Somos
una pareja que llevábamos teniendo fantasías de hacer un trio cada vez
que hacíamos el amor. A mi mujer, Mari, le hacía ilusión tener a dos
hombres para ella sola y, la verdad, es que a mí, cuando me lo
comentaba me producía un gran morbo.
Fue así como pensé en sorprenderla por lo que pensé en un amigo del que
ella me había comentado en alguna ocasión que lo encontraba muy
atractivo.
Le propuse a mi amigo Juan de tomar unas copas un día, pero lo que él no
se esperaba es que fuera Mari también aunque no le desagradó la idea,
sobre todo cuando vio como iba aquel día: pantalones vaqueros ajustados
que marcaban su culo respingón, y un top sin tirantas, ajustado que
provocaban la imaginación de quien la veía.
Nos fuimos a un bar a tomar unas cervezas, y en donde estuvimos charlando
amenamente sobre todo tipo de trivialidades, hasta que la conversación
tomo una dirección un poco picante, provocada por mí, para ir caldeando
el ambiente. Ninguno de los dos pareció avergonzarse de admitir que
tras unas cervezas, sentían un cosquilleo especial y caliente. Mari fue
al servicio, y una vez solos le pregunté a Juan qué le parecía Mari,
admitiendo abiertamente que estaba impresionante y que tenía suerte de
poder disfrutar de ella en la cama. Yo le dije que si le apetecía podía
probar él también, lo cual lo sorprendió, aunque pensó que era broma.
Yo añadí que fuera tras ella al servicio y la besara. No se hizo de
rogar y fue tras ella. Al poco volvieron los dos y pude comprobar por
el bulto de su pantalón que efectivamente había probado. Le pregunté al
oído a Mari que habían hecho, y ella me contesto que se habían estado
besando como yo le había propuesto a Juan. Esto me puso muy caliente, y
les propuse que porque no seguíamos el resto de la noche como si ella
fuera la mujer de Juan y yo el amigo. La propuesta les pareció
interesante y admitieron hacerla.
De allí decidimos irnos a un pub de copas, por lo que salimos a la calle y
en seguida Mari se agarró a la cintura de Juan y este echó su brazo por
los hombros de Mari como si de una pareja se tratara. Durante el camino
a veces ella acercaba su boca a él y lo besaba, y Juan por su lado
tampoco perdía el tiempo, bajaba su mano y acariciaba a veces un pecho
por encima de la ropa, otras acariciaba su provocativo culete, a la vez
que me miraban y comprobaban la satisfacción que me producía el verlos
hacer todo aquello.
Llegamos al pub en donde tras pedir unas copas fuimos a una esquina en
donde había algo menos de gente. Ellos seguían haciendo su papel de
pareja y se daban besitos en los labios y se acariciaban cariñosamente.
Pero en un momento dado vi como Mari apoyó su espalda contra el pecho
de Juan que se encontraba apoyado en una pared, y dirigió una de sus
manos hacia atrás, agarrando el apretado paquete de Juan, acariciándolo
mientras me miraba a los ojos a mí. Se dio la vuelta y atrapando a Juan
por el cuello lo atrajo hacia ella fundiéndose en un beso, entrelazando
sus lenguas de forma que yo veía como lo hacían. Juan agarraba su culo
y sus pechos disfrutando como si se tratara de una droga. De nuevo se
dio la vuelta Mari y pude observar que en medio de todos había abierto
la cremallera del pantalón de Juan y había sacado su polla, comenzando
a masturbarlo, mientras el acariciaba su coño por encima del pantalón,
comentando que notaba lo mojada que se encontraba. No pude resistirme y
avancé hacia Mari y comencé a besarla a la par que ella seguía
masturbando a Juan. Aquello ya no tenía límite, por lo que propuse
irnos a mi casa y continuar allí. Casi no dio tiempo a que terminara de
decirlo cuando ya avanzaban hacia la calle aceptando mi propuesta.
De camino al coche íbamos los tres agarrados, con Mari en medio, siendo la
victima de nuestros besos y caricias. Una vez llegamos al coche,
decidimos que condujera Mari que era la que menos había bebido,
sentándome yo atrás como me correspondía según el papel de amigo. Nada
más salir empecé a tocar los pechos de Mari, sacándolos de su encierro
bajo la ropa, aprovechando Juan para acercar su boca a ellos y comenzar
a chuparlos, además de desabrocharle el pantalón y meter su mano por
dentro hasta llegar a introducir sus dedos en su coño, cosa que deduje
por el suspiro que provocó en Mari, seguido de sus protestas por tener
que conducir bajo esas condiciones, y no poder participar ella también.
Por fin llegamos a casa. Me dirigí a preparar unas copas y se me ocurrió
hacer un video casero con lo que sucediera aquella noche. Cuando volví
con las copas y la cámara vi que Juan y Mari no perdían el tiempo,
estaban de pie abrazados, besándose y tocándose, lo que produjo en mí
una erección fulminante. Dejé las copas y coloqué la cámara en un lugar
en donde captara todo lo que sucediera y me sumé a los tocamientos y
besos. Empezamos a quitar la ropa de Mari: Juan el top y yo el
pantalón, y a continuación desaparecieron el sujetador y la braguita,
ya estaba totalmente desnuda. Ella comenzó a quitar el pantalón de Juan
mientras yo me desnudaba en un santiamén. Bajó su pantalón y después el
calzoncillo para, arrodillándose tomar la polla de Juan, que por cierto
era enorme, y se la introdujo con ansia en su boca, chupándola y
pasando su lengua a veces por sus testículos. Me acerqué ofreciendo la
mía, la cual tomó con otra mano y empezó a alternar las mamadas de una
a otra polla. Nos atrajo hacia ella y se introdujo las dos en la boca a
la vez.
Tras ello la puse de pie y comencé a meter mis dedos en su coño, chupando
sus tetas y tocando su culo, mientras Juan se desnuda presuroso. Una
vez todos desnudos, tumbamos a Mari sobre un sofá, metiendo Juan su
cabeza entre sus piernas, chupando su culo y su coño, mientras yo le
ofrecí mi polla para que mientras la estuviera chupando. Recordé la
cámara, y fui a por ella, para hacer unos primeros planos de todo
aquello, grabando a Mari durante una tremenda corrida, que hizo que su
cuerpo se moviera con espasmos.
Le sugerí a Juan que se pusiera el preservativo y mientras yo aproveché
para meter mi polla en el coño de Mari, dándole fuerte, como a ella le
gusta, y consiguiendo que se corriera de nuevo. De pronto me apartó,
cogió a Juan y lo sentó en el sofá de un empujón, para después tomando
su polla, se sentó sobre ella, metiéndola poco a poco en su coño, dado
su gran tamaño. Una vez dentro empezó a cabalgarlo, besarlo y
ofreciendo sus tetas para que Juan las chupara. Realmente estaba
desbocada, estaba como loca, corriéndose no sé cuantas veces. Solté la
cámara y mojé mis dedos con saliva, para con ellos humedecer el culito
de Mari. Metí mi polla en su culo, haciéndole una doble penetración,
algo con lo que siempre habíamos soñado ambos. Mari seguía corriéndose,
ya perdí la cuenta de cuantas veces.
Juan dijo que le gustaría penetrarla por el culo, que nunca lo había hecho
y que le provocaba un morbo especial, por lo que pusimos a cuatro patas
en el suelo a Mari para que él se la metiera desde atrás, mientras yo
me puse por delante para que mientras me la chupara. Tras un rato de
mete y saca en su culo, y de volver Mari a correrse alguna vez más,
Juan dijo que ya no resistía más y se corría a lo que Mari le dijo que
no la sacara y que lo hiciera dentro de su culo, esto hizo que Juan se
corriera y provocara otra corrida de Mari. Yo al verlos no pude
resistir tampoco y también me corrí llenando la boca de Mari con mi
semen.
Tras esto necesitábamos un descanso, por lo que nos sentamos en los sofás:
Mari y Juan en uno, en donde ella apoyaba su espalda contra Juan y
ofrecía sus piernas abiertas hacia mí, para que viera su raja abierta y
totalmente mojada por todas sus corridas. Estábamos comentando lo bien
que lo habíamos pasado, cuando Mari empezó a tocar su raja, acariciando
su clítoris. Tomó una de las manos de Juan y la dirigió hacia su coño
para que la sustituyera, empezando a masturbarla frente a mí, tocando
su clítoris y metiendo sus dedos en el coño, por lo que tome la cámara
y grabé unos primeros planos de aquello, filmando una nueva corrida de
Mari. Para entonces, Mari observó que había conseguido poner duras
nuestras pollas de nuevo, por lo que me propuso que me sentara al lado
de Juan, y volviera a chupar y menear alternativamente nuestras pollas.
Me levanté y metí mi polla en su coño el cual ofrecía al estar a cuatro
patas, mientras ella continuaba chupando la polla y los testículos de
Juan. De nuevo conseguimos que se corriera. Se sentó cansada junto a
Juan, pero nosotros necesitábamos también corrernos, por lo que Juan se
puso de pie sobre el sofá ofreciendo su polla a Mari para que
continuara lo que había comenzado, mientras yo me senté a su lado y
ofrecí mi polla para que la meneara, mientras yo de nuevo acariciaba su
ya castigado clítoris. En un momento Juan dijo que tenía ganas de
correrse, que donde quería que lo hiciera, ella no contestó si no que
aceleró su mamada, con la intención de que lo hiciera en su boca, lo
cual consiguió en breves instantes, mientras yo observaba como se
derramaba parte del semen de Juan por la comisura de sus labios, solo
aquello que no le daba tiempo a tragar. Esta visión me puso a tope y
provocó que yo también quisiera correrme, por lo que acerqué mi polla a
su cara, Mari la tomó y comenzó a mamarla hasta que consiguió su fin:
comerse también mi corrida. Dos para ella sola, el sueño que hacía
tiempo teníamos. Después de esto ya nos fue imposible más aunque
quedamos en que algún día deberíamos repetir, lo cual ya os contaré en
otro momento.
Email.
|