Comenzamos
el relato de nuestras vivencias con el ánimo de dejar plasmadas las
mismas. Somos Anhelodedos, una pareja de Oviedo. Nos conocimos en
febrero del 2015, y desde entonces hemos ido evolucionando sexual y
afectivamente hasta el día de hoy.
Ella, Carolina, tiene 33 años, 1,71, 72 kg, morenaza y con unas curvas de
escándalo. Yo, Manuel, tengo 47 años, mido 1,92, 94 kg. Siempre me
sentí atraído por los juegos a 3 y siempre he estado abierto a
experimentar desde muy jovencito.
Ella siempre ha sido una mujer muy activa sexualmente y también le ha
gustado experimentar. Como se suele decir, se juntó el hambre con las
ganas de comer. Hemos hecho tríos, intercambio de parejas y juegos tipo
BDSM (estos últimos solo entre nosotros).
Últimamente hemos ido evolucionando hacia el rol cornudo-zorra.
Entendiendo este juego desde el respeto entre las personas que lo
practican, y quitando del mismo la sensación de humillación del
cornudo, pues es algo que ni buscamos ni deseamos.
Hemos sido muy activos en varias redes sociales buscando candidatos/as con
los que llevar a cabo nuestros juegos. Fruto de ello, Carolina había
conocido a un chico jovencito que actualmente tiene 25 años por el que
siente una fuerte atracción, es un chico de 1,82 con un cuerpo
escultural y una buena polla.
La relación con este chico ha sido siempre virtual y con idas y venidas
desde hace 3 años. Era el elegido para una fantasía que nos rondaba la
cabeza desde hacía tiempo y como prueba a esta fase de nuestra relación
en la que ella se convertía en una zorra devoradora de hombres y yo en
un cornudo mirón.
El juego consistía en que ella me dejaría desnudo, vendado y atado a la
cama mientras iba a conocerlo. Luego, se lo traería a casa y follarían
a mi lado. Habíamos quedado para el viernes 27 de septiembre y os
podéis imaginar que esos días no dejamos de fantasear con ello y follar
y pajearnos varias veces.
Lamentablemente, el martes 24 el chico nos dice que tiene gripe y que será
imposible quedar el viernes. Había que posponerlo. Eso nos creó una
gran desilusión por las ganas que tenía Carolina de comerse ese
yogurín. Nos dio bajón, pero al día siguiente, para levantarle el
ánimo, le dije que podíamos probar otras cosas.
Yo el día 26 tenía una reunión de trabajo, por la que llegaría a casa
tarde, hacia las 22:30. Ella ese día no trabajaba y le propuse otro
juego. Llegar a casa y pillarla follando con un desconocido en
nuestra cama. A ella se le iluminaron sus ojos y vi la mirada de puta
que tanto me gusta. Sólo teníamos que buscar el posible candidato. Me
pidió que buscase uno y así lo hice.
Escribí a varios chicos de nuestra zona de las plataformas que solemos
utilizar para ello. Nos contestaron varios, pero pronto encaminamos
nuestra elección hacia un chico de Gijón de 40 años, 1,94 y buen
cuerpo. Carolina estuvo whatsappeando con él y calentándose al mismo
tiempo.
Concertaron la cita para el jueves 26 a las 9 y media. Yo tendría que
llegar a casa a las 10 y media y sorprenderles. Estuvimos fantaseando
con ello y calentándonos. Ella decidió que no follaría hasta quedar con
el chico, quería llegar con ganas. A mí me hacía una y hasta dos pajas
por las noches en la cama hablando de ello.
Llegó el día y los nervios en el estómago eran muy fuertes. Esa sensación
de que sabes que va a pasar algo muy excitante y que no te deja
concentrarte en todo el día. Llegó la hora y ella me manda un par de
fotos para que vea cómo va vestida. Una blusa semitrasparente negra,
chaqueta y pantalón. Zapato de taconazo (petición del chico) pelo
suelto y maquillada ligeramente. Estaba guapísima y sexy. Lista para
matar.
Yo no podía hacer otra cosa que mirar el teléfono para saber... Por
suerte, la reunión finalizó antes de lo previsto y también por suerte
conseguí aparcar el coche enfrente del portal de nuestra casa.
Nuestro coche tiene tintadas las ventanillas traseras, por lo que puedes
ver pero nadie te ve. Eran las 22:00 y estaba aparcado y sentado en la
parte de atrás del coche, esperando. Miraba el teléfono con nerviosismo
cada 10 segundos, me acariciaba la polla de vez en cuando, la cual
estaba morcillona.
A las 22:15 me llega un whatsapp muy escueto: vamos para casa. Por lo
visto la cita iba bien y me iba a hacer cornudo. Los veo venir a los
dos caminando por la calle, vienen charlando como dos amigos y no se
percatan de mi presencia. A las 22:25 me vuelve a llegar otro mensaje:
ya estamos en casa, dame 15 minutos.
A las 22:30 me llega una foto. Se la ve a ella chupándole la polla al
chico. Yo estoy excitadísimo y no hago otra cosa que mirar el reloj
esperando que llegue el momento de entrar. Dan las 22:45 y me dirijo al
portal de nuestra casa. Subo las escaleras con muchos nervios y me
detengo en la puerta de entrada y me pongo a escuchar.
Oigo los gemidos de Carolina e imagino que ya se la está follando. Entro
despacito tratando de hacer poco ruido, me asomo a nuestro dormitorio y
observo cómo ella está tumbada encima de la cama abierta de piernas y
él arrodillado en el suelo comiéndole el coño. Me miran pero siguen a
lo suyo.
Ella le pide que se incorpore y me dice: mira lo que tiene entre sus
piernas, cariño. Veo un pollón increíble, más de 20 cm y muy muy
grueso. La cara de puta que me pone hace que me estremezca. Se la
agarra y empieza a chupársela. Paso muchas ganas de ayudarla, pero este
chico es hetero y no es el juego pactado. Ella me dice lo voy a follar
ahora delante de ti, le pide que se tumbe en la cama boca arriba, le
pone el condón y empieza a cabalgarlo. Lo está sintiendo y disfrutando
como solo ella sabe hacerlo. En esa postura se corre dos o tres veces.
Es increíble que sea capaz de tragarse todo ese pollón.
Yo mientras tanto me he desnudado, me he salido de la habitación y observo
desde fuera cómo mi hembra disfruta y goza. Mi polla está dura como una
piedra, y a veces, tengo que dejar de tocármela porque si no me
correría y quiero reservarme. Cambian varias veces de postura y ella
encadena varios orgasmos unos detrás de otros. Después de un buen rato
descansan un poco. Él no se ha corrido y comenta que le suele costar
bastante. Ella empieza a chupársela y a intentar introducirse todo su
pollón en la boca. Él empieza a follarle la boca provocando que ella se
atragante varias veces. Pero le encanta.
Mientras lo hace, está masturbándose con un vibrador en su clítoris. Se
retuerce de placer mientras se la chupa y está a punto de llegar varias
veces al orgasmo. Al final el chico le dice que está a punto de
correrse y que dónde quiere que lo haga. Ella le pide que se corra en
las tetas, y así lo hace, con una gran corrida. Ella se restriega la
leche por sus pechos. Exhaustos descansan un rato en la cama y hablamos
un buen rato los tres.
Son las 12 y media y él decide marcharse, ya que madruga al día siguiente.
En cuanto se marcha, ella y yo nos besamos apasionadamente. Yo le
comienzo a lamer los pechos aún mojados del semen del chico.
Mi polla está dura, muy dura, y ella decide cabalgarme a la vez que se
masturba con su vibrador. En poco tiempo llegamos a un orgasmo bestial
los dos a la vez.
Ella se va a la ducha y regresa. Es tarde y estamos rendidos, pero me hace
una paja de nuevo porque mi polla estaba otra vez dura por la
excitación.
Para nosotros esta experiencia ha sido romper barreras mentales. El que
ella quedase a solas con alguien ha sido superar miedos y evolucionar
como pareja. Ambos estamos contentos de cómo ha ido y seguro que
seguiremos experimentando y disfrutando. Gracias por leernos y si tiene
buena acogida seguiremos subiendo relatos.
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