Me llamo Juan
tengo 30 años, mi mujer se llama Marta y tiene 26 años, rubia, cintura
estrecha, pechos mas bien exuberantes y nada caídos.
El sexo para mi
ha sido siempre una obsesión, en cambio ella podríamos decir es muy
tradicional, quizás por la cultura que le inculcaron de pequeña en el
colegio.
Solo diré que le
molesta un beso en los labios en lugar publico, esto hay que hacerlo
en la intimidad dice ella, lleva vestidos que no realzan en nada su
estupenda silueta, y por descontado no son nada provocativos, por decir
que no tiene ninguna minifalda.
Siempre había
intentado que fuera un poco mas liberal, solo un poco, pero es un tema
tabú en casa.
Pero el mundo da
muchas vueltas y de en pequeño suceso se me abrió la posibilidad de
cambiar su actitud por otra mas permisiva y tolerante. Pero al final la
sorpresa fue mía, no solo me dio lo que le pedía, sino que me dio mas,
se cumplió mi fantasía de que otra persona tomara parte en nuestras
relaciones amorosas, deseaba verla follar con otro hombre.
Todo empezó con
el alquiler de una película no porno, pero si un poco erótica como
tantas, pero esta resulto ser una historia en que un hombre propone a
su mujer que le ponga los cuernos, y le deje mirar o bien le cuente la
experiencia con otros hombres. La película narra como la mujer de ser
muy conservadora, pasa a abandonarse en los brazos de otros hombres,
encontrando en ello un placer que nunca había experimentado. Mi mujer
Marta no termino de verla, dijo que era un caso irreal, en cambio a mi
me excito mucho, tanto que al devolverla la compre, Marta observo que
yo veía la película muy a menudo, a los pocos días comprobé que la
película no estaba guardada tal como yo la deje, no le di importancia,
pero esto se repitió muy varias veces, me demostraba que ella la veía
cundo estaba sola. Dicha circunstancia la aproveche para hablar otra
vez el tema de la infidelidad consentida no dijo nada pero me escucho.
Era evidente que
había cambiado un poco, era mas abierta, en las relaciones con
nuestras amistades sobre todo con los hombres, hizo amistad con una
vecina, Mari, separada de hace algún tiempo. Cambio su ajuar, por otro
mas moderno y a menudo llevaba minifalda, incluso iba mas a menudo de
compras a la ciudad, que dista unos 30 Km. de donde vivimos, acompañada
algunas veces de su amiga.
Tuve una
agradable sorpresa, un día que estaban las dos en el jardín ablando, yo
había llegado a casa un poco antes, y pude oír su conversación,
hablaba marta y le decía.
-
Pues si Maria ayer el tren venia con una
hora de retraso, me fui al bar de la estación, para tomar un café.
-
Coincidí con aquel señor tan amable y
apuesto que algunas veces coincidimos en el tren, me invito al café,
me dijo que no podía esperar y llamaría un taxi para ir a su casa, como
venia de paso, me llevaría si no tenia inconveniente.
Acepte gustosa porque llovía, y no tenia
nada para cobijarme, durante el viaje empezamos hablando de todo, me
dijo que estaba casado.
-
Yo también- Le dije.
-
Como puede tu marido dejarte ir sola por
el mundo con unas piernas tan bonitas como estas.
-
Es que Mari los asientos de los coches
son tan bajitos, que al sentarme la minifalda se me fue para arriba y
se veían todas mis pantorrillas y casi mis braguitas.
-
Me ruborice y me quede muda, todo el
viaje las había estado mirando, yo estaba nerviosa perdida.
-
Seguro que tu marido se lo pasa en grande
acariciando estas pantorrillas.
Me decía esto mientras ponía su mano en
mi entrepierna.
Suspire, mi respiración se acelero.
-
Te gusta mi pequeña
Yo callada y seria, relajando la
respiraron, continuaba tocándome
-
Tienes unos muslos muy suaves.
-
Por favor no, que estoy casada, déjeme se
lo ruego.
-
Te dejare si me contestas a una pregunta.
-
Si cual.
-
Seguía tocándome.
-
Has follado alguna vez con un hombre que
no sea tu marido.
-
Nooo
..
-
Porque, es que no has tenido ocasión.
-
No es eso, es que yoo
. no
..
-
Nunca te lo has planteado.
-
No me haga estas preguntas por favor,
quiero mucho a mi marido.
-
Yo también a mi mujer, pero solo te hablo
de pasar un rato agradable.
-
Quizás ahora sea el momento, los
cristales están entelados por la lluvia, nadie puede vernos.
-
No paraba de acariciar mis muslos, yo
estaba ya muy caliente.
-
Por favor no siga, déjeme, déjeme.
-
No puedo estas preciosa, eres una
tentación,
-
No, Nooo, basta.
-
Le apartaba la mano continuamente.
-
Pero su fuerza era mayor que la mía.
-
Puso mi brazo que rodeara su cintura, y
pegándolo con su cuerpo al respaldo del asiento.
-
Con su brazo me rodeo por encima el
cuello cogiéndome la muñeca de la otra mano.
-
Así inmovilizada, me subió totalmente la
falda y empezó a jugar con mi coñito.
-
Le suplicaba que parara, aunque yo
deseaba lo contrario, sentía mucho placer, y el se dio cuenta.
-
Tranquilízate un poco Mari, relájate, no
estés tan tensa y disfruta del momento como lo estoy disfrutando yo.
-
Esto quedara entre los dos, será nuestro
pequeño secreto.
-
Que me dices.
-
Estuve a punto de gritar de lo caliente
que iba.
-
Pude soltarme, me aparte un poco
mirándolo a los ojos, por un instante, vinieron en mi mente las
fantasías de mi marido, le di un suave beso en los labios.
-
Susurre para mi, es lo que deseas Juan.
-
Creyendo haberme entendido.- dijo
-
Quien es Juan, que ha de desear.
-
Así se llama mi marido, no nada olvídalo.
-
Me desabroché un poco la blusa
ofreciéndole mis pechos
-
Termino de abrirla para besar mis pezones
mientras me masturbaba.
-
No tuve orgasmo por llegar al portal de
mi casa.
-
Me despidió con un fuerte beso, dándome
su tarjeta con el teléfono para que le llamara , yo no quise darle el
mío.
-
Por fin, empiezas a darle forma a la
fantasía de tu marido, la película ha hecho su efecto.
-
El viaje se hizo muy corto, cuando nos
dimos cuenta el taxista había parado delante de mi casa y tuve que
bajarme.
-
Si pero tengo miedo,
-
Que sentías cuando te tocaba y
masturbaba.
-
Deseaba que mi casa estuviera mas lejos.
-
Sentía un placer que nunca había
experimentado con mi marido.
-
Imagine que el taxista era Juan, y nos
miraba por el retrovisor.
-
Estoy echa un lío.
-
Quiero hacer feliz a Juan, que vea
cumplida su fantasía,
-
Pero no me atrevo, lo de ayer paso sin
casi darme cuenta.
-
Ven mañana a mi casa, después de comer, a
tomar café, estaremos mas tranquilas.
Mientras oía esta
conversación me excite mucho, estaba muy caliente, no pude evitar
masturbarme, mis deseos iban tomando forma, mi preocupación era, de que
hablarían mañana en el café,
Ahora comprendo
porque ayer estaba tan caliente, supongo que hoy estará igual,
aprovechare para insistir en el tema, y buscare en sus cosas la tarjeta
de visita que le dio aquel hombre en el taxi para averiguar de quien se
trata.
Marta entro en la
casa.
-
Hola cariño ya estas aquí, no te he oído
llegar.
-
He salido un poco antes, ¿Dónde estabas?.
-
En el jardín hablando con la vecina.
-
I de que hablabais.
-
Nada importante cosas de mujeres.
-
Hoy que he llegado un poco antes, si te
apetece podríamos comer fuera,
-
De acuerdo, así me pondere el conjunto
nuevo que me compraste y
-
todavía no he estrenado.
-
La cosa promete, se trata de un conjunto
de minifalda y blusa con un buen escote,
Llegamos al
restaurante habitual, había un poco mas de gente de costumbre,
pregunte, el camarero me dijo que se trataba de una despedida de
solteros.
-
Que te parecen aquellos muchachos Marta,
te follarías alguno.
-
No, los encuentro demasiado jóvenes, los
prefiero como tu, o mas maduritos.
-
Y aquella mesa del rincón.
-
Esto esta mejor, un poco mayor pero muy
elegante.
-
Los jóvenes se dieron cuenta de que tenia
la falda subida, y no paraban de mirarla, se la comían con los ojos,
haciendo sus comentarios, tanto que se dieron cuenta otras mesas,
incluida de del rincón, que tenia un buen ángulo de visión, por le que
también disfrutaba del espectáculo.
-
Juan aquel hombre mayor no para de
mirarme.
-
Es lo yo quiero, que seas deseada por
otros.
-
Juan y si me dejara con el.
-
¿Follarías con el?.
-
Es mayor, pero no me desagrada.
-
No eres capaz de hacerlo.
-
Es lo que tú dices.
-
Ha si, pues ahora veras.
-
Al rato mi mujer tubo que ir al servicio,
estaban en la parte trasera del local, pasando el jardín, al levantarse
le hizo una mirada al señor del rincón, y un pequeño gesto con la
cabeza, que yo no me percate, este en unos segundos se levanto y se
dirigió también a les servicios, encontrándose con Marta que ya salía
de ellos.
-
Buenas noches, señora, le ruego me
disculpe, al oír los comentarios de aquellos jóvenes, no he resistido
la tentación de mirar sus preciosos muslos, pero si le molesta
......desistiré.
-
Desistir de mirarme, venga.
Marta le tomo de
la mano y le llevo a un rincón del jardín a oscuras.
-
Mire le dijo. Levantando su falda.- Le
gusta.
-
Si claro que me gusta.
-
Es suyo disfrútelo ahora.
-
Maravilloso, voy a comerme este coñito,
te gusta que pase la lengua así, suave entre los labios de tu coñito.
-
Si que me gusta y no pares, estoy muy
caliente, me correré enseguida.
-
Mete toda la lengua dentro y chupa
fuerte.
-
Méteme los dedos en el ano.
-
Si
Así o cariño , me corro, me corro, ¡Aaaaaaaa!,
-
Ahora te teca a ti.
Marta se agacho
cogiendo su pene se lo metió en la boca y empezó a chapárselo, tampoco
tardo el hombre en correrse llenando su boca de semen
Se dieron las
gracias, volviendo a las mesas por separado.
-
Que no te encuentras bien, has tardado un
poco en los servicios.
-
Te contaré, aquel señor que venia detrás,
me ha comido el coño, y yo se la he chupado, tragando todo su leche.
-
Lo dices para darme envidia porque sabes
que esto me gusta.
-
Ojala fuera cierto.
La pareja del rincón, terminaron antes
que nosotros, la mujer se adelanto para pagar en caja, el hombre pasó
por nuestra mesa, dirigiéndose a mi mujer, le dijo.
-
Señora ha sido un placer, espero volver a
encontrarnos.
Se me hizo un
nudo en la garganta, ¿quería decir aquello que era cierto lo que me
había contado?. Me dejo con la duda, ya en casa, yo con la excitación
de la fantasía, ella con el recuerdo de la experiencia vivida,
estuvimos follando como locos.
Por la mañana
llame a Mari.
-
Recuerdas que me debes un café.
-
Si que hay novedades.
-
Pues si te contare, lo que ocurrió ayer
en el restaurante.
Ya en casa de
Mari le contó toda la experiencia.
-
Marta estas decidida, a tener una sesión
con tu marido y otro hombre.- Dijo Mari.
-
Si,
-
Entonces la primera vez busca un
profesional.
-
Que quieres decir.
-
Si mujer, un Gigoló, pero que tu marido
crea que es un chico que has conocido, es mas fácil de que quedéis los
dos a gusto.
-
Bien y donde puedo encontrarlo.
-
Toma este teléfono, llama ahora para
concertar entrevista, ya he hablado con ellos, explicando tu caso, pide
por la señora Mercedes.
-
No voy muy aprisa.
-
Quieres follar con otro o no.
-
Si claro, ya marco el número.
-
Señora Mercedes.
-
Si cariño que deseas.
-
Me llamo Marta, ha llamado mi amiga
Mari
-A si me acuerdo, pásate por aquí y hablaremos.
-
Cuando.
-
Ahora mismo si quieres.
-
Bueno.
-
Mari que ago.
-
Pues ir.
-
Si debo hacerlo, iré ahora mismo.
Me voy a casa, me
cambio de vestido, me pongo sexy, y con el tren para la ciudad.
Llego a la
dirección dada, un casa de 4 pisos nueva, se veía muy bien lo que me
anima un poquito, segundo piso puerta a, las piernas me temblaban,
llamo,
-
Quien es.
-
Soy Marta estoy citada con la señora
Mercedes.
-
Te abro, sube.
La puerta estaba
un poco abierta, cuando me acerco, se abre, aparece un muchacho muy
guapo.
-Entra cariño,
pasa a este saloncito, enseguida te atiende.
Pasaron unos
momentos y apareció la señora Mercedes, persona algo madura y muy
elegante, por su aspecto debió ser muy guapa de joven.
-
Hola así que tu eres Marta, Mari es amiga
mía y me ha contado tu deseo, puedes tener una sesión con un chico
nuestro en tu casa, pero creo que si quieres que salga muy bien para
que tu marido quiera repetir, deberías tener antes unas sesiones sola
para compenetrarte con el chico.
-
De acuerdo, cuando empiezo.
-
Ahora mismo si quieres
-
Si.
-
Primero te presento a los chicos, en
estos momentos hay cuatro.
Cuando hubieron pasado todos, Mercedes se
dirige a ni
-
Bueno te has decidido, cual te gusta.
-
Es difícil, todo son muy guapos, creo que
me decidiré por, el segundo que ha entrado.
-
José se llama, te acompaño a la
habitación, ponte cómoda, no tardara ni un minuto.
Una habitación
muy espaciosa, una cama grande, un espejo en toda la pared, reflejaban
todos los rincones, decorada con motivos eróticos, una especie de
taquillón, con cajones, que no pude resistir la tentación de abrirlos.
Estaba totalmente
nerviosa.
Había de todo,
consoladores de todos los tamaños, condones, cremas, en otros habían,
cuerdas, objetos de cuero, látigos etc.
Entro José en la
habitación y me sorprendió mirando en los cajones.
-
Te gustan estos juguetes,
-
No se no los he probado nunca.
-
Te interesa alguno en particular.
-
Ahora no quizás mas adelante.
Cerro la puerta,
me acerco, me tomo de los brazos y me dio un suave beso en los labios.
Pregunto por mi
nombre, me dijo el suyo hablamos durante un par de minutos, me noto
tensa, y me dijo.
-
Ven cariño, relájate, ya me ha contado
Mercedes, ponte de cara al espejo, lo que yo te haga a ti después tu me
lo harás a mi.
Cojiéndome por la
cintura, acerco su cuerpo el mío, besándome, las mejillas, el cuello,
mordía suavemente mis orejas, acariciaba, mis pechos, mis piernas, mi
culo, mi coño, es decir toda yo estaba en sus manos, empezó a
desabrocharme la blusa, primero un botón, y continuaba acariciándome,
después otro botón, y así muy despacito, me los fue desabrochando
todos, no sin antes, hacerme múltiples caricias y besos en todo el
cuerpo.
Me puso las manos
en el cuello y deslizándolas por los brazos, me fue quitando muy poco a
poco mi blusa.
Continuaba
estando detrás mí
No bajes la
cabeza, no cierres los ojos, mírate al espejo.
-
Quiero que veas como te quito el
sostenedor, y quedan tus preciosos pechos a la vista.
Me desabrocho el
sostén, bajándolo suavemente, viendo como aparecían poco a poco mis
pechos en el espejo, lo quito dejándolo caer en el suelo.
Acto seguido,
siempre por detrás, me agarro los pezones, acariciándolos, rozándolos
con la palma de la mano, el placer que sentía era enorme, y solo
acababa de empezar.
Se puso delante
mí y dijo.
-
Marta hazme a mi todo lo que yo te he
hecho.
-
Si Juan.
Cuando tubo medio
cuerpo desnudo, se giro de cara me abrazo, besándome profundamente,
rozando mis pechos con su torso desnudo.
-
Juan no se si lo resistiré .
-
Si mujer, claro que resistirás, y me
pedirás mas.
Después de un
rato de acariciarnos, se retraso un paso, abrió la cremallera de mi
falda, y poco a poco la fue bajando, estaba nerviosa perdida, me estaba
desnudando un hombre y era para follarme.
Me vinieron a la
memoria las dos experiencias que había tenido, pero solo nos
masturbamos y estábamos vestidos.
Pero aquí estaba
desnuda, los nervios se apoderaron de mi, el se dio cuenta.
-
Marta, estate tranquila.
Se arrodillo ante
mi, me bajo el tanga poco apoco, acariciando y besando mis muslos, me
lo quito, poniéndoselo en la cara lo olfateo profundamente, levantó su
cabeza y empezó a pasar su lengua por mi coño, chapándolo con fuerza,
noto que estaba próxima al orgasmo y paró.
- Ahora hazme lo
mismo, muy despacio, ponmela muy dura, para follarte.
Me acerque mas a
el, le quite el cinturón, abrí la cremallera de sus pantalones, y los
fui bajando poco a poco, me quede mirando el enorme bulto de su polla.
-
Continua Mari es tuya.
Termine de
agacharme, le quite los pantalones, y los calzoncillos, quedando su
polla a la altura de mi frente.
-
Besa Mari.
-
Me la metí toda en la boca chupándola
como un caramelo.
-
Mi excitación era máxima, me tomo en
brazos, para tumbarme a la cama, subió sobre mi, abrí bien las piernas,
poco a poco la fue entrando, con movimientos suaves al principio, y mas
rápidos al final, nos corrimos los dos al mismo tiempo fuertemente
abrazados.
-
Como estas Marta.
-
Estoy en el cielo cariño, gracias a Juan
se lo que es disfrutar del sexo, y are que el lo disfrute también a su
manera.
-
Gracias José.
-
A ti Marta.
A esta sesión le
precedieron dos mas.
Buscando la forma
de plantearlo a mi marido se me ocurrió dárselo como regalo el día de
cumpleaños, que caía en viernes y no había que madrugar.
Faltaban todavía
unos días, lo que me permitió visitar algunas veces a José.
Llego el día,
nada mas levantarnos le felicite, con un fuerte beso, follamos para
celebrarlo, fue entonces cuando le dije.
Juan, hoy te
tengo una sorpresa, cenaremos en casa Era costumbre en los cumpleaños
cenar en un restaurante.
Llego la noche.
-
Juan cámbiate , ponte ropa de noche
mientras monto la mesa, y no salgas de la habitación asta que te lo
diga, tardare una hora mas o menos.
-
De acuerdo, mi vida.
Pasado el tiempo
y un poco mas.
Ho que
espectáculo se ofrecía, alumbrado solo por la luz de unas velas, la
mesa correctamente montada, sobre un tapete rojo, estaban distribuidos
los manjares preferidos por mi, un gran ramo de flores en una mesita
contigua, junto a las cubitera con cava, varios vinos, oí una voz que
salía del rincón oscuro.
-
Te gusta cariño.
Esta voz se fue
acercando, tomando cuerpo de mujer, era ella con un precioso vestido
azul, un escote bien pronunciado, espalda desnuda, un corte lateral que
llegaba a la altura de la cadera, que al caminar descubría todo su
muslo, con dos copas de cava se me acercaba diciendo.-
-
Felicidades cariño.
Brindamos, la
bese, y empezamos a comer, dentro de mi, pensaba, Me ha sorprendido de
verdad, no me esperaba la cena de este modo.
Discurrió toda la
cena, entre caricias, besitos, toqueteos etc. dimos buena cuenta del
cava y los vinos, entre una cosa y otra los dos estábamos bastante
excitados, una vez tomado el postre, limpie la mesa para tomar café, y
un par de copas, fue entonces cuando le dije.
-
Te ha gustado la cena.
-
Si mucho cariño, ha sido una agradable
sorpresa un buen regalo.
-
No mi amor, el regalo viene ahora, son
las doce en punto, adivina, ¿Dime una cosa que te guste? Pues no se, no
me hagas sufrir, dámelo.
-
Toma, es un número de móvil.
-
Para que.
-
Tu llamas, y dile, José ya puedes
venir.- Te contestaran, en diez minutos estoy aquí.- Es un chico
joven, muy guapo, atlético, muy atento, dulce, te gustara.
-
Viene para follarme,
-
Este es mi regalo, tu fantasía
-
Si aceptas llama, si no llamas a las
doce y diez minutos se ira, pero no me vuelvas ha hablar del tema.
-
Claro que llamo mi amor.
Nervioso perdido,
tuve que marcarle yo los números.
-
Relájate un poco, así no puedes hablar.
Me acerque a el y
lo bese con intensidad.
-
Cariño hoy veras cumplida tu fantasía, lo
hago porque te quiero mucho.
Fueron diez
minutos interminables, sonó el timbre de la puerta.
-
Juan abre tu, es el, abrí, apareció un
joven elegantemente vestido, con traje de noche.
-
Hola eres Juan, mucho gusto,
-
Siii.., pasa, Marta esta esperando.
Me temblaban las
piernas solo de pensar que aquel joven había venido a tirarse a mi
mujer.
-
Hola marta como estas.-dándole un besito
en los labios.
-
Te presento a Juan mi marido, Juan este
es José un buen amigo, sabes a lo que ha venido , estas de acuerdo
cariño.
-
Si amor.
-
Juan,- dijo José,- si en cualquier
momento hacemos alguna cosa que te molesta, dilo y lo dejaremos
enseguida.
-
Gracias José, creo que no será necesario.
Hechas las
presentaciones, Marta se dirigió a la mesita, donde había preparado una
bandejita con tres copas de cava.
-
Brindemos, para que la noche sea
agradable.
Los tres
levantamos las copas las rozamos suavemente, y las bebimos de un trago,
marta las recogió, puso música lenta, vino hacia mi, dándome un suave
beso en los labios me dijo. Cariño, amor mío, siéntate en el sofá, y
disfruta del espectáculo
Se acerco a José.
-
¿Bailamos José?
José la abrazo
por la cintura, poniendo sus manos en la espalda desnuda, acariciándola
en todas direcciones, Marta le rodeo con sus manos el cuello
acariciándoles la nuca, juntando sus mejillas, empezaron a moverse al
compás de la suave música, Marta se puso del lado que tenia el vestido
abierto para que al moverse su marido admirara su bonito muslo.
Mientras bailaban
se susurraban al oído.
-
Marta, estas preciosa, hoy esto para mi
no es un trabajo, la Madame no te pasara mis honorarios, le he dicho
que venia porque me gustas, al igual que disfrutaras tu, también lo
haré yo, tienes unas piernas preciosas, unos pechos generosos y tiesos,
estrecha de cintura, tu coño que me vuelve loco, cuando te folle, la
tenga toda dentro, ve en mi un amigo que te quiere, te desea y esta
disfrutando al máximo contigo.
-
Espero y deseo que esta no sea la ultima,
te daré mi teléfono para que no tengas que pasar por al local.
-
No me importa que tu marido este
presente, con tal de que pueda follarte.
Mientras le
hablaba no paraba en las caricias y besos, en el cuello, orejas, le
metió la mano entre el corte del vestido para acariciarle el culo.
Marta hacia lo
mismo.
Juan la tenia muy
dura, y empezaba a masturbarse por encima del pantalón.
José se puso
detrás de Marta cociéndola por los brazos y la acerco a Juan, delante
suyo, la arrimo contra su cuerpo notando Marta que José le apretaba
su culo con su pene erecto, le puso las manos encima del escote, y
empezó a bajarle el vestido lentamente, asta dejar sus pechos
descubiertos, acariciando sus pezones.
Marta gemía de
placer.
-
Juan es esto lo que deseabas.
-
Si cariño, es verte gozar, y jadear en
las manos do otro hombre lo que me excita.
José termino de
bajar el vestido de Marta, observando los dos que tampoco llevaba
braguitas, le dijo a Juan.
-
Cómele un poco el coño.
Marta reclinando
la cabeza sobre José, con voz muy tenue le dijo.
-
No, José primero tú, es contigo que
quiero follar esta noche.
-
Lo se, y te follare cuantas veces desees,
me gustas, también a mi me da morbo ver como te la come tu marido.
-
Juan por favor cómelo.
Juan empezó a
lamer aquel coño que tan húmedo estaba, mientas José no paraba de besar
y acariciar su cuerpo.
José mordiéndole
un poco la oreja le susurro ahora desnúdame, para que tu marido vea la
polla que te voy a meter.
Marta bajo los
pantalones de José, que tampoco llevaba calzoncillos, viendo su polla,
totalmente empalmada.
Chapala un poco
a tu marido, el ha de ser el primero en todo hoy.
Juan que se había
desnudado, al mismo tiempo que sacaba Ana los pantalones a José, se
abrió de piernas para facilitar a su mujer, la mamada que le estaba
haciendo.
Al poco rato le
dijo José a Marta.
-
Ya basta chupa la mía ahora para que se
ponga mas dura.
Marta la chupo
desesperadamente, poniéndola durísima en pocos momentos.
-
Para Marta, o me correré.
-
A llegado el momento de que me folle a tu
mujer..
Juan hizo un
gesto afirmativo con la cabeza.
-
Ana siéntate en el sofá.
-
Juan pon los pies de Ana doblando las
rodillas encima del asiento del sofá.
-
Bien, ábrele las rodillas para que
muestre su coño abierto.
-
Chúpaselo, déjalo bien húmedo de saliva,
para que la penetre.
-
Siéntate a su lado.
-
Abrázala fuerte, quiero que sientas su
temblor, sus suspiros, sus jadeos.
-
El placer.
-
Juan es tu mujer, la que voy a follar, y
quiero que notes también como va entrando mi polla en su coño.
José empezó
rozando con su polla el coño de Marta, Juan con una mano abría aun mas
su rodilla, poco a poco fue entrando toda.
José se movía
entrando y sacando su pene, se movía también a los lados, con un ritmo
matemático.
-
Juan, amor mío, te quiero mucho, porque
hemos tardado tanto en tener una experiencia como esta, me deshago de
placer, abrázame fuerte.
Juan la besaba,
la acariciaba, le chupaba los pechos, miraba también el rostro de
placer de José.
Así llego al
orgasmo.
No cuento toda la
noche porque os la podéis imaginar, llegaron todos al orgasmo varias
veces.
Por la mañana en
el desayuno, los tres juntos, le contó Marta a Juan, quien era José y
las sesiones que habían tenido Juntos.
Juan dio las
gracias a Marta y José, por el excelente regalo que le habían hecho,
diciéndole que a partir de este momento, José se considerase como un
amigo de la familia, y podía venir a follar con Marta siempre que ella
lo deseara, visitándole de vez en cuando al local donde trabajaba para
disfrutar de sus servicios.
Marta se hecho a
llorar de la emoción, abrazando a Juan le repetía que le quería mucho y
que jamás lo haría sin su consentimiento.
Así termino el
regalo de cumpleaños.
A partir de este
momento todo fue distinto, ya no teníamos que fantasear, era real,
hicimos una lista de nuestras amistades y amigos, para ver a cual
invitábamos en nuestras relaciones, pero llegamos a la conclusión que
era mejor, personas no vinculadas a nosotros.
Buscando papeles,
encontré la tarjeta del señor del taxi, y se me ocurrió ir ha
visitarlo, sin decirle yo quien era. se llamaba Antón.
Le conté mi
relación con Marta, que el había sido el primero en meterle mano, y
gracias a este pequeño encuentro mi mujer cambio por completo,
ateniéndose a mis deseos, y le estaba profundamente agradecido,
invitándole a pasar por casa para terminar lo que dejo a medias.
-
Me encantaría si su mujer me aceptase.
-
Vamos a casa i saldremos de dudas.
Llegaron a casa,
abrí la puerta y llame a mi esposa.
-
Marta, ven traigo un invitado se llama
Antón.
Al verlo se
sonrojo, pero disimulo, entre por favor entre.
El resto no hace
falta que lo cuente, cada lector lo puede imaginar según su fantasía.
Email.
|