Hola,
soy un chico de 23 años de Segovia y quiero narrar mi historia con mi
novia y de los cuernos que me ha puesto y que me seguirá poniendo. Se
llama Maribel y empezamos a salir hace cuatro años, y tiene 23 años
como yo.
Es
la única chica con la que he estado en mi vida, nunca me he enrollado
antes con nadie por culpa de mi físico, ya que tengo que reconocer que
soy bastante feo. Maribel no es que sea una modelo, es una chavala
normal, con una cara agradable y cuerpo que atrae las miradas, sobre
todo sobre su trasero, porque lo tiene bastante salido para afuera.
Ella se ha fijado en el interior mío, me valora como persona, yo soy
muy cariñoso y atento, y en la cama doy la talla aunque no tenga una
polla demasiado grande.
Una
noche tras tomarnos unas copas con unos amigos llegamos a casa (a casa
de una abuela mía que está muerta y algunas veces le pido las llaves a
mis padres para ir con Maribel y tal) y nos pusimos a ver juntos una
película porno. La escena que nos empezó a excitar fue la de un negro
que se follaba a una chica blanca, que tenía bastante parecido con
Maribel.
Llevé
mi mano a su coño y ella a mi polla, y nos pajeamos mutuamente mientras
veíamos la escena. Entonces, Maribel empezó a hacer comentarios sobre
el negro. Decía que estaba buenísimo, que vaya pollaza que tenía, que
era muy atractivo. Entonces, sin dejar de mirar la pantalla, me empezó
a chupar la polla y de vez en cuando se la sacaba de la boca para hacer
comentarios de la polla del negro. La verdad es que nunca me la había
chupado tan bien, lo hacía como las actrices porno, y también me
chupaba los huevos. En ningún momento apartaba la mirada de lo que
ocurría en el televisor, y estaba claro que se estaba imaginando que se
la chupaba al negro.
Maribel
se puso encima mía (yo estaba sentado en el sofá) y se metió mi polla
en el coño mirando hacia el televisor, mientras la actriz hacía lo
mismo con el negro. Yo la notaba muy excitada, y entonces para animarla
y ponerla más cachonda le pregunté si le gustaría que fuera ese negro
el que se la estuviera follando, que si le gustaría tener un pollón
negro en su cuerpo, etc... Y ella sin cortarse decía entre gemidos que
sí, que le encantaría, y que ojalá la estuviera follando el negro en
vez de yo. De notarla tan cachonda me corrí abundantemente en su coño.
Ella protestó un poco, se quedó con ganas de más.
Nos
hicimos un porro de marihuana y entonces me dijo que yo debería ir al gimnasio,
cuidarme más, hacer ejercicio, intentar en el sexo durar más tiempo...
Aclaró, eso sí, que me quería por como yo era interiormente, que era
muy feliz conmigo, que ella no se fijaba en el físico, pero noté
perfectamente que le gustaría follar con un tío que estuviera bueno. No
me molestaron sus palabras, claro, es normal que se sintiera más
excitada por un tío que está bueno y que es guapo que conmigo.
Una
noche que me puse a mirar fotos en MorboCornudos y a leer relatos,
pensamientos de Maribel follando con otros tíos se me vinieron a la
cabeza, y me excité con la fantasía. Entonces, como a ella le puso muy
caliente el negro de la película, le mandé por correo electrónico fotos
de tíos buenorros que encontré navegando. Al día siguiente me dijo
riéndose con sonrisa pícara que gracias por las fotos, que le envíe
más, que los tíos esos están buenísimos.
A
partir de entonces, cada vez que follábamos, le decía que imaginara que
la follaban otros tíos, y ella se ponía como una loca de cachonda. Una
noche me confesó que se masturbaba con las fotos que le enviaba, y
también me confesó que ella visitaba páginas porno y se masturbaba
mucho, sobre todo con fotos y vídeos de negros con cuerpos de gimnasio. Un
día le dije que me dijera con sinceridad si
le gustaría follar con otros tíos, ponerme los cuernos con mi permiso,
y para mi sorpresa me dijo que sí. Yo pensaba que aunque lo deseara me
diría que no, por miedo a que yo me enfadara, sin embargo la muy
cachonda admitió que sí. Claramente estaba deseando que un tío guapo y
con buen cuerpo la follara.
Yo
me sentía un poco en deuda con Maribel, porque nunca antes otra chica
se había fijado en mí. Son pocas las chicas que mantienen relaciones
con feos como yo, y me pareció buena idea agradecérselo dejando que me
pusiera los cuernos. Entonces, como a la semana siguiente era su
cumpleaños, contacté con un negro con un cuerpo increíble para que ese
fuera su regalo de cumpleaños. Una sorpresa que Maribel no se podía
esperar. El tío se anunciaba ofreciendo servicios para despedidas de
soltera, bailarín de discoteca, masajista erótico para mujeres casadas,
etc, etc.
Quedé
con Maribel por la tarde el día de su cumpleaños, cuando yo salí de
currar. Dimos un paseo, nos tomamos unas cañas en un bar, más tarde
fuimos a cenar a un restaurante con ambiente romántico y le di un par
de regalos (colonia y un bolso), y cuando terminamos le dije que tenía
otro regalo en casa de mi abuela para ella que le iba a gustar
seguramente bastante.
Una
vez en casa le mandé un WhatsApp al negro para decirle que subiera al
rellano y se esperara fuera de la puerta, que yo le abriría en breve. A
Maribel le dije que se tumbara en la cama en braguitas y sujetador, y
le puse un antifaz en los ojos. Insistí en que bajo ningún concepto se
quitara el antifaz hasta que yo se lo dijera. De fondo puse algo de
música para ambientar un poco la situación. Me dirigí a la puerta, el
negro entró, y procurando los dos no hacer mucho ruido para que no se
diera cuenta mi novia de la presencia de otra persona, se desnudó en el
salón y luego fuimos al dormitorio.
El
negro se llama Assane, 29 años, físico atlético, cuerpo de gimnasio con
músculos marcados y una buena polla más larga y gorda que la mía.
Empezó a acariciar las piernas de Maribel, a tocarlas lentamente desde
los pies hasta la parte de arriba, y por encima de las braguitas le
acarició suavemente el coño. Yo miraba desde una esquina, procurando no
hacer ningún ruido. Después le bajó las braguitas y le comió el coño, y
vi que una expresión como de asombro y desconcierto en el rostro de
Maribel, porque notaba algo extraño, notaba que el coño se lo estaban
comiendo de manera diferente a como lo hacía yo.
Assane
llevó las manos hacia sus tetas y le bajó para abajo el sujetador
mientras seguía comiéndole el coño. Maribel estaba excitada, sabía que
algo ocurría ahí, el tacto de las manos del negro en las tetas es
diferente al mío y además seguro que tenía en mente que yo le había
dicho que tenía otra sorpresa para ella. Un poco después Assane se
cambió de posición, se puso de pie junto a la cama y con el cuerpo
encorvado llevó una mano a su coño, le metió dos dedos y su polla la
colocó sobre el cuerpo de Maribel, posando los huevos y la polla sobre
más o menos las tetas. Sacaba y metía los dedos cada vez más rápido de
su coño, que por cierto lo tenía mojadísimo.
Maribel
unos minutos después le agarró la polla con la mano y poco a poco
comenzó a masturbarlo, y la polla fue adquiriendo una dureza y tamaño
que reflejó sorpresa y emoción en el rostro de mi querida novia. Por
suerte en ningún momento hizo acto de quitarse el antifaz.
Assane
le sacó los dedos del coño, se acercó un poco más a la altura de la
cara de Maribel, le puso la polla en la boca y ella comenzó a
saborearla, dándole buenos lengüetazos desde la punta hasta los huevos.
Y mientras hacía eso se llevó la mano al coño y se masturbó. Yo estaba
a tope, era increíble ver a mi novia chupando la polla de un negro
mientras se masturbaba el coño.
Unos
minutos más tarde Assane se tumbó sobre ella en posición del 69 y se
folló su boca mientras le comía el coño como un experto. Maribel de vez
en cuando se tenía que sacar la polla de la boca debido a los gemidos y
a que gritaba de placer.
Estaba
totalmente excitada la muy guarrilla, y yo me quité toda la ropa y me
puse a hacerme una paja junto a ellos, ya sin miedo a que escuchara mi
presencia, aunque en ningún momento abrí la boca para hablar.
Más
tarde cambiaron de postura. Ella se sentó en el borde de la cama,
Assane se puso de pie y ella le comió los huevos y la polla como loca.
Assane le ponía suavemente las manos en la cabeza, se la sujetaba y la
ayudaba en sus movimientos. Y también había veces que le sujetaba la
cabeza con firmeza en vez de con suavidad, y le follaba la boca como si
fuera un coño.
Entonces,
yo en ese momento intervine y pregunté : "¿Quieres quitarte el
antifaz?", a lo que ella contestó rápidamente "Sí, sí, claro que sí,
por favor".
Fue
el propio Assane el que lentamente se lo quitó, y ella se le quedó
contemplándolo con asombro y con cara de alucinada. Assane adoptó
diversas poses, se giró, se puso de espaldas, comenzó a desfilar por la
habitación como si de un modelo se tratara, con la intención de que
Maribel contemplara bien su cuerpo.
-
"¡Vaya pedazo de tío!... Esto es increíble, parece que estoy soñando",
dijo Maribel sin salir de su asombro.
-
"Estás buenísimo", le dijo directamente a Assane mientras con una mano
se acariciaba el coño.
-
"Dios mío, cariño... Esto es... Ufff...", me dijo a mí.
-
"Disfruta, disfruta al máximo, pásatelo bien", le dije yo.
-
"¿Pero a ti no te importa o qué?", me preguntó con la voz nerviosa.
-
"Tranquila, mi amor, es un regalo de cumpleaños, quiero que goces del
sexo y hagas todo lo que quieras sin preocuparte de nada", comenté.
-
"Pero delante de ti me da un poco de vergüenza... Me corta un poco el
rollo que tú estés mirando", afirmó.
-
"No te preocupes, si quieres me voy al salón y vosotros os quedáis
aquí, ¿vale?".
-
"Sí, sí, genial, mucho mejor, cariño", me dijo ella.
Fue
un poco putada, porque yo quería verlos follar, pero los deseos de
Maribel eran más importantes que los míos. Ella se sentía más cómoda
estando a solas con Assane, algo bastante lógico, así que yo me fui al
salón, puse una película porno en la tele y me senté en el sofá.
No
habían pasado ni cinco minutos cuando unos gritos de placer procedentes
del dormitorio inundaron la casa. Maribel gemía y gritaba como una
loca, y no pude resistir la tentación de asomarme a la puerta
sigilosamente, con mucho cuidado de no ser visto. Ella estaba tumbada,
y Assane la follaba (con preservativo) mientras que le tenía levantadas
las piernas con sus forzudos brazos. El metesaca del negro era brutal,
digno de películas pornográficas. Después le soltó las piernas y siguió
follándola mientras le agarraba las tetas con firmeza. La polla, más
larga y gruesa que la mía, entraba perfectamente en el coño de mi
novia, la cual no paraba de gritar y gemir.
Cambiaron
de postura, pero antes Maribel se entretuvo recorriendo con sus manos
todo el cuerpo del negro. Flipaba con su cuerpo. "Qué bueno estás,
tío", le decía repetidamente. Manoseó cada parte de su cuerpo, manoseó
todos y cada uno de sus músculos. Le comió la polla mientras agarraba
su culo africano. Estaba muy claro que Maribel llevaba muchísimo tiempo
deseando estar con un chico así, porque yo físicamente no la llenaba,
no la podía complacer en ese sentido.
Lo
siguiente que hicieron fue que Maribel se puso a cuatro patas y él la
penetró desde atrás, disfrutando de la vista de su enorme y abultado
culo. Me fijé muy bien en cómo Assane prestaba mucha atención a su
culazo, porque como todos sabéis a los negros les gustan mucho los
culos grandes. Eso sí, no le follaba el culo, sino el coño.
Me
fui al salón, porque a pesar de que disfrutaba con lo que veía, temía
ser descubierto. Me masturbé escuchando los gemidos de Maribel, que
estaba actuando como una verdadera puta. Cuando me corrí ellos todavía
seguían follando. Assane tenía mucho aguante, no era como yo, y al
menos durante media hora más estuvieron practicando sexo en diferentes
posturas. Una máquina sexual el tío. Cuando dejó de haber gemidos y
ruidos, me acerqué al dormitorio y ellos estaban relajados, tumbados,
besándose en la boca mientras Maribel se limpiaba con un Kleenex la
corrida que Assane le echó en las tetas. No quise intervenir, no quise
romper aquel momento de complicidad y relajación entre ellos, así que
me marché de nuevo al salón sin decir palabra.
Unos
quince minutos más tarde salieron del dormitorio, y Maribel me miró con
una risita pícara de satisfacción, aunque también la noté algo
avergonzada. Es decir, en el fondo aún tenía la duda de si a mí me
hubiera podido molestar aquello. Yo le hice saber, de forma insistente,
que estaba encantado con lo sucedido, y la animé a que me hablara con
total sinceridad, que no tuviera reservas a comentarme la experiencia y
a expresar su satisfacción. La complicidad es primordial en las
parejas.
-
"Nunca había estado con un tío como este", me dijo cuando Assane se
fue.
-
"¿Te ha gustado entonces mi regalo sorpresa de cumpleaños?", le dije
mientras le rodeaba los hombros con mi brazo derecho.
-
"Joder... Ha sido increíble, de verdad. Assane está megabueno, nunca me
habían follado de esa forma, ha sido totalmente diferente a cuando me
follas tú. Contigo disfruto mucho, ya lo sabes, pero Assane... bueno,
ya sabes lo que quiero decir, él es como una máquina, como los actores
porno de las películas", me dijo con complicidad y sinceridad.
Me
estuvo contando al detalle todas sus sensaciones, todo lo que hicieron,
y se me puso la polla muy dura, pero era tarde y al día siguiente yo
tenía que despertarme temprano para hacer un par de cosas, así que nos
fuimos a nuestras respectivas casas, ya que todavía no vivimos juntos.
Eso sí, yo no pude evitar hacerme un pajote antes de dormirme, y ella
me comentó al día siguiente que también hizo lo mismo.
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