Después
de Lamer directamente del suelo la corrida de Silvia, llevó a mi mujer
al cuarto de baño. Silvia la secó, la limpio bien. Cogió la cadena de
los pezones y la llevo al salón, se sentó en un sillón y le ordeno que
se tumbara en el suelo.
-Ábrete bien de piernas zorra, se abrió lo que pudomostrando su mojado
coño.- Así me gusta, empapada, estas cachondisima cerda, vas a saber
lo que es disfrutar.
El tono autoritario y la humillación verbal a la que estaba siendo
sometida la hacían estar más que excitada si cabe. Mi mujer notó como
un hilillo de flujo le resbalaba entre las piernas, se estaba volviendo
loca por que le comieran el coño o le metieran un buen rabo, estaba
desesperada cuando Silvia le dijo:
-Lo estas haciendo muy bien esclava, como premio voy a dejar que te
toques, hazte una paja para mí. En cuanto escuchó la orden, mi mujer
se llevo las mano al coño y empezó a masajearse el clítoris. Con dos
dedos bajaba por su raja notando la humedad y volvía al clítoris con
los dedos empapados de flujos y continuaba con el masaje, ahora con los
dedos húmedos y calientes la sensación era tal, que estaba a punto de
correrse. Cerró los ojos dejándose llevar por el orgasmo inminente
cuando notó algo caliente y húmedo sobre su clítoris, abrió los ojos y
vio a Silvia arrodillada entre sus piernas, con su experimentada lengua
la estaba llevando al séptimo cielo, excitada se abrió los labios con
las dos manos, separó aún mas las piernas mostrándole su clítoris duro
y excitado como una pequeña polla.
-Cómetelo hija de puta!!!!, sorbe asiiii!!!!, siiii!!!!siiii!!!!
Aaaahhhhhhh! y estalló en un orgasmo que empapo la boca, los labios y
la barbilla de Silvia, que levanto la cabeza relamiéndose y limpiándose
la boca con la mano, con sus dedos, recogió restos de flujo de la
comisura de los labios y se los llevo a la boca.
-Que rico, vamos date la vuelta ofréceme el culo. Todavía sin haberse
repuesto del orgasmo, mi mujer se dio la vuelta, y se puso a cuatro
patas.
-Abre las piernas, baja la cabeza y ábrete el culo con las manos quiero
ver como tienes el ojete mi mujer obedeció sin rechistar, expuesta,
con su culo abierto, sin pudor, esperando caña. Silvia se arrodillo, le
escupió en el culo y empezó lamerlo, primero alrededor del agujero,
luego largos lametazos del coño al culo, cuando estaba todo bien
lubricado metió su lengua en el ojete, la puso dura y empezó a penetrar
el agujero que poco a poco se iba dilatando lo suficiente para que la
lengua entrara sin esfuerzo. Silvia metió un dedo, primero la punta,
fue moviéndolo circularmente hasta que entró hasta el fondo, empezó a
masajearle el clítoris, el culo iba amoldándose al dedo cuando Silvia
metió otro. Primero con un poco de resistencia, pero enseguida entró.
Silvia empezó a meter y secar los dos dedos del culo, una y otra vez
hasta que empezaron entrar sin esfuerzo, mientras con la otra mano la
acariciaba el clítoris y la palma de su mano frotaba la raja arriba y
abajo. Mi mujer estaba en el cielo, necesitaba una polla que la
reventara, si lengua buscaba algo que lamer y empezaba a mover su culo
introduciendo mas al fondo los dedos de Silvia, de repente Silvia paró.
Se levantó.
-No por favor, no me dejes así Ama, follame dijo mi mujer moviendo
todavía su culo. Silvia salió de la habitación y volvió al poco tiempo,
llevaba en su mano dos consoladores, uno era un vibrador negro, el otro
era una gran polla de color rojo, Silvia se puso un arnés en la cintura
a modo de tanga, con un agujero en la parte delantera donde coloco la
polla roja. Mi mujer estaba salivando solo de verlo.
-Vamos que te vas a comer este rabo, lubrícalo, que te va ha reventar el
culo mí mujer se lanzo a chupar esa polla de látex con ansia,
mojándola y humedeciéndola restregando su lengua arriba y abajo como
una golfa desesperada. Silvia cogió el vibrador negro le coloco la
punta en el clítoris y encendió el sistema. Las vibraciones pusieron a
mi mujer a mil, cuando estaba a punto de correrse, Silvia volvió a
parar, Mi mujer no aguantaba más, la suplico que la follase y Silvia le
dijo:
-Ponte delante de mi, a cuatro patas, con el culo bien en pompa, quiero
que te masturbes para mí, métete dos dedos en coño y uno en el Culo y
empieza a moverte puta mi mujer obedeció, se metió los dos dedos en el
empapado coño, flujos le caían por la mano y chorreaban en el suelo, la
otra mano alcanzo su culo y se metió un dedo, y empezó a moverse, como
una puta, sin ningún ápice de vergüenza, estaba totalmente emputecida,
de repente Silvia metió en vibrador negro en su coño, lo puso a su
máxima potencia, y mi mujer empezó a moverse, a introducir hasta el
fondo el vibrador, en eso estaba concentrada cuando notó la punta de la
polla de Silvia en el culo, solo en la entrada, sintió su dureza.
Silvia empezó a empujar, muy lentamente, el culo de mi mujer se iba
tragando esa polla, primero la punta, solo el capullo. Silvia empezó a
mover su polla, metiendo y sacando el capullo muy lentamente, luego
empezó a introducir la polla, poco a poco hasta meterla entera, mi
mujer sentía una mezcla de dolor y placer que la hacia emputecerse
todavía mas, Silvia empezó a sacar la polla, hasta el capullo y
volviéndola a meter, el culo de mi mujer estaba ya totalmente dilatado
y la polla entraba y salía cada vez con menos dificultad, hasta que
empezó a salir y entrar sin ninguna resistencia, momento en que Silvia
comenzó a bombear subiendo el ritmo, hasta el fondo y afuera, cada vez
mas rápido dándola caña. Empezó a darle cachetes en el culo.
-Vamos puta, mueve ese culo mi mujer estaba en éxtasis, empezó a moverse
al compás de las embestidas de Silvia, los dos agujeros repletos, el
coño totalmente encharcado con el Vibrador metido hasta el fondo a su
máxima potencia y una buena polla reventándole el culo, solo le faltaba
llenarse la boca y ahora mismo daría lo que fuera por comerse una buena
polla, Silvia pareció leerle el pensamiento y la oyó decir:
-Este es Jean Claude, es tu verdadero jefe, el que esta por encima de mi
mi mujer alzo la vista y vio ante si un hombre de unos 50 años,
atractivo, con el pelo blanco de media melena peinada para atrás y
barba de cuatro días, estaba con la camisa abierta y su torso desnudo,
con tal erección que sus calzoncillos apenas podían contenerla y
anunciaban una tremenda polla que hizo que se le cayera la baba y
empezara a salivar. Bajó el calzón y apareció una enorme polla rodeada
de vello blanco, con sus vena marcadas y su capullo brillante asomando,
coronado por una gota de liquido preseminal en la punta y unos enormes
huevos que anunciaban una gran cantidad de semen, parecía un toro.
-Me disculparas cariño, pero llevo observando toda la sesión desde la
habitación contigua y no he podido evitar empezar yo solito, pero no
quería acabar, creo que mereces ser tú la que termine. Mi mujer
intentó meterse la polla en la boca, pero apenas le daba para cubrir el
capullo, bajó el pellejo hasta abajo y empezó a lamer la punta, por la
parte del frenillo, se metió el capullo y empezó a chupar, mientras
Silvia, excitada con la escena, aceleró aún más el ritmo, dándola
palmadas en el culo. Mi mujer no aguantaba más y justo cuando su cuerpo
se abandono en un brutal orgasmo, Jean Claude exploto en su boca, trago
todo lo que pudo, pero era tal la cantidad de semen que se le derramaba
por la boca y le corría hasta los pechos, Jean Claude saco la polla
pero aún tenia un par de latigazos que llenaron de semen su cara y su
pelo. Se quedo extasiada en el suelo, su cabeza descansaba en un charco
de Semen, con Silvia jadeante detrás de ella y Jean Claude delante, de
rodillas mirando al cielo, después de un momento en que todos
parecieron empezar a recuperarse,
Jean Claude la miro, miro a Silvia y dijo:
-El puesto es suyo ¿no, Silvia?.
-Por supuesto, considérate Ascendida
Continuará...
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