo habíamos mantenido una relación un tanto especial en nuestra adolescencia y habíamos dado mucho que hablar en el pueblo al que nos íbamos de vacaciones... ya ves, sólo porque nos gustaba meternos mano y besarnos... también por aquel entonces compartimos a un chico. Nos íbamos los tres a callejuelas oscuras y nos besábamos y jugábamos las dos con su polla... en fin.

 Como iba diciendo, Marisa tenía novio y a veces nos veíamos los tres para compartir alguna copa y, claro, ¿por qué no compartir también a su novio? Una noche en que Marisa estaba indispuesta, Carlos y yo nos fuimos de copas y acabamos en un parque un poco borrachillos. Allí, en un banco, me dijo que jugara con su polla disimuladamente... ¿cómo se hace eso disimulando?, jejeje, se la toqué, se la saqué del pantalón (mientras él me manoseaba por todos los lados, parecía un pulpo), se la chupé a conciencia y en un arrebato me quitó las bragas y me hizo que me sentar encima de él, bueno de su polla, me la metió despacio y dulcemente. era una sensación absolutamente nueva, joder que bueno. Apenas llegué a excitarme como para correrme cuando sacó la polla porque él sí se iba a correr y lo hizo encima de sus pantalones. Nos reímos, le besé y me acompañó a casa. Esa fue mi primera follada.

 Cuando llegué a la facultad, ¡dioss!, yo ya sabía que el sexo era mucho más que echarse un novio y follar de vez en cuando. Allí conocí al que hoy es mi marido (cornudo y feliz de serlo). En materia sentimientos me sentía plena, pero en cuanto al sexo quería más. Ambos aprendíamos deprisa, pero se tuvo que ir a terminar los estudios y a trabajar fuera.

 Fue por eso que, antes de casarnos, aún de novios, no me quedó más remedio que seguir explorando yo solita. Le fui infiel varias veces... (ya contaré más despacio) las suficientes como para darme cuenta de que él no me aportaba todo lo que yo necesitaba. Le quería (¡le quiero con locura!), pero el morbo de ponerle los cuernos era superior a mí.

 Cada vez que nos veíamos (prácticamente todos los fines de semana) yo le sorprendía mamándole la polla de forma diferente o haciendo cosas que antes no le hacía... Jejeje
 
 Me atrevía a más. Él solía llegar los viernes alrededor de las ocho de la tarde. Pues bien: me propuse hacer de este juego algo mucho más divertido aún. Quedaba con algún tío en el piso de estudiantes que tenía (mis compañeras flipaban conmigo) los viernes por la tarde, a eso de las cinco y me excitaba la posibilidad de que algún día se adelantara su vuelta y me pillara in fraganti. Cada vez era más atrevido y eso me ponía muy cachonda y cuando después quedaba con mi novio, el sexo era muy placentero, pensando que en esa rajita que me estaba follando mi novio acaba de meter su polla algún amigo mío.

 Seguí haciendo de las mías, con la seguridad de que era lo que tenía que hacer.

 Recuerdo un fin de semana en el que era yo la que se desplazaba para ir a verle. Siempre me ha gustado viajar en tren (desde aquél día mucho más). Esperé en la estación acompañada de un compañero de clase, con el que había estado un par de horas antes por aquello de llegar con olor de otro tío en mi cuerpo.

 Subí al tres, acomodé mi equipaje y busqué mi asiento. Al ratito llegó el revisor (¡¡¡diosssssssssssssssssssss... estaba más que bueno!!!) y me pidió amablemente el billete, como siempre. Le sonreí con una pizca de malicia, pero sin imaginar para nada lo que sucedería después. Al rato volvió a ofrecerme no sé qué. Después, volvió otra vez con no sé qué excusa y... me ofreció irme a primera clase, que estaba casi vacío. Allí se sentó conmigo y me fue explicando por donde íbamos pasando, los cultivos, el cielo, la mano que estoy sintiendo en mi pierna, la mano que coge la mía y la lleva a su paquete...diossssss....

 Nos fuimos a una especie de cuartito que no puedo precisar ahora... casi no nos hablamos, porque era evidente que no hacía falta. Me recorrió bien el cuello, las tetas, el culo... me levantó la camiseta y se puso a mordisquear mis pezones. ¡¡¡Yo estaba alucinando totalmente!!! Me bajó los pantalones y me tocó el coño metiendo las manos entre las bragas. No olvidaré jamás su cara cuando llevó uno de sus dedos empapados a mi boca...

 Me agaché con los pantalones bajados y saqué aquello que tanto abultaba en el pantalón... ¡¡¡maaadre mía, qué polla!! Apenas me dejó mamársela... me dio la vuelta, apoyé las manos sobre la pared del vagón y suavemente empezó a follarme para acabar dándome embestidas y correrse sobre mi culo...

 Yo no llegué a correrme, pero puedo jurar que estaba absolutamente fuera de mí, excitada, sorprendida, halagada... puta, más que puta me dije.

 Me ayudó a limpiarme su corrida y regresamos como si nada hubiera ocurrido al vagón de primera.

 Al despedirnos me preguntó mi nombre y no me atrevía a darle mis datos. Falseé mi nombre y mi teléfono y no os podéis imaginar las veces que me he arrepentido de ser tan boba...

 Cuando llegamos al destino, mi novio me esperaba en el andén, mi coño aún estaba caliente y palpitando de la follada con el revisor. No me sentí mal por engañarle, sino todo lo contrario: me encontraba contenta, feliz y dichosa de tener un novio al que amaba, y él a mí, me tenía en un pedestal y … mi lado salvaje era recompensado por otra parte. Al llegar a casa de sus padres no pude resistirme en follármelo en su habitación con sus padres en el salón.

 Ese fin de semana fue genial en el aspecto sexual con mi novio, follamos como nunca, le hacía cosas diferentes cada vez y eso él lo agradecía. Nunca preguntó donde había aprendido a hacer eso o eso otro, simplemente gozaba conmigo.

 De vez en cuando tenía remordimientos de conciencia, pero…joder, después de todo era gratificante follar aunque él no estuviera, no??? ¿por qué esperarme hasta el fin de semana para follar con mi novio, si había muchas pollas a mi alcance en la facultad?

 Lo que más me gustaba de la nueva situación que había descubierto era que mi amado novio estaba fuera estudiando mucho para ser un hombre de provecho y además trabajando para sacar algo de dinero para nuestros… mejor dicho mis caprichos, eso me ponía muy caliente mientras follaba con otros. El pensar que se estaba dejando los cuernos (nunca mejor dicho, jejeje) para estudiar y darme caprichos era uno de los mayores alicientes. Sentía como se esforzaba en complacerme…incluso ausentándose para que yo follara a mis anchas. Este chico ya prometía mucho..jeje.

 Dentro de los compañeros de estudios había uno con el que estudiaba en la biblioteca de la facultad. Vino a mi casa por primera vez cuando teníamos un examen parcial muy importante y difícil. Habíamos estudiado poco pues la juerga podía más que los libros, pero… teníamos que sacar esa asignatura como fuera. Nos quedamos estudiando toda la noche y a eso de las 5 de la mañana le dije que yo necesitaba descansar un rato y él me dijo que también, que ya estaba embotado.

 Nos echamos encima de la cama uno a cada lado, pero esa cama era pequeña y nos rozamos sin querer, le quité la mano de mi culo, luego de mis tetas, luego de la cintura… hasta que me di la vuelta para decirle que me dejara en paz y me espetó un beso que aún recuerdo, joder, que bien besaba el cabrón. Una cosa llevó a la otra y a eso de las 6 de la mañana su polla estaba envuelta en un preservativo y dentro de mi coño.

 Él sabía que tenía novio y creo que eso motiva más a los tíos. Yo no quería complicaciones con él y él tampoco conmigo… solo queríamos follar y follar.

 El examen nos salió de puta madre, aprobamos los dos y con nota, con lo que Alberto dijo que tendríamos que repetirlo más a menudo y sacaríamos cum lauden en todas las asignaturas.

 No sé como ocurrió, pero el caso es que a partir de entonces, le di unas llaves de la casa y venía a despertarme para ir a la facultad como una hora antes. Yo me hacía la dormida mientras él me empezaba a besar, a chuparme las tetas, el coño y siempre acabábamos follando hasta la hora de irnos. Luego por la tarde venía a verme y follar otra vez, y si había que estudiar… se quedaba por la noche y terminábamos follando como animales.

 Esto sucedía a diario de lunes a viernes, ya que le fin de semana era para mi querido novio cornudo sin saberlo aún.

 De momento solo follábamos por el coño, mamadas de vez en cuando, pero mi culo era virgen. Una vez que estábamos locos por follar, en el camino antes de llegar a casa me iba contando cosas para calentarnos, y me dijo que había visto a la madre de su amigo Raúl cómo un tío se la follaba por el culo, bueno los vieron los dos, Raúl y Alberto. Me dijo que a ella le encantaba que la follaran el culo y esas palabras tuvieron una entrada en mi cerebro que hizo que saltara un resorte. No dejaba de pensar en el culo, ¿cómo sería que te follasen el culo?, ¿tan placentero es?, si a los maricones le encanta… ¿por qué no a las mujeres? Esas dudas me asaltaban y yo tenía que probarlo.

 Con Alberto no dejaba de follar ni un día y varias veces al día y sin pedírselo empezó a meterme dedos en el culo. Mi reacción al principio fue de no querer, pero poco a poco me empecé a sentir más cómoda y me iba gustando. En una ocasión me dijo que como follaba con él nunca conseguiría follar con nadie, que me dejaría harta de tanto sexo… jejeje, si él supiera lo que hice después de conocerle…
 
 Nos veíamos tanto que algunos que me conocían poco pensaron que los fines de semana le ponía los cuernos a Alberto con el que realmente era mi novio y eso me hacía que me partiera de risa y me ponía el coño muy mojado.

 Un fin de semana que no vino mi novio, ni yo fui a verle y Alberto se fue al pueblo de sus padres… me quedé sola y llamé a su amigo Raúl para salir a tomar algo. El cabrón de Alberto le había contado todo o casi todo lo que habíamos hecho hasta la fecha y me sentí como una mujer objeto, que era una chica fácil y en vez de sentirme rastrera y sucia, me sonaron esas palabras a gloria: ya no tenía que ir buscando machos para follármelos porque ellos ya sabían que me encantaba el sexo sin compromiso. Para mí, la fórmula perfecta en ese momento.

 Después de irnos de copas hasta las tantas acabé en la casa compartida follándome a Raúl y él fue el primero que intentó darme por culo y… lo hizo. La verdad que no fue como yo había imaginado, supongo que por la inexperiencia de ambos, pero lo cierto es que la velada fue muy satisfactoria para ambos.

 La semana siguiente Alberto se enteró, pues el otro se lo contó y creo que eso le enfureció un poco y desde entonces no volví a follar con él ni con su amigo. La verdad es que a fin de cuentas me vino bien, pues ya estábamos acabando el curso y las vacaciones eran enteras para mi querido cornudito estudiante y currante.

 Ese verano nos fuimos de vacaciones unos días a la playa con el dinero que mi novio había conseguido durante su periplo fuera de la ciudad y como yo estaba acostumbrada a follar a diario y varias veces… no iba a cambiar de terapia sexual. A mi novio le encantó mi cambio de actitud con respecto al sexo e incluso intentó darme por el culo alguna que otra vez sin mucho acierto por su parte, pero eso sí... me lo comía de vicio y me metía los deditos muy sabiamente.

 Me sentía tremendamente feliz con mi novio, y sé que él me adoraba…y pensé en todo lo sucedido en el invierno como una fantasía imposible de repetir estando a su lado…¡¡porque esas cosas sólo suceden en las películas!!

 Llegaron las fiestas del pueblo y la verdad yo estaba tan centrada en mi amado novio que no pensaba en otras pollas, hasta… que apareció un amigo de mi hermana mayor, ¡la madre que le parió, qué bueno estaba el francés! Mi hermana se trajo a un amigo suyo "mayor" porque sus padres eran emigrantes en Francia y vino a pasar un mes en el pueblo. Salíamos con ellos, nos emborrachábamos juntos y nos lo pasamos muy bien todos en pandilla. Yo ya noté algo, se me arrimaba mucho, hablábamos durante bastante tiempo, salíamos a dar paseos… pero no pasó nada durante las fiestas.

 A primeros de septiembre mi querido novio se tuvo que ir a currar a la vendimia, ¿para qué?, para conseguir dinero, ¿para quién, si sus padres le pagaban todos los gastos?, jejejeje, para que su novia recibiera regalitos y no le faltara de nada. Así que me dejó sola y "desamparada" en el pueblo durante todo el mes de septiembre.

 Como dije antes, a los hombres les tiene que poner saber que tienes novio para querer acostarse con una y yo ya me había dado cuenta de ese detalle…

 Nuestro amigo francés empezó a ser un poco más directo y a mí que no me hace falta mucho… caí en sus redes (me sacaba 25 años de edad). La única condición y regla que tengo es que puedo hacer lo que me salga del coño, pero no en el pueblo. El pueblo es sagrado: allí mi novio es el único hombre, así que el amigo de mi hermana y yo nos íbamos a la ciudad con cualquier excusa. Ahí sí que noté la diferencia entre follar con uno de mi edad y follar con un hombre. Creo que la primera vez que follamos me corrí como cinco veces seguidas, mi record hasta entonces. Quedaba reventada cada vez que nos acostábamos. Pero no solo fue follar, me llevaba a sitios y me convencía para que me exhibiera de manera light. Buscaba el morbo de situaciones peligrosas como comerle la polla mientras conducía, que fuera sin bragas y con falda y él me levantaba la falda cuando pasábamos cerca de un grupo de chavales… cosas así y eso me mojaba mucho el coño.

 Me preguntaba por mi novio y mientras follábamos me decía: "que puta eres, él currando como un cabrón y tú follando como una perra, en verdad si lo piensas bien soy una pareja perfecta" y se reía.

 El francés sí supo meterme la polla en el culo como se debe hacer y ese día creí que me moría de la mezcla de placer y dolor que sentí. Ese sí que era un hombre.

 Lo malo (o quizá lo bueno, no sé) fue que se tenía que volver a Francia y mi novio regresar de la vendimia. Pero fue uno de los mejores meses de veraneo que he pasado nunca. CONTINUARÁ.
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