.:: RELATOS DE CORNUDOS ::.

  "Fin de semana inolvidable".

 

  Me decido a escribir esta experiencia esperando aportaros un momento agradable. Me llamo Julia y tengo 43 años. La experiencia real que voy a compartir con todos vosotros me hizo sentir una especie de éxtasis provocado por la intensidad de la situación. Me quedó grabada. Mi marido se enteró porque el corneador era un semental y tardó más de la cuenta. Aunque luego se lo iba a contar, en principio fue sólo probar hasta donde iba a llegar esa situación.

 Somos un matrimonio que lleva una vida muy corriente: trabajo, hijos, rutina habitual... Mi esposo tiene 43 años y se llama Manuel. Es un hombre tranquilo, y que se apasiona en los momentos necesarios. No nos gusta llamar la atención. Somos de una ciudad pequeña y eso nos obliga a mantener mucha discreción. De vez en cuando tomamos un fin de semana sin niños y vamos a algún hotel a despejarnos y morboseamos juntos con la gente de alrededor. Hace unos tres años en una escapada de cuatro días a Málaga empezamos a calentarnos y al final decidimos dar un paso a ese mundo del morbo. Terminamos con un chico de 25 en nuestra habitación. Mi esposo y yo habíamos estado todo el día con calentón y en el café del hotel conversamos con este chico y por la noche follé por primera vez con un hombre que no era mi esposo.

 Esa fue la primera ocasión y tanto a mi esposo como a mi nos hizo sentir que ese mundo tan prohibido es muy placentero. Después de aquel día continuamos con nuestra vida y repetimos la experiencia seis meses más tarde. También estuvo bien.

 Mi esposo también ha tenido su compensación y a través de sus contactos de trabajo ha tenido relaciones con alguna chica. Pero este modo de hacer es menos morboso que cuando es compartido por los dos. Cuando lo hacemos sin planificación es mucho más morboso y nos excita mucho más a los dos.

 El caso que os cuento se dio en unas vacaciones de una semana. A veces no surge nada y en otras como esta ocasión follé como nunca. La cosa surgió de casualidad, como más nos gusta a nosotros. Era el segundo día de estancia en el hotel y el ambiente era muy majo. Por la tarde ya había bastante marcha en uno de los bares. Había un matrimonio de unos cincuenta años. Ambos bastante cuidados; ella morena, bien cuidada y una piel bronceada que era de envidiar. Tenía un cuerpo muy jugoso a decir de mi marido y él con buen tipo para su edad. Sus canas le hacían más interesante. Era moreno y bastante en forma como luego pude comprobar. Estaban tomando unos refrescos al lado nuestro.

 Pusieron música divertida y en la pista coincidimos los cuatro bailando. En uno de los juegos de cambio de pareja de baile el hombre que se llamaba Jesús me tomó la mano y mi esposo a la de su esposa. Desde el principio el hombre se pegaba como una lapa. Yo llevaba puesto un vestido ligero un poco minifaldero y escotadito. Por debajo sólo mi tanga y mi sujetador. El hombre me apretaba contra él y yo le notaba bajo su pantalón de lino ligero su paquete. Parecía increíble lo bien que le notaba con mis muslos sus huevos y su polla. El hombre se ponía cachondo por momentos y me pego su polla en el vientre. Me pego un subidón terrible...

 Terminó el baile y empezamos a charlar los cuatro. Era un matrimonio de Valencia. Habían ido de vacaciones como nosotros. El hombre sólo hacía que mirarme y mi esposo se dio cuenta. Después de un rato fuimos a cenar por separado.

 Por la noche, a eso de las once por una feliz casualidad volvimos a ver al matrimonio. Yo llevaba un vestido más arreglado, muy escotado de color azul. Es un vestido de gasa que se pega bastante y si te fijas se transparenta la ropa interior. Yo iba con un tanguita de color blanco a juego con el sujetador. Mi marido y yo habíamos hablado de la situación de la tarde pero no le habíamos dado demasiada importancia. Pero por la noche la situación cambió totalmente.

 Jesús en seguida se acercó a nosotros y nos invitó a tomar una copa. Nos sentamos los cuatro a charlar. Con la música salimos a bailar un poco y Jesús empezó a pasar la mano por mi culo de forma cada vez más descarada. Yo me sonreía y se le veía cada vez más calentorro. A eso de las doce menos cuarto Lina, que era el nombre de la esposa de Jesús, dijo que iba a dormir y Jesús quedó con nosotros. A partir de ese momento la cosa cambió del todo. Lina había desaparecido y Jesús estaba caliente como una plancha. Así que me relajé y empecé a jugar con él. Me inclinaba para que me viera las tetas, abría un poco las piernas para que me viera hasta el tanga. Jesús estaba muy animado. Mi esposo se dio cuenta y me preguntó por mis intenciones. Le dije que sólo quería jugar hasta ver a dónde llegaba la situación.

 Después de un rato mi esposo fue a la barra a buscar unas copas. Yo me levanté para colocar mi bolso en otra silla y Jesús aprovechó para acariciar mi vestido. Me tocó.

 Llego mi esposo y notó en mí las pulsaciones de mi corazón. Estaba acelerada con aquel cincuentón... Jesús también estaba nervioso. Total que hablando un poco bobadas dije que tenía que ir a cambiarme de zapatos porque me hacían daño. Me levanté y me iba a marchar cuando Jesús dijo que él se iba a la cama que se le hacía tarde. Mi esposo quedó en esperarme. Total que el hombre vino conmigo y en cuanto entramos al pasillo de habitaciones empezó a acariciar mi cintura y el culo también más o menos claramente. Yo me sonreía con lo que él se ponía más cachondo todavía.

 Al llegar a la habitación abrí con mi llave y él me preguntó que si me ayudaba a quitarme los zapatos. Yo estaba cardiaca y a medias dije que bueno. Entramos y bufffffff, aquello empezó a arder.

 Me senté en la cama y entreabrí un poco las piernas, lo suficiente para que me viera hasta arriba... El se arrodilló y empezó a quitarme un zapato mientras miraba mi tanga calado de flujo. Hubo un momento tenso que desapareció cuando mi vestido se deslizó hasta la pelvis y me dejo al descubierto todo. No se cortó mucho tiempo y casi se abalanzó. El tío empezó a besarme por los muslos y llegó a mi tanga. Yo estaba a cien y me eché todo lo larga que era para animarle. Me apartó el tanga y empezó a comerme. Casi me corro de gusto al sentir su lengua en mi clítoris. No me lo podía creer, un tío cincuentón que me estaba poniendo malita. El tío empezó a magrearme las tetas y yo le dejaba.

 Me pidió que me quitara el vestido y le hice caso para no romperlo. Me quedé en tanga. Jesús me acariciaba por todos los lados. Nos tumbamos en la cama y me comía las tetas y luego me quitó el tanga. Buffffffff, qué subidón me dio al sentirme desnuda del todo. Me comía y me comía. Yo sólo quería que me penetrara. Le dejé hacerme lo que quería, bufaba como un toro y yo quería verle la polla, pero no decía ni pío. Pensaba vagamente en mi esposo... pero sabía que aún estaría sola un rato porque yo soy bastante tardona y mi esposo me esperaría tranquilamente.

 Jesús me preguntó si podíamos follar y yo sólo moví la cabeza. Se quitó camisa y pantalón en seguida y a mí se me salía el corazón fijándome en el bulto de su bóxer. Como casi todos los hombres hacen, no se quitó los calcetines, cosa que no me gustó nada pero cuando se acostó a mi lado con ese bulto cerca se me olvidaron los calcetines, jajaja. Se quitó el bóxer y vi una polla gorda, no demasiado larga pero de buen tamaño. Tenía vello pero recortado como para comerle la polla sin tener que saborear pelos en la lengua. Me encantó amarrársela por primera vez; caliente, húmeda, palpitaba... MMMmmmm le di un par de chupaditas y se la manoseé bien. ¡Que gustazo da agarrar un mango así! Estaba alucinando de lo potente que la tenía.

 Así que empezó a besarme el cuello y tocarme el cuerpo. Recorría con sus manos mi espalda y el culo. Yo eché la cabeza atrás y él me metía mano en el chocho. Me moría de gusto cuando se me echó encima y puso toda su polla en mi vientre mientras me comía las tetas. Yo me abrí de piernas como un conejo esperándole, pero no salían palabras de mi boca. En cambio él me decía que estaba muy buena, me preguntaba por la talla del sujetador (95) y si me gustaba el dedo en el chocho o no. Yo decía si o lo que fuera con tal de que se decidiera y en esto noté en mi clítoris rozar el capullo húmedo. Como tengo el chocho casi todo depilado pues lo noté muy bien y le agarre el culo. MMMMMMMm, creí que me corría y el tío seguía hablando y hablando. Yo quería polla y el tío rondando sólo mi coño. Me preguntó si quería condón pero mientras me preguntaba su polla se deslizó en mi agujero. Guaaaaaa, me corrí como una colegiala La sentía como si fuera de un actor porno. Me había calentado tanto que me corrí nada más entrar. Así que después del primer orgasmo, Jesús empezó la fiesta.

 La empezó a sacar y meter con suavidad y yo gemía como nunca. Ni mi esposo ni nadie me habían visto así de caliente. Jesús empezó a bombear. Que gusto con esa polla en mi rajita, el tío cerraba los ojos y trabajaba como si cada minuto se lo pagaran a precio de oro. Yo estaba como una estufa. Empecé a chorrear por el chocho y mis pechos sudaban con ese tío encima trabajándome.

 Estaba en una nube. Después de un rato me dio la vuelta y a cuatro patas cabalgó hasta sacarme otro orgasmo (y ya van dos). El estaba encantado y yo más. ¡Como me taladraba....! Y me puso de pies contra la pared con las piernas abiertas y me la metió. Me ponía su polla en la entrada y me la metía poco a poco; como era una polla gorda se notaba bien cada centímetro y yo me moría de gusto. El hombre parecía un trabajador incansable y yo lo oía gemir pero no paraba... En un cambio de postura me acostó en la cama y me levantó las piernas, se metió en medio de ellas y empezó a acelerar como una máquina Yo me veía morir con semejante ritmo y de repente dio un golpe que me movió todo el cuerpo hasta la pared y empezó a gemir como un animal en celo. Noté su orgasmo como una fuente... Me sentí genial y me dejé llevar por su placer. Ufffffffff que guay

 Mi sudor empapaba su pecho y el suyo el mío. Salió de mi sexo como apurado y se acostó a mi lado y yo le vi la polla enorme, reluciente y ¡dura! Estaba empalmado aún con la corrida que había echado. No pude por menos que tocársela. Me dijo que no se había corrido, que se le había escapado algo pero que tenía mucha carga y que tenía que seguir porque estaba como un berraco. No me lo podía creer. Pero fue cierto, el tío se puso de lado a tocarme el chochito con su trompa y yo estaba medio asfixiada pero solo por lo que me estaba haciendo le dejé seguir. El tío estaba como tenso después de echarme todo eso pero tenia su polla como una piedra. No he visto a nadie que le ocurriera nada así. La verdad en aquellos momentos me importaba poco.

 Yo viendo a ese macho me encendía más y más. En ese momento me pidió un condón. Yo no entendía para qué y supuse que para evitar más semen en mí raja. Busqué uno y se lo puse yo misma. Llevábamos una media hora follando como nunca.

 El tío estaba como loco y me agarro la cintura y me colocó de espaldas. Empezó a follarme suave por detrás y yo cogía ritmo con cada metida. Me puso arriba del todo en un momento. Yo ya no me enteraba de nada. Solo quería polla y polla. Y cuando más gemía sentí como salía de mi raja y ponía su polla en el agujerito del culo. Ufffff, no estaba acostumbrada a eso y menos con un calibre así. Humedeció el agujerito y me la empezó a meter. No me extraña que no se me olvide este polvo porque en aquel momento era la tía más feliz. Que gustazo me estaba dando. Con mi esposo no lo hacemos casi nunca por el culo porque me suele doler pero con este tío me estaba dando un gustazo enorme. Jesús empezó a bombear con ritmo y yo a gemir. El golpeaba y yo gemía y sacaba casi toda la polla y la volvía a meter. Estábamos en este momento cuando recuerdo ver a mi esposo allí en la mitad de la habitación y Jesús se quedó todo cortado.

 Tenía la polla en mi culo y mi esposo viéndolo. Yo no dije nada. El caso es que Jesús al cabo de un momento seguía dándome caña. Mi esposo me explicó después que le hizo una seña para que siguiera. Así que Jesús follándome como loco y en esto que sacó la polla y según la sacó un chorro de semen salió de mi vagina. Se ve que por la presión salió lo que me había echado antes. Mi marido se excitó al darse cuenta de la follada que llevaba ya, pero no participó y salió a la terraza. Jesús y yo a lo nuestro viendo como mi esposo miraba desde fuera. Siempre me excita que me mire. Jesús también se revolucionó. Como si quisiera ser aún más macho haciendo de amante y poniendo los cuernos. Uffffffff, nos pusimos a cien.

 Jesús estaba a punto de caramelo (también por la presencia de mi esposo) y decidí que se echara en la cama y yo encima de él. Me encanta demostrarle a mi marido como follo. Sin condón, así como una auténtica golfa me lo monté un buen rato hasta que lo vi que no aguantaba más sin correrse y le hice señas para cabalgarme. El tío parecía un búfalo. Me dio unos empujones en el culo que casi me saca de la cama y se oía su gemido a mil kilómetros. En un momento se calló y se paró con su miembro casi en mi estómago y entonces sí que soltó todo. Recuerdo su sonido como animal y a mí se me ruborizó todo el pelo del cuerpo. Echaba semen como un toro. Gemía agarrado a mis tetas mientras su leche me inundaba. Y de pronto se paró para sentirme. Me corrí como una tonta delante de mi esposo. Me había corrido exageradamente. Notaba el líquido caliente y me encantó.

 Caí como plomo en la cama. Rendida ni me enteré de cuando se fue Jesús. Oí a mi esposo cerrar la puerta. Al cabo de una hora me desperté. Mi marido estaba en la terraza y yo desnuda. Sentí mi ano dolorido pero una sensación de éxtasis genial.

 Me fui a asear y después con mi marido dormimos como angelitos. Al día siguiente charlamos y yo le explicaba la potencia del valenciano. Ese día aún hubo un asunto con el valenciano pero sin penetración, pero eso os lo cuento otro día.
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