Mi
mujer estaba siendo follada, con mucho placer, por su joven amante y en
mi excitada presencia.
- Maridito, no me aguantas nada - me dijo ella con sorna
mientras su joven amante seguía barrenándole sin piedad el coño.
Instantes después mi mujer estallaba en un sonoro orgasmo, chillando
como hacía tiempo yo no la oía hacerlo así en una follada. Pero antes
de que Luis se corriera, Alicia tuvo otro tremendo orgasmo y en el
momento en que el joven se corría en su peludo conejo, ella tuvo un
tercero que le hizo decir:
- ¡Aaaah... pero que bueno... que gozada... soy la más puta de todas
las mujeres casadas... como gozo jodiendo con un joven mientras está
delante, viéndolo, el cornudo de mi marido!.
- Pues todavía no hemos acabado, cerda - le dijo Luis - Ahora
tu marido te la va a meter en el chocho, que lo tienes bien lubricado,
mientras yo te estreno ese culo de zorra que tienes.
Era verdad lo del estreno pues, aunque yo lo había intentado un par de
veces, Alicia nunca había querido saber nada de que yo le diera por el
culo. Sin embargo ahora, la muy puta, no hizo la menor objeción. Es
más, meneó un poco su tremendo pandero y le dedicó a Luis una sonrisa
de lo más sugerente. Entonces el chico dijo:
- Venga, Elías, empieza a comerle el culo a tu mujer para dejárselo
a tono. Sácale con la lengua la lefa que yo le he dejado en el coño y
embadurnale el culo.
Desde luego aquel chaval era un degenerado, pero su propuesta me puso
supercachondo, aunque más excitada pudo a mi mujer ya que exclamó:
- ¡Sí, sí, maridito, cómeme el chocho para sacarme la lechecita que
ha echado Luis ahí y luego chúpame el ojete, con la lengua bien llena
de su semen, cabronazo, que Luis lo encuentre bien blandito y lubricado
cuando estrene mi culito, quiero darle mucho placer con mi culo!.
Me situé detrás de mi esposa y empecé con la tarea de prepararle el ano
siguiendo las indicaciones de aquel joven tan vicioso. Rebañaba con la
lengua la leche que rezumaba del coño de mi esposa y luego trataba de
meterle la lengua en el ojete tan profundamente como era capaz para
lubricarle la entrada anal. Mi esposa deliraba de placer con mis
chupadas y por el morbo de la acción, gritando:
- ¡Así, así, Elías, prepárame bien el culito para que me lo estrene
Luis, mete bien la lengua, cabronazo, cómete la leche de mi amante y
chúpale el culo a la puta de tu mujer... así... así... aaah... que
gusto!.
Después de un rato preparándole el culo a mi mujer, Luis me dijo que me
echara de espaldas en la cama y luego le indicó a Alicia que se tumbara
sobre mi, metiéndose mi polla en el coño. Cuando mi mujer se ensartó mi
rabo, me dijo:
- Gracias, querido cabrón, por haber insistido en emputecerme y en
que te pusiera unos buenos cuernos. Lo estoy pasando de maravilla y de
ahora en adelante voy a ser cada vez más puta, querido, ya lo verás.
A continuación Luis inició las maniobras para taladrarle por primera
vez el culo a mi esposa. Sin duda mi trabajo en su ojete había sido
bueno pues la polla del chico entró, sin demasiadas dificultades,
consumando el desvirgamiento anal de mi mujer.
Los
movimientos de Luis en el trasero de mi esposa eran lo que hacía que
ella se moviera sobre mi polla de modo que los tres disfrutábamos a la
vez. Alicia no tardó ni medio minuto en empezar a chillar como una
cerda diciendo que se corría y que estaba gozando como nunca.
Enseguida tuvo un orgasmo y yo, caliente perdido, le lancé mi semen
dentro del coño corriéndome con un placer que nunca antes había
experimentado.
Luis,
por su parte, seguía dándole por el culo cada vez con mayor furia y así
siguió, entre alaridos de placer de mi putísima esposa, hasta que se
corrió por fin, inundándole el culo con su joven y espesa leche. Cuando
acabamos, los tres estábamos exhaustos pero todos estuvimos de acuerdo
en que aquella viciosa relación no había hecho más que empezar.
Saludos y hasta la próxima.