Querido
marido:
Estoy
deseando que llegue el Lunes para volver a verte, a las 10 en punto
estaré en el aeropuerto para recogerte, y lo primero que tienes que
hacer cuando estés aquí en Madrid es buscar otro trabajo, porque sé que
no te gusta estar tanto tiempo fuera de casa y a mí tampoco me gusta
estar separada de ti. Sí, ya sé que van a pagarte muy bien, que estamos
ganando mucho dinero gracias a ese trabajo que estás realizando en
Argentina, pero tienes que buscar otra cosa en Madrid o al menos en
otro lugar de España.
Bueno,
te quiero contar lo siguiente por email en vez de decírtelo en persona,
para que cuando llegues ya estés mentalizado y durante el viaje en
avión puedas pensar sobre ello.
Verás...
como sabes, pasé la Nochevieja con tu familia, es decir, con tu madre,
tu padre y tus dos hermanas. Como hacía mucho frío me puse el abrigo
que me regalaste en mi cumpleaños, a todos les encantó cuando me lo
vieron, pero más aún les gustó el vestido que llevaba. "¿Vas a ir
después a una fiesta o algo?", me preguntó tu hermana Marisa cuando me
lo vio puesto, sorprendida al verme tan elegante... y sexy, porque
lucía un escotazo tremendo, dejando casi la mitad de mis tetas a la
vista. Pero al que más le gustó el vestido fue a tu padre, que no
apartó la vista del escote durante toda la cena.
Cuando
terminamos de cenar, nos tomamos unas copas de cava, tu hermana Carmen
se fue y nos quedamos los demás bebiendo unos cubatas y charlando. Tu
madre estaba muy contenta, nunca la había visto beber tanto, e incluso
contó un par de chistes muy picantes, dejándome sorprendida su actitud.
Tu padre, que estaba sentado junto a mí, a veces posaba su mano sobre
mi pierna o se rozaba conmigo de forma disimulada.
En
una ocasión en la que estábamos los dos en la cocina buscando unos
vasos, noté como me rozó el culo con su paquete agarrándome suavemente
de la cintura con la excusa de abrirse paso para abrir un cajón. En
otra ocasión en la que yo salía del baño y él entraba, al cruzarnos
levantó justo en ese momento una mano y la puso a la altura de mis
tetas, posándola en una de ellas durante un breve instante.
Notar
tan salido a tu padre me estaba poniendo cachonda, y mientras orinaba
no pude evitar acariciarme un poco el coño imaginando que tu padre me
lo follaba o que me metía la polla en la boca.
Poco
después tu hermana Marisa se fue, y después tu madre se quedó dormida
en el sofá. Para no despertarla, tu padre sugirió que nos fuéramos a la
salita, y allí nos sentamos los dos en el sofá. Al sentarme me dejé el
vestido muy levantado en vez de echármelo hacia abajo, para que pudiera
verme mucho trozo de pierna. Después, intencionadamente, hice un
movimiento con el culo que me desplazó él vestido aún más arriba.
Tu
padre, mientras hablábamos y veíamos la tele, posó su mano en mi pierna
y poco a poco me la fue acariciando. Al rato se levantó para servir
otra copa y yo aproveché ese momento en sacarme un poco más las tetas
del vestido, dejando a la vista incluso el pezón de mi teta derecha.
Cuando
regresó, se sentó y me vio un pezón salido, comenzó a mirarme con cara
de muchísimo vicio, llevó sus manos a mis tetas y comenzó a magrearlas.
Al ver que yo no se lo impedía, me sacó ambas totalmente.
Imagínate
la escena, cariño: yo en el sofá con las tetazas sacadas y tu padre
tocándomelas, amasándomelas, sobándomelas.
Me
preguntó si podía quitarme el vestido, y yo le dije que sí entre risas
(estaba muy bebida), pero le dije que se asegurara que tu madre estaba
dormida. Lo comprobó y al volver echó el pestillo de la puerta de la
salita. Yo estaba de pie, con un vaso en la mano, y él se abalanzó
sobre mí y me quitó a toda prisa el vestido, dejándome en tanga.
Él
se desnudó por completo, yo me tumbé en el sofá, me tiró del tanga y me
lo quitó, y se tumbó encima mía desnudo agarrándome una teta mientras
me besaba en la boca. "¡Métemela ya!", le dije al notar sus huevos y
polla posados sobre mi coño. Pero antes de follarme, estuvo un rato
metiéndome dedos en el coño, que por cierto estaba chorreando.
Me
pidió que yo me sentara sobre él, así que él se sentó y yo, antes de
sentarme sobre su polla para follar, se la chupé durante unos minutos.
Imagina la situación: ¡yo de rodillas haciéndole una mamada a tu padre!
Me sorprendió su tamaño, porque es algo más grande que la tuya, y yo
pensaba que los hombres de esa edad la tenían más pequeña.
Después
nos pusimos a follar, yo saltaba sobre su polla, él agarraba mis tetas
con firmeza y me decía palabras obscenas que me ponían a mí más
caliente de lo que ya estaba.
Me
dijo de cambiar de postura y yo me tiré en el suelo, completamente
abierta de piernas, y él me penetró durante unos minutos hasta que no
resistió más y sacó la polla del coño y se corrió sobre mis tetas.
Te
confieso que ha sido el mejor polvo de mi vida, sobre todo por la
situación tan morbosa. Creo que una de las cosas más morbosas que puede
hacer una mujer casada es follar con su suegro. Al terminar me limpié,
me vestí y me fui para casa, y al llegar no pude evitar masturbarme
pensando en lo sucedido.
No
debes de preocuparte de nada, mi amor, yo te sigo queriendo tanto como
antes, y de esto no se va a enterar nadie, porque está claro que tu
padre no lo comentará con nadie. Además, más vale que haya tenido
relaciones con tu padre a que me hubiera buscado un amante y te hubiera
estado engañando con otro tío durante estos meses que has estado fuera,
¿no crees?
Bueno
mi amor, pues nos vemos el Lunes, ¿vale? Tómate esto con calma, piensa
sobre ello. Además, tu eres una persona muy abierta de mente y en más
de una ocasión me has sugerido hacer intercambios de parejas y cosas de
esas, y a veces cuando follamos me dices cosas muy morbosas y viciosas.
De hecho, recuerdo que una vez me confesaste que te gustaría que mi
madre te la chupara y que te haces pajas pensando en las tetas de mi
hermana Marta.
Bueno,
pues te veo el Lunes, cornudo :-) ¡Besos!
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